Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá y organizador de la Fiesta de la Familia de Colón

“Me he limitado a contar en público lo que dicen las estadísticas oficiales”

“La Iglesia no dice, por fin, que se puede violar o adulterar o fornicar con preservativo”

José Manuel Vidal, 30 de diciembre de 2010 a las 16:31

 

(José Manuel Vidal).- Es el alma mater del Woodstock español de las familias católicas que, este año, se va a celebrar el día 2 de enero en la plaza de Colón de Madrid. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá, presidente de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia episcopal, está de moda estos días, por haber dicho, en la presentación de la fiesta de las familias, que "los matrimonios católicos son menos dados a la violencia de género que las parejas de hecho". Líderes socialistas y organizaciones feministas le pidieron que rectificase. Pero el obispo se ratifica en lo dicho: "Me he limitado a contar en público lo que dicen las estadísticas oficiales".

Asegura también que no quiere "demonizar" a las parejas de hecho, pero recalca que "las familias, en España, están en peligro", denuncia que la ley del matrimonio exprés se ha convertido en una "ley del repudio" y, respecto a la polémica del condón, suscitada por el Papa en su libro-entrevista, aclara que "la Iglesia no dice, por fin, que se puede violar o adulterar o fornicar con preservativo".

¿Se ratifica en sus palabras de que hay un mayor índice de violencia en las parejas de hecho que en los matrimonios?

Nada más lejos de mi intención que polemizar sobre datos que son tan fácilmente contrastables por quienes tengan verdadero interés en conocer la realidad de los hechos. Solamente he querido poner el foco sobre unos datos poco publicitados, sin que ello implique, bajo ningún concepto, un juicio de valor sobre las personas, sea cual sea su estado civil. Tampoco he hecho un análisis de las causas de la grave lacra que significa la violencia doméstica; estamos hablando de una realidad dramática y extremadamente compleja. Insisto, sólo me he limitado a contar en público lo que dicen las estadísticas oficiales.

¿Los datos que aporta son fiables, a pesar de que algunos de los estudios que ofrece son de instituciones relacionadas con la Iglesia católica directa o indirectamente?

Los datos que he aportado son oficiales; en concreto proceden del Consejo General del Poder Judicial y también del Instituto de la Mujer del Gobierno de España (datos desde 1999 a 2010). Los enlaces a las páginas Web oficiales que contienen ambos documentos se encuentran en: www.obispadoalcala.org (apartado noticias).

El Instituto de Política Familiar y el Instituto de Estudios del Capital Social, del Centro de Investigación y Desarrollo Empresarial (INCAS-CIDE) de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona lo único que hicieron, en su momento, fue dar a conocer a la opinión pública -incluyéndome a mí- los citados datos, estableciendo la proporción entre las muertes en cada caso -en matrimonios (33) y en relaciones sentimentales (48)- y el número total de matrimonios (10.265.400) y relaciones sentimentales (1.223.700) existentes en España. El dato es: por cada homicidio que se da en un matrimonio, se producen más de 12 homicidios en las relaciones sentimentales. El análisis o la interpretación del dato es otro tema.

Algunos entienden sus palabras como una "demonización" de las parejas de hecho y una "sacralización" del matrimonio tradicional.

Están en un error. Nada más lejos de mi propósito, y lo lamento si alguien ha tenido esa impresión. Quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, política e incluso religiosa, deben ser también objeto de nuestro respeto y amor. Cuanto más humana y caritativa sea nuestra comprensión íntima de su manera de sentir, mayor será la facilidad para establecer con ellos el diálogo.

Esta caridad y esta benignidad en modo alguno deben convertirse en indiferencia ante la verdad y el bien. Más aún, la propia caridad exige el anuncio a todos los hombres de la verdad saludable. Pero es necesario distinguir entre el error, que siempre debe ser rechazado, y el hombre que yerra, el cual conserva la dignidad de la persona incluso cuando está desviado por ideas falsas o insuficientes en materia religiosa. Dios es el único juez y escrutador del corazón humano. Por ello, nos prohíbe juzgar la culpabilidad interna de los demás. Son palabras literales del Concilio Vaticano II (Constitución Pastoral Gaudium et spes, nn. 27-28)

¿En el matrimonio civil también se dan menos casos de violencia que en las parejas de hecho?

