ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 2 de diciembre de 2010

Santa Sede

El Papa se despide de su asistente fallecida, “virgen sabia, prudente”

Exposición sobre Gaudí y la Sagrada Familia en el Vaticano en primavera

Tercer viaje de Benedicto XVI a Alemania: proyecto de programa

La Virgen de Loreto velará por el aeropuerto de Fiumicino

Revisión de las penas contra clérigos en el Código de Derecho Canónico

Conferencia del Episcopado Latinoamericano

Conclusiones de un encuentro del CELAM sobre laicos y política

Mundo

Donativo de Taiwán a Colombia a través de la Santa Sede

Detenido el proyecto Clínica de la Mujer en Colombia

Reportaje

Nazaret, ¿patrimonio de la humanidad?

Entrevistas

Los frutos de santidad en la Familia Paulina

Documentación

Homilía del Papa en la Misa de sufragio por Manuela Camagni

Discurso del Papa al nuevo embajador de Hungría ante la Santa Sede


Santa Sede


El Papa se despide de su asistente fallecida, “virgen sabia, prudente”
Durante la misa de sufragio de la Memor Domini, Manuela Camagni
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 2 de diciembre de 2010  (ZENIT.org).- Con el funeral de Manuela Camagni, "cantamos que los ángeles la acompañaran al Paraíso, la guiamos a la fiesta definitiva, a la gran fiesta de Dios, a las Bodas del Cordero", dijo este jueves en la homilía de misa de sufragio que ofreció el Papa Benedicto XVI por esta asistente personal.

Manuela, de 56 años, una de las cuatro consagradas que servía al Papa en la comunidad de Memores Domini, asociación de laicos que viven en pobreza, castidad y obediencia, siguiendo el carisma de Comunión y Liberación, falleció el pasado 24 de noviembre al ser atropellada por un vehículo en la vía Nomentana, en Roma, luego de salir a cenar con unos amigos.

Benedicto XVI recordó que el 29 de noviembre Manuela hubiera cumplido 30 años de servir en la comunidad de los Memores Domini. Un aniversario que desde hacía varios días había anunciado con alegría. Sin embargo, dicha alegría resultó más bien "una fiesta interior por este camino treintenal hacia el Señor, en la comunión de los amigos del Señor", aseguró el Papa.

"La fiesta, sin embargo, era distinta de la prevista", dijo Benedicto XVI. "Precisamente el 29 de noviembre la hemos llevado al cementerio, cantamos que los ángeles la acompañaran al Paraíso, la guiamos a la fiesta definitiva, a la gran fiesta de Dios, a las Bodas del Cordero".

Y aseguró que Manuela fue una "virgen sabia, prudente", que supo llevar "el aceite en su lámpara, el aceite de la fe, una fe vivida, una fe nutrida por la oración, por el diálogo con el Señor, por la meditación de la Palabra de Dios, por la comunión en la amistad con Cristo".

"Y esta fe era esperanza, sabiduría, era certeza de que la fe abre el verdadero futuro", dijo el Papa. "Y la fe era caridad, era darse por los demás, vivir en el servicio del Señor por los demás".

El obispo de Roma aprovechó también para agradecer por la disponibilidad que Manuela tuvo "de poner todas sus fuerzas en el trabajo en mi casa", un servicio que realizaba "con ese espíritu de caridad, de esperanza que viene de la fe".

"Ha entrado en la fiesta del Señor como virgen prudente y sabia", aseguró, "porque había vivido no en la superficialidad de cuantos olvidan la grandeza de nuestra vocación, sino en la gran visión de la vida eterna, y así estaba preparada a la llegada del Señor".

El pontífice recordó a Manuela como una persona "una persona interiormente penetrada por la alegría", un gozo "que deriva de la memoria de Dios".

Sin embargo, esta memoria muchas veces se encuentra "cubierta por otras memorias superficiales", lo que hace que la alegría "esté oculta, oscurecida".

"Vemos hoy esta búsqueda desesperada de la alegría que se aleja cada vez más de su verdadera fuente, de la verdadera alegría", advirtió el Santo Padre. "Olvido de Dios, olvido de nuestra verdadera memoria".

Sin embargo, Manuela "no era de esos que habían olvidado su memoria" porque ella "vivió precisamente en la memoria viva del Creador, en la alegría de su creación, viendo la transparencia de Dios en todo lo creado, también en los acontecimientos cotidianos de nuestra vida, y supo que de esta memoria - presente y futuro - viene la alegría".

"Dios no es un Dios de muertos, es un Dios de vivos", dijo el Papa "y quien forma parte del nombre de Dios, quien está en la memoria de Dios, está vivo", recordó.

"Nosotros los hombres, con nuestra memoria, podemos conservar sólo, por desgracia, una sombra de las personas que hemos amado", dijo.

"Pero la memoria de Dios no conserva sólo las sombras, es origen de vida: aquí los muertos viven, en su vida y con su vida han entrado en la memoria de Dios, que es vida. Esto nos dice hoy el Señor: Tu estás inscrito en el nombre de Dios, tu vives en Dios con la vida verdadera, vives de la fuente verdadera de la vida", aseguró Benedicto XVI.

Por eso en un momento de tristeza como este "somos consolados" hasta el punto de decir "Aleluya", en una misa de difuntos. "¡Es audaz, esto!", dijo.

"Sentimos sobre todo el dolor de la pérdida, sentimos sobre todo la ausencia, el pasado, pero la liturgia sabe que estamos en el mismo Cuerpo de Cristo y vivimos a partir de la memoria de Dios, que es nuestra memoria", señaló. Una memoria que hace ver que "estamos vivos", concluyó.

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Exposición sobre Gaudí y la Sagrada Familia en el Vaticano en primavera
Actividades académicas y culturales difundirán la figura del arquitecto

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El Vaticano acogerá la próxima primavera una exposición, una conferencia y un concierto dedicados al arquitecto Antonio Gaudí y a su obra magna, la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona.

 

La iniciativa está impulsada por la Fundación Joan Maragall del arzobispado de Barcelona, la Fundación Junta Constructora del Templo de la Sagrada Familia y la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), a propuesta y bajo los auspicios del Consejo Pontificio para la Cultura.

La exposición Gaudí y la Sagrada Familia de Barcelona. Arte, ciencia y espiritualidad podrá visitarse del 1 de abril al 15 de mayo de 2011 en el Brazo de Carlomagno, en lado izquierdo de la columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro.

La muestra “reflejará la importancia monumental y espiritual de la Sagrada Familia”, explica un comunicado de la Fundación Joan Maragall, y está comisariada por Daniel Giralt-Miracle.

Está articulada según un recorrido en seis grandes capítulos: Gaudí y la Sagrada Familia, Otros edificios de Gaudí, Ciencia y tecnología en la Sagrada Familia, Gaudí diseñador de objetos litúrgicos, El mensaje religioso de la basílica y La Sagrada Familia hoy.

A través de este recorrido se situará histórica y artísticamente la figura de Antonio Gaudí, en proceso de beatificación, y su obra, especialmente la Sagrada Familia, de la que se analizarán tanto los aspectos técnicos como artísticos y el mensaje religioso que contiene.

Entre los objetos que se mostrarán, se encontrarán maquetas de la época de Gaudí, planos, muebles y objetos litúrgicos diseñados por el propio arquitecto procedentes de las colecciones del Museo de la Sagrada Familia y de fotografías y audiovisuales.

Para acercar la figura de Gaudí al Vaticano, también está previsto un diálogo entre el presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, el cardenal Gianfranco Ravasi, y el arquitecto español Santiago Calatrava, el 12 de abril, sobre el tema Arquitectura y fe / arquitectura y trascendencia.

Más adelante dos ponentes pronunciarán una conferencia sobre Gaudí y su época -en el marco del último tercio del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial- en la embajada española ante la Santa Sede, en Roma.

Finalmente, el 12 de mayo, un concierto de la escolanía de Montserrat completará las actividades organizadas durante las fechas de la exposición.


 

 

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Tercer viaje de Benedicto XVI a Alemania: proyecto de programa
Berlín, Erfurt y Friburgo de Brisgovia, del 22 al 25 de septiembre de 2011
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI irá a Alemania, por tercera vez desde su elección, del 22 al 25 de septiembre de 2011.

