Boletín Zenit

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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 27 de enero de 2011

Santa Sede

Cardenal Turkson: la intolerancia, a menudo fruto de la instrumentalización

Colombia celebra los 25 años de la visita de Juan Pablo II

El espíritu de la liturgia

La belleza del rito litúrgico

Mundo

La pastoral universitaria debe formar a los protagonistas de la sociedad

Túnez: los cristianos esperan más libertad

Nuevo superior del Sodalicio de Vida Cristiana

El Patriarca de Moscú felicita al obispo Mennini, nuncio saliente de Rusia

Los obispos de Perú ante las elecciones generales de 2011

“Economía de Comunión: un nuevo paradigma para el desarrollo africano”

Bélgica: Galardonado un cómic sobre “el san Vicente de Paul de Marsella”

Investigan el asesinato de dos sacerdotes en Colombia

Flash

Humanitas cumple 15 años ofreciendo acceso gratis

Entrevistas

El Ordinariato australiano alienta la paz y la unidad

Documentación

Cardenal Piacenza: el celibato sacerdotal según Pío XI (I)


Santa Sede


Cardenal Turkson: la intolerancia, a menudo fruto de la instrumentalización
En un encuentro del Instituto “Giuseppe Toniolo” y de la Acción Católica en Roma
ROMA, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- “Un derecho humano fundamental que es más que un derecho humano, tanto que, de cualquier manera, da fundamento a todos los demás”.

Así definió la libertad religiosa ofrecida por el cardenal monseñor Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz, en el encuentro realizado en Roma el pasado día 21 de enero, por iniciativa del Instituto de derecho internacional de la paz “Giuseppe Toniolo” y la Acción católica italiana.

“Providencial” definió el cardenal Turkson la invitación del Instituto “Toniolo” a presentar el mensaje pontificio para la Jornada Mundial de la Paz 2011 “Libertad religiosa, a través de la paz”.

Coincide con la próxima beatificación de Giuseppe Toniolo, sociólogo y economista de fama internacional, creador de las Semanas Sociales de los católicos italianos, cabeza de la Acción Católica en los primeros años del siglo XX y entre los artífices del ingreso de los políticos en la vida política y social italiana.

“La alegría del Instituto y de la Acción Católica- afirmó el presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz- la comparten todos aquellos que se esfuerzan por trabajar por la justicia y por la paz en la construcción del bien común”.

“La libertad religiosa- explicó Turkson- constituye el tema del Mensaje del 2011, no sólo porque este argumento está en el centro de la doctrina social de la Iglesia, sino que también es una vocación fundamental del hombre, un derecho humano inalienable y universal y clave para la paz- continua siendo víctima de amenazas”.

Entre las amenazas más comunes “la secularización agresiva, intolerante a Dios y a toda forma de expresión de la religión”, “el fundamentalismo religioso y la politización de la religión”, pero también, “el nacimiento de un relativismo cultural y religioso por el que la misma globalización, que aumenta una mayor movilidad de las personas y el enfrentamiento entre culturas, es manipulada para obtener el efecto contrario de empobrecer la cultura humana y suscitar la intolerancia, rechazo y negación del derecho de libertad religiosa”.

A todo esto se añade la persecución verdadera a los creyentes: “En el informe reciente de la asociación “Ayuda a la Iglesia Necesitada- recordó Turkson- se evidencia que el 70% de la población mundial sufre de limitaciones de la libertad religiosa, dejando de lado la religión a la que pertenece, a pesar de que actualmente los cristianos resultan ser los más perseguidos con diferencia”.

Desde hace más de un año “en muchas partes del mundo- Iraq, India, Pakistán, Malasia, Filipinas, Nigeria- seguimos las noticias de violencia y discriminación contra los cristianos, hasta el sanguinario atentado que entre la noche del 31 de diciembre y el 1 de enero pasado provocó la muerte de 23 cristianos coptos en Alejandría (Egipto)”.

Frente a todo esto, “la libertad religiosa es el camino para la paz porque exprime la capacidad y el deseo de toda persona de buscar la realización completa de sí misma abriéndose a Dios y a los demás”, explicando que, “la búsqueda de un significado en la vida y de un descubrimiento de los valores y principios que dotan a la vida, sola o en comunidad, de sentido”.

Dado este carácter primario “la libertad religiosa si bien no está creada por el estado, debe estar reconocida por este, como algo intrínseco a la persona humana y a sus manifestaciones públicas y comunitarias”. Al mismo tiempo no se trata de un “derecho ilimitado y no debemos abusar de ella para fines que no sean los de la paz”.

Desde esta perspectiva es esencial el diálogo entre religiones reconocido como “medio por el que los diversos sujetos pueden articular el propio punto de vista y construir un consenso en torno a la verdad respecto a valores o a objetivos particulares”. El mismo objetivo “puede inspirar un diálogo activo entre el libre ejercicio de la propia religión y los no creyentes, entre fe y razón”.

“El diálogo- reiteró a ZENIT el presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz, comentando también las recientes declaraciones de la Academia Al Azhar del Cairo de suspender el diálogo con el Vaticano tras las afirmaciones del Papa sobre la persecución de los no musulmanes en Medio Oriente, las cuales fueron consideradas como una “interferencia inaceptable”- es un deber para el cristiano, que nace de la fe en Dios que nos ha hecho hermanos y esto no esta vinculado a la reciprocidad”.

Del mismo modo “los llamamientos de la Iglesia a la libertad religiosa no se fundamentan en una sencilla petición de reciprocidad de parte de una comunidad de creyentes dispuesta a respetar los derechos de los miembros de otra comunidad, con la condición de que esta última sea respetuosa con los derechos de los propios miembros”.

“Respetamos los derechos de los otros – afirmó Turkson- porque es hacer lo justo, no a cambio de un trato equivalente o por un favor recibido”. Así como “cuando los demás sufren persecuciones a causa de su fe y práctica religiosa, les ofrecemos nuestra compasión y nuestra solidaridad”.

“Los cristianos- concluyó el presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz- no pueden dejar de ser los defensores de la libertad religiosa en aquellas zonas del mundo donde son mayoría, ni dejar de invocarla en todos los contextos en los que están, en cambio, en situación minoritaria”.

