24.01.11

La Iglesia no sería nada sin Arrio y San Atanasio

A las 7:12 PM, por Luis Fernando
Categorías : Anti-magisterio, Actualidad, Benedicto XVI
 

Esta mañana no pude evitar una sonrisa cuando leí el titular de la primera noticia de Religión Digital: “La Iglesia no sería nada sin personas como Hans Küng o como Benedicto XVI. No hay que poner a pelear sus biografías“. La frase es de Manuel Fraijó, teólogo y decano de la facultad de Filosofía de la Uned. Lo cual es ya de por sí, algo de agradecer. Viendo como están las cosas en nuestra Iglesia, no tendría nada de particular que unas palabras así salieran de la boca de algún teólogo decano de una facultad de teología católica.

Para don Manuel, que parece estar detrás del hecho de que la UNED conceda el doctorado Honoris Causa al teólogo heterodoxo suizo, Küng y Ratzinger “son dos personajes, dos antiguos amigos que merecen un enorme respeto y que han servido muy bien a la Iglesia, cada uno desde su ámbito, por caminos diferentes. No hay que echar a pelear una biografía contra otra. La Iglesia no sería nada sin personas como Hans Küng o como Benedicto XVI“. Ahí queda eso, sabueso.

Pues bien, salvando las distancias, es como si yo digo que la Iglesia no sería nada sin personas como Arrio y San Atanasio. Y que eso de oponer sus biografías está mal, pero que muy mal. Obviamente, es imposible que a mí se me ocurra soltar semejante estupidez.

Pretender, desde el punto de vista de la teología católica, que es lo mismo el que defiende el dogma que el que lo niega es como pretender, desde el punto de vista social, que es lo mismo el que viola que la violada, el terrorista que su víctima. Es como pretender que lo mismo es la verdad que la mentira.

Dice el señor Fraijó que la teología actual “está influida por la persecución de Juan Pablo II hacia la teología. Ese irlos llamando uno a uno, irles abriendo expedientes… fue mermando la posibilidad de que hubiera teología. Hubo miedo, desde Pablo VI“. ¿Persecución? ¿miedo? A ver, que me digan dónde está el decreto de excomunión de Küng. O el de su suspensión a divinis. Que nos expliquen cómo es posible que la inmensa mayoría de los herejes de nuestro tiempo vayan a pasar a la otra vida sin haber sido apartados de la comunión eclesial, a diferencia de lo que ha ocurrido a lo largo de los 20 siglos previos de historia de la Iglesia.

No, precisamente si por algo se caracteriza el catolicismo del último medio siglo es por la irresponsable laxitud pastoral ante los heterodoxos de nuestro tiempo. Sí, es cierto que a algunos se les ha aparatado de la docencia católica. Esa ha sido toda la “persecución", señores míos. Pero no era eso lo que los apóstoles querían que se hiciera con los falsos maestros. No hay más que leer el Nuevo Testamento para saber cuál es el deber de la Iglesia respecto a ellos. Un deber que no ha sido cumplido en multitud de ocasiones en las últimas décadas. Y por eso estamos como estamos. Por eso ahora, cuando a un obispo o grupo de obispos se les ocurre hacer lo que tienen que hacer en relación a este tema, se les echa encima todo el mundo. Aun así, deben de cumplir con su deber. Es tiempo de ser mártires por la verdad. Como San Atanasio, que se pasó la vida entera combatiendo la herejía de Arrio. No se arredró ante la tibieza de los que buscaban componendas con los herejes. Él es el ejemplo a seguir.

Luis Fernando Pérez Bustamante