28.12.10

Inocentes

A las 1:34 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Derechos Humanos

Bebé-Aído

Nunca he compartida la idea según la cual el que se llama “Día de los inocentes” sea tomado a chanza y a juerga y que, por eso mismo, las bromas del más diverso pelaje se lleven a cabo y, en general, la risa sea lo que más conviene o, como poco, la sonrisa.

Los inocentes que se recuerdan no estaban para reír ni, hoy día, están para hacer tal cosa.

Sabemos que así se llaman a los que persiguió Herodes con la malsana intención de terminar con el Hijo de Dios. Mató por egoísmo pero, sobre todo, por ignorancia.

Inocentes aquellos que dieron su vida, mártires sin saberlo antes, incluso, que Esteban, por su hermano y Dios Jesucristo.

Pero hoy día no tenemos que irnos muy lejos para descubrir a otros inocentes que también dan su vida sin merecer una muerte ni buscada ni esperada.

Por tales inocentes debemos pedir a Dios que los acoja en su seno y que haga, de ellos, un ejemplo, de entrega y de salvación inocente para que nos sirva de ayuda en las tribulaciones por las que pasamos los hijos del Creador que tenemos tal fe y que de ella hacemos causa de nuestra vida.

Por tales inocentes no podemos hacer chanza ni guasa a costa de los otros aquellos, hermanos nuestros también, que murieron para que viviera quien, además, ni siquiera conocían.

Por tales inocentes, víctimas del aborto, deberíamos cubrir de vergüenza las calles de nuestros pueblos y acoger, en nuestros corazones, una plegaria sin fin porque no tiene final la agonía, eterna, de aquellos que ven el final de su vida sin, siquiera, haber visto la luz del día bajo egoísmos diversos o miedos, también, diversos.

Si aquellos primeros inocentes sirvieron para dar, a la humanidad, una lección de villanía que nunca debería haber olvidado, estos de ahora mismo deberían servir para hacer cambiar los corazones que, de piedra, parecen gobernar las espadas de Damocles que penden sobre muchos senos maternos.

Hoy es el día de los Santos Inocentes y eso deberían hacer que meditásemos acerca de la santidad y de la inocencia de de cuando una y otra son la misma realidad espiritual.

Por eso a mí siempre me disgusta hacer risa en este día de la muerte ajena porque ahora, ahora mismo, muchos otros inocentes habrán sido tirados a un vertedero o a un cubo de basura.

Y eso, digan lo que digan, no es cosa para reír.

Por cierto, aquí abajo hay una esquela que no es sólo, pienso yo, para recuerdo de los inocentes que aquí han sido traídos sino, también, por aquellas personas que, sabiendo lo que pasa miran para otro lado como si la cosa no fuera con ellas. Ya se sabe que ojos que no ven, voluntariamente, corazón, podrido, que no siente.

Eleuterio Fernández Guzmán