Visitará Berlín, Erfurt y Friburgo de Brisgovia, diócesis del presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Robert Zollitsch.

El viaje ya había sido confirmado por la Santa Sede, pero todavía no se había definido un primer proyecto de programa, que ahora monseñor Zollitsch ha trazado en una entrevista concedida a la cadena alemana ARD y recogida por Radio Vaticano.

En Berlín, el viernes 23 de septiembre, el Papa podría visitar el memorial Maria Regina Martyrum dedicado a las víctimas del nazismo, del comunismo y de la Segunda Guerra Mundial.

Están en estudio una invitación de Benedicto XVI al Bundestag -el Parlamento alemán- y un encuentro con su presidente, M. Norbert Lammert, católico del partido de la Unión Cristiana Demócrata.

El sábado 24 de septiembre, en Erfurt, que perteneció a la República Democrática Alemana (RDA), el Papa podría celebrar encuentros ecuménicos, entre ellos con los luteranos, quizás en Wartbourg -lugar destacado en la vida de Martín Lutero, también marcado por santa Isabel de Hungría- y en Eichsfeld, enclave católico en la Turingia protestante.

El Papa podría reunirse con responsables de las comunidades judía y musulmana en Berlín, si la distribución del tiempo lo permite.

En Friburgo de Brisgovia, el Papa debería presidir una misa al aire libre el domingo 25 de septiembre; y por la tarde, las Vísperas, en el monasterio de Friburgo, para la pastoral de vocaciones y los jóvenes.

Éste será el tercer viaje del Papa a su país desde su elección en abril de 2005, tras el de Colonia en agosto de 2005 para la Jornada Mundial de la Juventud y el de Baviera en septiembre de 2006.

También será el 20º viaje internacional y uno de sus cuatro viajes al extranjero anunciados de momento para el 2011, el de Croacia (en junio), el de España (en agosto), éste de Alemania (en septiembre) y el de Benín (en noviembre). En 2012, el Papa tiene previsto viajar al Principado de Mónaco.

En 2011, el Papa celebrará el 60º aniversario de su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar el 29 de junio de 1951 en Freising, por el cardenal Michael Faulhaber, al mismo tiempo que su hermano, monseñor Georg Ratzinger.



 

Por Anita S. Bourdin

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La Virgen de Loreto velará por el aeropuerto de Fiumicino
Benedicto XVI bendice la estatua de la patrona de la aviación civil
ROMA, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- La Virgen de Loreto velará pronto sobre el aeropuerto romano de Fiumicino-Leonardo da Vinci. Benedicto XVI bendijo este miércoles, en la sala Pablo VI del Vaticano durante la audiencia general, una estatua de bronce de la patrona de la aviación civil, de dos metros y medio de altura.

Esta Virgen con el Niño, de pie sobre el globo terráqueo sobrevolado por tres aviones, será colocada en el aeropuerto el 10 de diciembre, fiesta de la Virgen de Loreto y 90º aniversario de su proclamación como patrona de la aviación civil.

El presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, monseñor Antonio Maria Vegliò; el delegado pontificio para el Santuario de Loreto, monseñor Giovanni Tonucci; el obispo de Porto-S. Rufina, monseñor Gino Reali, y el capellán del aeropuerto de Roma, Giorgio Rizzieri, presentaron la figura a Benedicto XVI.

Según la leyenda, la Santa Casa de José, María y Jesús de Nazaret, lugar de la Anunciación, habría sido transportada por los ángeles desde Galilea hasta Italia, en la costa del Adriático, al sur de Ancona.

La Virgen de Loreto parecía así muy indicada para convertirse en patrona de todos los que trabajan en la aviación. Esta decisión fue aprobada oficialmente por un decreto de la Congregación pontificia para los sacramentos el 24 de marzo de 1920.

Los restos históricos y arqueológicos indican que esta casa habría realizado primero una breve estancia en Dalmacia, antes de ser trasladada en 1924 a esta región que pertenecía entonces a los Estados Pontificios y garantizar más seguridad a los peregrinos.

En 1632 se autorizó una fiesta local, que se extendió a toda Italia, a otras regiones del mundo y a las órdenes religiosas.

En 1921, un incendio destruyó la estatua original de la Virgen, pero se fabricó rápidamente otra, coronada por el papa Pío XI en 1924 y colocada de nuevo en el santuario.

Los trabajos históricos y arqueológicos, en concreto los de los cimientos de la casa, el tamaño de las piedras y el descubrimiento de un documento que nombra las piedras de la “Santa Casa” de María, demuestran que la casa de Loreto es la que antes estuvo en Nazaret.


 

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Revisión de las penas contra clérigos en el Código de Derecho Canónico
Este Papa, “alma” de la reforma, según monseñor Juan Ignacio Arrieta
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El Consejo Pontificio para los Textos Legislativos anunció ayer en L'Osservatore Romano la próxima revisión del Libro VI del Código de Derecho Canónico, que contiene las sanciones y penas canónicas en la Iglesia.

Esta revisión, en la que lleva trabajando una Comisión de expertos en derecho penal durante casi dos años, pretende, sin alterar la estructura general del texto y la numeración de los cánones, “modificar claramente algunas opciones que se hicieron entonces y que después se han revelado como no del todo adecuadas”.

Así lo explica el propio presidente de este dicasterio, el español monseñor Juan Ignacio Arrieta, en un amplio artículo en La Civiltà Cattolica, que será reproducido próximamente en la página web del Vaticano, y a cuya versión en español ha podido tener acceso ZENIT.

En él, monseñor Arrieta revela que ya como Prefecto de la Doctrina de la Fe, el cardenal Ratzinger había impulsado una revisión en relación con las faltas morales graves cometidas por miembros del clero y por las que se requería su expulsión del estado clerical.

Concretamente, el presidente del dicasterio para los Textos Legislativos hace público el contenido de tres cartas, con fecha de 1988, con la petición del cardenal Ratzinger de simplificar el proceso penal para afrontar de forma efectiva este tipo de casos, y la respuesta del Consejo.

Esta iniciativa, junto con la posterior actuación de Ratzinger como Papa, muestran, afirma monseñor Arrieta, el “convencimiento profundo del Papa, madurado en años de experiencia directa, y a una preocupación por la aplicación coherente de la disciplina en la Iglesia”.

CIC de 1983

Según explica monseñor Arrieta, el sistema penal del Código de 1983 “se inspira en los criterios de subsidiariedad y 'descentralización'”, conceptos usados para “indicar la atención singular que se otorgaba al Derecho particular y, sobre todo, a la iniciativa de cada uno de los Obispos en el gobierno pastoral”.

En muchos de los casos, el CIC atribuía a los obispos y superiores religiosos “el cometido de discernir la conveniencia de imponer sanciones penales, y el modo de aplicarlas en cada situación”.

Sin embargo, advierte monseñor Arrieta, “otro elemento influyó aún más profundamente en el nuevo Derecho penal canónico: las formalidades jurídicas y los modelos de garantía que se establecieron para la aplicación de las penas canónicas”.

Estos modelos, a veces “provenientes de otras experiencias jurídicas, no siempre resultaban completamente acordes con la realidad de la Iglesia en todo el mundo”.

El problema es que estas garantías a veces “representaban un obstáculo objetivo, a veces insuperable por la escasez de medios, para la aplicación efectiva del sistema penal”.

Por otro lado, “el número de delitos tipificados había quedado drásticamente reducido sólo a aquellos comportamientos de especial gravedad, y la imposición de las sanciones quedó encomendada a los criterios de valoración de cada Ordinario, inevitablemente diferentes”.

“Hay que añadir, además, que en este sector de la disciplina canónica se notaba particularmente –y todavía hoy puede percibirse– el influjo de un difundido anti-juridicismo que, entre otras cosas, se reflejaba en la dificultad “ficticia” de lograr compaginar las exigencias de la caridad pastoral con las de la justicia y el buen gobierno”.