Por Chiara Santomiero. Traducción del italiano por Carmen Álvarez

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Colombia celebra los 25 años de la visita de Juan Pablo II
Con un foro que inaugurará el presidente de la nación
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El presidente de Colombia Juan Manuel Santos instalará el 3 de marzo en Bogotá el primer Foro en honor del nuevo beato Juan Pablo II y en celebración por los 25 años de su visita al país.


La Embajada de Colombia ante la Santa Sede organiza este primer Foro en el que también participará el antiguo presidente de la nación, Belisario Betancur, quien hace 25 años, el 1 de julio, recibió a Juan Pablo II en Bogotá.


El evento, "Juan Pablo II y su huella en Colombia, 25 años después", se convertirá en un encuentro académico en el que participarán representantes de seis universidades de Bogotá y fundaciones sociales para recordar la huella del Papa en Colombia en aspectos fundamentales como la dignidad de la persona humana, la familia, la educación, la juventud, la justicia y la comunicación, entre otros temas.

 

El embajador de Colombia ante la Santa Sede, César Mauricio Velásquez Ossa, explica que "la beatificación de Juan Pablo II y la celebración de los 25 años de su visita a Colombia ha despertado mayor admiración y cariño".

"A los correos de la Embajada en Roma han llegado expresiones de admiración y recuerdos entrañables de muchas personas --revela el representante colombiano en Roma--. Un joven asegura que el día en que llego Juan Pablo a Colombia comenzó a caminar. Un periodista recuerda que durante la visita del Papa, del 1 al 7 de julio, se redujeron los indicadores de violencia en el país y hasta las guerrillas de la época decretaron una tregua de siete días. Otras personas narran que gracias a su visita volvieron a la Misa y a la Confesión".

Velásquez Ossa recuerda en una declaración enviada a ZENIT que "no hay santo que no haya servido a los demás. La santidad es identidad con Cristo, ejemplo de servicio. Juan Pablo II luchó por imitarlo y por eso se entregó hasta el último minuto de vida. Es ejemplo de lealtad, fortaleza y alegría. Es un grande de todas las ciencias sociales. Un fiel servidor que nunca dejo de ser sacerdote ejemplar".
 
"Quienes quieren torpedear o poner en duda la beatificación de Juan Pablo II desconocen los detalles de la historia --añade--. Fue precisamente el Papa quien al conocer malos comportamientos los censuró y condenó. Nunca guardó silencio frente al delito dentro y fuera de la Iglesia, fue él, con Benedicto XVI, los que iniciaron la purificación de la conciencia cara al mundo".
 
"De las mejores cosas en la existencia es tener un amigo santo --concluye--. Me siento amigo de Juan Pablo II y es significativo que los santos contemporáneos hayan trasegado esta vida en medio de nuestras mismas encrucijadas, tentaciones y problemas y en medio de todo esto hayan logrado la meta".

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El espíritu de la liturgia


La belleza del rito litúrgico
Columna de teología litúrgica dirigida por Mauro Gagliardi
Por Mauro Gagliardi*

ROMA, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Hans Urs von Balthasar, en la “Introducción” al primer volumen de su monumental Herrlichkeit (Gloria), en la que desarrolló una teología sistemática centrada en la trascendencia de lo bello, escribe:

“La belleza es la última palabra que el intelecto pensante puede atreverse a pronunciar, porque ésta no hace otra cosa que coronar, como aureola de esplendor inaprensible, el doble astro de la verdad y del bien y su relación indisoluble. Esta es la belleza desinteresada sin la cual el viejo mundo era incapaz de comprenderse, pero la que se ha ido de puntillas del moderno mundo de los intereses, para abandonarlo a su codicia y a su tristeza. Esta es la belleza que ya no es amada ni custodiada ni siquiera por la religión, sino que, como máscara arrancada de su rostro, pone al descubierto rasgos que amenazan resultar incomprensibles a los hombres. Esta es la belleza en la que ya no nos atrevemos a creer y de la que hemos hecho una apariencia para podernos liberar de ella sin remordimientos. Esta es la belleza, en fin, que exige (como hoy está demostrado), por lo menos otro tanto valor y fuerza de decisión de la verdad y de la bondad, y que no se deja reducir al ostracismo y separar de estas dos hermanas suyas sin arrastrarlas consigo en una misteriosa venganza” (Gloria. Una estetica teologica, Jaca book, Milán 1994 [II rist.], pp. 10-11).

Son palabras de clara condena, por parte de un teólogo bien “moderno”, de ese espíritu funcionalista típico de la modernidad, que ya no es capaz de apreciar el valor de las cosas bellas que no tengan un reflejo inmediato en el campo de lo útil. ¿Cómo comprender hoy el valor de los detalles minuciosos que los pintores trazaron sobre las bóvedas de innumerables iglesias y que son inútiles, porque no son perceptibles para quien mira la bóveda desde la nave? ¿Cómo justificar la fatiga de los maestros del mosaico que pasaban días componiendo teselas en lugares no visibles de las catedrales medievales? Si la puntura o el mosaico no van a ser vistos, no serán disfrutados por ojo humano alguno, ¿de qué ha servido tanto trabajo? Lo bello en este caso ¿no implica una pérdida de tiempo y de energías? Y también: ¿para qué sirve la belleza de las vestimentas y de los vasos sagrados, si el pobre muere de hambre o no tiene con qué cubrir su desnudez? ¿Esa belleza no quita recursos al cuidado de los necesitados?

¡Y sin embargo, la belleza sirve! Y sirve precisamente cuando es gratuita, cuando no busca una utilidad inmediata, cuando es irradiación de Dios. Recuerda Benedicto XVI:

“La relación entre el misterio creído y celebrado se manifiesta de modo peculiar en el valor teológico y litúrgico de la belleza. En efecto, la liturgia, como también la Revelación cristiana, está vinculada intrínsecamente con la belleza: es veritatis splendor. En la liturgia resplandece el Misterio pascual mediante el cual Cristo mismo nos atrae hacia sí y nos llama a la comunión. [...] La belleza de la liturgia es parte de este misterio; es expresión eminente de la gloria de Dios y, en cierto sentido, un asomarse del Cielo sobre la tierra. [...] La belleza, por tanto, no es un elemento decorativo de la acción litúrgica; es más bien un elemento constitutivo, ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación. Conscientes de todo esto, hemos de poner gran atención para que la acción litúrgica resplandezca según su propia naturaleza” (Sacramentum Caritatis, n. 35).

