3.12.10

Manipulación, Selçuk

 

Tiempos convulsos y maniobras de distracción. Y no me estoy refiriendo específicamente a la últimas filtraciones de WikiLeaks, aunque alguno lo relacione con cierta justificación. Sobre este tema, si queréis formaros un criterio recomiendo el artículo de Montse Doval: algo de contexto sobre Wikileaks.

Tenemos un exceso de noticias, a menudo contradictorias, que evitan el análisis pausado. Una vez conseguido que no nos hagamos las preguntas correctas, las respuestas que demos siempre serán irrelevantes en el mejor de los casos, y no direccionadas por nosotros, en el peor.

Hace ya más de dos años, casi al inicio de este blog, compartía las técnicas de manipulación, que proponía Volkoff en su novela El Montaje, ambientado en la Guerra Fría y que no pierden actualidad. Os recomiendo el ejercicio de localizarlas en las noticias que nos ofrecen los medios de comunicación, especialmente cuando los temas tratados atañen a los valores y la religión.

No está de más actualizar el tema. Hoy, con las «10 estrategias de manipulación en los medios de comunicación» que se atribuyen a Chomsky. La verdad es que como analista es un poco conspiranoico, y desde luego no comparto casi ninguno de sus presupuestos filosóficos. A pesar de todo, le reconozco cierto grado de originalidad en sus planteamientos, no es un adversario despreciable, en especial por su influencia. Como lo puede ser George Lakoff en otro orden.

Mientras que las ‘técnicas’ de Volkoff se refieren al discurso particular, las de Chomsky son más estratégicas. He estado tentado en adaptar los ejemplos, pero dejo la redacción original que responde a las exclusivas obsesiones del filólogo estadounidense, creo que podréis adaptarlos fácilmente a otras circunstancias.

 

  1. Estrategia de la distracción

    El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.

    Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales.

    Armas silenciosas para guerras tranquilas

  2. Crear problemas, después ofrecer soluciones

    Este método también es llamado «problema-reacción-solución». Se crea un problema, una ‘situación’ prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad.

  3. La estrategia de la gradualidad

    Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

  4. La estrategia de diferir

    Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como «dolorosa y necesaria», obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que «todo irá mejorar mañana» y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

  5. Tratar al público como si fuesen niños

    La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante.

    Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.

    Armas silenciosas para guerras tranquilas

  6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

    Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

  7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

    Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud.

    La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores

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  8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

    Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

  9. Reforzar la autoculpabilidad

    Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, ¡no hay revolución!

  10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

    En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el ‘sistema’ ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

¿A qué os suena? Creo que en contra de lo que piensa Chomsky, estas estrategias —nada novedosas— se pueden identificar claramente en los intentos de justificación del divorcio, el aborto, la eutanasia, el gaymonio…

Otro día traigo algo de Anthony Pratkanis o de Schopenhauer, son mucho mejores.