Incluso, señala el prelado, “la misma redacción de algunos cánones del Código contiene exhortaciones a la tolerancia que, a veces, podrían ser interpretadas incorrectamente como un intento de disuadir al Ordinario del empleo de las sanciones penales, en los casos en que fuese necesario por exigencias de justicia”.

Consulta de 1988

En febrero de 1988, apenas cinco años después de promulgarse el Código, el entonces prefecto para la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger, elevó una consulta al Consejo para los Textos Legislativos.

El motivo era que la Congregación, encargada de estudiar las peticiones de dispensa del sacerdocio (medida que se entendía como una “gracia”) se encontraba con peticiones que procedían de sacerdotes que habían cometido actos graves y escandalosos.

La petición de dispensa se producía al haberse dificultado, a causa de las nuevas disposiciones, la aplicación de la pena de expulsión del estado clerical.

Esto llevaba a la incoherencia de que en casos de escándalo grave, el culpable, en lugar de recibir un “castigo” se le otorgaba una “gracia”. El resultado era el mismo, pero se evitaba el proceso jurídico.

“Era un modo 'pastoral' de proceder, como solía decirse en estos casos, al margen de lo que preveía el derecho. Pero actuando de este modo, se renunciaba también a la Justicia y, como señaló el cardenal Ratzinger, se dejaba injustamente de lado el bien de los fieles”, explica monseñor Arrieta.

A esto se unía, explica el prelado, que la competencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe no estaba claramente definida en casos como estos (aunque sí en otros como el de solicitación, por ejemplo).

“La carta del Prefecto de la Congregación presupone, por tanto, que la responsabilidad jurídica en materia penal recaía sobre los Ordinarios o los Superiores religiosos, como resulta de la literalidad del Código”.

La respuesta a su carta llegó en seguida, en marzo, por parte del Consejo para los Textos Legislativos.

“En ella se compartían las motivaciones aducidas y la conveniencia de anteponer las sanciones penales a cualquier concesión de gracias; inevitablemente, sin embargo, en la respuesta se confirmaba también la necesidad prioritaria de atenerse debidamente a las normas del Código apenas promulgado por parte de quienes tenían autoridad y poder jurídico para hacerlo”, explica monseñor Arrieta.

Pastor Bonus

En junio del mismo año, el papa Juan Pablo II promulgaba la Constitución apostólica Pastor Bonus que modificó la organización de la Curia Romana de 1967.

En ella “se establece de modo claro la jurisdicción penal exclusiva de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no sólo respecto de los delitos contra la fe o en la celebración de los sacramentos, sino también respecto de los delitos más graves cometidos contra la moral”.

Esta modificación había sido propuesta “por la Congregación presidida por el cardenal Ratzinger en función de la propia experiencia”.

“Difícilmente se hubiera realizado una opción de este tipo, que determinaba mejor las competencias de la Congregación y modificaba el criterio del Código sobre quién debía aplicar estas penas canónicas, si el sistema en su conjunto hubiese funcionado de forma adecuada”, subraya monseñor Arrieta.

Después de esto, hubo otras dos intervenciones del cardenal Ratzinger, dirigidas a tipificar más claramente los “delicta graviora” que quedaban bajo competencia de la Congregación.

Aunque se intentó “alentar la intervención de los Ordinarios locales”, en estas cuestiones, sin embargo, “la experiencia que seguía poniéndose de manifiesto confirmaba la insuficiencia de todas estas soluciones y la necesidad de adoptar otras de mayor envergadura y a un nivel diferente”.

Por ello, se llevó a cabo a finales de los años 90 unas Normas sobre los delicta graviora, promulgadas en el año 2001, en la que se especificaban “cuáles eran los delitos contra la moral y los cometidos en la celebración de los sacramentos que había que considerar como 'particularmente graves' y, por tanto, de la exclusiva competencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe”.

Después de eso, cardenal Ratzinger “recibió del Santo Padre nuevas facultades y dispensas para afrontar las diversas situaciones, llegando incluso a la definición de nuevos casos penales”.

Entre otras modificaciones, la Congregación, para algunos casos muy graves, “no dudó en pedir al Sumo Pontífice el decreto de dimisión del estado clerical ex officio contra los clérigos que se habían manchado con crímenes abominables”.

Todo esto pone de relieve, concluye monseñor Arrieta, “el papel determinante que, en este proceso de más de veinte años de renovación de la disciplina penal, ha desempeñado la decidida actuación del actual Pontífice”.

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Conferencia del Episcopado Latinoamericano


Conclusiones de un encuentro del CELAM sobre laicos y política
Participaron representantes de 16 países latinoamericanos
CIUDAD DE PANAMÁ, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org El Observador).- Organizado por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en su Sección “Laicos constructores de la Sociedad”,  se reunieron en la ciudad de Panamá, del 13 al 15 de noviembre, representantes de 16 países de América Latina y El Caribe (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela), en el Seminario “Políticos jóvenes, dirigentes de partidos y funcionarios públicos¨.

El propósito del encuentro interamericano, según sus organizadores, fue el de ¨colaborar con las Conferencias Episcopales ofreciendo espacios de reflexión y análisis a partir de la Palabra de Dios y de la DSI (Doctrina Social de la Iglesia(, para contribuir a recuperar la dimensión ética de la política”.

Frente a los cambios políticos que están surgiendo en el continente americano, obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos (políticos, filósofos legisladores y líderes sociales), reflexionaron sobre los desafíos y las oportunidades que presenta la actualidad en América Latina y El Caribe.

Al finalizar el encuentro, se dieron algunas consideraciones sobre la realidad latinoamericana, así como la ruta del cambio a seguir, desde la Doctrina Social de la Iglesia que, por su importancia, reproducimos en su totalidad

I.    ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA REALIDAD.

Desde el ámbito socio-político:

1.    En América Latina y El Caribe, la pobreza sigue siendo el mayor problema a enfrentar, cuyos porcentajes nacionales llegan hasta más de la mitad del total de su población. Esta situación de pobreza deja secuelas que limitan el creci-miento armónico de cada persona. Tanto la globalización, cuando permite sólo la concentración de poder y de riquezas en manos de unos pocos (Cf DA 62), como la falta de políticas públicas a favor de los más desposeídos, hacen emerger nuevos rostros de pobres en nuestros países (cf DA 402); hoy somos conscientes que “ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: la exclusión social… ya no se está abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables” (DA 65).

2.    A nivel político compartimos lo expresado por los Obispos de Latinoamérica y el Caribe en la V Conferencia del Episcopado en Aparecida, donde afirmaban que en la región se ha tenido un  cierto progreso democrático que se demuestra en diversos procesos electorales; sin embargo,  veían  con preocupación “el acelerado avance de diversas  formas de regresión autoritaria por  vía democrática que, en  ciertas  ocasiones, derivan en  regímenes  de  corte  neopopulistas” (DA 74). Esto ha contribuido a acrecentar el desencanto por la política y, en algunos casos, por la democracia, especialmente en los jóvenes, llevando a un sistemático desgaste de las instituciones del Estado; por tanto, el proceso de consolidación y fortalecimiento de la democracia aún sigue siendo una asignatura pendiente en la Región.

3.    El constante aumento de la inseguridad ciudadana, con precarias políticas públicas de seguridad por parte del Estado, así como la inequidad social, el narcotráfico y la aparición de grupos armados que se valen del creciente fenómeno del armamentismo y tráfico de armas, se convierten en una clara amena-za para la consolidación de la democracia y la paz en la región. Toda esta problemática tiene que ser superada para que nuestros pueblos puedan gozar de un desarrollo armónico que no abarca únicamente lo económico, sino también lo socio-cultural-espiritual.

4.    También constatamos que existe actualmente un “recrudecimiento de la corrupción en la sociedad y en el Estado, que involucra a los poderes legislativos y ejecutivos en todos los niveles, y alcanza también al sistema judicial que, a menudo inclina su juicio a favor de los poderosos y genera impunidad, lo que pone en serio riesgo la credibilidad de las instituciones públicas y aumenta la desconfianza del pueblo, fenómeno que se une a un profundo desprecio de la legalidad” (DA 77).

