Boletín Zenit

ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 23 de enero de 2011

Santa Sede

El Papa a la Rota Romana: no existe un derecho absoluto a casarse

La conversión es el camino a la unidad de los cristianos, afirma el Papa

Padre Lombardi: el Ordinariato para los anglicanos: “un gesto profético”

Monseñor Santos Abril y Castelló, nuevo vice camarlengo

Monseñor Paolo Pezzi, nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal Rusa

Dios llora en la tierra

Seguir a Cristo en China

Mundo

"Necesitamos testigos que ante tanta injusticia digan ¿Dónde está Dios?"

Huérfanos chinos discapacitados amenazados por el Gobierno

Análisis

Lucha a vida o muerte

Reportaje

De profesor de universidad a monje benedictino

Entrevistas

“En cada presente hay un prójimo y ahí se mide la caridad”

Angelus

Benedicto XVI: “Cristo no está dividido”

Espiritualidad

Meditación para el séptimo día de la Semana por la Unidad de los Cristianos

Documentación

Audiencia a los miembros del Tribunal de la Rota Romana


Santa Sede


El Papa a la Rota Romana: no existe un derecho absoluto a casarse
Reafirma la importancia de la preparación al matrimonio
ROMA, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- No existe un derecho absoluto a casarse que deba ser satisfecho por los pastores “un mero reconocimiento formal, independientemente del contenido”. Así lo dijo Benedicto XVI, recibiendo a los componentes de la Rota Romana para la inauguración del Año judicial.

Durante la audiencia el Papa exhortó a desarrollar una acción pastoral eficaz de preparación y admisión al matrimonio, que para la gran parte de la opinión pública son sólo “trámites de naturaleza exclusivamente formal”. Esto también con el fin de prevenir las nulidades matrimoniales, de forma que se “rompa el círculo vicioso” que lleva a considerar nulo un matrimonio solo “en base a la constatación de su fracaso”.

El derecho a casarse, explicó, no es “una pretensión subjetiva que deba ser satisfecha por los pastores mediante un mero reconocimiento formal, independientemente del contenido efectivo de la unión”, sino que “presupone que se pueda y se pretenda celebrarlo de verdad, y por tanto en la verdad de su esencia así como la enseña la Iglesia”.

“ Nadie puede exaltar el derecho a una ceremonia nupcial. El ius connubii, de hecho, se refiere al derecho de celebrar un auténtico matrimonio. No se negaría por tanto, el ius connubii allí donde fuese evidente que no se dan las premisas para su ejercicio”, afirmó.

Por ello, explicó, es necesario el “máximo cuidado pastoral en la formación de los contrayentes y en la verificación previa de sus convicciones sobre los compromisos irrenunciables para la validez del sacramento del Matrimonio”.

A propósito de esto, prosiguió, un serio discernimiento “podrá evitar que impulsos emotivos o razones superficiales induzcan a dos jóvenes a asumir responsabilidades que después no sabrán honrar”.

En este sentido, el examen prematrimonial no debe ser considerado como un mero “trámite burocrático” sino “una ocasión pastoral única – que valorar con toda la seriedad y la atención que requiere – en la que, a través de un diálogo lleno de respeto y de cordialidad, el pastor intenta ayudar a la persona a ponerse seriamente ante la verdad sobre sí misma y sobre su propia vocación humana y cristiana al matrimonio”.

“El diálogo, siempre llevado de forma separada con cada uno de los dos contrayentes – sin disminuir la conveniencia de otros coloquios con la pareja – requiere un clima de plena sinceridad, en el que se debería subrayar el hecho de que los propios contrayentes son los primeros interesados y los primeros obligados en conciencia a celebrar un matrimonio válido”.

“La Iglesia no rechaza la celebración del matrimonio a quien está bien dispuesto, aunque esté imperfectamente preparado desde el punto de vista sobrenatural, con tal de que tenga la recta intención de casarse según la realidad natural del matrimonio”, explicó.

En definitiva, explicó el Papa, se trata de “llevar a cabo una eficaz acción pastoral dirigida a la prevención de las nulidades matrimoniales”.

Esto requiere también, puntualizó, “que la actuación de los tribunales eclesiásticos trasmita un mensaje unívoco sobre lo que es esencial en el matrimonio, en sintonía con el Magisterio y la ley canónica, hablando a una sola voz”.

“Demasiado grande es el bien que la Iglesia y toda la sociedad esperan del matrimonio y de la familia fundada sobre él, para no comprometerse a fondo en este ámbito pastoral específico. Matrimonio y familia son instituciones que deben ser promovidas y defendidas de cualquier posible equívoco sobre su verdad”, concluyó el Papa.

El origen del Tribunal de la Rota Romana se remonta a la Cancillería apostólica. Sus competencias fueron fijadas definitivamente por Benedicto XIV con la Constitución Iustitiae et pacis en 1747. A partir de Gregorio XVI (1834), la Rota se convirtió también en tribunal de apelación para el Estado Pontificio, mientras que las causas que concernían al foro eclesiástico, eran decididas en preferencia por las Congregaciones.

La normas vigentes fueron aprobadas y promulgadas por Juan Pablo II el 7 de febrero de 1994.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


La conversión es el camino a la unidad de los cristianos, afirma el Papa
Invita a todos los cristianos a apoyar a las comunidades de Oriente Medio
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI insistió hoy, durante la meditación introductoria al rezo dominical del Ángelus, que el camino hacia la unidad plena de los cristianos para necesariamente por la conversión de todos.

“El serio deber de conversión a Cristo es el camino que conduce a la Iglesia, con los tiempos que Dios dispone, a la plena unidad visible”, dijo el Papa, desde la ventana de su estudio, a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro.

Citando la segunda lectura de la liturgia de este domingo, a propósito de las divisiones existentes en la comunidad cristiana de Corinto, el Pontífice quiso recordar, con el Apóstol Pablo, que “toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo”.

Al mismo tiempo, añadió, “es siempre en Él, única Cabeza y Señor, donde podemos volver a encontrarnos unidos, por la fuerza inagotable de su gracia”.

“Sólo de esta forma, permaneciendo firmemente unida a Cristo, la Iglesia puede llevar a cabo eficazmente su misión, a pesar de todos los límites y las faltas de sus miembros, a pesar de las divisiones”, explicó el Papa.

Para poder cumplir su misión de ser “en el mundo signo e instrumento de unión íntima con Dios y de unidad entre los hombres”, añadió, los cristianos deben fundar su vida en cuatro “ejes”: “la vida fundada en la fe de los Apóstoles transmitida en la viva Tradición de la Iglesia, la comunión fraterna, la Eucaristía y la oración”.

“El serio deber de conversión a Cristo es el camino que conduce a la Iglesia, con los tiempos que Dios dispone, a la plena unidad visible”, afirmó.

Desde Jerusalén

El Papa aludió al tema elegido para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año, sobre la comunión existente en la primera comunidad de Jerusalén, afirmando que es “muy significativo que este tema haya sido propuesto por las Iglesias y comunidades cristianas de Jerusalén, reunidas en espíritu ecuménico”.

“Sabemos cuántas pruebas deben afrontar los hermanos y hermanas de Tierra Santa y de Oriente Medio. Su servicio es por tanto aún más precioso, valorado por un testimonio que, en ciertos casos, ha llegado hasta el sacrificio de la vida”, afirmó.

El sufrimiento de estos cristianos hoy, añadió el Papa, debe ser además un motivo más de unión entre los cristianos, alrededor suyo.

“Mientras acogemos con alegría las inspiraciones para la reflexión ofrecidas por las comunidades que viven en Jerusalén, nos estrechamos en torno a ellas, y esto se convierte para todos en un factor ulterior de comunión”, dijo el Papa.

 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Padre Lombardi: el Ordinariato para los anglicanos: “un gesto profético”
El editorial del portavoz vaticano para “Octava Dies”
ROMA, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Ordinariato para los anglicanos que desean entrar en la Iglesia católica es “un gesto profético” en el camino de la unidad. Así lo afirmó el padre Federico Lombardi, SI, director de la Sala Stampa vaticana, en el último editorial para Octava Dies, el semanario informativo del Centro Televisivo Vaticano.

El 15 de enero, en Londres, en la catedral de Westminster, fueron ordenados sacerdotes tres ex obispos anglicanos – Keith Newton, Andrew Burnham y John Broadhurst –, que en los meses pasados habían presentado sus dimisiones de la Iglesia de Inglaterra para entrar en la comunión de la Iglesia católica.

Para esa ocasión, Benedicto XVI envió sus propias bendiciones a los tres ex obispos anglicanos, que han entrado así a formar parte del nuevo Ordinariato personal de Nuestra Señora de Walsingham, que será dirigido por el padre Keith Newton.

“Ha tenido lugar así – comenta el portavoz vaticano – el paso decisivo para la erección del primer 'Ordinariato' previsto por un documento de Benedicto XVI de noviembre de 2009 – Anglicanorum coetibus – para los pastores y los fieles anglicanos que desean entrar en la Iglesia católica, no individualmente sino en grupos”.

“Encontrándose con los obispos ingleses al término de su viaje – recuerda el jesuita –, Benedicto XVI habló de ello como de un gesto profético que puede contribuir positivamente al desarrollo de las relaciones entre anglicanos y católicos, que nos ayuda a dirigir la mirada al objetivo último de toda actividad ecuménica”, la “plena comunión eclesial”.

“Con ocasión de su nombramiento, el primer ordinario – uno de los tres nuevos ordenados – dio las gracias al Papa por su confianza, a su mujer y su familia por su apoyo, a la Iglesia de Inglaterra por todo lo que le ha dado, y al primado anglicano, Rowan Williams, por la paciencia y gentileza demostrada hacia él en el largo y difícil camino del paso a la comunión católica”.