Sin duda donde se dan más homicidios por violencia doméstica es en la uniones sentimentales; eso dicen las estadísticas oficiales, sólo hay que consultarlas.

¿Está en peligro la familia en España?

La RAE define la palabra peligro como: "riesgo o contingencia inminente de que suceda algún mal". En este sentido sí creo que las familias, en España, están en peligro, en muchos peligros: el paro, la falta de vivienda y de oportunidades, el fracaso escolar, las drogas, el alcoholismo, la pornografía, la prostitución, el tráfico de seres humanos, y un largo etcétera acechan a muchas familias. Lo lamentable es que también son muchas las iniciativas legislativas que no protegen a las familias: la ley del aborto, la ley de biomedicina, la aprobación de la píldora del día después, las leyes del divorcio y del divorcio ‘exprés', la ley que homologa el verdadero matrimonio con las uniones de personas del mismo sexo, la ley que arrebata a los niños sin familia el derecho a ser adoptados siempre por un padre y una madre conjuntamente, la ley que permite esterilizar a los deficientes psíquicos sin su consentimiento y la asignatura de educación para la ciudadanía, por citar sólo unas pocas. A pesar de todo ello la familia resiste porque está inscrita en la naturaleza humana. La familia, como decía Juan Pablo II, es la auténtica ecología humana.

Y, sin embargo, sigue siendo la institución más valorada, muy por encima de la Iglesia Católica, que ocupa el último lugar junto a los políticos...

La familia es la institución más valorada por los españoles y la más desprotegida jurídica y socialmente en el contexto europeo. Familia e Iglesia se necesitan mutuamente, y ambas son un bien para la sociedad. Valor y valoración son dos conceptos distintos que pueden no coincidir; el análisis sería extenso, pero las causas de los problemas de la Iglesia no hay que buscarlas fuera de la misma Iglesia.

Respecto a los políticos sólo puedo decir que cumplen una noble función si sus acciones responden a la verdad y al bien común; el modelo propuesto para ellos por la Iglesia es Santo Tomás Moro, mártir, patrono de los gobernantes y de los políticos: todo un programa a seguir.

¿La fiesta de la familia de Colón es una ocasión para animar a los católicos a seguir plantando cara a las leyes del Gobierno que atentan contra la familia?

Sólo queremos dar gracias a Dios y mostrar la belleza del matrimonio y de la familia cristiana. Si cambian las personas poco a poco irán cambiando las leyes, como siempre ha sucedido a lo largo de la historia. Esta fiesta de la familia cristiana ha sido convocada para dar a los europeos razón de nuestra esperanza.

¿Espera que, si el PP llega al Gobierno de la nación, derogue la ley que permite el matrimonio homosexual o la del aborto?

Mi esperanza descansa en Cristo y en la Iglesia. Rezo para que todos los políticos actúen como Santo Tomas Moro, defendiendo la verdad y el bien. Si los políticos son católicos no pueden aplastar su conciencia. No pueden anteponer nada a Cristo.

¿La actual ley del divorcio exprés es, en la práctica, una ley del repudio?

Sin duda. El Pleno del Consejo General del Poder Judicial aprobó un informe en fecha 27 de octubre de 2004, en el que tras analizar el régimen jurídico del divorcio en catorce países europeos, se indica que "es evidente que ninguno admite la voluntad unilateral de uno de los esposos sin la concurrencia de causa alguna o sin un plazo de reflexión durante el cual se madure la decisión de poner fin al vínculo matrimonial haciendo ver con ello que la voluntad es firme y constante y pueda deducirse que existe una ruptura de la vida matrimonial. Esta figura es desconocida en los ordenamientos jurídicos analizados". Además, en ese mismo informe del Consejo General del Poder Judicial se afirma, refiriéndose a una regulación del divorcio a instancia de uno de los cónyuges sin consentimiento del otro, sin causa y sin plazo, que "Si así sucediera nos encontraríamos: a) con una regulación sin parangón en el derecho europeo, y b) con una figura que sólo se encuentra en la tradición musulmana". Esta figura se llama repudio y con ella, "se estaría consagrando una concepción del matrimonio y de su disolución totalmente ajena al ámbito sociocultural al que nos encontramos y absolutamente desconocido por los países de nuestro entorno, y sólo admitido en la cultura musulmana". Además la agilización del divorcio en vez de ayudar a los esposos a superar sus problemas, les pone en una situación de mayor debilidad ante sus dificultades. En vez de ser una ayuda a la familia, es un paso más en la disolución de la misma, dando la espalda al verdadero drama personal y social que es el fracaso de la persona en el proyecto fundamental de su vida: su amor y su familia.