5.    En algunos países las políticas gubernamentales se diseñan en función electoral y de cuotas de poder y, no tanto, en la búsqueda del bien común de la ciudadanía, lo que manifiesta una miopía política por parte de los gobernantes al no tener una visión estratégica de largo plazo, sino propuestas inmediatistas y, a veces, sólo en función de la concentración de poder en manos de personajes de talante mesiánico.

6.    Aunado a esto, se percibe una falta de voluntad política para fortalecer la alternancia del poder. Algunos presidentes de naciones han provocado un cambio en la Constitución de sus respectivos países o en leyes que les facilite la reelección presidencial en períodos consecutivos. La permanencia en cargos públicos de elección popular por largos períodos, no benefician la promoción de nuevos liderazgos y los cambios necesarios para el desarrollo de nuestros países y, mucho menos, para el fortalecimiento de los valores democráticos.

7.    El proceso de integración de nuestros países es vital para la consolidación de la democracia en la región; es uno de los caminos para lograr superar las enormes diferencias, principalmente económicas, y tener una mayor incidencia en los centros de poder mundial.

8.    En algunos de nuestros países van apareciendo nuevos actores sociales, como los indígenas, las mujeres, los afrodescendientes, los profesionales, que “están tomando conciencia del poder que tienen entre sus manos y de la posibilidad de generar cambios importantes para el logro de políticas públicas más justas, que reviertan su situación de exclusión” (DA 75).

Desde el ámbito eclesial:

9.    Existe credibilidad hacia la Iglesia Católica por su sensibilidad y trabajo social en bien de los más desposeídos, la riqueza de documentos pastorales, la pro-moción de espacios de diálogo con la sociedad, con el Estado y, en muchos de los casos, por la sana distancia de la Jerarquía con respecto al poder político. Son muchos los laicos que desde la fe cristiana cultivan el valor del servicio en la actividad pública, con sencillez de vida, prudencia, pertinencia, valentía y honestidad.

10.    La Iglesia debe seguir fortaleciendo los esfuerzos que realiza en el acompaña-miento y la apertura de espacios de formación para quienes participan activa-mente en la acción político-social y de participación ciudadana en los procesos de fortalecimiento de la vida democrática de nuestros pueblos. Formación no sólo en los ámbitos ideológicos, sino también en los elementos de fe y de principios del Evangelio plasmados en la Doctrina Social de la Iglesia.

11.    Ha sido fundamental el decidido y profético trabajo de la Iglesia en bien del pueblo en tiempos de regímenes autoritarios que gobernaron nuestros países, produciendo heridas en el alma de los pueblos que aún son difíciles de sanar. La memoria histórica de esos hechos elaborada por miembros de la Iglesia, han permitido asumir aprendizajes para el futuro de nuestros países, además de dar a conocer los responsables directos de tanto dolor.

12.    A pesar de los avances que se han dado, aún no se ha desarrollado una pastoral orgánica de acompañamiento a quienes participan activamente en la vida política, cultural, económica y en organizaciones sociales de nuestros países, lo que ha impedido que muchas veces los católicos que forman parte de la clase dirigente, estén plenamente formados en su fe y obren acorde a ella.

13.    Son muy débiles aún las experiencias formativas de ciudadanía socialmente responsable desde los postulados de la Doctrina Social de la Iglesia, que ofrecen los centros de formación católicos (colegios, universidades, seminarios); esto ha impedido despertar en los jóvenes la inquietud de participar activa-mente en la vida socio-política; por tanto, es necesario diseñar estrategias educativas que abarquen los principales tópicos contenidos en la Doctrina Social de la Iglesia y en las Encíclicas Sociales.

II.-ILUMINACIÓN DOCTRINAL.

14.    La vida de los creyentes acontece en situaciones sociales, económicas y cultura-les muy concretas, por esto “la pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico donde viven sus miembros”; y que esas “transformaciones sociales y culturales representan naturalmente nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino de Dios” (DA 367).

15.    Nuestro compromiso por la justicia, la reconciliación y la paz, tiene su fuente fecunda en Dios Padre que reconcilia en sí todas las cosas (cf. 2 Co 5,18-20; Ef. 1,10), en Jesucristo “nuestra paz” (Ef. 2,14), que derriba los muros de la división, y en la fuerza del Espíritu que con sus dones nos impulsa a vivir en la dinámica del amor y del servicio.

16.    Nuestro compromiso cristiano exige colaborar en la construcción del Reino de Dios, y éste pasa por las estructuras temporales. Uno de los ámbitos que colabora en esta construcción es la política como servicio que facilita la consolidación de la convivencia social dentro de un Estado de Derecho y de Justicia, permitiendo fijar los roles y límites del estado y del sector privado, así como definir las leyes que garantizan la dignidad de la persona humana.

17.    El Concilio Vaticano II, enseña que “el ejercicio de la actividad política, sea en el interior de la comunidad, sea en las instituciones que representan al Estado, debe exteriorizarse, efectivamente, dentro de los límites del orden moral, según las exigencias del bien común entendido en forma dinámica, y según un orden jurídico legítimamente establecido o por establecer” (GS 74). La libertad es fundamental en el ejercicio de la actividad política, puesto que cada cristiano puede comprometerse en la opción política de su preferencia, valorando críticamente los postulados de dicha opción.

18.    Nuestra vocación es vivir la santidad en el seguimiento de Jesús en los espacios donde nos encontremos; de ahí que, iluminados por la Palabra de Dios, alimentados en la Mesa del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, y reconciliados por la misericordia infinita, nos proyectamos en la construcción de una nueva sociedad, expresión del Reino de Dios, donde los pobres y excluidos tengan el lugar que les corresponde, accediendo a todo aquello que les permitan una vi-da digna.

19.    La Iglesia contribuye con su doctrina y obrar en la construcción del Bien Común de todos los pueblos; ella es sacramento de reconciliación y de paz, y está llamada a ser “una escuela permanente de verdad y justicia, de perdón y reconciliación para construir una paz auténtica” (DA 542), a través de la cual se consolide la democracia y el Estado de derecho y de justicia en nuestros pueblos.

20.    Nos sentimos urgidos por el amor a ser “constructores de paz” entre los pueblos y naciones de nuestro Continente, reafirmando una ética de la solidaridad.  Somos conscientes que no es fácil ser “luz del mundo” y “fermento en la masa” para construir una ciudad temporal acorde con el proyecto de Dios. Esto implica un diálogo fecundo y permanente entre fe y razón que desemboque en una coherencia entre fe y vida en los ámbitos político, económico y social, que  exige una adecuada formación de la conciencia, que se traduzca en conocimiento profundo y sistemático de la Doctrina social de la Iglesia. (Cf. DA 505).

21.    Los creyentes, iluminados por la Palabra de Dios, estamos llamados a hacer una “alianza con la creación” (DCE 50), que nos permita proteger la casa común; estamos comprometidos en el cuidado, la promoción y defensa de la vida y de la dignidad humana; somos portadores de buenas  noticias de paz y reconciliación entre nuestros pueblos; optamos por los excluidos y abandonados de la sociedad (Cf DA 391); nos preocupamos por el manejo transparente de los recursos públicos, la aplicación de la justicia expedita, equitativa y transparente; y promovemos un desarrollo humano integral que atienda a todos y todas, sin exclusiones ni favoritismos. Esto lo hacemos desde el contexto de nuestra fe y en comunión y participación con tantos hermanos que trabajan para la construcción del Bien Común.

III.-COMPROMISOS.

Discernir los signos de los tiempos

22.    Es necesario tener un profundo conocimiento de la realidad en cada país, no sólo basado en los indicadores oficiales, algunas veces maquillados, sino principalmente en la vivencia diaria de las personas, de tal manera que podamos responder mejor a las inquietudes y aspiraciones de nuestros pueblos reconociendo las riquezas y la complejidad que les caracteriza.

23.    No podemos ignorar el valor de servicio que tiene la política para el desarrollo de nuestros pueblos y para el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, lo que exige un efectivo acompañamiento pastoral de quienes la ejercen para que trabajen por el Bien Común respondiendo a su vocación de servicio.

24.    Urge trabajar activamente alentando modelos de desarrollo humano integral, a través del diseño de “acciones concretas que tengan incidencia en los Estados para la aprobación de políticas sociales y económicas que atiendan las variadas necesidades de la población y que conduzcan hacia un desarrollo sostenible” (DA 403).