“En una larga entrevista, muy espontánea – sigue explicando el padre Lombardi –, recuerda cómo el deseo de la union había marcado toda su vida cristiana, recuerda su profunda experiencia de la universalidad de la Iglesia con ocasión de una audiencia general en la Plaza de San Pedro, y habla de su alegría de abuelo al haber podido bautizar a su primer nieto durante su primera Misa como sacerdote católico”.

“No ha sido un signo de división, por tanto, sino un pequeño puente en el largo camino hacia la unidad. Nos parece que hay algo verdaderamente nuevo y bello”.

“Auguramos – concluye – que el nuevo Ordinariato inglés y los demás que le seguirán puedan nacer y crecer en este espíritu. El Beato cardenal Newman, patrón del Ordinariato, acompaña e inspira”.



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Monseñor Santos Abril y Castelló, nuevo vice camarlengo
 
ROMA, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Santo Padre ha nombrado, para un trienio, como vice camarlengo de la Santa Romana Iglesia al español monseñor Santos Abril y Castelló, arzobispo de Tamada, que desde 1985 a 2011 desempeñó el cargo de nuncio apostólico en diversos países.

El prelado nació el 21 de septiembre de 1935 en Alfambra (España). Ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1960, fue consagrado obispo el 16 de junio de 1985.

El vice camarlengo forma, junto al camarlengo – cargo desempeñado actualmente por el Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone – y a otros prelados la Cámara apostólica, cuyo origen se remonta al siglo XI, cuando en los documentos figuraba como camera thesauraria y cuya función era la administración financiera de la Curia y de los bienes temporales de la Santa Sede.

Con la Constitución Sapienti Consilio del 29 de junio de 1908, san Pio X confirmó a la Cámara apostólica las funciones de poder temporal que ejercía antiguamente, mientras que la Constitución Regimini Ecclesiae Universae del 15 de agosto de 1967 reconoció a la Cámara apostólica, presidida por el cardenal camarlengo, o a falta de él, por el vice camarlengo, el oficio de cuidar y administrar los bienes y los derechos temporales de la Santa Sede, en el tiempo en el que ésta está vacante.

Con la muerte del Romano Pontífice se abre, de hecho, la vacancia de la Sede Apostólica y todos los dirigentes y los miembros de los dicasterios cesan en su cargo, salvo el Camarlengo de la Iglesia y el Penitenciario Mayor, que se ocupan de los asuntos ordinarios.

Entre las funciones del camarlengo destaca su competencia, durante este periodo, a cuidar y administrar los bienes y los derechos temporales de la Santa Sede; debe también verificar oficialmente la muerte del Pontífice, sellar su estudio y su habitación, disponer lo relativo para su sepultura, tomar posesión del Palacio Apostólico Vaticano y de los Palacios de Letrán y de Castelgandolfo, ejerciendo su custodia y su gobierno.

Al vice camarlengo le está confiada, en cambio, la vigilancia del Conclave para la elección del nuevo pontífice, al que nadie está admitido sin su permiso.

Las funciones de la Cámara apostólica, ampliadas y confirmadas por sucesivos decretos pontificios, fueron ulteriormente reafirmadas por la Constitución Pastor Bonus de Juan Pablo II, el 28 de junio de 1988.



 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Monseñor Paolo Pezzi, nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal Rusa
 
ROMA, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El arzobispo de Moscú, monseñor Paolo Pezzi ha sido nombrado Presidente de la Conferencia Episcopal Rusa.

Monseñor Pezzi nació el 8 de agosto de 1960 en Russi, Emilia Romagna. En el 1985 estudió en Roma, Filosofía y Teología en la universidad Pontificia de Santo Tomás y en el 1990 fue ordenado sacerdote en la Fraternità Sacerdotale dei Missionari de San Carlos Borromeo por el cardenal Ugo Poletti.

Obtuvo el doctorado en Teología pastoral en la Universidad Pontificia Lateranense con el tema “Católicos en Siberia, orígenes, persecuciones, el hoy”, y partió para Rusia.

Allí se le encargaron diversas tareas: de 1993 a 1998 fue director del periódico católico en la diócesis de la Transfiguración en Novosibirsk; desde el 1998 es el responsable del movimiento Comunión y Liberación en Rusia; en el 2004 trabajó como profesor en el Seminario Mayor “María Reina de los Apóstoles” en San Petersburgo; en el 2006 se convirtió en el Rector del mismo Seminario y en el responsable de la pastoral para los italianos de Moscú.

Finalmente, el 21 de septiembre de 2007 Benedicto XVI le encargó la guía de la Archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, sustituyendo a monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, transferido a su vez a Minsk, en Bielorrusia.

[Traducido del italiano por Carmen Álvarez]

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Dios llora en la tierra


Seguir a Cristo en China
Entrevista con el líder de la organización que defiende a los cristianos chinos
ROMA, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org). – Bob Fu podría haber sido uno de los caídos en la masacre de la Plaza de Tiennanmen, si no fuera porque su novia (su actual esposa) no hubiera enfermado pocos días antes de que el gobierno chino enviara al ejército para sofocar las manifestaciones estudiantiles por la democracia.

Aunque él no estuvo en la plaza aquel día, la masacre cambió la vida de Fu – fue el momento en el que perdió la fe en el comunismo. Su detención posterior le condujo a su conversión al cristianismo y a su fuga de China.

Ahora Fu dirige en Estados Unidos la fundación China Aid, que busca ayuda internacional para los cristianos en China.

Bob Fu habla en esta entrevista sobre su vida en China y sobre el futuro para los cristianos de su patria.

- Usted fue uno de los líderes estudiantiles en la Plaza de Tiennanmen. ¿Puede contarnos lo que ocurrió?

Fu: Sí, en aquel momento, junto a muchos otros cientos de miles de estudiantes chinos, estaba en la Plaza de Tiennanmen y protestábamos básicamente contra la masiva corrupción en el gobierno chino y también buscábamos libertad y democracia y derechos humanos. Las manifestaciones – mantenidas durante varias semanas – se toparon, en la madrugada del 4 de junio de 1989, con los tanques y cientos de miles de soldados chinos del Ejército de Liberación del Pueblo. Los soldados comenzaron a disparar a su propia gente. Yo había dejado la Plaza de Tiennanmen tres días antes de que ocurriera la masacre porque mi novia, ahora mi mujer, estaba muy enferma.

- ¿Qué pasó tras aquello?

Fu: Después de la masacre, estuve básicamente bajo “detención suave”, como ellos la llaman. Se formó un equipo especial de interrogadores para investigarme e interrogarme día y noche y no se me permitía ir a mis clases en la universidad. Cada día era tratado como un preso; querían doblegarme y que firmara una confesión. También se me exigió que informara sobre todos los que estaban implicados en el movimiento estudiantil.

- Al final, ¿se doblegó?

Fu: Al final no fue el Partido Comunista el que verdaderamente me doblegó, sino el Espíritu Santo. Por lo que di un cambio revolucionario a mi vida.

- ¿Perdió la fe en el sistema?

Fu: Sí, lo hice porque había puesto mi esperanza en el sistema. Intenté mostrarme activo en el campo político e intenté cambiar el Partido Comunista uniéndome a las actividades del partido.

- ¿Creía en él?

Fu: Sí, confiaba en el sistema para cambiar el sistema pero, cuando el ejército disparó a su propia gente y se acabó con vidas inocentes, todos nuestros sueños se rompieron y de la desilusión a la desesperación casi me suicidé, hasta que llegué a conocer a mi Señor Jesucristo.

- ¿Cómo llegó a conocer a Jesús?

Fu: Ocurrió en el momento en que mi vida estaba en crisis. No sabía cómo iba a sobrevivir a la siguiente tanda de interrogantes. Había intentado cambiar a los demás pero muchos de mis así llamados amigos me traicionaron para demostrar su lealtad al Partido Comunista. Así que estaba lleno de odio. Quería matarlos y luego matarme a mí mismo. Fue en aquel momento que alguien me dio un libro – una biografía de un pastor chino. La trajo, pasada de contrabajo, un norteamericano cristiano, profesor mío, que enseñaba inglés en nuestro departamento. Leer aquel libro le dio la vuelta a mi vida.

- Usted sólo dijo: “Sí, Señor”.

Fu: Sí, y el libro narra cómo un antiguo adicto a las drogas, un intelectual muy avezado, llegó a abrazar la fe cristiana y se transformó totalmente y llegó a una nueva creación en Jesucristo.

- La policía china, la policía secreta, descubrió su escuela bíblica. ¿Qué ocurrió?

Fu: Oficialmente yo era profesor de inglés en la Escuela del Partido Comunista Chino de Pekín. Durante el día pasaba varias horas enseñando inglés a líderes del Partido Comunista. La tarde y el resto de mi tiempo y el fin de semana lo pasábamos ocupados en preparar pastores – una escuela bíblica clandestina – hasta que fue descubierta por la policía secreta china. En mayo de 1996, mi esposa y yo fuimos arrestados y encarcelados.

- Encarcelado de nuevo. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo fue para usted?

Fu: Fue duro. Los primeros tres días y las primeras tres noches, intentaban no dejarte dormir en ningún momento. Era la privación de sueño para quebrantar tu voluntad y así llevarte a la sala de interrogatorios y cada interrogador ocupa su turno para interrogarte sin parar.

- ¿Qué querían que les revelara? ¿Era información o simplemente que renegara de su fe cristiana?

Fu: Quería que les revelara cuántos cristianos había en mi iglesia. ¿Cuántos estudiantes? ¿De dónde venían? ¿Quién lo financiaba? ¿Quiénes eran los profesores? Básicamente querían que traicionara a mis hermanos y hermanas cristianos. Hicieron lo mismo con mi mujer. Constantemente me recordaban: “Tu mujer está en otra habitación. Si no nos revela nada, ella se quedará encarcelada allí”.

- ¿Sufrió usted torturas físicas?