¿Quién o quiénes son los Herodes en la España de hoy?

El aborto es un drama que quita la vida a un niño inocente y hiere gravemente a la madre y a todos los que participan en tan abominable crimen. No se trata de buscar culpables sino soluciones. Es necesario decir la verdad pero siempre desde el amor y la misericordia, ofreciendo ayudas. También en este tema los Centros de acogida y pro-vida, así como los Centros de orientación familiar son magníficos instrumentos al servicio de las madres embarazadas con problemas. Respecto a la ley del aborto sólo puedo decir que es gravemente inicua, y estoy convencido que, como sucedió con la esclavitud, en pocos años nos lamentaremos del holocausto del "aborto procurado". Dios tenga piedad de todos nosotros.

¿El preservativo puede estar justificado en algún caso, como parece que sostiene el Papa en su último libro-entrevista?

La Iglesia no ha cambiado ni puede cambiar la doctrina sobre el acto conyugal, doctrina que se fundamenta en la Palabra de Dios y en la verdad natural y revelada sobre la sexualidad, la persona y el matrimonio.
La verdad que la Iglesia enseña es que el ejercicio lícito de la sexualidad, que sólo puede darse en el contexto del matrimonio, tiene dos significados que no pueden ser separados deliberadamente: el significado unitivo y el significado procreativo.
El preservativo o cualquier otro tipo de anticonceptivo, constituyen un verdadero fraude antropológico, pues rompen con este principio: impiden la donación plena a la que están llamados los cónyuges, no sólo habitualmente, sino también, en todos y cada uno de sus actos sexuales. A este principio no hay excepción alguna y se trata de una doctrina definitiva.

Hace años participé en la elaboración de unas orientaciones de la Iglesia Católica respecto a este tema. Entonces ya decíamos: las relaciones conyugales forman parte esencial del derecho que mutuamente y de modo exclusivo se otorgan los esposos al casarse. Los casados tienen el derecho y el deber de expresarse su amor también mediante la unión sexual: este trato corporal íntimo especifica el amor matrimonial frente a otras formas de amor, como la amistad. Pero cuando uno de los esposos está infectado por el virus del SIDA, las relaciones sexuales se convierten en gravemente peligrosas para el cónyuge sano, de forma que el cónyuge infectado que exige al sano la relación genital, lo está exponiendo a un grave riesgo de contraer una enfermedad que, hoy por hoy, no tiene curación.

Entran así en conflicto el derecho a la donación conyugal y la obligación de no hacer daño al otro en el ejercicio de los propios derechos. Este conflicto se resuelve afirmando que el cónyuge infectado de SIDA no tiene derecho a exigir al sano que asuma el riesgo de ser contagiado, pues nadie puede exigir sus derechos frente a otro, cuando esto implica riesgo grave para la vida o la salud del obligado. Nadie está obligado a arriesgar su vida por atender a sus obligaciones, a no ser que el negarse a asumir ese riesgo ponga en peligro bienes de similar relevancia cuya protección le esté encomendada; es el caso de los bomberos, los policías, los socorristas, etc. Obligar a alguien a correr riesgo de perder la salud o la vida fuera de estas circunstancias es un abuso del derecho, y no puede ser una obligación moral.

Ahora bien, aunque el cónyuge enfermo de SIDA no pueda exigir al sano la relación sexual, éste sí puede lícitamente concederla, aceptando por amor el riesgo para su propia vida, a fin de salvar el resto de los bienes del matrimonio: la fidelidad conyugal, la expresión del mutuo amor y la estabilidad matrimonial.