Nuevos liderazgos con un nuevo estilo de hacer política

25.    Como cristianos debemos promover una ética de las virtudes públicas y priva-das que tenga como eje a la justicia; ella será el eje vertebrador de la moral social, política y económica, punto esencial de referencia para actuar en la “cosa pública”.

26.    Los partidos políticos, los movimientos sociales y los gremios deben ser espacios propicios para la formación política e ideológica que garantice a los nuevos líderes, un razonable pensar y actuar al servicio de la construcción del Bien Común, manteniendo una relación estrecha entre la ética y la política.

27.    Fomentar y apoyar la formación socio-política de los ciudadanos en la línea de la construcción de la paz y la justicia desde los valores democráticos, lo que implica insistir en la participación política de los laicos como una opción de servicio y de compromiso en la búsqueda de crear nuevos modelos de sociedad.

28.    Generar prácticas de control ciudadano desde el valor de la honestidad, denunciando la corrupción, el fraude electoral, el clientelismo político y el abuso de autoridad, como gravísimos pecados y perversión del ejercicio de cualquier actividad pública, velando para que se apliquen las sanciones necesarias.

29.    Trabajar para que el interés primario de quienes ejercen la política y los cargos públicos, no esté centrado exclusivamente en los lineamientos partidarios, sino principalmente, en una acción decidida con base en las exigencias y necesidades de las comunidades que les ha dado la oportunidad de servir. La persona y, en general, el pueblo, debe ser el foco de interés del obrar político, evitando el seguimiento irracional de líderes mesiánicos apartados de la realidad social y apegados exclusivamente a sus personalismos.

30.    Se hace indispensable el diseño de una pastoral orgánica y especializada del mundo de la política que acompañe a las personas que asumen cargos públicos y participan activamente en este mundo. Esto supone contar con asesores y equipos pastorales especializados que faciliten el acompañamiento pastoral y espiritual de dirigentes de partidos políticos, funcionarios públicos y líderes de los movimientos sociales en el ejercicio de su misión. 

31.    Los medios de comunicación social juegan un rol importante en la sociedad política; por tanto, se hace necesario promover la apertura de espacios y pro-gramas donde se haga presente el debate abierto, la crítica, la tolerancia, el pluralismo, para crear una opinión pública bien fundamentada.

Como servidores en la actividad política, debemos incentivar las virtudes cristianas que nos han acompañado durante toda la vida y que hoy se nos proponen desde el ámbito discipular y misionero en el servicio a nuestros pueblos. Somos conscientes que nuestro compromiso político-social, tiene su origen en nuestra vocación bautismal para ser sal de la tierra y luz del mundo, trabajando por una sociedad más justa, solidaria, equitativa y donde los principios de la paz y la justicia estén presentes permanentemente.

Nos acogemos a la protección maternal de la Virgen María, invocada con amor en nuestro continente, para que, como ella y con ella, seamos portadores de la Buena Noticia de Jesucristo, Vida plena para nuestros pueblos. 

Ciudad de Panamá, noviembre de 2010

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Mundo


Donativo de Taiwán a Colombia a través de la Santa Sede
Para los damnificados por el invierno en el país sudamericano

ROMA, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- La embajada de la República de China ante la Santa Sede dona este viernes, a través del Consejo Pontificio Cor Unum, 10.000 euros para los damnificados por el invierno en Colombia.

El dinero se depositará en las cuentas de la campaña Colombia Humanitaria, de atención a los damnificados por la ola invernal en el país, anunció el embajador de la República China (Taiwán) ante la Santa Sede, Larry Yu-yuan Wang, en una carta dirigida al embajador de Colombia ante la Santa Sede, César Mauricio Velásquez.

En la comunicación, el embajador Wang se muestra “profundamente entristecido por la tragedia ocasionada por las fuertes lluvias en Colombia”.

También expresa su deseo de compartir sus “sentimientos de solidaridad a los damnificados y en general a todos las personas que sufren por esta catástrofe natural”, según un comunicado de la embajada de la República de China.

El Consejo Pontificio Cor Unum, a través del que se realiza el donativo, se encarga de coordinar y promover la caridad en la Iglesia.

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Detenido el proyecto Clínica de la Mujer en Colombia
Planeado por la alcaldía de Medellín, buscaba promover el aborto
MEDELLÍN, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- La movilización de la sociedad civil “miles de mujeres, padres de familia y sobre todo jóvenes” ha sido una de las razones de la reciente caída del proyecto de la Cínica de la mujer en la ciudad de Medellín, Colombia.

Ellos “se han pronunciado en contra de este proyecto que buscaba desde la perspectiva de género, atentar contra la mujer, la vida y la familia”, dice un comunicado de prensa enviado a ZENIT por la red Antioquia Provida.

La decisión de detener este proyecto fue tomado por el Consejo Territorial de Seguridad Social en Salud por considerar que la Clínica de la Mujer estaba llena de vacíos, no hablaba de costos de construcción y menos de dotación.

Este proyecto que hacía parte del Plan de Desarrollo de la Alcaldía de Medellín. Su construcción iba a tener un costo de 17 mil millones de pesos (8 mil dólares, provenientes de dineros públicos). El mantenimiento también iba a estar a cargo del municipio y este debía contar con la aprobación de la Dirección Seccional de Salud de Antioquia (DSSA).

La Clínica de la mujer era un polémico proyecto que promovía la alcaldía de Medellín cuyo inicio se tenía estipulado para el año pasado en el sector de Aranjuez, uno de los barrios más deprimidos de esta ciudad colombiana.

El enfoque de este centro era el de brindar a las mujeres de escasos recursos, las bases de la llamada salud sexual y reproductiva bajo la ideología de género.

La semana pasada Carlos Mario Rivera, jefe de la Dirección Seccional de Salud de Antioquia, anunció en declaraciones a la prensa que la Clínica no había sido aprobada por el Consejo Territorial porque "como está planteada, no es una necesidad ni para Medellín, ni para el área metropolitana".

Aborto

Dentro de los servicios que pretendía ofrecer la Clínica de la mujer estaba el de la práctica del aborto en los casos despenalizados por la Corte Constitucional Colombiana en el año de 2006: peligro para la salud de la madre, malformación del feto y embarazo como fruto de violación o incesto.

Sin embargo, a pesar de se tratarse de un centro de salud femenino, no se tenían estipulados la atención de partos, cesáreas ni cuidados en el embarazo.

Ante el proyecto de creación del centro, surgió el grupo Antioquia Provida, en el que miles de miembros se unieron para pedir claridad como red de ciudadanos inconformes y proponer acciones nuevas, bajo un enfoque de respeto por la vida de todos los seres humanos.

Por medio de cartas enviadas al alcalde de Medellín Alonso Salazar y dos marchas a favor de la vida (una de ellas realizada paralelamente a la gran marcha que se efectuó en España el 17 de octubre de 2009), decenas de miles de ciudadanos pidieron a la administración municipal un cambio de objetivos en dicho proyecto.

Las manifestaciones fueron una de las causas de la crisis política que se vivió en la alcaldía de Medellín y que llevó a la renuncia de varios funcionarios, entre ellos de la secretaria municipal de salud Luz María Agudelo, así como de la secretaria para la mujer Rocío Pineda, dos grandes abanderadas de la Clínica de la mujer, hecho que debilitó fuertemente este proyecto y que lo llevó finalmente a su caída.

Sin embargo, algunos concejales de Medellín expresaron su desacuerdo con la detención de dicho proyecto.

En una carta enviada recientemente al gobernador de Antioquia (departamento donde está ubicada esta ciudad), aseguraron que esta clínica “da respuesta a la cantidad de mujeres que han quedado desatendidas en materia de salud mental, salud sexual, salud reproductiva”, especialmente “a la atención y prevención de todas las formas de violencia, estas últimas en preocupante incremento y hoy reconocidas como problema de salud pública de la ciudad y del país”.



