6.12.10

Nos quieren poner cara a la Meca a la fuerza

A las 12:29 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe
 

Francamente no es que me sorprenda el cariz que están tomando las cosas. Sin embargo, sí que es algo preocupante que muchos miren para otro lado como si la cosa no fuera con ellos o como si lo que se ve venir estuviera sucediendo en una luna de algún planeta exterior, llámase Babia o Inopia, donde más de uno reside contento de haberse conocido.

Todo el mundo sabe, a esta altura de la película, lo que está pasando con el caso de Asia Bibi, condenada a muerte por preguntar, ¡Vaya por Dios! a algunas mujeres musulmanas que qué había hecho Mahoma por ellas.

No extraña, por otra parte, que se ofendieran, porque lo que ha hecho por ellas ha sido someterlas a una religión misógina y muy contraria a la dignidad de la mujer. Y eso, cuando se tiene que reconocer, ha de doler mucho porque la verdad, en según qué mentes, no sienta nada bien.

Pues bien, como eso les debe parecer poco al lobby musulmán que, petrodólares en mano y en bolsillo, tratan de amedrentar con su religión impositiva (Islam significa, no lo olvidemos, sometimiento o algo así) ahora quieren dar el salto a nivel internacional y procurar que, quien eso puede hacer, legitime su aberrante sentido de lo religioso y su escaso aprecio por los derechos ajenos.

Y nos quieren poner mirando a la Meca a la fuerza y por obligación.

Eso, como sabemos, no es nada raro para quien profesa la religión islámica porque tiene unas bases escasamente humanas y muy dadas al corte de cuello al infiel y a poner la bota en la boca de quien no cree lo que dijo Mahoma o contiene el Corán.

Y digo que quieren dar el salto internacional porque pretenden que la ONU (esa cueva de mayoría dictatorial) dé un sí quiero a la “ley de la blasfemia” con la que quieren que cualquier cosa que se diga que no sea del exquisito gusto religioso musulmán sea castigado de la forma más severa posible.

Que sea Pakistán quien encabeza tal iniciativa no es de extrañar porque ahí tenemos el citado caso de Asia Bibi que es un ejemplo perfecto sobre el cual se debería cimentar todo rechazo a un intento tan bárbaro y salvaje como hacer posible que todo el mundo comulgue, por babuchas y cimitarras, con lo que en su día dijera el profeta de Dios.

Sin embargo, ¡Qué ecuanimidad tan grande! Resulta que en muchos estados musulmanes sólo se contempla la pena para quien blasfeme en contra del Corán o de Mahoma pero nada se dice de quien lo mismo haga con otras religiones.

Eso, lo que básicamente quiere decir es que lo pretendido con el tanteo de la ONU es que se legitime cualquier actuación sólo en contra de lo religioso musulmán. Vamos una “sharia”(o ley islámica) a nivel internacional con marchamo aprobatorio.

¿Saben lo que, además, pasa aquí?

Pues algo muy sencillo.

La Organización de la Conferencia Islámica, de quien es país portavoz Pakistán cuenta con una notable mayoría de miembros en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que, a lo mejor, es quien, al final, decide lo tocante a la “ley de la blasfemia” obligatoria a nivel mundial.

¿A que cualquiera de las personas que lea este artículo sabe cuál va a ser el resultado?

No hay que ser profeta ni hijo de profeta para descubrir, en determinadas iniciativas, una variante poco sutil de la imposición musulmana.

Otra cosa, por cierto, no cabe en su naturaleza. Olvídense, por tanto, del perdón y de la misericordia.

Eleuterio Fernández Guzmán