Fu: Realmente no, en comparación con muchos pastores de la iglesia, porque, en cierto sentido, me miraban como un intelectual. Tenían incluso un título en derecho y no dejé de recordarles que debían obedecer la ley o en caso contrario les perseguiría hasta que me soltaran.

- Como San Pablo diciendo: “Soy romano”.

Fu: Sí, sí, así es cómo los recuerdo. Fue duro, pero no lo describiría como tortura. No me dejaban dormir y fui maltratado algunas veces pero hasta ahí llegó el trato que recibí.

- Quiero hablar un poco sobre las comunidades cristianas y cómo viven actualmente estas comunidades su fe. Sabemos, con estimaciones conservadoras, que hay cerca de 70 millones de cristianos. ¿Es una estimación conservadora? ¿De qué número podíamos estar hablando realmente?

Fu: Sabemos por el antiguo director nacional de la Administración Estatal para Asuntos Religiosos, el señor Ye Xiaowen, que en el 2007 el número de cristianos chinos había alcanzado ya los 130 millones incluyendo a los católicos. Así que siendo conservadores se puede hablar de entre 70 y 130 millones. Solo en Pekín, me encontré con un pastor muy respetado de la iglesia internacional y, antes de que dejara China, le dijo el director de la Oficina de Asuntos Religiosos que solo la ciudad de Pekín tenía más de 9.000 iglesias-hogar. Así que este crecimiento no tiene precedentes. En 1949, cuando el Partido Comunista tomó el poder, había menos de un millón de cristianos, y cuando consideramos que, incluso siendo conservadores, hay un crecimiento de 70 millones – es un gran crecimiento en 60 años.

- ¿Pero en ocasiones se reprime con violencia a los cristianos?

Fu: Sí, aunque para ser justos, en los últimos 30 años ha habido cambios positivos y avances no sólo en cuanto a prosperidad económica, sino también en términos de libertad religiosa. Sin embargo, en general, la libertad religiosa no deja de tener problemas. Hay todavía una extensa persecución en muchas zonas de China.

- Usted huyó de China. ¿Qué le llevó finalmente a abandonar su patria?

Fu: Fuimos encarcelados durante dos meses. Debido a la presión internacional y a que no fueron capaces de tener evidencias sólidas para procesarnos, fuimos puestos en libertad. Descubrimos que la vida fuera de prisión era mucho más dura que dentro. Nos llevaban a la comisaría de policía una y otra vez y, básicamente, querían que fuéramos informadores. Teníamos que informar de cada llamada telefónica, de cada visitante. Era muy duro.

En una ocasión los de seguridad nos llevaron a mi esposa y a mí a un parque y nos recordaron que podían arrestarnos en cualquier momento. Una fuente de dentro nos informó que estábamos en la lista para volver a ser arrestado por nuestra falta de cooperación. Mi esposa en aquel momento estaba embarazada y no tenía una tarjeta de permiso de embarazo.

- Por encuadrar el tema: ¿Qué es este permiso de embarazo y cómo actúa en la política de un único hijo?

Fu: El gobierno chino ha llevado a cabo este control de nacimientos, o la política de un único hijo, basado en la teoría de que hay recursos limitados y que la única forma de que la población existente logre el bienestar económicos es limitar el tamaño de la población. Así que, en general, permiten que cada familia tenga solo un hijo.

Por eso cuando quieres tener tu primer hijo tras el matrimonio, tienes que pedir una tarjeta de permiso de embarazo – una tarjeta amarilla para que tu esposa pueda quedarse embarazada legalmente. En caso contrario, será arrestada y obligada a abortar.

La tarjeta de permiso de embarazo es concedida por la unidad laboral de la mujer y como mi esposa, Heidi, había sido despedida de su escuela de graduación de la Universidad del Pueblo debido a su encarcelamiento, no podía conseguir el permiso de embarazo.

- ¿Simplemente no se le daba el permiso?

Fu: No, e intentamos encontrar médicos cristianos que trabajaran en un hospital de Pekín, y lo intentamos en un hospital que tenía un médico cristiano, pero el médico simplemente no podía ayudarnos por miedo a perder su trabajo si accedía a cuidar a mi esposa.

- ¿Así que se enfrentaban a un aborto?

Fu: Sí, por lo que tuvimos que escapar en medio de la noche saltando del cuarto de baño de la segunda planta de este edificio alto.

- ¿Usted huyó a Hong Kong y, luego, de Hong Kong a Estados Unidos?

Fu: Sí, salimos primero de Pekín y nos ocultamos en el campo porque no teníamos pasaporte ni documentos de viaje. Nos imaginábamos que nunca podríamos salir de China, pero, Dios nos mostró su milagro y con un montón de oraciones y muchas ayudas, pudimos llegar a Hong Kong y, luego, en 1997, a Estados Unidos.

- Quisiera volver a la cuestión de la política de un único hijo. ¿Qué impacto tiene en la sociedad china?

Fu: Creo que el impacto se manifiesta en diferentes aspectos. El primero: el concepto tradicional chino de la importancia de tener un chico. Cada familia quiere tener un hijo y esto ha causado un gran desequilibrio entre las poblaciones masculina y femenina.

Segundo: Hay una crisis enorme de padre envejecidos. Una pareja tiene ahora que mantener a dos familias de padres debido a esta política de un único hijo. Tercero: Hay una práctica masiva de esterilización forzada y de abortos. El año pasado, salió a la luz un informe de que cerca de 20 millones de bebés habían sido abortados y el aborto se llevaba a cabo hasta a los nueve meses.

Yo, personalmente, tuve una conversación con una señora cristiana, la esposa de un pastor, que contaba que había estado en un hospital embarazada de ocho meses y, al lado de ella, había otra señora que estaba embarazada de nueve meses. Aquella noche 80 mujeres embarazadas fueron obligadas a abortar inyectando veneno al feto. Este es un asesinato a escala masiva.

- ¿Qué hace esto a la psicología de la nación?

Fu: Esta es otra ramificación de tal política. Estas mujeres se deprimen y la tasa de suicidios es muy alta. Esta política de un solo hijo fuerza a los padres a estropear a este único hijo creando un niño muy egocéntrico. El año pasado, la revista Time tenía un artículo sobre la política china de un solo hijo: “La Generación ‘mi’ de China”. Esto ha creado una generación egoísta – una generación centrada en el “mi”. Las ramificaciones de esta política apenas acaban de empezarse a manifestar y a crear otro enorme problema social.

- ¿Viene del extranjero la financiación para esta política de un único hijo, y de dónde?

Fu: La política de un único hijo es por supuesto una política nacional del gobierno central, aunque, irónicamente, una gran parte de la financiación viene de organizaciones internacionales como el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que ha donado centenares de millones de dólares.

Los Estados Unidos proporcionan financiación y 40 millones de dólares van a China para ayudar a llevar a cabo la política un solo hijo. De esta forma, los países occidentales son cómplices de esta política.

- ¿Por qué tiene el gobierno tanto miedo al cristianismo?

Fu: Espiritualmente hablando, la oscuridad disminuye cuando se acerca la luz, por eso la oscuridad odia la luz. Los cristianos muestran integridad, amor y perdón y para la “oscuridad” esto es un desafío y una amenaza para su mantenimiento del poder: una lucha entre el bien y el mal. En la historia china, el cristianismo es visto como algo extranjero (yang jiao) y el gobierno chino, especialmente el comunista chino, se adhiere a la ideología atea – especialmente anticristiana. A través de la propaganda política utilizan la ideología para oprimir a los cristianos. Presentan a los cristianos como enemigos del pueblo, que colaboran con Occidente para derrocar al gobierno chino.

Incluso las actividades benéficas de los cristianos no son reconocidas o dejadas de lado por el gobierno. Durante el terremoto, los cristianos que ayudaban fueron arrestados por simplemente rezar por las víctimas. Hay por tanto diversas de opresión e intimidación a las comunidades cristianas. He oído que, tras el colapso de la Unión Soviética y de Europa oriental, el gobierno chino se puso muy nervioso.

- ¿Por qué ven en ello un ejemplo de lo que podría ocurrir?

Fu: Sí, decían: ayer fue el hermano mayor, después será el hermano pequeño, es decir, China.

- ¿Puede el cordero cristiano domesticar al dragón chino? ¿Abriga esperanzas para el cristianismo y para su país?

Fu: Tengo muchas esperanzas. Creo que el Evangelio de Jesucristo es imparable. Se puede atar físicamente a muchos cristianos, enviarlos a la cárcel o a campos de trabajo, pero resulta que Dios vuelve estas cárceles y estos campos de trabajo en campos de cosecha. Así es como muchos han llegado a conocer al Señor, en estos campos de trabajo.

Por eso soy muy optimista, y creo que China en el siglo XXI no será sólo un país que reciba misioneros, sino que también, en un futuro próximo, China se preparará para llevar de nuevo el Evangelio a Jerusalén, y puede convertirse en un país de envío de misioneros a todo el mundo. Soy muy optimista.


 

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

 


Más información en www.ain-es.org, www.aischile.cl


 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Mundo


"Necesitamos testigos que ante tanta injusticia digan ¿Dónde está Dios?"
El presidente de los obispos venezolanos en la fiesta de san Sebastián
SAN CRISTÓBAL, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana Ubaldo Santana dijo en la fiesta de san Sebastián en San Cristóbal, Venezuela, que hemos superado los tiempos iniciales de la Iglesia en cuanto a mártires.

Afirmó que es lícito desear el martirio, pero no exponerse innecesariamente. Dijo también que hacen falta “testigos que ante tanta mentira, injusticia y corrupción puedan responder al grito de los jóvenes y de los pobres que le preguntan a la Iglesia como el salmista: ‘¿Dónde está tu Dios?’”.

En la catedral de San Cristóbal, Táchira, Venezuela, se celebró la fiesta de san Sebastián con una eucaristía presidida por monseñor Ubaldo Santa, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Maracaibo. Concelebraron el obispo de San Cristóbal Mario Moronta, el auxiliar de Mérida Luis Márquez, y sacerdotes del clero tachirense.