Quien no sabe apreciar el valor gratuito (es decir, de la gracia) de la belleza y, en particular, de la belleza litúrgica, difícilmente podrá realizar un acto adecuado de culto divino. Continua Von Balthasar: “Quien, al oír hablar de ella, se sonríe, juzgándola como un residuo exótico de un pasado burgués, de este se puede estar seguro de que – secreta o abiertamente – ya no es capaz de rezar, y pronto, tampoco lo será de amar” (Gloria, p. 11).

La belleza del rito, cuando es tal, corresponde a la acción santificadora propia de la sagrada liturgia, la cual es obra de Dios y del hombre, celebración que da gloria al Creador y Redentor y santifica a la criatura redimida. De modo conforme a la naturaleza compuesta del hombre, la belleza del rito debe ser siempre corpórea y espiritual, mostrar lo visible y lo invisible. De lo contrario se cae o en el esteticismo, que quiere satisfacer el gusto, o en el pragmatismo que supera las formas en la búsqueda utópica de un contacto “intuitivo” con lo divino. En el fondo, en ambos casos se pasa de la espiritualidad a la emotividad.

El riesgo hoy es menos el del esteticismo y mucho más el del pragmatismo informal. Tenemos necesidad en el presente no tanto de simplificar y de quitar lo superfluo, sino de redescubrir el decoro y la majestad del culto divino. La sagrada liturgia de la Iglesia atraerá al hombre de nuestro tiempo no vistiendo cada vez más los vestidos de la cotidianidad anónima y gris, a lo que ya está muy acostumbrado, sino llevando el manto real de la verdadera belleza, vestidura siempre nueva y joven, que la hace ser percibida como una ventana abierta al Cielo, como punto de contacto con el Dios Uno y Trino, a cuya adoración está ordenada, a través de la mediación de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. 

Traducido del italiano por Inma Álvarez


 

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*Don Mauro Gagliardi, doctor en teología y filosofía, es profesor de teología dogmática en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma y consultor de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.



 

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Mundo


La pastoral universitaria debe formar a los protagonistas de la sociedad
Congreso Europeo en Münich sobre la acción de la Iglesia en la Universidad
ROMA, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- La pastoral universitaria supone un aspecto decisivo de la pastoral general de la Iglesia y debe ayudar a formar a los verdaderos protagonistas de la sociedad.

Así lo manifiestan las primeras intervenciones pronunciadas durante el Congreso europeo sobre pastoral universitaria, organizado por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) en Münich (Alemania) desde hoy hasta el próximo domingo 30 de enero.

En su saludo inicial, el moderador Duarte da Cunha, secretario general del CCEE, subrayó que la pastoral universitaria “es un punto fundamental de la pastoral de la Iglesia”: “no sólo porque ofrece la posibilidad de acompañar a los estudiantes en una fase decisiva de su vida en los que se solidifican muchos aspectos de la personalidad, sino también por esa particular convicción de la Iglesia según la cual la ciencia, el arte y la cultura en general son un campo privilegiado para sembrar el Evangelio”.

“Necesitamos llevar a nuestro tiempo una reflexión sobre el hombre y sobre las diversas dimensiones de la vida abierta a la Verdad y apoyada en la Caridad, y la Universidad es sin duda un lugar particularmente adecuado a esta tarea”, añadió.

El sacerdote recordó por tanto que durante los trabajos se visitará un monumento y se verá una película sobre la experiencia de la Rosa Blanca, un grupo de jóvenes estudiantes alemanes que desafiaron al régimen nazi decidiendo “con valor, pagándolo con la vida, actuar utilizando la razón abierta a la verdad, sabiéndose sostenidos por la fe”.

“La Rosa Blanca es un símbolo, y no el único de la historia reciente, que muestra cómo la Universidad puede ser un lugar donde una persona aprende verdaderamente a ser protagonista de su vida y a contribuir al bien de todos”, afirmó el padre da Cunha, observando cómo esta experiencia permite tomar ideas para entender la misión de la Iglesia en la Universidad hoy.

“Se trata de generar gente comprometida y no resignada, gente que está unida y que a través de la amistad refuerza su conciencia de la vida y el valor de hacer grandes cosas, una compañía que despierta en cada uno el deseo de cambio contrariando lo que los diversos poderes buscan cuando quieren personas sin grandes deseos de cambio, automáticos y mecánicos”, observó.

Serán “personas que rezan y que comprenden cómo la fe tiene que ver con todo en la vida y por tanto también con la ciencia y con la política”, personas que “aprenden a mirar con inteligencia y con el corazón la realidad según la totalidad de los factores que la constituyen”.

Serán también “personas alegres cuya pasión por la vida será signo de su fe e invitación a todos para abrirse a la Verdad y a la Bondad de Dios”, concluyó augurando que el Congreso represente “un empuje hacia la formación de verdaderos protagonistas en la vida de la sociedad”.

El ejemplo de Newman

El arzobispo de Westminster (Gran Bretaña), monseñor Vincent Nichols, presidente de la Commisión de la CCEE para Catequesis, Escuela y Universidad, intervino sobre el tema “Newman y la Universidad: perspectivas para el futuro de Europa”, recordando las enseñanzas del cardenal John Henry Newman, beatificado por Benedicto XVI durante su viaje al Reino Unido.

Tutor en el Oriel College de Oxford, Newman fue después invitado por el arzobispo de Armagh, Paul Cullen, a poner en marcha en 1851 una universidad católica en Dublín – la actual University College –, convirtiéndose en el primer rector.

Ante este encargo, Newman escribió una serie de lecciones en las que expresó sus ideas sobre la instrucción universitaria, que constituyen el corazón de su libro “La idea de universidad”.

Para Newman, eran fundamentales para la instrucción universitaria el estudio de los clásicos, la filosofía y la teología, pero sobre todo “el principio de cultivar una mente holística, abierta al más amplio cuerpo de conocimiento y unida a la visión integrada de la humanidad en su relación con Dios”.

“El principio en la base de su visión puede quizás describirse como 'la Verdad que unifica'”, afirmó monseñor Nichols. “Estaba muy preocupado por la fragmentación de la instrucción universitaria, entendiendo no la proliferación de las disciplinas, sino la ausencia de un principio integrador”.

