La hora de la verdad suena para Sudán


 

(AE) Entre mañana domingo 9 de Enero y hasta el día 15 tendrá lugar en Sudán el referéndum posiblemente más esperado de su turbulenta historia. En el año 2005, gracias a la mediación de una institución regional llamada IGAD con el apoyo de países como Noruega, el Reino Unido e Italia se firmó el acuerdo de paz que puso fin a 20 años de sangrienta guerra. En los protocolos de ese acuerdo se establecía que a los cinco años habría un referéndum de autodeterminación que tendría lugar en todo el Sur para determinar si el país continuaba unido o el Sur optaba por la independencia.

El gobierno central y el Norte del país comenzaron en aquel momento una estrategia llamada “hacer la unidad atractiva”, en la cual se resaltarían los aspectos positivos de permanecer como un país. Los eslóganes tradicionales incluso anteriores a esa estrategia hablaban de “Un Nilo, un pueblo” pero la realidad era mucho más prosaica que los eslóganes: ni siquiera en estos cinco años se ha podido superar la idea de que el árabe no considera al sureño negroafricano como un igual. La cosa comenzaba con los libros de texto... en la escuela, cuando se estudiaba historia, el estudiante constataba que la verdadera historia de Sudán comenzaba en el siglo XIV con las invasiones de las tribus provenientes de Arabia. Todo lo que hubo antes, prácticamente se resumía en una frase “zaman al jahiliyya”, la era de la ignorancia. Con esa expresión despachaban a antiguos reinos y civilizaciones como Kush, Napata, Meroe o Nubia, los cuales no eran estudiados ni considerados en los planes de estudio simplemente porque no eran árabes.

El potencial económico, político y social del Norte no ha permitido que los pueblos del Sur puedan manifestarse como tales. El peor insulto de un árabe para con uno del Sur siempre ha sido “abid” (esclavo), lo cual manifiesta - casi siglos después de la esclavitud institucionalizada - las relaciones de poder de un grupo con el otro. La televisión nacional sólo presentaba en sus programas danzas folclóricas de las tribus norteñas, los bailes del sur eran considerados meros saltitos acrobáticos de negros enjaezados con plumas... no eran cultura. Si esto pasaba con el folklore, se pueden imaginar lo que tendría lugar en la administración, las escuelas o los servicios básicos. Los funcionarios árabes que desde la independencia trabajaron en el Sur llegaron a cobrar un plus como si estuvieran en un país extranjero.

Cinco años son muy pocos para borrar heridas que son todavía muy profundas y que apenas han podido cicatrizar ya que han sido abiertas una y otra vez por la historia y el devenir de hechos muchos más recientes. La discriminación, la práctica de la tortura por parte de las omnipresentes fuerzas de seguridad, el desprecio por todo lo que no sea árabe o islámico han calado mucho y no se pueden quitar ahora de un plumazo. El acuerdo de paz y la estrategia de hacer tabula rasa no ha podido con la ancestral desconfianza de los dos pueblos.

A la espera de ver los resultados, no me cabe la menor duda de que el resultado será favorable a la independencia. Ante estas perspectivas y si tiramos de hemeroteca, se puede percibir claramente el nerviosismo del presidente Bashir. Si un día dice que apoyaría un Sur Sudán independiente, el siguiente dice que si hay independencia del Sur impondrá en todo el Norte un estado islámico (con consecuencias bien claras para la población sureña que viva allá y las iglesias cristianas que todavía operan a pesar de las trabas oficiales)... estas declaraciones para uno y otro lado dan a entender que el referéndum no es sólo una decisión del Sur sino que podría también tener una influencia bien clara en los destinos del régimen de Jartum, enrocado en una oligarquía de corte centralista y fundamentalista. A Bashir le quedan varios fuegos pendientes, como los del Este de Sudán con la oposición Beja y el conflicto de Darfur que amenaza con enquistarse. Eso en casa... fuera, tiene todavía pendiente graves cargos de crímenes contra la humanidad y genocidio, así que tiene en lo que entretenerse.

Se sospecha que podría haber intentos de sabotear el referéndum, pero el régimen deberá pensárselo dos veces: Sudán ya no está en una situación de conflicto de baja intensidad en el cual la comunidad internacional tampoco prestaba demasiada atención y por tanto se podían utilizar con disimulo trucos de los más arteros (como el uso de armas químicas en 1996)... ahora todos los ojos están pendientes de lo que pase en este país entre el 9 y el 15 de Enero y cómo se van a monitorear y contabilizar los votos hasta que se declaren los resultados finales el 6 de Febrero (si no hay apelaciones) o el 14 del mismo mes en caso que las haya.

Hablaremos más adelante de las bazas que puede tener un Sur Sudán independiente. Ahora es el momento para que puedan hablar los que hasta ahora no han tenido la oportunidad de hacerlo de una manera digna y libre. Que Dios reparta suerte.