El presidente de la Conferencia Episcopal alabó la “saludable y antigua costumbre” de colocar instituciones, organismos y ciudades bajo el patronazgo de Jesucristo, de su madre la Virgen María, y de los santos de la Iglesia. Recordó que así ocurrió con las villas y poblados en Venezuela desde la llegada de los conquistadores y la labor evangelizadora de los misioneros y los curas doctrineros.

La devoción a San Sebastián fue introducida muy pronto por soldados y predicadores en Venezuela “para defender a los pobladores de los estragos de las flechas envenenadas, de la peste y del cólera” y es uno de los lazos que hermanan a estas dos Iglesias locales”, subrayó el arzobispo de Maracaibo.

“Celebrar un santo en la Iglesia católica es celebrar la gloria del Padre que se ha manifestado en Jesucristo Nuestro Señor y se irradia en la santa Iglesia y sobre los bautizados”. “No tiene sentido alguno celebrar a un santo si esa fiesta no nos lleva a mirar hacia Jesús, iniciador y consumador de nuestra fe (Cf He 12,1) y hacia una mayor compenetración con él”, explicó.

Hizo una catequesis sobre los mártires del imperio romano. Recordó que, en el derecho romano, el que se negaba a dar culto a los dioses y al emperador, era reo de muerte y debía de ser ejecutado de manera pública e infamante. Hubo quienes se acobardaron y apostataron de su fe, los llamados ‘lapsi’, pero fueron más “los que arrostraron con valor los peores tormentos y rubricaron con la muerte su fidelidad a Jesucristo y su pertenencia a la Iglesia.

A ellos se les dio el título por excelencia de título de testigos, de mártires”, señaló monseñor Santana. “Apegados a la enseñanza de su maestro aprovecharon los juicios públicos para dar testimonio de su fe”.

San Sebastián era el comandante de la cohorte imperial de Diocleciano y, sin temer las consecuencias, ejerció la caridad, con los encarcelados, con sus soldados y sus familias. Denunciado, fue condenado a ser asaeteado. La Iglesia reconoció el gran valor de su testimonio, lo introdujo desde muy temprano en el catálogo de los mártires, y registró su nombre en el Canon romano, junto con el papa Fabián.

“Un aspecto singular de su testimonio y santidad es el empeño que puso en afrontar el martirio”, subrayó monseñor Santana. Después de sobrevivir al primer suplicio, se presentó espontáneamente a los tribunales para declarar su fe y ser sometido nuevamente al martirio.

“¿Es lícito desear el martirio, pedírselo a Dios?”, se preguntó el presidente de los obispos venezolanos.  “Sí, ciertamente pues es el acto más perfecto de la caridad, el que más directamente se asemeja a la pasión de Jesús, asimila más íntimamente a su obra redentora y produce ubérrimos frutos para el mártir y para la comunidad cristiana”, respondió.

Pero, precisó, “¿Es lícito no solamente desear sino procurar y buscar el martirio a toda costa como Sebastián? Como regla general hay que decir que no. Se corre el riesgo de caer en la presunción, en la falsa humildad y en la complicidad con el crimen del perseguidor. Sin embargo su caso es una excepción”.

Recordó que la popularidad de este santo tiene que ver con que fue sepultado en una catacumba de la Via Appia Antica, cerca de los cuerpos de los apóstoles Pedro y Pablo. Cuándo éstos fueron trasladados a la basílica vaticana, sus reliquias continuaron atrayendo peregrinos. “He tenido la dicha de celebrar varias veces la eucaristía en la capilla erigida allí en su honor”, aseguró monseñor Santana.

“Cuándo se habla de los mártires y del martirio se tiende a pensar que esta forma de expresar la fe es cosa del pasado”, dijo. Pero no es así, dijo citando un estudio de 2002 que calcula los mártires, en los dos milenios de cristianismo, en 70 millones, de ellos 45 millones y medio, el 65%, en el siglo XX.

“Hemos vuelto pues a los tiempos iniciales de la Iglesia: si bien hay muchos que reniegan de su fe hay muchos también y quizá más, que la proclaman de forma heroica hasta el derramamiento de su sangre”, recalcó. La gran mayoría de esos mártires contemporáneos “fueron sacrificados por odio a la fe cristiana”.

Esta fiesta, dijo, es “una invitación de gran actualidad a reasumir con decisión el compromiso cristiano de dar testimonio de Jesucristo en medio de las realidades en las que nos encontramos inmersos”. Recordó los compromisos de la Iglesia tachirense en su segundo Sínodo, en cuanto a “una decidida acción apostólica” y su vigoroso llamamiento a “asumir la radicalidad de la vida cristiana y a responder, según los estados de vida y los carismas recibidos, a la vocación universal a la santidad”.

Citó los testigos que ha producido esta Iglesia local: los siervos de Dios monseñor Tomás Antonio Sanmiguel, primer obispo de la diócesis; la madre Israel Bogotá Baquero, religiosa carmelita de la Madre Candelaria; el ama de casa María Geralda Guerrero de Piñero; y la madre Lucía del Niño Jesús y de la Santa faz, fundadora del Carmelo Descalzo en Venezuela.

“La Iglesia de hoy necesita cristianos que sean testigos valientes del Señor, que acojan con gozo y perseverancia la Palabra de Dios como buena noticia de salvación y renueven con su vocación bautismal la juventud de la Iglesia y alienten con su compromiso la transformación de la realidad. Testigos que ante tanta mentira, injusticia y corrupción puedan responder al grito de los jóvenes y de los pobres que le preguntan a la Iglesia como el salmista: “¿Dónde está tu Dios?”, exhortó.

“Las nuevas generaciones tienen sed de cristianos auténticos, que crean en lo que anuncian y vivan lo que creen”, aseguró. “Tomemos en serio nuestra condición cristiana, imprimamos más fuerza y dinamismo a nuestra vida de fe”. “No basta llamarse cristianos católicos, hay que vivir como tales, Y esa vida se debe reflejar en nuestras conductas personales, familiares, sociales, económicas y políticas”.

Nuestro pueblo espera “un compromiso más serio y coherente con los pequeños, con los pobres, con los excluidos, con los que sufren toda clase de maltratos y humillaciones en su cuerpo y en su alma. Está esperando un trabajo más consistente por la paz, la justicia, los derechos humanos, la convivencia fraterna, el desarrollo integral del hombre”, insistió. Y concluyó exhortando a volver la mirada hacia Jesús, el Señor, el Testigo por excelencia (Ap 1,5) y el “modelo del testimonio cristiano”. 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Huérfanos chinos discapacitados amenazados por el Gobierno
Una fundación advierte de que el orfanato está siendo usado para castigar a un obispo
STAMFORD, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Una organización con sede en Estados Unidos, que ayuda a los católicos en China, advierte de que el gobierno chino podría estar usando un orfanato de niños discapacitados para castigar al obispo que lo fundó.

La Fundación Cardenal Kung, anunció el pasado martes que un orfanato de jóvenes con discapacidad, fundado en la provincia de Hebei por el obispo Jia Zhiguo, se enfrenta con la amenaza inminente de un estrecho control por parte del Gobierno.

El obispo fundó la casa cuando, hace veinte años, un niño discapacitado fue abandonado delante de su casa y él lo acogió. Organizó a un grupo de 30 religiosas para que se encargasen de los pequeños. El orfanato alberga hoy a más de 100 jóvenes y niños, algunos de pocos meses.

El obispo Jia sufrió una persecución constante por parte del gobierno chino a causa de su negativa a adherirse a la Asociación Patriótica, grupo que aprueba la práctica religiosa en el país. Los católicos que no reconocen a la Asociación Patriótica han dado vida a la Iglesia “subterránea” o “clandestina”, fieles al Obispo de Roma.

El obispo Jia, que tiene 75 años, ha pasado varios años en prisión y ha sido arrestado 13 veces por su rechazo a adherirse a dicha Asociación. Su último arresto se remonta a marzo de 2009 y fue liberado en julio de 2010.

Incluso recientemente, el obispo ha mostrado su desconfianza hacia la Asociación, no asistiendo a una ordenación episcopal ilícita durante el pasado noviembre y a la octava Asamblea de los Representantes Católicos chinos en diciembre, un encuentro realizado con el fin de elegir un líder para la Asociación Patriótica y para la Asamblea de los obispos chinos.

Según una declaración de la Fundación Cardenal Kung, “probablemente por los continuos rechazos del obispo Jia frente a la Asociación Patriótica y al Consejo Nacional de Representantes Católicos, las autoridades chinas están tratando de castigarlo para destruir su fidelidad inquebrantable al Santo Padre, amenazando el bienestar de los 100 huérfanos que están bajo su cuidado y protección”

La Fundación recomienda contactar a las embajadas chinas para expresar apoyo al obispo y al orfanato.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Análisis


Lucha a vida o muerte
Cuenta atrás para la Marcha por la Vida
Por el padre John Flynn, L. C.

ROMA, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org). – Con los nuevos miembros de la Cámara del Congreso de Estados Unidos, el aborto parece que va a seguir siendo un tema muy importante.

El congresista Mike Pence ha presentado una propuesta de ley (Title X Abortion Provider Prohibition Act) con otros 122 copatrocinadores, para poner fin a la financiación federal a quienes realizan abortos, informaba el 7 de enero el Christian Newswire.

Planned Parenthood sería la organización que más perdería si se aprobara la ley. Según Pence, Planned Parenthood recibió el año pasado 363 millones de dólares de fondos del gobierno federal. En este periodo ha llevado a cabo 324.008 abortos, un 5,8% más que el año anterior.

Pence declaraba su oposición al aborto y también indicaba que “es moralmente malo quitar los dólares de impuestos de millones de norteamericanos antiabortistas para utilizarlos para promover el aborto en el país o en el extranjero”.