Para Newman, “el verdadero objetivo de la instrucción era impartir la capacidad de alcanzar una comprendión unida a la realidad”, lo que llamaba “intelecto imperial”.

Las ideas de Newman, afirmó el arzobispo de Westminster, fueron retomatas tanto por Juan Pablo II como por Benedicto XVI, vista “la alta consideración” de ambos hacia el nuevo beato.

Recordando la visita británica del Papa Ratzinger y los discursos que el Pontífice pronunció en aquellos días, monseñor Nichols subrayó que “si la unión de fe y razón es fundamental para el bienestar de nuestra sociedad, entonces es justo pensar que sea igualmente fundamental para el bienestar de la universidad”.

“Nuestras universidades ¿pueden comprenderse a sí mismas como al servicio de la verdad, inflamadas por la convicción de que la razón, entendida como capacidad de cada ser humano de trascender lo empírico, puede llevarnos adelante no sólo en la búsqueda de la verdad, sino también en nuestra respuesta a esa verdad en el amor?”, preguntó.

Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Inma Álvarez 

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Túnez: los cristianos esperan más libertad
Incertidumbre ante el periodo de transición que vive el país
KELKHEIM, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Los cristianos de Túnez piden que se rece por el final feliz de la renovación del Gobierno. Desean paz y tranquilidad en esta situación extremamente tensa en la calle, especialmente en la capital.

Según testimonios de fuentes cristianas locales recogidos por la obra de ayuda Open Doors, existe preocupación de que las acciones de protesta pidiendo más democracia y libertad acaben de nuevo en enfrentamientos violentos.

Para los cristianos, además, permanece la incertudumbre de cómo les afectará el cambio de un régimen autoritario. En Túnez, el islam es la religión del Estado, por lo que el cambio a una democracia donde todos puedan tener voz y voto es incierto.

En este momento, en la lista que elabora Open Doors con los cincuenta países en los que más se persigue a los cristianos, Túnez ocupa el puesto 37. Junto a los judíos, los cristianos en Túnez son una pequeña minoría. La mayoría de los aproximadamente 22.800 cristianos son extranjeros.

Un cristiano tunecino pregunta: “¿Qué va a cambiar dentro de poco para nosotros? Bajo la presidencia de Ben Alí la situación no era buena, pero teníamos un cierto grado de libertad para parcticar nuestra fe. Pero hay que rezar para que en el futuro tengamos más libertad y podamos compartir con los musulmanes nuestra fe sin que esto tenga consecuencias grraves”.

Tunez ha firmado los tratados internacionales que salvaguardan los derechos humanos, y que incluyen el derecho a cambiar de religión y el de propagar los contenidos de la propia fe.

La mayoría de los 10,2 millones de habitantes de Tunez son musulmanes. Aunque el islam sea la religión del Estado, tiene fama de tolerancia con los cristianos. La Constitución protege la libertad de conciencia y la libre práctica de la religión, también para otras religiones. La única condición es que no se ponga en peligro el orden público.

El cambio de religión no está condenado por ley, pero está oficialmente prohibido. Compartir con un musulmán el Evangelio se considera un intento de conversión o proselitismo, y también está prohibido.

La Iglesia católica goza de reconocimiento, tiene sus propios edificios – entre ellos la catedral de Tunez –. Pero otras minorías, como los cristianos evangélicos, desde la independencia del país en 1956, no tienen el estatus de grupo religioso reconocido. Esta situación en la práctica les pone en un estado de ilegalidad, viéndose obligados a reunirse en lugares privados.

Los conversos del islam tienen grandes dificultades en sus familias. A menudo no encuentran o pierden su lugar de trabajo.

Desde 2007, los cristianos de procedencia musulmana viven bajo una presión más fuerte. Los cristianos extranjeros son examinados con más intensidad. Creen que sus teléfonos están intervenidos. Los pastores de las comunidades extranjeras están bajo vigilancia, y la importación de libros cristianos, especialmente de lengua árabe, encuentra muchas dificultades.

Por Michaella Koller, traducción del alemán por Angela Reddemann

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Nuevo superior del Sodalicio de Vida Cristiana
Eduardo Regal Villa
LIMA, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).-La asamblea general del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV) reunida el 25 de enero en la capital peruana eligió como nuevo superior general a Eduardo Regal Villa, quien desde el año 2001 era vicario general de esta sociedad de vida apostólica.

Sucede en el cargo a Luis Fernando Figari, fundador del SCV y superior general desde su aprobación diocesana en 1994.

El Sodalicio es una sociedad de vida apostólica, aprobada por la Santa Sede en el año 1997.

El Sodalicio está integrado por laicos y sacerdotes que tras un proceso de discernimiento han reconocido en sus vidas la vocación a consagrarse plenamente a Dios, realizar el apostolado y llevar una vida fraterna.

Eduardo Regal nació en Lima (Perú) el 7 de mayo de 1966. Cursó estudios de ingeniería electrónica y administración de pequeñas y medianas empresas. Hizo su profesión perpetua como laico consagrado en el SCV en 1992.

Ha realizado actividades apostólicas según el carisma del Sodalicio con los jóvenes, los más necesitados, la cultura, la familia y la promoción de la dignidad y derechos de la persona humana y la vida.

Fue director e iniciador de VE Multimedios y de la Biblioteca Electrónica Cristiana, asistente general de comunicaciones del Sodalicio de Vida Cristiana, y es miembro del Consejo Editorial de la Revista Vida y Espiritualidad.

Hasta su nombramiento era coordinador general del Movimiento de Vida Cristiana (MVC), un movimiento eclesial de derecho pontificio cuya presencia se extiende a los cinco continentes.

Tras ser elegido por la asamblea general del Sodalicio afirmó: "Me encomendé a María Santísima, por quien tengo un amor filial profundo. Cristo nos señala a su Madre al pie de la Cruz y al verla a ella encontramos que todo en su vida apunta hacia Jesús. Con el auxilio del Espíritu Santo procuraré que este sea el corazón de mi tiempo de servicio en este puesto: ‘Por Cristo a María y por María más plenamente al Señor Jesús'".

También explicó que "la autoridad en el Sodalicio es ante todo un puesto de servicio a todos sus miembros y obras de evangelización".

