7.12.10

Para mí que esto es desafinar

A las 12:11 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe
 

El director de Vida Nueva publicó, el pasado 26 de noviembre, un artículo en el que se defendía la polifonía dentro de la Iglesia católica.

Por lo simple del argumento cualquiera se da cuenta que se refiere a la disidencia que hay en el seno de la Esposa de Cristo.

Y utiliza imágenes de la música tomadas de lo que dijo Benedicto XVI en el día de santa Cecilia (22 de noviembre) a los nuevos cardenales: “Que la patrona de la música y del canto hermoso acompañe y sostenga el esfuerzo por escuchar con atención en la Iglesia las diferentes voces, para que la unidad de los corazones sea más profunda”.

Es más que conocido por todos que el Santo Padre es un amante de la música y que goza mucho, por ejemplo, tocando el piano. Sin embargo se me hace difícil imagina a Benedicto XVI interpretando una de esas piezas disonantes que más bien parecen estar hechas para destrozar los tímpanos y que, en ocasiones, producen los músicos por algún prurito de modernidad. Lo suyo parece, más bien, lo que suena al unísono y tiene un sentido claro y esperado.

Es cierto que los musicales son ejemplo de la intervención de muchos instrumentos y mucha polifonía. Sin embargo, no es menos cierto que suena muy bien porque todos los instrumentos y, en general, el resultado de su música, tienen un destino claro y no campa cada uno por donde mejor le viene.

La armonía de la variedad de voces es fundamental” dice el Director de Vida Nueva porque parece no reconocer que lo que existe, en muchos casos, en la Iglesia católica no es, precisamente armonía de variedad de voces sino disonancia de determinadas voces que, Juan Rubio, defiende con ardor.

Y, luego, el estrillo de siempre:

Y en la Iglesia española es más necesario que nunca. En los centros de estudios y de formación, una voce acarrea graves despropósitos. En los medios de información, una voce suele ser sinónimo de adoctrinamiento apasionado, y cuando la pasión ciega, la razón se oscurece. En la tarea pastoral y de gobierno, una voce de consejeros áulicos es sinónimo de estulticia. Se crea un círculo vicioso que se retroalimenta presentando una cara de Iglesia muy distante de la real.

Y es que molesta que exista un orden y un concierto de acuerdo a una doctrina que no se “adapte” al mundo según el mundo dice. Eso no gusta.

Sin embargo, sí que hay algo cierto en lo que dice Juan Rubio, a la sazón Director de Vida Nueva y es que, en efecto, con determinadas formas de actuar (en la educación, la cultura religiosa y la teología) muy contrarias a la Iglesia donde dicen arraigar, han creado un círculo vicioso presentando una cara de la Iglesia muy distante a la real. Eso es bien cierto porque la Iglesia católica real poco tiene que ver con la imaginada por algunas notas disonantes que tratan de estropear el resultado de un fluir de los instrumentos espirituales que, dentro de la Esposa de Cristo, tratan de hacer la música que otros insisten en malbaratar.

Una cosa es permitir que haya disonancias y otra, muy distinta, tener que seguir, a la fuerza, a las mismas.

Por eso ¡A desafinar! parece el grito de aquellos que querrían que la música eclesial fuera muy otra. Pero sonar, sonaría bastante mal y ciertamente desafinada.

Aunque eso, a ciertos músicos que tocan al margen de la orquesta, les importa bien poco.

Eleuterio Fernández Guzmán