30.11.10

Doctor Luis Montes, pro-eutanasia

 

«La República no reconoce, no paga, ni subsidia religión alguna», frase que resume la Ley francesa de Separación de la Iglesia y el Estado de 1905. Una ley masona y profundamente anticatólica, valga la redundancia. Tan es así, que el día de la promulgación, el 9 de diciembre, es celebración de obligado cumplimiento en las logias obedientes al Gran Oriente de Francia.

De un laicismo agresivo —el laicismo siempre lo es—, irrespetuoso e intolerante con el hecho religioso y que algunos pretenden identificar con la «aconfesionalidad» de la Constitución Española.

En este maravilloso marco me entero por David del Fresno, del Instituto EFRAT, que el gran pope de la eutanasia española, Luis Montes, participará en el sarao que organiza la Logia Mozart en el Ateneo de Madrid. Se condimentarán suculentos aperitivos con un ciclo de conferencias en torno al tema «La separación entre la Iglesia y el Estado, la libertad de conciencia y el camino hacia la laicidad», como no podía ser de otro modo.

El presidente de la asociación española pro-eutanasia Derecho a Morir Dignamente (DMD), compartirá mandil y mantel con Evaristo Villar, portavoz de Redes Cristianas, personaje al que a estas alturas pedirle un poco de coherencia es ya un improcedente atrevimiento. Supongo que oficiará de «tonto útil», con la exclusiva significación que Marx le dio al término y que a buen seguro Villar conoce.

Ahora se entiende mejor, no sólo la buena correlación entre masonería y cultura de la muerte, sino también la oposición del anestesista a cualquier resistencia a sus imposiciones ideológicas, llegando a sostener que objetar a la eutanasia sería delito, ya que «las presiones para que se incluya la objeción, [son] algo muy vinculado a las creencias religiosas y morales, y están llegando desde los sectores más conservadores». Uy, creencias religiosas y morales. Lo de ‘conservador’ lo paso, porque sí, lo que quiero es que sus pacientes puedan conservar la vida.

No dispongo del programa completo, pero pueden terminar su aquelarre con un premio al celador del geriátrico «La Caritat» de Olot, Joan Vila, que reconoce que ha asesinado a ocho ancianos más porque «consideraba que sufrían y quería que dejaran de padecer», la argumentación de Rubalcaba, vamos.

Tenemos un presidente socialista que se jacta de no participar en un ‘acto’ con el Papa porque no quería ‘sus’ leyes, pero que sí acudió a la ‘oración’ con Obama porque sí aplicaría las leyes que le dictase por teléfono ¿A dónde acudió para la ley de la eutanasia? Manténganse a la espera.