Sobre esta nueva misión, recordó que "el Espíritu Santo es el principal protagonista de la vida y evangelización en nuestra comunidad, por ello el Superior general, como todos los miembros del Sodalicio, debe buscar abrirse a la gracia de Dios para poder cumplir con el mandato de Cristo, a todos sus discípulos, hijos de la Iglesia, de ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio".

Con el consentimiento del nuevo Consejo Superior, Eduardo Regal nombró a Fernando Vidal Castellanos como vicario general del SCV, nacido en Lima, el 27 de abril de 1966, quien era superior regional del SCV en Brasil.

El SCV se encuentra trabajando apostólicamente en nueve países: Perú, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos e Italia.

Del su carisma ha surgido la Familia Sodálite, conjunto de miles de personas, instituciones y obras que se adhieren a su espiritualidad.

En este sentido pertenecen a la familia espiritual los integrantes de las seis fundaciones asociativas que ha ido fundando Luís Fernando Figari a lo largo de los años. Además del Sodalicio se encuentran: la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, las Siervas del Plan de Dios, el Movimiento de Vida Cristiana, la Asociación María Inmaculada, la Hermandad de Nuestra Señora de la Reconciliación.

Más información en: http://www.sodalicioperu.org

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El Patriarca de Moscú felicita al obispo Mennini, nuncio saliente de Rusia
Por su contribución a la mejora de las relaciones entre católicos y ortodoxos
MOSCÚ, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Patriarca ortodoxo de Moscú, Kiril II, quiso despedirse del anterior nuncio en Rusia, monseñor Antonio Mennini, por su ayuda a la mejora de las relaciones entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Santa Sede.

Monseñor Mennini, nuncio en Rusia desde el año 2002, fue nombrado por el Papa Benedicto XVI como nuevo nuncio en Gran Bretaña, el pasado 18 de diciembre de 2010 (ver www.zenit.org/article-37719?l=spanish).

En un encuentro celebrado entre ambos hoy en Moscú, y sobre el que informa la agencia rusa Interfax, el Patriarca quiso agradecer a monseñor Mennini “el trabajo realizado como representante de la Santa Sede en Moscú”, así como su “contribución personal a la resolución de problemas en las relaciones entre nuestras Iglesias”.

“Con la misericordia de Dios estos problemas están siendo planteados de forma positiva, lo que cambia a mejor el clima de las relaciones bilaterales. Este es, en muchos aspectos, su logro como representante plenipotenciario de la Santa Sede”, afirmó el Patriarca.

Por su parte, monseñor Mennini quiso agradecer el apoyo del Patriarca en el trabajo llevado a cabo estos años: "Me he alegrado de trabajar por el bienestar de nuestras Iglesias, pero este trabajo habría sido mucho más complicado sin su apoyo, actitrud amistosa y caridad cristiana”, dijo el nuncio.

Primer nuncio en Rusia

Monseñor Antonio Mennini deja su cargo en Moscú habiendo sido el primer nuncio en este país desde el pasado 15 de julio de 2010, cuando culminó el intercambio de embajadores entre el Vaticano y la Federación Rusa (ver www.zenit.org/article-36195?l=spanish).

Aunque ya la Unión Soviética, en 1990, había establecido relaciones diplomáticas con la Santa Sede, y aunque desde el primer momento el Vaticano reconoció formalmente a la Federación Rusa, ambos países no habían formalizado esa relación, hasta que lo anunció el presidente Dimitri Medvedev, durante un encuentro en Roma con el Papa Benedicto XVI, el 3 de diciembre de 2009.

Monseñor Mennini, anteriormente nuncio en Bulgaria, fue nombrado por Juan Pablo II representante pontificio para Rusia el 7 de noviembre de 2002, sustituyendo al arzobispo Giorgio Zur.

Su primera actuación fue hacer frente a las dificultades surgidas con las autoridades federales tras la expulsión de territorio ruso del entonces obispo de San José en Irkutsk (Siberia oriental) Jerzy Mazur (hoy obispo de Elk, Polonia), y de cinco sacerdotes católicos.

Desde los primeros años, monseñor Mennini trabajó para mejorar las relaciones entre católicos y ortodoxos, a pesar del frío recibimiento que le otorgó el anterior patriarca Alejo II (ver www.zenit.org/article-8108?l=spanish).

Durante su trabajo en Rusia, se produjo uno de los gestos de acercamiento más importantes entre católicos y ortodoxos rusos: la devolución del icono de la Madre de Dios de Kazán, el 25 de agosto de 2004, además de importantes encuentros bilaterales e iniciativas culturales y teológicas conjuntas entre ortodoxos y católicos.

En reconocimiento por su labor, el propio Alejo II le condecoró, el 3 de septiembre de 2007, con el galardón de San Danilo, príncipe de Moscú, afirmando que “desde el inicio de su servicio como enviado del Vaticano a Rusia se ha hecho la reputación de incansable promotor de buenas relaciones entre los dos Estados y entre nuestras iglesias”.

Por Inma Alvarez

 

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Los obispos de Perú ante las elecciones generales de 2011
“La dignidad de la persona es el centro de la preocupación social de la Iglesia"
LIMA, jueves, 27 enero 2011 (ZENIT.org).- Ante las próximas elecciones generales 2011, los obispos del Perú ofrecieron este 26 de enero “a todos los actores del proceso democrático algunas reflexiones que ayuden a ejercer el deber electoral con verdad y responsabilidad”.

En su análisis de la situación, señalan las urgencias a corregir en la sociedad peruana, como, entre otras, lo que menoscabe la dignidad de la persona, la corrupción, la salvaguarda de la naturaleza y la desigualdad.

“La dignidad de la persona es el centro de la preocupación social de la Iglesia –subrayan los pastores--. Ella enseña que, para discernir lo que es más justo y adecuado en orden al bien común, debe tenerse en cuenta la primacía del ser humano, la promoción de sus derechos fundamentales y la inclusión de los más débiles en los proyectos de desarrollo”.

La Iglesia considera el ejercicio de la política como “un servicio a la nación”, subrayan por lo que señalan que “es fundamental que se analicen las propuestas de los candidatos para garantizar estos principios”. 

Según los obispos, el desarrollo social debe fundarse en “el respeto y la promoción de los derechos humanos, el acceso a los servicios básicos de salud, nutrición, agua, educación, vivienda y seguridad ciudadana, especialmente de los más pobres”.