 

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Reportaje


Nazaret, ¿patrimonio de la humanidad?
Celebrado el primer coloquio internacional dedicado a la ciudad de Israel
NAZARET, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Del 21 al 24 del pasado mes de noviembre se celebró en el Hôtel Al-‘Ayn de Nazaret el primer coloquio internacional dedicado a esta ciudad de Israel, titulado Nazaret: Arqueología, historia y patrimonio cultural.

Para el alcalde de Nazaret, Ramiz Jaraisy, este coloquio es el primer paso hacia la declaración que él espera de Nazaret como patrimonio mundial de la UNESCO, informó el Patriarcado Latino de Jerusalén.

La iniciativa estuvo organizada por la Asociación María de Nazaret, el Centro internacional María de Nazaret y la Asociación de Nazaret para la Cultura y el Turismo, con el apoyo de la Comisión israelí para la UNESCO, el Centro Cultural francés de Nazaret y el Centro Cultural italiano de Haifa.

Entre otras autoridades, participaron en esta sesión de investigación el embajador de Francia en Israel, Christophe Bigot, y el vicario patriarcal para Israel, monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo.

En declaraciones a ZENIT, Omar Massalah, musulmán, secretario del Mediterranean Peace Forum y autor de la propuesta de pedir a la UNESCO que declare a Nazaret patrimonio cultural, explicó que esta “sería la mejor manera de proteger la ciudad, de evitar que la transformación y modernización acaben con el alma de Nazaret”.

“Nazaret es una ciudad única. Es necesario que Nazaret vuelva a ser una ciudad que ilumine el mundo”, afirmó Massalah.

“La preparación del dossier de candidatura de Nazaret ante la UNESCO es un aspecto técnico que se realiza en colaboración entre el ayuntamiento de la ciudad y la Comisión nacional de Israel encargada”.

Por su parte, expresó su intención de hablar con los países árabes “para apoyar la petición, pues no se trata de una iniciativa con una connotación política, sino que se trata una cuestión cultural y cultual”.

“Para el Mediterranean Peace Forum, con sede en París, y que ha organizado su primera sesión en Italia, en Lecce y prepara otra en Brindisi, el objetivo es promover una cultura de la paz y del diálogo, particularmente entre los creyentes, y más en concreto entre católicos y musulmanes, pues ambos tienen muchos valores comunes”.

Massalah afirmó que la Virgen María, “que es venerada por los musulmanes, podría desempeñar un papel de acercamiento. En el Corán se dice que la Virgen María es la mujer que tiene más virtudes. Los musulmanes le tienen mucho respeto y mucha veneración. Creo que la Virgen es la esperanza, la paz, el amor y la ternura. Es necesario que desempeñe los valores que representa”.

“Con nuestro Forum, en lugar de poner el acento en los elementos que nos separan subrayamos los elementos que nos unen”, añadió.

Un tesoro enterrado

La idea de este coloquio internacional nació de la constatación de que Nazaret es para todo el mundo un lugar conocido y de gran contenido simbólico, pero su inmenso patrimonio sigue siendo como un tesoro enterrado.

Según expuso monseñor Marcuzzo en su intervención de apertura, la riqueza y la variedad de las dimensiones bíblica, espiritual, cultural e histórica de la ciudad sólo han sido exploradas por una parte muy reducida de sus mismos habitantes, de investigadores y de peregrinos.

Nazaret, con su arqueología prehistórica y sus construcciones europeas modernas, la primera iglesia judeo-cristiana y las cruzadas hasta el periodo otomano, representa para la Iglesia la fuente y el origen, como lugar de la Encarnación, indicó el vicario patriarcal para Israel.

Su discurso reflejó el entusiasmo de todos los participantes ante la riqueza de Nazaret, de la que hay que tomar conciencia y que hay que dar a conocer, dijo.

Sesión intensa y fructífera

A la entrada del simposio, se mostró una exposición de imágenes, antiguas y recientes, de los lugares más sugerentes de la ciudad.

Más de veinte personas -cristianos, judíos y musulmanes- intervinieron en las dos jornadas y media de trabajo.

Entre ellos se encontraban el padre Eugenio Alliata, OFM, arqueólogo del Studium Franciscanum de Jerusalén; M. Omar Masalha, ex-director del Departamento francés de la UNESCO, M. Pierre Perrier, especialista en tradiciones orales orientales en el Evangelio; y el profesor Renzo Ravagnan del Instituto Veneto para los bienes culturales, que ha restaurado muchos lugares de Nazaret, recientemente la Gruta de la Anunciación.

Los expertos presentaron las dimensiones espaciales e históricas de Nazaret ante un auditorio no demasiado numeroso, pero muy atento y fiel.

También abordaron el estado y el programa futuro de las excavaciones arqueológicas, el proyecto turístico adecuado para Nazaret, los estudios históricos y artísticos sobre la actual basílica y la antigua iglesia, las páginas desconocidas de la historia del siglo XX, el origen todavía misterioso del nombre de Nazaret y sus numerosos derivados.

El encuentro incluyó también una visita, guiada por Sharif Safadi, a algunos de los tesoros locales, entre ellos la Tumba del Justo datada del siglo I, las fachadas y los interiores de las grandes mansiones tradicionales otomanas, la Fuente de María (emblema de la ciudad),...

El recorrido terminó con la casa de la época de Jesús, descubierta en 2009 en el Centro Internacional María de Nazaret.

La directora de las excavaciones en nombre de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Yardenna Alexandre, afirmó que la casa puede fecharse sin duda en el siglo I.

El Centro Internacional María de Nazaret

La asociación francesa María de Nazaret, impulsora del coloquio, quiso ofrecer una valoración del estado actual del saber histórico y arqueológico sobre Nazaret, ahora que está terminando la construcción del Centro Internacional María de Nazaret, cuya apertura está prevista para el 25 de marzo de 2011.

Este centro, construido en el centro histórico de Nazaret cerca de la basílica de la Anunciación, tiene la vocación de hacer descubrir y amar Nazaret y su rico mensaje eterno, sobre todo a María de Nazaret, en el mismo lugar de la Anunciación y de la Encarnación, y dar a todo ello una proyección internacional.

La gestión del centro, la acogida y la formación bíblica y espiritual se confiará a la Comunidad Camino Nuevo.

El diácono Marc Hodara, de esta comunidad, coordinador de este proyecto durante años, recordó con gratitud el apoyo recibido de las doce Iglesias de Tierra Santa y la ayuda de las grandes familias de Nazaret y de monseñor Marcuzzo, que ha acompañado el proyecto desde su inicio con gran constancia y apertura.

La Comunidad Camino Nuevo, que tiene el carisma especial de trabajar por la unidad y la reconciliación, destacó el espíritu de concordia y buena voluntad de todos los participantes del coloquio.

Unidad de Nazaret

El alcalde de Nazaret clausuró el coloquio expresando su voluntad de que se publique un libro con todas las conferencias pronunciadas durante el mismo.

También informó del proyecto municipal de conceder una beca de 10.000$ anuales a un investigador que dedique a Nazaret un trabajo de doctorado.

Los organizadores del coloquio destacaron el éxito del encuentro y esperan programar una nueva sesión el año que viene.

Monseñor Marcuzzo destacó que “empezamos con el deseo de un saber unitario sobre Nazaret y nos hemos encontrado con la unidad de Nazaret”.

Por Patricia Navas, con información de Jesús Colina

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Entrevistas


Los frutos de santidad en la Familia Paulina
Habla el nuevo postulador general, padre José Antonio Pérez, SSP
ROMA, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- La Familia Paulina (http://www.alberione.org), compuesta por cinco congregaciones religiosas, cuatro institutos de vida secular consagrada, y una asociación laical, se ha convertido en un laboratorio de santidad.

Así lo afirma en esta entrevista a ZENIT el nuevo postulador general para las causas de los santos de esta Familia, fundada por el beato Giacomo Alberione (1884-1971), el padre José Antonio Pérez, SSP.

- Al iniciar este cargo, asume una tarea de gran responsabilidad…

José Antonio Pérez: Sí, he empezado con la confianza de que por mi parte haré todo lo que pueda y el resto lo hará el Señor, y los interesados, que son los beatos y venerables de la Familia Paulina.

- ¿Cuáles son los paulinos que se encuentran en proceso de canonizacion?