Me gusta llegar hasta el final aclarando las cosas. Toda relación sexual entre dos personas del mismo sexo o entre un hombre y una mujer no casados entre sí es contraria a la norma moral, custodiada por la virtud de la castidad. Esta calificación no se ve afectada por usar o no usar preservativo. Ahora bien, al pecado contra la castidad puede añadirse la connotación -nuevamente contraria a la moral- de provocar el riesgo de transmitir una enfermedad tan nociva como el SIDA. En estos casos (violaciones, adulterios, promiscuidad sexual y fornicación en general), el uso del preservativo no convierte estos actos siempre inmorales en buenos, pero, su uso podría disminuir algo la probabilidad de una ulterior consecuencia dañina y pecaminosa de un acto malo, a saber, el poner en serio peligro la salud o la vida del otro, debido, en concreto, al contagio del virus del SIDA u otra enfermedad de transmisión sexual.

Pero dicho esto, "la conclusión NO ES: la Iglesia dice, por fin, que se puede violar o adulterar o fornicar con preservativo", todo esto constituye materia muy grave de pecado. La conclusión es que hay que vivir en castidad, es decir: integrar la sexualidad en la persona; abstinencia antes del matrimonio y fidelidad absoluta, respetando los aspectos unitivo y procreativo, una vez casados.

¿Qué le aconsejaría a una familia católica que tiene un hijo homosexual que quiere casarse con otro para fundar una familia e intentar ser feliz?

En primer lugar habría que ayudar a distinguir entre la persona con inclinación homosexual, la inclinación homosexual propiamente dicha y los actos homosexuales. Dicho esto, el criterio para cualquier consejo es la Caridad en la Verdad. Sin duda el Catecismo de la Iglesia Católica y los distintos documentos de la Iglesia serán de gran ayuda tanto para los padres como para el hijo.

¿El encuentro de Colón es posible gracias a los católicos, al cardenal Rouco, a Kiko Argüello o a todos ellos juntos?

Es un encuentro que tiene lugar gracias a las familias cristianas, que acompañadas y animadas por sus pastores dan gracias a Dios por el don de la vida y de la familia celebrando la Eucaristía.

Algunas organizaciones familiares se descolgaron este año de la fiesta de Colón por considerar que se está convirtiendo en un encuentro demasiado neocatecumenal. ¿Existe ese riesgo?

No. La Eucaristía simplemente es católica, si bien en ella participan, en proporciones distintas, parroquias, movimientos, comunidades y familias en general. No lo olvidemos, el vínculo de comunión es el Obispo; la Iglesia es "Una" en la diversidad de carismas que nos regala el Espíritu

¿Qué deberían hacer los católicos para defender la familia?

Con la asistencia del Espíritu Santo, experimentar el amor de Dios y amarse unos a otros. La propia familia es el primer compromiso de los fieles laicos. Es donde aprendemos a ser personas y donde recibimos el legado la fe. Las implicaciones prácticas son innumerables: desde cuidar la vida en familia y la vida en la comunidad eclesial, hasta el asociacionismo familiar y la participación en política. En estos momentos es decisivo desarrollar en todas las parroquias una lúcida pastoral familiar con presencia de los movimientos familiares, nuevos movimientos y comunidades eclesiales. Por otra parte, del mismo modo que la Iglesia organizó Cáritas para responder a los problemas que plantea la pobreza, hoy los católicos tienen que responder de manera semejante desde los Centros de Orientación Familiar para afrontar las nuevas pobrezas que surgen con las rupturas familiares, los conflictos matrimoniales y las carencias de los hijos. Esta es una estrategia que hay que desarrollar para educar en la vocación al amor y sostener a los matrimonios y familias en su propósito de amarse.

¿Hay esperanza para la institución familiar, a pesar de los pesares?

Por supuesto, nuestra esperanza es Cristo, y nuestro aliado es el corazón del hombre que desea encontrar un amor auténtico para toda la vida. Lo que es imposible para nosotros es posible para Dios. Podemos amarnos y respetarnos unos a otros porque Dios nos amó primero. Con todo, para cuando surgen dificultades, la Iglesia ha creado, como acabo de indicar, los Centros de Orientación Familiar que están siendo una bendición de Dios para las personas, los matrimonios y las familias con problemas. En estos centros, anclados en la antropología cristiana y con la ayuda de voluntarios y profesionales que trabajan a la luz de la fe y de la razón, se proponen las ayudas para salvar la verdad del matrimonio y para curar las heridas personales, matrimoniales y familiares. Los resultados son muy esperanzadores. Inspirados en la lógica de la gratuidad se sustentan con donativos y apoyo de los fieles.