Las mejores condiciones económicas que el país experimenta “deben llegar cuanto antes a los que todavía se encuentran en la pobreza o la marginación”, sugieren.

El ejercicio de la democracia, indican, debe respetar los principios éticos y morales vinculados a la promoción del bien común.

Por ello, sin expresar preferencia por ninguna de las propuestas electorales, sienten el deber de “orientar a los fieles en aquellos planteamientos que, por sus implicaciones religiosas y morales, contradicen las enseñanzas de la Iglesia”, según indica la Doctrina Social.

Invitan a estar alerta ante las propuestas que atentan “contra la ley natural, el respeto a la dignidad humana, la verdad y la práctica de la justicia”. “El respeto y la defensa de la vida desde el primer instante de su concepción hasta su muerte natural es irrenunciable en todo planteamiento. No se pueden aceptar bajo ningún argumento el aborto, la eutanasia o la manipulación genética”, subrayan.

El matrimonio, recuerdan, “es la base de la familia y de la sociedad y tiene una importancia fundamental para el auténtico desarrollo” y “no es una unión cualquiera entre personas”. Algo reconocido “por las grandes culturas y por la Constitución Política del Perú”. “Es responsabilidad de todas las instancias de la sociedad promover cuanto contribuya el bien del matrimonio y de la familia”, advierten.

Otros de los problemas de la sociedad peruana denunciado por los obispos es “el vicio de la corrupción” que sigue “socavando el desarrollo social y político de nuestro pueblo”.

Según los prelados, faltó “la voluntad tenaz y el compromiso ejemplar de nuestras autoridades, la vigilancia y la colaboración eficaz de todos los ciudadanos y sobre todo, nos está faltando una fuerte conciencia ética y moral” por lo que “el proceso electoral es una ocasión propicia para exigir la presentación de programas que enfrenten con valentía las diversas formas de corrupción, tanto en los poderes del Estado como en los ámbitos de la actividad pública y privada”.

Indican que es preciso lograr un saludable equilibrio entre progreso económico y respeto a la naturaleza. “Los planes de gobierno –explican- han de tener en cuenta la ecología y el uso racional de las riquezas de nuestro país, consultando oportunamente a los pueblos y a las comunidades en cuyo territorio se dan las concesiones de tierras y las licencias de explotación de los recursos naturales”. Con ello se evitarán “futuros conflictos y enfrentamientos que tanto dolor nos han causado” y se combatirán  abusos como “el narcotráfico y la depredación de costa, sierra y selva”.

No debe ser ajena a los candidatos “la violencia social” que, subrayan, “no se genera solamente porque exista pobreza, sino porque existe desigualdad”. Un reto para las autoridades elegidas es “lograr un mayor desarrollo, pero que se vea reflejado en la vida de todos los peruanos, principalmente de los más desfavorecidos”.

Para los pastores, es tiempo de “un diálogo fecundo y alturado [elevado] que genere espacios de armonía”. La transparencia del proceso electoral exige que “los electores sean escuchados por los candidatos y que entre estos haya un sereno intercambio de ideas”.

El ciudadano, señalan, “merece respeto e información veraz. Es indigno tratarlo como un objeto que se puede manipular o engañar. La dignidad del votante exige que resplandezca la verdad como elemento esencial para la paz, la convivencia, la democracia y la vida institucional”. 

Sugieren a los periodistas y medios de comunicación que participen “con la máxima responsabilidad en el proceso”. Les invitan “a ejercer la libertad de expresión buscando la verdad unida a la justicia y al bien común”.

Recuerdan lo dicho en Aparecida: “Urge crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos. Igualmente, se requieren nuevas estructuras que promuevan una auténtica convivencia humana, que impidan la prepotencia de algunos y faciliten el diálogo constructivo para los necesarios consensos sociales” (Documento de Aparecida, 384).

Y concluyen pidiendo a Dios iluminación “para elegir a los más capaces y con mayor vocación de servicio”, que a las autoridades les conceda “la sabiduría necesaria para velar por el bien común” y a todos, solidariamente unidos, esten “dispuestos a trabajar por el Perú”.

 


 

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“Economía de Comunión: un nuevo paradigma para el desarrollo africano”
Iniciativa de la Universidad Católica del Este de África y el Movimiento de los Focolares
NAIROBI, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Del 26 al 28 de enero tiene lugar la conferencia internacional “Economía de Comunión. Un nuevo paradigma para el desarrollo africano” en colaboración con la Universidad Católica del Este de África, en la Mariapolis Piero, ciudadela de los Focolares en Kalimoni (Nairobi).

Como explican los organizadores, se está viendo en este encuentro como “el pueblo africano necesita urgentemente, por una parte una cultura emprendedora y de desarrollo económico, y por la otra de un modelo de economía que no destruya la comunidad y la comunión, considerados grandes valores en su cultura”.

El rector John Maviiri de la Universidad Católica del Este de África en Nairobi (The Catholic University of Eastern Africa C.U.E.A.) ha visto en la cultura de la Economía de Comunión una gran esperanza para el continente.

La Conferencia ha sido organizada por la Comisión Internacional de la Economía de Comunión de los Focolares, compuesta por estudiosos, emprendedores y trabajadores sociales provenientes de los Estados Unidos, Filipinas y varios países de Europa.

También participan en este evento la autoridades religiosas y civiles, emprendedores, banqueros, entes que trabajan en proyectos de desarrollo en África, representantes de ONG locales, jóvenes estudiantes provenientes de muchos países africanos.

Con el fin de ofrecer una continuidad a esta iniciativa, están en proyecto cursos de profundización en la CUEA, sobre la difusión de una cultura económica de empresa para África. Su realización está en manos de economistas y estudiosos que trabajan en todo el mundo para el desarrollo de la Economía de Comunión.

Según la centroafricana Genéviève Sanze, miembro de la Comisión Internacional de la Economía de Comunión: “la experiencia vivida de la Economía de Comunión, nos hace entender que no se puede salir de la trampa de la indigencia sólo con dinero, ni con la redistribución de las riquezas o con la construcción de bienes públicos, ni con el aumento de las relaciones comerciales entre el norte y el sur. Se podrá salir de esta trampa cuando seamos capaces de construir relaciones humanas auténticas y profundas entre personas distintas pero al vez iguales; cuando sepamos comprender, que no existe en el mundo persona tan pobre que no pueda significar un don para otra. En ese momento el mundo verá florecer la fraternidad y la comunión”.