Planned Parenthood está recibiendo una mala publicidad con la publicación este mes de “unPLANNED”, un libro de una antigua empleada de una clínica abortiva, Abby Johnson.

Tras ocho años, primero como voluntaria y luego trabajando para Planned Parenthood, su apoyo al aborto cambió de modo dramático el día en que le pidieron que ayudase en un aborto y fue testigo, gracias a los ultrasonidos, de cómo un bebé de 13 semanas luchaba por su vida mientras se llevaba a la práctica el procedimiento.

Según una entrevista publicada el 11 de enero en la página web del National Catholic Register, Johnson afirmaba que nunca antes había visto una pantalla de ultrasonidos durante un aborto. En el momento del aborto era la directora de la clínica en Bryan, Texas.

Explicaba que Planned Parenthood siempre le había dicho que un feto no tenía desarrollo sensorial hasta las 28 semanas, algo que contradecía lo que ella había visto en la pantalla cuando el feto luchaba para evitar ser succionado.

Su libro describe cómo esta experiencia le llevó a abandonar su trabajo en la clínica, y cuenta su camino desde chica universitaria hasta convertirse en jefa de una clínica y luego en una defensora pro vida.

Planned Parenthood intentó evitar la publicación del libro, pero su pleito no lo logró. Estaba preocupada, sin duda, por su descripción de cómo la organización presionaba para aumentar el número de abortos en la clínica de Johnson, que producía muchos beneficios.

Estadísticas preocupantes

No hay estadísticas oficiales totales del número de abortos en Estados Unidos. No obstante, una buena idea de la situación la da un informe publicado el 11 de enero por el abortista Guttmacher Institute.

Según el estudio, basado en un censo de todas las instituciones abortistas conocidas, ha cesado la caída en el número de abortos, una constante desde 1981. En un comunicado de prensa el instituto afirmaba que la tasa de 2008 era de 19,6 abortos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años. Se trata de un pequeño aumento desde el 19,4 del 2005.

El número total de abortos en 2008 (1,21 millones) subió ligeramente, en cerca de 6.000. El número de instituciones abortivas también se alteró ligeramente – desde las 1787 a las 1.793 – entre 2005 y 2008.

De igual forma, el censo descubrió un aumento del uso de aborto farmacológico en lugar de los procedimientos quirúrgicos en las primeras etapas de embarazo, normalmente por medio del medicamente abortivo RU-486.

En un artículo del 11 de enero sobre los últimos datos, el Washington Post proporcionaba más información sobre el uso de la RU-486. En el 2010 su utilización subió un 24% con respecto al año anterior, pasando de 161.000 a 199.000. Esto constituyó el 17% de todos los abortos.

La reacción ante los datos por parte del Guttmacher Institute fue pedir que hubiera más acceso a los servicios anticonceptivos y que se garantizase también que las mujeres pueden utilizar los servicios abortivos.

Por el contrario, Jeanne Monahan, directora del Family Research Council del Center of Human Dignity, pedía que se hiciera más por reducir el número de abortos.

En un comunicado de prensa del 11 de enero, alababa a las fuerzas pro vida por su labor y señalaba que las encuestas muestran un número creciente de norteamericanos que se declaran pro vida.

Monahan criticaba los llamamientos para que se quiten las restricciones al aborto hechos por el Guttmacher Institute: “¿Cómo pueden decir que la tasa de abortos no es lo bastante alta?”, declaraba.

Un comentario sobre el informe publicado el mismo día por LifeNews.com abordaba el tema de las exigencias del instituto de que más anticonceptivos reducirían los abortos.

El artículo señalaba que el mismo informe mostraba que la mayoría de los abortos – el 54% - tenían lugar cuando fallaban los anticonceptivos. Esto es muy parecido a los últimos datos de España, que muestran un aumento en el número de abortos, aunque al mismo tiempo se haya producido muchísima promoción de la planificación familiar.

Dado que la píldora y los métodos de barrera fallan, además del hecho de la gente no siempre los utiliza adecuadamente, el artículo sostenía que el control de la natalidad es simplemente incapaz de eliminar los embarazos “no deseados”.

Espeluznante

Poco antes de que se publicaran públicas las últimas cifras, el arzobispo de Nueva York, monseñor Timothy M. Dolan, hacía público un llamamiento para que se hicieran esfuerzos en pos de una reducción de los abortos en la ciudad.

“Que el 41% de los bebés de Nueva York sean abortados – un porcentaje incluso más alto en el Bronx y entre nuestros bebés afroamericanos – es claramente espeluznante”, declaraba en una conferencia de prensa el 6 de enero.

Pronunció estas palabras en una conferencia de prensa de la Chiaroscuro Foundation en el Penn Club de la ciudad de Nueva York.

Comentaba que Nueva York era conocida por su acogida a los inmigrantes, y añadía, “trágicamente estamos dejando de lado al más minúsculo, al más frágil y vulnerable: a un bebé en el vientre materno”.

En su reportaje del 7 de enero sobre la rueda de prensa, el New York Times explicaba que se trataba de un esfuerzo conjunto de varios líderes religiosos, coordinados por la Chiaroscuro Foundation, una entidad sin ánimo de lucro financiada privadamente por su presidente, Sean Fieler, dueño de un banco de inversiones.

La cifra del 41% venía de un informe del departamento de salud de la ciudad. Las estadísticas mostraban que había habido 87.273 abortos en el 2009, por debajo de los 94.466 del 2000. El informe también revelaba que la tasa de abortos por embarazo en las mujeres negras era cercana al 60%.

No se suele hablar de la tasa de abortos tan alta que hay entre las mujeres negras, algo que organizaciones como TooManyAborted.com están intentando cambiar.

Según la información publicada en su página web, cerca del 40% de todos los embarazos de mujeres de color terminan en aborto. Esta cifra triplica a la de las mujeres blancas y es el doble que la del resto de razas combinadas.

La página web también explica que la presión por los “derechos reproductivos” tiene su origen en una mentalidad elitista promovida por la fundadora de Planned Parenthood, Margaret Sanger. Ella y otros trabajaron duro para promover el aborto entre los negros y los pobres.

Todas estas noticias han aparecido mientras se prepara el mayor evento pro vida del año, la Marcha por la Vida del 24 de enero en Washington D. C. La Iglesia católica celebrará el acontecimiento con una Vigilia Nacional de Oración por la Vida del 23 al 24 de enero en la Basílica de la Capilla Nacional de la Inmaculada Concepción.

La vigilia se abrirá con una misa, presidida por el cardenal Daniel N. DiNardo, presidente del Comité pro Vida de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

Aunque la manifestación normalmente recibe poca cobertura de los medios, atrae a un gran número de personas, muchas de ellas jóvenes. Su éxito muestra cómo el destino de los niños abortados sigue siendo un tema que congrega a mucha gente.

[Traducción del inglés por Justo Amado]

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Reportaje


De profesor de universidad a monje benedictino
El padre Cantera, historiador, explica su misión en el Valle de los Caídos
MADRID, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Santiago Cantera era feliz con sus clases y sus alumnos en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid. Estaba pensando en casarse. Pero notaba en su interior la llamada a una entrega absoluta a Dios. Y lo concretó en la vida monástica. Hoy es historiador, investigador, profesor, y portavoz de la comunidad benedictina de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, fundada en los años 50 del siglo XX, con monjes provenientes de la Abadía de Santo Domingo de Silos.

La página de la Abadía es testigo de los trabajos del padre Santiago Cantera: http://www.valledeloscaidos.es/abadia.

El monje benedictino responde a las preguntas de ZENIT no sólo sobre su vocación sino también acerca del entorno que le rodea, el tan discutido memorial del Valle de los Caídos, en San Lorenzo de El Escorial, Comunidad de Madrid, a 9,5 kilómetros del monasterio del mismo nombre, en la sierra de Guadarrama.

--¿Podría decir brevemente qué hace un joven como usted en un sitio como este?

P. Santiago Cantera: Ingresé en el monasterio con treinta años, cuando era profesor en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid. Era feliz con las clases, con los compañeros y en el trato con los alumnos. Tenía todo lo que me cabía desear y podía pensar en casarme, pues el matrimonio y los hijos me atraían mucho y era una vocación a la que estaba abierto; incluso tuve una novia tiempo antes.

Sin embargo, desde niño había advertido una inquietud muy grande hacia la vida monástica y siempre estaba latente en mi corazón y en mi alma. En ese momento tenía todo lo que profesionalmente podía desear, pero tenía también una sed inmensa de Dios, que el mundo exterior no me permitía saciar. Notaba en mi interior la llamada de Dios, la vocación a la vida monástica, a una entrega absoluta a Él.

Yo en parte me resistía, porque eso implicaba renunciar a tantas cosas que me gustaban y que había conseguido, así como a proyectos de futuro, como formar una familia. Pero, al lado de esa resistencia, había en mí un deseo misterioso de escuchar esa voz interior y eso me hacía seguir buscando. Desde hacía años, me retiraba pequeñas temporadas a algún monasterio. Finalmente me orienté más hacia la Cartuja y realicé una prueba. Un sacerdote me recomendó hacer unos buenos ejercicios espirituales: hice el mes ignaciano y la gracia divina me iluminó. 

A partir de ahí comenzó el tramo final que me trajo a esta abadía. En la vida benedictina en el Valle de los Caídos yo encontraba la posibilidad de combinar una vida monástica contemplativa con un cierto apostolado en la Basílica, en la Escolanía, mediante la pluma… o en cualquier ámbito que la obediencia un día pudiera indicarme.

--Creo haber visto en un programa de televisión que es usted doctor en
Historia. ¿Cuál es su especialidad? ¿Sobre qué está investigando? 

P. Santiago Cantera: Estudié Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid y me doctoré por ella con la especialidad en Historia Medieval.