José Antonio Pérez: Actualmente son siete. Además del fundador, el Beato Santiago Alberione, está el Beato Timoteo Giaccardo, que fue el primer sacerdote y vicario general.

Los venerables son: la cofundadora de las Hijas de San Pablo, Sor Tecla Merlo, el Hermano Andrés Borello, el joven aspirante, Maggiorino Vigolungo, que murió a los 14 años, y el Canónigo Francisco Chiesa, que fue director espiritual y colaborador incondicional del P. Alberione desde los orígenes de la fundación, por lo que se le considera parte de la Familia Paulina.

Además está la primera Madre de las Pías Discípulas del Divino Maestro, Sierva de Dios Sor Escolástica Rivata, fallecida en 1987.

- ¿Qué características son constantes en este grupo de paulinos?

José Antonio Pérez: El Fundador tenía una gran capacidad para contagiar la pasión con que vivía la llamada de Dios al nuevo apostolado, uniendo la profunda vida interior con una actividad apostólica desbordante. Sin duda, todos ellos han seguido las pautas del Fundador para vivir esa misma síntesis.

- ¿Qué planes tiene para hacerlos más conocidos?

José Antonio Pérez: Se debe cultivar y mantener viva esa fama de santidad que ya tienen. Para ello hay que divulgar su biografía, imprimir estampas y producir otros materiales con mucha intensidad. Debemos promover encuentros en los lugares donde nacieron o transcurrieron sus vidas, como es Alba (Cuneo) o Roma, así como fomentar más las peregrinaciones a estos mismos lugares.

- El padre general de los paulinos ha dicho que la verdadera prueba de la santidad de Alberione está en que sus hijos sean santos…

José Antonio Pérez: Es una frase muy acertada. Justamente el mismo Fundador, siendo aún joven, decía a sus hijos que sólo tenía dos preocupaciones –a pesar de todos los problemas que tenía–: que él no era lo suficientemente bueno y que ellos no eran lo suficientemente santos.

- Los paulinos están a punto de cumplir el primer centenario en el 2014…

José Antonio Pérez: Sí, y los próximos años serán de preparación para celebrar este centenario del nacimiento de la Familia Paulina, que empezó en el 1914 con la Sociedad de San Pablo. Sin duda será un acontecimiento en la línea marcada por nuestro último Capítulo General, que proponía afrontar el futuro con fidelidad creativa, manteniendo la esencia del carisma paulino, y adaptándolo a los tiempos modernos.

- ¿Qué le pediría a los miembros de la Familia Paulina al empezar este cargo?

José Antonio Pérez: Les pido mucha oración. Lo que Dios no haga se quedará sin hacer. Otro ruego es el de promover el conocimiento de nuestros “santos”, pues considero que es importante que se conozca a estos verdaderos protagonistas de la nueva evangelización. Así la gente tendrá puntos de referencia, modelos para afrontar este reto de la Iglesia en la cultura de la comunicación que vivimos hoy.

Por José Antonio Varela Vidal

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Documentación


Homilía del Papa en la Misa de sufragio por Manuela Camagni
La “Memor Domini” de la Familia Pontificia fallecida en accidente de tráfico
CIUDAD DE VATICANO, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy por la mañana, durante la Misa en sufragio por Manuela Camagni, la Memor Domini de la Familia Pontificia fallecida el pasado 24 de noviembre a raíz de un accidente de tráfico.

* * * 

Queridos hermanos y hermanas,

en los últimos días de su vida, nuestra querida Manuela hablaba del hecho que el 29 de noviembre habría pertenecido desde había treinta años a la comunidad de los Memores Domini. Y lo dijo con gran alegría, preparándose – esa era la impresión- a una fiesta interior por este camino treintenal hacia el Señor, en la comunión de los amigos del Señor. La fiesta, sin embargo, era distinta de la prevista: precisamente el 29 de noviembre la llevamos al cementerio, cantamos que los Ángeles la acompañaran al Paraíso, la guiamos a la fiesta definitiva, a la gran fiesta de Dios, a las Bodas del Cordero. Treinta años de camino hacia el Señor, entrando a la fiesta del Señor. Manuela era una "virgen sabia, prudente", llevaba el aceite en su lámpara, el aceite de la fe, una fe vivida, una fe nutrida por la oración, por el diálogo con el Señor, por la meditación de la Palabra de Dios, por la comunión en la amistad con Cristo. Y esta fe era esperanza, sabiduría, era certeza de que la fe abre el verdadero futuro. Y la fe era caridad, era darse por los demás, vivir en el servicio del Señor por los demás. Yo, personalmente, debo dar gracias por esta disponibilidad suya de poner todas sus fuerzas en el trabajo en mi casa, con este espíritu de caridad, de esperanza que viene de la fe.

Ha entrado en la fiesta del Señor como virgen prudente y sabia, porque había vivido no en la superficialidad de cuantos olvidan la grandeza de nuestra vocación, sino en la gran visión de la vida eterna, y así estaba preparada a la llegada del Señor.

Treinta años Memores Domini. San Buenaventura dice que en la profundidad de nuestro ser está inscrita la memoria del Creador. Y precisamente porque esta memoria está inscrita en nuestro ser, podemos reconocer al Creador en su creación, podemos acordarnos, ver sus huellas en este cosmos creado por Él. Dice también san Buenaventura que esta memoria del Creador no es sólo memoria de un pasado, porque el origen está presente, es memoria de la presencia del Señor; es también memoria del futuro, porque es certeza de que venimos de la bondad de Dios y somos llamados a alcanzar la bondad de Dios. Por ello en esta memoria está presente el elemento de la alegría, nuestro origen en el gozo que es Dios y nuestra llamada a llegar al gran gozo. Y sabemos que Manuela era una persona interiormente penetrada por la alegría, precisamente por esa alegría que deriva de la memoria de Dios. Pero san Buenaventura añade también que nuestra memoria, como toda nuestra existencia, está herida por el pecado: así la memoria está oscurecida, está cubierta por otras memorias superficiales, y ya no podemos traspasar estas otras memorias superficiales, llegar al fondo, hasta la verdadera memoria que sostiene nuestro ser. Por ello, a causa de este olvido de Dios, de este olvido de la memoria fundamental, también la alegría está oculta, oscurecida. Sí, sabemos que somos creados para la alegría, pero ya no sabemos donde se encuentra, y la buscamos en diversos lugares. Vemos hoy esta búsqueda desesperada de la alegría que se aleja cada vez más de su verdadera fuente, de la verdadera alegría. Olvido de Dios, olvido de nuestra verdadera memoria. Manuela no era de esos que habían olvidado su memoria: vivió precisamente en la memoria viva del Creador, en la alegría de su creación, viendo la transparencia de Dios en todo lo creado, también en los acontecimientos cotidianos de nuestra vida, y supo que de esta memoria – presente y futuro – viene la alegría.

Memores Domini. Los Memores Domini saben que Cristo, en la vigilia de su pasión, renovó, incluso elevó nuestra memoria. "Haced esto en memoria mía", dijo, y así nos dio la memoria de su presencia, la memoria del don de si, del don de su Cuerpo y de su Sangre, y en este don de su Cuerpo y de su Sangre, en este don de su amor infinito, tocamos de nuevo con nuestra memoria la presencia más fuerte de Dios, su don de si. En cuanto Memor Domini, Manuela vivió precisamente esta memoria viva, que el Señor con su Cuerpo se da y renueva nuestro saber de Dios.

En la controversia con los saduceos sobre la resurrección, el Señor les dice a estos, que no creen en ella: Pero Dios se ha llamado “Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob”. Los tres forman parte del nombre de Dios, están inscritos en el nombre de Dios, están en el nombre de Dios, en la memoria de Dios, y así el Señor dice: Dios no es un Dios de muertos, es un Dios de vivos, y quien forma parte del nombre de Dios, quien está en la memoria de Dios, está vivo. Nosotros los hombres, con nuestra memoria, podemos conservar sólo, por desgracia, una sombra de las personas que hemos amado. Pero la memoria de Dios no conserva sólo las sombras, es origen de vida: aquí los muertos viven, en su vida y con su vida han entrado en la memoria de Dios, que es vida. Esto nos dice hoy el Señor: Tu estás inscrito en el nombre de Dios, tu vives en Dios con la vida verdadera, vives de la fuente verdadera de la vida.