Del 23 al 25 de enero, días previos a la Conferencia celebrada en la Universidad Católica, la Mariapolis Piero, ciudadela del movimiento de los Focolares en Kalimoni (Nairobi), acogió la primera Edc School, dirigida a jóvenes aspirantes emprendedores que vinieron de 12 países africanos y también de Europa, Estados Unidos y Asia.

“La Edc School Panafricana se basa en tres presupuestos”, dijo Luigi Bruni, responsable a nivel mundial del proyecto Edc.

“El primero: sin universidades de calidad no se puede realizar un desarrollo serio. Ya que hoy la cooperación al desarrollo se hace con personas, antes que con transferencias internacionales de dinero que han hecho mucho daño, no obstante las buenas intenciones”.

“El segundo: el método de la escuela es la reciprocidad. No habrá profesores que vengan de occidente a enseñar a jóvenes africanos. Nos basamos en el gran amor que tenemos por esta cultura, de esta manera todos aprenderán de todos”.

“El tercero: el desarrollo no puede realizarse sin una economía de empresa que actualmente es inexistente en África. Este continente tiene la necesidad de abrirse al mercado salvaguardando sus raíces de “comunidad” tan arraigas en el ADN de su cultura. Por esto “la Economía de Comunión” puede ser una oportunidad realmente importante”

En el 2011 se cumplen veinte años del proyecto “Economía de Comunión”, lanzado por Chiara Lubich en Sao Paolo, Brasil, el 29 de mayo de 1991. Este aniversario se celebrará en Brasil del 25 al 29 de mayo de este año, con una semana de eventos dedicados a hacer un balance de la situación y planear nuevos desarrollos del proyecto.

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]


 

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Bélgica: Galardonado un cómic sobre “el san Vicente de Paul de Marsella”
Premio Gabriel 2011 a la vida del sacerdote Jean-Baptiste Fouque
BRUSELAS, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El premio Gabriel 2011 del cómic cristiano fue fallado este 19 de enero en Bruselas, Bélgica, a favor del álbum Jean-Baptiste Fouque, de Dominique y Pierre Bar, que cuenta la vida de un sacerdote francés, muerto en 1926, apodado “el san Vicente de Paul de Marsella”.

El premio fue adjudicado por el jurado del Centro Religioso de ‘Info’ y Análisis del Cómic Cristiano (CRIABD, por sus siglas en francés), informa a ZENIT el hermano Roland Francart SJ, fundador del CRIABD.

El CRIABD es una asociación sin ánimo de lucro fundada en 1985 por el hermano Francart. Su objetivo es unir a todos los fans de cómics bíblicos, religiosos (de todas las religiones), biográficos sobre hombres y mujeres de Iglesias cristianas, históricos (de edificios o hechos religiosos), tales como los define el libro La BD chrétienne (El cómic cristiano), ediciones Cerf 1994.

Tras una larga deliberación, “justificada por la gran calidad de los álbumes presentados” –explica el hermano Francart- el premio se concedió a Jean-Baptiste Fouque, de Dominique Bar (dibujo) y Pierre Bar (texto), de ediciones Triomphe, París.

El libro cuenta la vida, con pequeños testimonios, de este sacerdote francés de gran corazón, que murió en 1926, apodado “el san Vicente de Paul de Marsella”.

Los hermanos Bar, de Lieja, han hecho con su trabajo “un homenaje grandioso a un futuro santo, admirado tanto por los cristianos como por personas de todas las convicciones”, subraya el hermano Francart.

Se otorgó una mención especual a Golgotha, cuarto tomo de Ben-Hur, de Jean-Yves Mitton, ediciones Delcourt. El dibujante francés, habituado a los frescos históricos en cómic (Atila, Quetzalcoatl, etc) ha querido respetar la gran novela cristiana del general Wallace, héroe de la guerra de Secesión, llevada dos veces al cine.

“La última victoria de Jesús sobre el odio, el mutismo y la lepra se trata en modo extraordinario en este último álbum”, explica el creador de los premios.

El galardón en neerlandés fue para Orval (tomo 2) de Jean-Claude Servais, ediciones Dupuis. El dibujante de la región de Gaume, extremo sur de Bélgica, sigue fiel a su costumbre de representar su entorno, esta vez en una novela gráfica que relata la historia de la Abadía benedictina, su irradiación y sus ruinas, en dos tomos y en las principales lenguas de Bélgica.

La proclamación de estos premios tendrá lugar en la Feria del Libro de Bruselas (Tour & Taxis), el domingo 20 de febrero.

En 2010, el CRIABD celebró 25 años. El pasado 24 de noviembre, el Consejo de Administración nombró a Elise Béliard presidenta del CRIABD para suceder a Viviane Quittelier.

Elise Béliard, francesa, estudió en Bélgica y dedicó quince años a la profesión jurídica.en Bruselas. Le apasiona la historia y el cómic desde joven.

El CRIABD es también un centro de documentación (Pequeño Museo del Cómic Cristiano) de Bruselas. Publica la revista trimestral Gabriel con informaciones y análisis del cómic cristiano, que dirige el hermano Francart.

Para saber más: http://criabd.over-blog.com.

Por Nieves San Martín

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Investigan el asesinato de dos sacerdotes en Colombia
Han sido asesinados ya 74 presbíteros en ese país desde 1984
BOGOTÁ, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Las autoridades investigan los móviles y responsables del asesinato a tiros de dos sacerdotes católicos, ocurrido la noche del 26 de enero en un sector residencial en el sur de Bogotá, según informa la Conferencia Episcopal de Colombia.

La Policía encontró los cuerpos de los sacerdotes Rafael Reátiga Rojas y Richard Armando Piffano Laguado dentro de un vehículo particular abandonado. De acuerdo con las primeras informaciones, el asesino de los prelados viajaba con ellos en el automóvil y luego de dispararles huyó del lugar.

El secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, explicó que los sacerdotes iban en el vehículo de uno de ellos con una persona no identificada, quien les disparó por causas aún desconocidas.