La tesis trató sobre la Orden de la Cartuja en la España de los siglos XV y XVI: es lógico que el tema aumentara mi amor hacia esa Orden y hacia la vida monástica en general, y de hecho mi línea habitual de investigación ha ido por esas direcciones.

Ejercí como profesor en la Universidad San Pablo-CEU, aunque ya había dado algunas clases como becario en la Complutense, y a esto se añadió la colaboración en un proyecto de investigación en la Real Academia de la Historia sobre el reinado de Enrique IV de Castilla.

Después he trabajado en bastantes vertientes más y me he abierto al campo del pensamiento y del ensayo, especialmente en relación con la Teología de la Historia y la Filosofía e Historia de las Civilizaciones, así como a la Mariología.

La última investigación que acabo de concluir es un estudio sobre el concepto de España en el Reino Visigodo de Toledo.

--El Valle de la Nava, o de Cuelgamuros, o de los Caídos. ¿Qué nombre le gusta más y por qué?

P. Santiago Cantera: La Nava, más que el valle, es el risco sobre el que se asienta la Cruz y en el que está excavada la Basílica.

El nombre original del valle es Cuelgamuros, sobre cuya etimología se han ofrecido varias hipótesis. Es un nombre sin duda bello y que forma parte de la historia y de la geografía del lugar.

Pero también es precioso el nombre de “Valle de los Caídos”, porque en él reposan los restos de casi 34.000 caídos de ambos bandos en la guerra según el registro (pero muy posiblemente haya entre 50.000 y 70.000): los que cayeron enfrentados están hermanados hoy aquí de cara a la eternidad.

Es una lástima que algunos prefieran seguir hoy enfrascados en venganzas del pasado y no quieran comprender el sentido de la reconciliación, que sólo se puede alcanzar bajo los brazos redentores de la Cruz. A veces coloquialmente hablamos también de “El Valle”.

--Eso es mucho más que un cementerio de la guerra o un museo de la memoria… ¿Me puede resumir cuál es la misión de los monjes benedictinos en ese lugar?

P. Santiago Cantera: La misión esencial de los monjes es la alabanza constante de Dios a través de la oración y el trabajo, en nombre de toda la Iglesia y de todos los hombres. Pero además, en este lugar tenemos encomendada una tarea particular, que es orar por las almas de todos los caídos de nuestra guerra de 1936-39, tanto los sepultados aquí como en otras partes de España, e interceder ante Dios para que Él derrame sobre España la paz y la prosperidad.

Para alcanzar este fin, habíamos asumido también un papel importante en la dirección del Centro de Estudios Sociales, lamentablemente desaparecido.

Por Nieves San Martín


 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Entrevistas


“En cada presente hay un prójimo y ahí se mide la caridad”
Habla Miguel García-Baró, profesor de la Universidad de Comillas
QUERÉTARO, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org El Observador).- El filósofo español Miguel García-Baró, profesor de la universidad de Comillas, con algo más de 20 títulos publicados, experto en historia de la filosofía y en fenomenología, habla con Zenit-El Observador sobre algunas cuestiones candentes en la actual situación del hombre, del cristiano y del amor al prójimo. En sus escritos se enfrenta a los problemas de nuestro tiempo desde la riqueza de la filosofía, con énfasis en la fenomenología, hundiendo las raíces de su pensamiento en la fe que mira a la historia siempre desde la esperanza.   

--¿Qué nos diría si yo le pidiera una fotografía de nuestro tiempo?

Miguel García-Baró: Hay una parte importante de la sociedad que cree agotadas las fuentes espirituales de las que hemos vivido durante 2000 años; se buscan otras espiritualidades, a la miseria material se le añade una miseria espiritual. Hay grupos trabajando por espiritualizar que no son escuchados. Lo ideal es que la espiritualidad y el pensamiento volvieran a ser la guía de las sociedades.

--¿Por qué su interés en la filosofía judía?

Miguel García-Baró: Creo que se deben afrontar de manera directa los problemas que la injusticia a traído a la historia, ir a Job y pensar desde ahí una recuperación del mundo. Hemos conocido crueldades que aumentaron el conocimiento de la naturaleza humana. Todos somos hermanos, cuando hay un santo hay una posibilidad nueva para todo la humanidad, pero cuando hay un Hitler también somos eso. Son los sufrientes quienes mejor pueden darnos una idea de la magnitud de los problemas a los que nos enfrentamos. Curar un mundo sufriente es complicado.

--¿Cómo se puede entender el pensamiento de Emmanuel Levinás, aquél del “humanismo del otro hombre”?

Miguel García-Baró: Significa que en la naturaleza humana hay la posibilidad de que lleguemos a pensar de que nuestra propia desgracia no es nada en relación con la ajena y en vez de pensar en nosotros, nos volquemos al otro. Hay muchas ideologías donde el egoísmo está en primer término, en cambio  el humanismo del otro hombre consiste en decir “He vivido la experiencia de que el otro es más importante que yo” y sobre todo el otro cercano.

Un filósofo decía que dos eran las fuentes del mal: 1. Amar al “sobreprójimo”, es decir preocuparme por gente que ni conozco y descuidar el otro más cercano; y la segunda, cuando uno se absorbe en el diálogo personal de uno con “su dios” y se olvida la redención del mundo de la que somos partícipes.

--Los dictadores siempre promueven ideas geniales…

Miguel García-Baró: De ahí el refrán “El camino al infierno esta lleno de buenas intenciones”. El Talmud nos recuerda que está bien preocuparse por el mundo, pero pregunta: ¿cómo tratas a tu mujer?. Cristo viene a recordarnos que en cada presente es un acontecimiento donde se juega todo y en cada presente hay un próximo, ahí es donde se ve el compromiso.

Otra forma de compromiso es ayudar a no desesperar al otro, desesperar es lo más sencillo: Si mostramos con nuestra vida que todo es melancolía, que Cristo no ha llegado; si nosotros hemos experimentado el amor de Cristo a través de los otros, entonces ya constatamos que la Eternidad se ha hecho carne en la historia y dese ahí le ofrecemos al prójimo una visión menos sombría, mas esperanzada.

--¿Las ideologías le han robado su misterios a la vida?

Miguel García-Baró: En las llamadas ciencias humanas hay una forma de tratar al ser humano de forma muy mecánica, eso va bien cuando se trata de curar un brazo roto, pero no de cuidar al hombre integral. Si no atendemos a que el hombre es misterio sólo lo cuidaremos mecánicamente y le haremos creer que esa es toda su dimensión.

--Dolor, muerte y esperanza... ¿Están relacionados?

Miguel García-Baró: Heidegger dice que cuando uno se da cuanta de la propia muerte pierde sentido la apelación a los demás, nada tiene sentido ni trascendencia. La experiencia del dolor nos enseña lo contrario, el dolor más profundo es el del otro cuando yo soy su causa, ya no lo puedo consolar. La experiencia del dolor nos saca fuera de nosotros y nos lleva al bien del otro.

--¿Cuál es la misión del pensamiento cristiano?

Miguel García-Baró: Hoy la palabra filosofía esta cargada de connotaciones negativas. Pero lo que hacemos es lo que creemos saber, yo trato a las personas, a las cosas y a mi mismo, según las verdades que creo tener, pero generalmente no se analizan cuales son las raíces de esas verdades, no hay esa búsqueda y la filosofía sirve para eso. Aristóteles, San Pablo, San Agustín y Santo Tomás coinciden en esto. Cuando la filosofía ya no sirve al cambio de la sociedad, sirve a la vida espiritual. Y quien puede encauzar esto son las Iglesias, en concreto la católica.

--¿Qué papel tiene la intelectualidad cristiana?

Miguel García-Baró: La vida intelectual es despertar el sentido del mundo, el gusto por libertad. Esto debe experimentarlo cada uno individualmente. Nosotros tenemos que propagar que cada hombre es un misterio, es un foco de libertad, un acceso único a Dios y que de esa manera viva una vida espiritual intensa. El Papa Benedicto XVI, al final del congreso “Ensanchar la razón” nos dijo concéntrense en la investigación, la investigación, la investigación…Los intelectuales debemos fomentar la vida espiritual que ya Dios da a todo ser humano. De no propagar esto, la cultura se nos ha vuelto una flor en la solapa.

Por Jaime Septién

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Angelus


Benedicto XVI: “Cristo no está dividido”
Hoy durante el rezo del Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación las palabras que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy, durante el rezo del Ángelus, desde la ventana de su estudio, a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

* * * * *


¡Queridos hermanos y hermanas!

En estos días, desde el 18 al 25 de enero, se está llevando a cabo la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Este año lleva por tema un pasaje del libro de los Hechos de los Apóstoles, que resume en pocas palabras la vida de la primera comunidad cristiana de Jerusalén: “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2,42). Es muy significativo que este tema haya sido propuesto por las Iglesias y comunidades cristianas de Jerusalén, reunidas en espíritu ecuménico. Sabemos cuántas pruebas deben afrontar los hermanos y hermanas de Tierra Santa y de Oriente Medio. Su servicio es por tanto aún más precioso, valorado por un testimonio que, en ciertos casos, ha llegado hasta el sacrificio de la vida. Por ello, mientras acogemos con alegría las inspiraciones para la reflexión ofrecidas por las comunidades que viven en Jerusalén, nos estrechamos en torno a ellas, y esto se convierte para todos en un factor ulterior de comunión.