Así, en este momento de tristeza, somos consolados. Y la liturgia renovada después del Concilio, se atreve a enseñarnos a cantar “Aleluya” también en la Misa de Difuntos. ¡Es audaz, esto! Sentimos sobre todo el dolor de la pérdida, sentimos sobre todo la ausencia, el pasado, pero la liturgia sabe que estamos en el mismo Cuerpo de Cristo y vivimos a partir de la memoria de Dios, que es nuestra memoria. En este entramado de su memoria y de nuestra memoria estamos juntos, estamos vivos. Oremos al Señor que podamos sentir cada vez más esta comunión de memoria, que nuestra memoria de Dios en Cristo sea cada vez más viva, y que así podamos sentir que nuestra verdadera vida está en El y en El permanecemos todos unidos. En este sentido, cantamos “Aleluya”, seguros de que el Señor es la vida y su amor no acaba nunca. Amen.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Discurso del Papa al nuevo embajador de Hungría ante la Santa Sede
Al presentar sus Cartas Credenciales
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 2 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy al nuevo embajador de Hungría ante la Santa Sede, Gábor Győriványi, al presentarle éste sus Cartas Credenciales.

* * * * *

Señor Embajador,

con alegría le doy la bienvenida en esta solemne ocasión de la entrega de las Cartas Credenciales que le acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Hungría ante la Santa Sede, y le doy las gracias por sus amables palabras. Estoy agradecido por los deferentes saludos que me ha presentado en nombre del señor Presidente, Dr. Pál Schmitt y del Gobierno, y que devuelvo de buen grado. Al mismo tiempo quisiera pedirle que asegure a sus connacionales mi sincero afecto y mi benevolencia.

Tras la reanudación de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la República de Hungría en 1990, se ha podido desarrollar nueva confianza para un diálogo activo y constructivo con la Iglesia católica. Nutro al mismo tiempo la esperanza de que las profundas heridas de esa visión materialista del hombre, que se había apoderado de los corazones y de la comunidad de los ciudadanos de su país durante casi 45 años, puedan seguir curando en un clima de paz, de libertad y respeto de la dignidad del hombre.

La fe católica forma sin duda parte de los pilares fundamentales de la historia de Hungría. Cuando, en el lejano año 1000, el joven príncipe húngaro Esteban recibió la corona real que le envió el papa Silvestre II, a ella se le unía el mandato de dar a la fe en Jesucristo espacio y patria en aquella tierra. La piedad personal, el sentido de justicia y las virtudes humanas de este gran rey son un alto punto de referencia que sirve de estímulo e imperativo, hoy como entonces, a cuantos se ha confiado un cargo de gobierno u otra responsabilidad análoga. Ciertamente no se espera que el Estado que imponga una determinada religión; éste debería más bien garantizar la libertad de confesar y practicar la fe. Con todo, política y fe cristiana se tocan. Por supuesto la fe tiene su naturaleza específica como encuentro con el Dios vivo que nos abre nuevos horizontes más allá del ámbito propio de la razón. Pero al mismo tiempo ésta es una fuerza purificadora para la razón misma, permitiéndole llevar a cabo de la mejor forma su tarea y de ver mejor lo que le es propio. No se trata de imponer normas o modos de comportamiento a quienes no comparten la fe. Se trata sencillamente de la purificación de la razón, que quiere ayudar a hacer que lo que es bueno y justo pueda, aquí y ahora, ser reconocido y después también realizado (cfr. Encíclica Deus caritas est, 28).

En los últimos años, poco más de veinte, desde la caída de la cortina de hierro, acontecimiento en el que Hungría tuvo un papel relevante, su país ha ocupado un lugar importante en la comunidad de los pueblos. Desde hace ya seis años Hungría es también miembro de la Unión Europea. Con ello aporta una contribución importante al coro de más voces de los Estados de Europa. Al inicio del año próximo tocará a Hungría, por primera vez, asumir la Presidencia del Consejo de la Unión Europea. Hungría está llamada de modo particular a ser mediadora entre Oriente y Occidente. Ya la Sagrada Corona, herencia del rey Esteban, en la unión de la corona graeca circular con la corona latina colocada en arco sobre ella – ambas llevan el rostro de Cristo y están coronadas por la cruz – muestra cómo Oriente y Occidente deberían apoyarse mutuamente y enriquecerse uno a otro a partir del patrimonio espiritual y cultural y de la viva profesión de fe. Podemos entender esto también como un leitmotiv para su país.

La Santa Sede toma nota con interés de los esfuerzos de las autoridades políticas de elaborar un cambio en la Constitución. Se ha expresado la intención de querer hacer referencia, en el preámbulo, a la herencia del Cristianismo. Es también deseable que la nueva Constitución esté inspirada por los valores cristianos, de modo particular en lo que concierne a la posición del matrimonio y de la familia en la sociedad y la protección de la vida.

El matrimonio y la familia constituyen un fundamento decisivo para un sano desarrollo de la sociedad civil, de los países y de los pueblos. El matrimonio como forma de ordenamiento básico de la relación entre hombre y mujer y, al mismo tiempo, como célula fundacional de la comunidad estatal, ha ido plasmándose también a partir de la fe bíblica. De esta forma, el matrimonio ha dado a Europa su particular aspecto y su humanismo, también y precisamente porque ha debido aprender u conseguir continuamente la característica de fidelidad y de renuncia trazada por él. Europa ya no sería Europa si esta célula básica de la construcción social desapareciese o fuese sustancialmente transformada. Sabemos todos cuánto riesgo corren el matrimonio y la familia hoy – por un lado por la erosión de sus valores más íntimos de estabilidad e indisolubilidad, a causa d una creciente liberalización del derecho de divorcio y de la costumbre, cada vez más difundida, de la convivencia de hombre y mujer sin la forma jurídica y la protección del matrimonio, por otro lado, por los diversos tipos de unión que no tienen ningún fundamento en la historia de la cultura y del derecho en Europa. La Iglesia no puede aprobar iniciativas legislativas que impliquen una valoración de modelos alternativos de la vida de pareja y de la familia. Estos contribuyen al debilitamiento de los principios del derecho natural y así a la relativización de toda la legislación, además de la conciencia de los valores en la sociedad.

"La sociedad cada vez más globalizada nos hace cercanos, pero no nos hace hermanos” (Encíclica Caritas in veritate, 19). La razón es capaz de garantizar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica, pero no logra, al final, fundar la fraternidad. Esto tiene origen en una vocación sobrenatural de Dios, el cual creó a los hombres por amor y nos enseñó por medio de Jesucristo lo que es la caridad fraterna. La fraternidad es, en un cierto sentido, el otro lado de la libertad y de la igualdad. Esta abre al hombre al altruismo, al sentido cívico, a la atención hacia el otro. La persona humana, de hecho, se encuentra a si misma sólo cuando supera la mentalidad centrada en sus propias pretensiones y se proyecta en la actitud del don gratuito y de la solidaridad auténtica, que responde mucho mejor a su vocación comunitaria.

La Iglesia católica, como las demás comunidades religiosas, tiene un papel no insignificante en la sociedad húngara. Esta se compromete a gran escala con sus instituciones en el campo de la educación escolar y de la cultura, además de la asistencia social y de este modo contribuye a la construcción moral, verdaderamente útil a su país. La Iglesia confía en poder continuar, con el apoyo del Estado, a llevar a cabo e intensificar este servicio por el bien de los hombres y el desarrollo de su país. Que la colaboración entre Estado e Iglesia católica en este campo crezca también en el futuro y traiga provecho para todos.

Ilustre señor Embajador, al inicio de su noble tarea le aseguro una misión llena de éxito, y le aseguro al mismo tiempo el sostén y apoyo de mis colaboradores. Que María Santísima, la Magna Domina Hungarorum, extienda su propia mano protectora sobre su país. De corazón imploro para usted, señor Embajador, para su familia y para sus colaboradores y colaboradoras en la Embajada y para todo el pueblo húngaro la abundante bendición divina.

[Traducción de la versión italiana por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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