Contundente homilía del primado mexicano

El Cardenal Rivera acusa a las familias mexicanas de ser cómplices, protectoras y promotoras del crimen

 

El cardenal Norberto Rivera Carrera alertó que las familias en México se deterioran porque se han vuelto cómplices, protectoras y promotoras del crimen, del delito y de la violencia, además de vivir con miedo, agresión, rencor, avaricia e intolerancia. En su homilía de este domingo, dedicada a la Sagrada Familia, el prelado reconoció que «no podemos acabar con la delincuencia organizada, ni podemos acabar con la corrupción, o con las redes que comercian con los cuerpos de hombres, mujeres y niños. Pero sí podemos oponernos a que esto suceda en nuestra familia».

28/12/10 7:17 AM


 

(Milenio/InfoCatólica) El cardenal aseguró que la situación de un país refleja la de las familias, por eso lo que se hace a escala nacional no puede dejar de impactar en un plazo mayor o menor a lo que sucede en cada una de las familias.

La familia, dijo el prelado, que puede ser referencia de lo moral, pero también promotora de lo inmoral, siempre ha sufrido deterioro, ataques y atentados: “no todo ha sido color de rosa pero a nosotros nos toca vivir este momento especial, donde muchas veces la familia es cómplice, protectora, promotora incluso de delitos”.

"No estoy de acuerdo con el mal"

El primado mexicano llamó a los católicos a sacudirse el polvo de la mediocridad y gritar un “no estoy de acuerdo con el mal”, porque no se puede ser débil ante el crimen organizado.

Las fallas de la sociedad y de la familia, dijo, no aparecen de modo gratuito: “las hemos abierto una a una permitiendo que se pueda mentir con buena intención, se pueda robar con buena intención, se pueda asesinar inocentes y en algunas circunstancias vender los cuerpos”.

El cardenal Rivera advirtió que los padres o quienes tienen responsabilidad “no deben ceder a la tentación del mal” sino, por el contrario, han de rescatar a las familias del sopor en el que se encuentran sumergidas en el materialismo, por el afán de tener el poder o por el ansia de no quedarse atrás en lo material.