También hoy, para ser en el mundo signo e instrumento de unión íntima con Dios y de unidad entre los hombres, nosotros los cristianos debemos fundar nuestra vida en estos cuatro “ejes”: la vida fundada en la fe de los Apóstoles transmitida en la viva Tradición de la Iglesia, la comunión fraterna, la Eucaristía y la oración. Sólo de esta forma, permaneciendo firmemente unida a Cristo, la Iglesia puede llevar a cabo eficazmente su misión, a pesar de todos los límites y las faltas de sus miembros, a pesar de las divisiones, que ya el apóstol Pablo tuvo que afrontar en la comunidad de Corinto, como recuerda la segunda lectura bíblica de este domingo, donde dice: “Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, os exhorto a que os pongáis de acuerdo: que no haya divisiones entre vosotros y vivid en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir” (1,10). El Apóstol, de hecho, había sabido que en la comunidad cristiana de Corinto habían nacido discordias y divisiones; por ello, con gran firmeza, añade: “¿Acaso Cristo está dividido?” (1,13). Diciendo esto, afirma que toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo; y, al mismo tiempo, que es siempre en Él, única Cabeza y Señor, donde podemos volver a encontrarnos unidos, por la fuerza inagotable de su gracia.

De ahí entonces la llamada siempre actual del Evangelio de hoy: “Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca” (Mt 4,17). El serio deber de conversión a Cristo es el camino que conduce a la Iglesia, con los tiempos que Dios dispone, a la plena unidad visible. De ello son un signo los encuentros ecuménicos que se multiplican en estos días en todo el mundo. Aquí en Roma, además de hallarse presentes varias delegaciones ecuménicas, comenzará mañana una sesión de encuentro de la Comisión del diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Antiguas Iglesias Orientales. Y pasado mañana concluiremos la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos con la solemne celebración de las Vísperas en la fiesta de la Conversión de San Pablo. Que nos acompañe siempre, en este camino, la Virgen María, Madre de la Iglesia.

[Después del Ángelus, en español]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los alumnos y profesores del Instituto Maestro Domingo, de Badajoz. En el transcurso de esta Semana de oración por la unidad de los cristianos, la liturgia nos urge, con el apóstol Pablo, a poner siempre el corazón en la salvación que Cristo ofrece, identificándonos cada día más con Él y apartándonos de todo lo que causa división. Que la amorosa intercesión de la Santísima Virgen María, aliente a todos los discípulos de su divino Hijo a edificar sin discordias el Reino de Dios, siendo en todas partes sal de la tierra y luz del mundo. Feliz domingo.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Espiritualidad


Meditación para el séptimo día de la Semana por la Unidad de los Cristianos
Vivir en la fe de la resurrección
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario a los textos bíblicos y de oración escogidos para el séptimo día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el 24 de enero.

El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos. La base del texto ha sido redactada por un equipo de representantes ecuménicos de Jerusalén.

* * *

 

Día séptimo - Vivir en la fe de la resurrección

Lecturas

Isaías 60, 1-3.18-22

Llamarás a tu muralla “Victoria” y a tus puertas “Alabanza”

Salmo 118, 1.5-7

No he de morir, viviré

Romanos 6, 3-11

Por el bautismo fuimos sepultados en Cristo… para que también nosotros emprendamos una vida nueva

Mateo 28, 1-10

Jesús les dijo: “No tengáis miedo…”

Comentario

La asiduidad de los primeros cristianos a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones sobre todo fue posible con el poder de vida de Jesús resucitado. Este poder continúa actuando, como dan prueba los cristianos de la Jerusalén actual. A pesar de las dificultades de la situación donde se encuentran, y cualquiera que sea la posible semejanza con Getsemaní y Gólgota, saben en la fe que todo se renueva en la verdad de la resurrección de Jesús de entre los muertos.

La luz y la esperanza de la resurrección transforman todo. Como anunció Isaías, la oscuridad se cambia en luz; todos los pueblos son iluminados. La fuerza de la resurrección irradia desde Jerusalén, lugar de la Pasión del Señor, y atrae a todas las naciones hacia su claridad. Es una nueva vida, donde la violencia se descarta y donde se encuentra seguridad en la salvación y la alabanza.

En el salmo, encontramos las palabras para celebrar la experiencia central del cristianismo: el paso de la muerte a la vida. Es la señal permanente del amor inquebrantable de Dios. Este paso de los terrores de la muerte a la nueva vida es lo que define a todos los cristianos. Ya que, como nos enseña San Pablo, por el bautismo hemos estado en el sepulcro con Cristo y hemos resucitado con él. Hemos muerto con Cristo, y vivimos para compartir su vida de resucitado. Podemos ver al mundo diferentemente, con compasión, paciencia, amor y esperanza, porque, en Cristo, las dificultades del momento nunca pueden ser la palabra final de la historia. A pesar de nuestras divisiones, nosotros los cristianos, sabemos que el bautismo nos reúne para permitirnos llevar la cruz en la luz de la resurrección.

Según el Evangelio, esta vida de resucitado no es un simple concepto o una idea alentadora; ella se arraiga en un acontecimiento vivo en el tiempo y en el espacio. Es el acontecimiento que nos relata la lectura del Evangelio de manera muy humana y expresiva. Desde Jerusalén, el Señor resucitado saluda a sus discípulos de todas las épocas, pidiéndonos a todos seguirlo sin temor. Va delante de nosotros.

Oración

Dios, que proteges a la viuda, al huérfano y al extranjero en un mundo donde muchos conocen la desesperación, tú has resucitado a tu Hijo Jesús para llevar esperanza a la humanidad y renovación a tierra. Sigue consolidando y unificando tu Iglesia en sus luchas contra las fuerzas de la muerte en un mundo donde la violencia hacia la creación y hacia la humanidad obscurecen la esperanza en la nueva vida que tú ofreces. Te lo pedimos en nombre de Cristo resucitado, en la fuerza de su Espíritu. Amén.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Documentación


Audiencia a los miembros del Tribunal de la Rota Romana
En la inauguración del Año Judicial
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI ofreció ayer sábado a los prelados, auditores, los oficiales y los abogados del Tribunal de la Rota Romana, con ocasión de la solemne inauguración del Año Judicial.

* * * * *

¡Queridos componentes del Tribunal de la Rota Romana!

Estoy contento de encontraros para esta cita anual con ocasión de la inauguración del año judicial. Dirijo un cordial saludo al Colegio de los Prelados auditores, comenzando por el decano, monseñor Antoni Stankiewicz, a quien agradezco por sus corteses palabras. Saludo a los oficiales, los abogados y los demás colaboradores de este Tribunal, como también a todos los presentes. Este momento me ofrece la oportunidad de renovar mi estima por la obra que lleváis a cabo al servicio de la Iglesia, y de animaros a un compromiso cada vez mayor, en un sector tan delicado e importante para la pastoral y para la salus animarum.

La relación entre el derecho y la pastoral estuvo en el centro del debate postconciliar sobre el derecho canónico. La bien conocida afirmación del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II, según la cual “no es cierto que para ser más pastoral, el derecho deba hacerse menos jurídico” (Alocución a la Rota Romana, 18 de enero de 1990, n. 4: AAS 82 [1990], p. 874) expresa la superación radical de una aparente contraposición. “La dimensión jurídica y la pastoral – decía – están inseparablemente unidas en la Iglesia peregrina sobre esta tierra. Ante todo, hay en ellas una armonía que deriva de su finalidad común: la salvación de las almas” (ibidem). En el primer encuentro, que tuve con vosotros en el 2006, intenté evidenciar el auténtico sentido pastoral de los procesos de nulidad del matrimonio, fundado sobre el amor por la verdad (cfr Alocución a la Rota Romana, 28 de enero de 2006: AAS 98 [2006], pp. 135-138). Hoy quisiera detenerme a considerar la dimensión jurídica que está inscrita en la actividad pastoral de preparación y admisión al matrimonio, para intentar sacar a la luz el nexo que existe entre esta actividad y los procesos judiciales matrimoniales.

La dimensión canónica de la preparación al matrimonio quizás no sea un elemento de percepción inmediata. En efecto, por una parte se observa cómo en los cursos de preparación al matrimonio, las cuestiones canónicas ocupan un lugar muy modesto, si no insignificante, en cuanto que se tiende a pensar que los futuros esposos tienen un interés muy reducido en problemáticas reservadas a los especialistas. Por la otra, aunque a nadie se le escapa la necesidad de las actividades jurídicas que preceden al matrimonio, dirigidas a comprobar que “nada se opone a su celebración válida y lícita” (CIC, can. 1066), está difundida la mentalidad según la cual el examen de los esposos, las publicaciones matrimoniales y los demás medios oportunos para llevar a cabo las necesarias investigaciones prematrimoniales (cfr ibid., can. 1067), entre los que se colocan los cursos de preparación al matrimonio, constituirían trámites de naturaleza exclusivamente formal. De hecho, se considera a menudo que, al admitir a las parejas al matrimonio, los pastores deberían proceder con largueza, estando en juego el derecho natural de las personas a casarse.

Es bueno, al respecto, reflexionar sobre la dimensión jurídica del propio matrimonio. Es un argumento al que hice alusión en el contexto de una reflexión sobre la verdad del matrimonio, en la que afirmé, entre otras cosas: “Ante la relativización subjetivista y libertaria de la experiencia sexual, la tradición de la Iglesia afirma con claridad la índole naturalmente jurídica del matrimonio, es decir, su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. Desde este punto de vista, el derecho se entrelaza de verdad con la vida y con el amor como su intrínseco deber ser” (Alocución a la Rota Romana, 27 de enero de 2007, AAS 99 [2007], p. 90). No existe, por tanto, un matrimonio de la vida y otro del derecho: no hay más que un solo matrimonio, el cual es constitutivamente un vínculo jurídico real entre el hombre y la mujer, un vínculo sobre el que se apoya la auténtica dinámica conyugal de vida y de amor. El matrimonio celebrado por los esposos, aquel del que se ocupa la pastoral y aquel regulado por la doctrina canónica, son una sola realidad natural y salvífica, cuya riqueza da ciertamente lugar a una variedad de aproximaciones, aunque sin que disminuya su identidad esencial. El aspecto jurídico está intrínsecamente ligado a la esencia del matrimonio. Esto se comprende a la luz de una noción no positivista del derecho, sino considerándola en la óptica de la relacionalidad según justicia.

