Presentación de ‘La teología en España 1959-2009’ (Encuentro) en Comillas

Olegario González: “Los progresistas quieren convertir la teología en política y los integristas, en simple piedad”

Monseñor Sebastián: “La credibilidad de la Iglesia depende de la vitalidad de la teología que produce y que vive”

José Manuel Vidal, 22 de enero de 2011 a las 10:57

 

(José Manuel Vidal).- Rara vez la presentación de un libro, y menos de Teología, se convierte en una ocasión de debate de ideas. Olegario González de Cardedal lo consiguió en la presentación de su libro ‘La teología en España 1959-2009' Ediciones Encuentro) en la Universidad de Comillas de Madrid. Un debate abierto entre el sociólogo Víctor Pérez Díaz, el obispo Fernando Sebastián, el historiador de la Iglesia Juan María Laboa y el propio Olegario. Un debate sobre el "desde donde" de la Teología, para recuperar la sintonía con la sociedad actual.

Entre el público, además del citado Laboa, políticos como Marcelino Oreja, Eugenio Nasarre u Óscar Alzaga; el obispo de Ávila, Jesús García Burillo; y, por supuesto, muchos teólogos. Desde Ángel Cordobilla a Pedro Castelao, Julio Martínez y muchos otros.

El decano de la Facultad de teología de Comillas, Gabino Uribarri, que presidía la sesión, recordaba, de entrada, que la presentación del libro de Olegario era una especie de escenificación de "la comunión de pensamiento e ideales que une a Comillas con la Pontificia de Salamanca", la patria del teólogo abulense.

Da la sensación de que se está creando un polo eclesial-teológico centrado, moderado, que reivindica el apoyo a la excelencia teológica y que quiere recuperar la sintonía con la sociedad. Un polo que parece estar surgiendo nucleado por los jesuitas de Comillas y la ‘escuela de Salamanca' de Olegario, con la bendición de Fernando Sebastián y su libro "Evangelizar" y de otros muchos obispos del sector moderado.

Un nuevo polo, cuya onda expansiva está llegando también a otros muchos lugares de la Iglesia española. Incluida la propia Conferencia episcopal. De hecho, en Añastro se está preparando el nuevo plan pastoral para el próximo trienio y hay varios directores de secretariados que están presentando bocetos e ideas en sintonía con este nuevo polo eclesial moderado y dialogante.

Abrió el fuego en la presentación del libro de Olegario el catedrático de Sociología de la Complutense, Víctor Pérez Díaz, antiguo alumno de Comillas, que no tuvo empacho en reconocer que "la ciencia empírica no es enemiga de la revelación ni de la fe", al tiempo que recordaba las claves profundas de la etapa anterior al año 59, fecha en la que comienza la obra.


A pesar de declararse "pesimista esperanzado", el catedrático se preguntó si "amamos lo suficientemente a este mundo para entenderlo" y aseguro que "tenemos una sociedad que sabe que no sabe ni hace el esfuerzo por saber".

Sebastián, el desertor de la Teología

Se esperaba con expectación la intervención de Fernando Sebastián, cuyo pensamiento y obra vuelven a cobrar actualidad y a marcar pautas en la Iglesia española. Como en su época más joven de rector de Salamanca o de obispo-redactor de los grandes documentos del episcopado.

El prelado comenzó haciendo un canto a la vejez, "etapa hermosa de la vida". Tanto para él como para el propio Olegario, amigos y colegas de afanes teológicos. Con una diferencia. "Olegario vivió en perfecta unión conyugal con la docencia teológica, a lo que otros hemos traicionado. Yo he sido un desertor de la curtida milicia de los cultivadores de la Teología".

Desde esa atalaya de la jubilación, "Olegario no se pone -según Sebastián- ante el espejo para que veamos cómo ha sido el aprecio de la Teología y de los teólogos en España". Porque "la credibilidad de la Iglesia depende de la vitalidad de la teología que produce y que vive".

Autocrítico, Sebastián reconoció que "perdimos la batalla cultural, no fuimos capaces de sostener un diálogo con las nuevas tendencias culturales y no hicimos la teología que nuestra Iglesia y nuestro país necesitaban". Y lo achacó, entre otras cosas, a la presión por un lado de la Teología de la Liberación y, por el otro, de las teologías europeas. De ahí que "nuestra teología haya estado demasiado tiempo demasiado cautiva de otros teólogos en otros países".

En cualquier caso, Sebastián aseguró que "el balance de la teología en España en estos cincuenta años es bastante positivo" e invitó a recuperar la sintonía social. "Porque la Iglesia se gana el respeto social según la categoría y la actitud con la que anuncia el Evangelio de siempre".

Olegario, ¿pesimista?

El catedrático de Salamanca explicó las razones profundas de haber escrito este libro sobre la Historia de la teología en España en los últimos 50 años. Y dijo que se trata de un libro de "relato y de protesta".

"Porque tengo la impresión de haber perdido 50 años de mi vida, entre otras cosas, porque hoy nos encontraos con una España que vuelve hacia atrás, que desteje su historia. Ésta es mi tragedia", explicó Olegario. Aunque, a renglón seguido, negó ser pesimista. Y de hecho, presentó el boceto de un curso de verano de Teología que prepara para impartir en el seminario de Monte Corbán de Santander, con invitados de excepción y de altura intelectual.

Y, a sus ojos, la Iglesia no está mejor. "Una Iglesia en la que los progresistas quieren convertir la teología en política y los integristas, en simple piedad". Muestra de ello son "los innumerables centros teológicos". Muchos pero de poca calidad y que, además, impiden la creación y el mantenimiento de "dos o tres centros de excelencia teológica".

Siempre intelectualmente provocador, Olegario invitó a los presentes a manifestarse sobre sus análisis. En concreto se lo pidió a Juan María Laboa, el historiador de la Iglesia, presente entre el público. Y Laboa le lanzó una pregunta clara y contundente: "¿No fueron los teólogos los que elevaron tanto la teología que dejaron al pueblo sencillo sin ella y, ahora, nos encontramos con que el pueblo no sabe lo más elemental de la fe?". Y Laboa concluyó pidiendo que se vuelva a hacer "teología desde los pobres e ignorantes".

Olegario discrepó de Laboa. A su juicio, "los pobres también merecen una reflexión, una oferta y una teología valiosa". Como la de Rahner o Congar, que "hicieron teología para los pobres". No hubo tiempo para más. Y el debate quedó en el aire. Un debate del que quizás dependa, al menos en parte, el futuro de la fe del pueblo español y la credibilidad social de la Iglesia.