El derecho a casarse, o ius connubii, debe ser visto en esta perspectiva. Es decir, no se trata de una pretensión subjetiva que deba ser satisfecha por los pastores mediante un mero reconocimiento formal, independientemente del contenido efectivo de la unión. El derecho a contraer matrimonio presupone que se pueda y se pretenda celebrarlo de verdad, y por tanto en la verdad de su esencia así como la enseña la Iglesia. Nadie puede exaltar el derecho a una ceremonia nupcial. El ius connubii, de hecho, se refiere al derecho de celebrar un auténtico matrimonio. No se negaría por tanto, el ius connubii allí donde fuese evidente que no se dan las premisas para su ejercicio, es decir, si faltase gravemente la capacidad requerida para casarse, o bien la voluntad se plantease un objetivo que está en contraste con la realidad natural del matrimonio.

A propósito de esto, quisiera reafirmar cuanto escribí tras el Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía: “Dada la complejidad del contexto cultural en el que vive la Iglesia en muchos países, el Sínodo ha recomendado, además, tener el máximo cuidado pastoral en la formación de los contrayentes y en la verificación previa de sus convicciones sobre los compromisos irrenunciables para la validez del sacramento del Matrimonio. Un serio discernimiento a este respecto podrá evitar que impulsos emotivos o razones superficiales induzcan a dos jóvenes a asumir responsabilidades que después no sabrán honrar (cfr Propositio 40). Demasiado grande es el bien que la Iglesia y toda la sociedad esperan del matrimonio y de la familia fundada sobre él, para no comprometerse a fondo en este ámbito pastoral específico. Matrimonio y familia son instituciones que deben ser promovidas y defendidas de cualquier posible equívoco sobre su verdad, porque todo daño acarreado a estas constituye de hecho una herida que se produce a la convivencia humana como tal” (Exhort. ap. postsinodal Sacramentum caritatis, 22 de febrero de 2007, n. 29: AAS 99 [2007], p. 130).

La preparación al matrimonio, en sus varias fases descritas por el Papa Juan Pablo II en la Exhortación apostólica Familiaris consortio, tiene ciertamente finalidades que trascienden la dimensión jurídica, pues su horizonte está constituido por el bien integral, humano y cristiano, de los cónyuges y de sus futuros hijos (cfr n. 66: AAS 73 [1981], pp. 159-162), dirigido en definitiva a la santidad de su vida (cfr CIC, can. 1063, n. 2). No hay que olvidar nunca, con todo, que el objetivo inmediato de esta preparación es el de promover la libre celebración de un verdadero matrimonio, es decir, la constitución de un vínculo de justicia y de amor entre los cónyuges, con las características de la unidad y de la indisolubilidad, ordenado al bien de los cónyuges y a la procreación y educación de la prole, y que entre los bautizados constituye uno de los sacramentos de la Nueva Alianza. Con ello no se dirige a la pareja un mensaje ideológico extrínseco, ni mucho menos se le impone un modelo cultural; al contrario, los novios son puesto en grado de descubrir la verdad de una inclinación natural y de una capacidad de comprometerse que ellos llevan inscritos en su ser relacional hombre-mujer. Es de allí de donde brota el derecho como componente esencial de la relación matrimonial, arraigado en una potencialidad natural de los cónyuges que la donación consensuada actualiza. Razón y fe contribuyen a iluminar esta verdad de vida, debiendo con todo quedar claro que, como enseñó también el Venerable Juan Pablo II, “La Iglesia no rechaza la celebración del matrimonio a quien está bien dispuesto, aunque esté imperfectamente preparado desde el punto de vista sobrenatural, con tal de que tenga la recta intención de casarse según la realidad natural del matrimonio” (Alocución a la Rota Romana, 30 de enero de 2003, n. 8: AAS 95 [2003], p. 397). En esta perspectivaebe ponerse un cuidado particular al acompañamiento del matrimonio tanto remoto, como próximo y como inmediato (cfr Juan Pablo II, Exhort. ap. Familiaris consortio, 22 de noviembre de 1981, n. 66: AAS 73 [1981], pp. 159-162)

Entre los medios para asegurar que el proyecto de los contrayentes sea realmente conyugal, destaca el examen prematrimonial. Tal examen tiene un objetivo principalmente jurídico: comprobar que nada se oponga a la celebración válida y lícita de las bodas. Jurídico no quiere decir, sin embargo, formalista, como si fuese un trámite burocrático consistente en rellenar un módulo sobre la base de preguntas rituales. Se trata en cambio de una ocasión pastoral única – que valorar con toda la seriedad y la atención que requiere – en la que, a través de un diálogo lleno de respeto y de cordialidad, el pastor intenta ayudar a la persona a ponerse seriamente ante la verdad sobre sí misma y sobre su propia vocación humana y cristiana al matrimonio. En este sentido, el diálogo, siempre llevado de forma separada con cada uno de los dos contrayentes – sin disminuir la conveniencia de otros coloquios con la pareja – requiere un clima de plena sinceridad, en el que se debería subrayar el hecho de que los propios contrayentes son los primeros interesados y los primeros obligados en conciencia a celebrar un matrimonio válido.

De esta forma, con los diversos medios a disposición para una cuidadosa preparación y verificación, se puede llevar a cabo una eficaz acción pastoral dirigida a la prevención de las nulidades matrimoniales. Es necesario trabajar para que se interrumpa, en la medida de lo posible, el círculo vicioso que a menudo se verifica entre una admisión por descontado al matrimonio, sin una preparación adecuada y un examen serio de los requisitos previstos para su celebración, y una declaración judicial también fácil, pero de signo inverso, en la que el mismo matrimonio es considerado nulo solamente en base a la constatación de su fracaso. Es verdad que no todos los motivos de una eventual declaración de nulidad pueden ser identificados o incluso manifestados en la preparación al matrimonio, pero, igualmente, no sería justo obstaculizar el acceso a las bodas sobre la base de presunciones infundadas, como la de considerar que, a día de hoy, las personas serían generalmente incapaces o tendrían una voluntad sólo aparentemente matrimonial. En esta perspectiva, parece importante que haya una toma de conciencia aún más incisiva sobre la responsabilidad en esta materia de aquellos que tienen cuidado de almas, El derecho canónico en general, y especialmente el matrimonial y procesal, requieren ciertamente una preparación particular, pero el conocimiento de los aspectos básicos y de los inmediatamente prácticos del derecho canónico, relativos a las propias funciones, constituye una exigencia formativa de relevancia primordial para todos los agentes pastorales, en particular para aquellos que actúan en la pastoral familiar.

Todo ello requiere, además, que la actuación de los tribunales eclesiásticos trasmita un mensaje unívoco sobre lo que es esencial en el matrimonio, en sintonía con el Magisterio y la ley canónica, hablando a una sola voz. Ante la necesidad de la unidad de la jurisprudencia, confiada al cuidado de este Tribunal, los demás tribunales eclesiásticos deben adecuarse a la jurisprudencia rotal (cfr Juan Pablo II, Alocución a la Rota Romana, 17 de enero de 1998, n. 4: AAS 90 [1998], p. 783). Recientemente insistí en la necesidad de juzgar rectamente las causas relativas a la incapacidad consensual (cfr Alocución a la Rota Romana, 29 de enero de 2009: AAS 101 [2009], pp. 124-128). La cuestión sigue siendo muy actual, y por desgracia aún permanecen posiciones incorrectas, como la de identificar la discreción de juicio requerida para el matrimonio (cfr CIC, can. 1095, n. 2) con la augurada prudencia en la decisión de casarse, confundiendo así una cuestión de capacidad con otra que no afecta a la validez, pues concierne al grado de sabiduría práctica con la que se ha tomado una decisión que es, con todo, verdaderamente matrimonial. Más grave aún sería el malentendido si se quisiera atribuir eficacia invalidante a las decisiones imprudentes realizadas durante la vida matrimonial.

En el ámbito de las nulidades por la exclusión de los bienes esenciales del matrimonio (cfr ibid., can. 1101, § 2) es necesario también un serio compromiso para que los pronunciamientos judiciales reflejen la verdad sobre el matrimonio, la misma que debe iluminar el momento de la admisión a las bodas. Pienso, de modo particular, en la cuestión de la exclusión del bonum coniugum. En relación a tal exclusión parece repetirse el mismo peligro que amenaza la recta aplicación de las normas sobre la incapacidad, es decir, el de buscar motivos de nulidad en comportamientos que no tienen que ver con la constitución del vínculo conyugal sino con su realización en la vida. Es necesario resistir a la tentación de transformar las simples faltas de los esposos en su existencia conyugal en defectos de consenso. La verdadera exclusión puede comprobarse de hecho sólo cuando es afectada la ordenación al bien de los cónyuges (cfr ibid., can. 1055, § 1), excluida con un acto positivo de voluntad. Por otro lado son del todo excepcionales los casos en los que falta el reconocimiento del otro como cónyuge, o bien se excluye la ordenación esencial de la comunidad conyugal al bien del otro. La precisión de estas hipótesis de exclusión del bonum coniugum deberá ser atentamente examinada por la jurisprudencia de la Rota Romana.

Al concluir estas reflexiones mías, vuelvo a considerar la relación entre derecho y pastoral. Este es a menudo objeto de malentendidos, a costa del derecho, pero también de la pastoral. Es necesario en cambio favorecer en todos los sectores, y de modo particular en el campo del matrimonio y de la familia, una dinámica de signo opuesto, de armonía profunda entre pastoralidad y juridicidad, que ciertamente se revelará fecunda en el servicio dado a quien se acerca al matrimonio.

Queridos componentes del Tribunal de la Rota Romana, os confío a todos vosotros a la poderosa intercesión de la Beata Virgen María, para que nunca os falte la asistencia divina al llevar a cabo con fidelidad, espíritu de servicio y fruto vuestro trabajo cotidiano, y de buen grado os imparto a todos una especial Bendición Apostólica.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

Envìa esta noticia a un amigo

arriba