"Estos datos indican que no fue para robarles el vehículo o las pertenencias de los sacerdotes. Es una ocasión más en la que en Colombia se resuelven las cosas acabando la vida de los demás, aseguró monseñor Córdoba Villota en declaraciones a los periodistas.

"La Policía Nacional está realizando las investigaciones del hecho, el caso hasta ahora es oscuro y no se puede adelantar ninguna hipótesis", agregó el Secretario del Episcopado.

Precisó que los sacerdotes asesinados eran muy amigos y habían realizado juntos estudios de Bioética en la Pontificia Universidad Javeriana, en Bogotá.

El padre Reátiga Rojas era el Ecónomo de la Diócesis de Soacha. Nació el 25 de junio de 1975 y fue ordenado sacerdote el primero de julio de 2000. Por su parte, el padre Piffano Laguado era de la Diócesis de Fontibón. Nació el 4 de febrero de 1974 y fue ordenado sacerdote el primero de julio de 2000.

Reátiga Rojas era además párroco de la Catedral Jesucristo Nuestra Paz, de Soacha, en tanto que Piffano Laguado era Párroco en la iglesia de San Juan de la Cruz - Barrio Grancolombiano.

De acuerdo con cifras de la Conferencia Episcopal de Colombia, desde 1984 han sido asesinados en este país un total de 74 sacerdotes, ocho religiosos o religiosas y tres seminaristas.



 

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Flash


Humanitas cumple 15 años ofreciendo acceso gratis
 
SANTIAGO, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- La revista de antropología y cultura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Humanitas (http://www.humanitas.cl) celebra sus quince años ofreciendo acceso gratuito al número 60 de esta publicación.

Además, con motivo de la preparación de la beatificación de Juan Pablo II, Humanitas abre al acceso a tres números dedicados a su pontificado: en su jubileo pontifical (nº 31, julio-septiembre 2003); en su muerte (nº 38, abril-junio 2005); al año de su muerte (nº42, abril-junio 2006).

En una carta enviada por el secretario de Estado de Benedicto XVI, el cardenal Tarcisio Bertone, el 10 de enero de 2008, al director de Humanitas, el doctor Jaime Antúnez Aldunate, presenta la revista como una ayuda para "crecer en la amistad con Cristo, Camino que lleva al hombre a la vida plena y verdadera, así como en el conocimiento del Magisterio de la Iglesia, cuya misión prolonga a través de los siglos la presencia y la Palabra de Aquel que vino a colmar a las personas de aquella riqueza que satisface los interrogantes más profundos, sus aspiraciones más nobles y su sed de felicidad auténtica".

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Entrevistas


El Ordinariato australiano alienta la paz y la unidad
Entrevista con monseñor Peter Elliott, delegado de los obispos australianos
MELBOURNE, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El próximo establecimiento de un ordinariato para los anglicanos australianos que desean entrar en la Iglesia católica ha encendido la esperanza de una mayor paz y unidad, afirma el obispo auxiliar de Melbourne, monseñor Peter Elliott.

Monseñor Elliott, delegado de la Conferencia de los Obispos Católicos de Australia para el Ordinariato, y él mismo un ex anglicano, explicó a ZENIT que hay un sentimiento de entusiasmo y anticipación entre quienes buscan unirse al ordinariato, tal y como estipula la Anglicanorum Coetibus.

El Comité para la preparación del Ordinariato australiano se formó hace apenas un mes. El mes que viene, tendrá lugar un encuentro nacional para los interesados en saber más sobre él. Se espera que el Ordinariato sea establecido este año.

En esta entrevista con ZENIT, monseñor Elliott habla sobre los desafíos y esperanzas que rodean a este Ordinariato, su impacto en el ecumenismo, y cómo puede ayudar a los católicos a crecer en la fe.

- ¿Puede hablarnos de los planes para el establecimiento del nuevo Ordinariato en Australia?

Monseñor Elliott: Los planes van adelante más despacio que en el Reino Unido. Pero la situación es más compleja.

En primer lugar, está el reto de la geografía - Australia tiene el mismo tamaño que los Estados Unidos.

Tenemos que reunir grupos que están dispersos, incluso aislados. ¡Como delegado episcopal de la Conferencia de los obispos, mis puntos por volar con frecuencia están aumentando rápidamente!

Luego, dos grupos bastante distintos tienen que unirse: varios clérigos y laicos anglicanos en la oficial Iglesia Angligana de Australia (ACA) y muchos miembros de la Iglesia Católica Anglicana de Australia (Traditional Anglican Communion: TAC) . Ambos grupos comparten una herencia anglo-católica, pero su historia es distinta.

Uno de los frutos del Ordinariato sería su unión en una sola comunidad.

- ¿Cómo se incluirá a la comunidad de antiguos anglicanos de Japón en el Ordinariato?

Monseñor Elliott: Esta posibilidad está sólo en sus primeras etapas, así que no puedo dar más detalles.

- ¿Cuál ha sido el ambiente general entre quienes buscan formar parte del Ordinariato?

Monseñor Elliott: Hay un sentimiento de entusiasmo y anticipación entre esos anglicanos australianos.

En los últimos 20 años han sufrido por sus principios católicos, confrontados y dejados de lado en serios asuntos doctrinales y morales.

En este país, no se había tomado ninguna disposición pastoral para esta buena gente en la Iglesia oficial. Tenían que aceptar el nuevo orden o arreglárselas si mismos. Aún se les considera injustamente como “anglicanos desafectos".

Al mismo tiempo, quienes pusieron en marcha parroquias y diócesis anglicanas independientes (TAC) sufrieron el rechazo y el ridículo, y han hecho muchos sacrificios por seguir sus conciencias.

En ambos círculos, empezaban a ver que la generosa oferta del Santo Padre significa paz y unidad. Están estudiando diligentemente el Catecismo de la Iglesia Católica – un buen ejemplo para todos nosotros.

- ¿Puede decir algo sobre las relaciones interreligiosas con la Iglesia Anglicana en Australia? ¿Qué tipo de respuestas ha oído de parte de los anglicanos que no desean convertirse en católicos?

Monseñor Elliott: A nivel general, las relaciones entre católicos y anglicanos en Australia son buenas.

El Ordinariato no dañará al ecumenismo.

El último año tuve la oportunidad de dirigir los círculos oficiales de diálogo de anglicanos y católicos. Cuando expliqué el Ordinariato hubo una respuesta amistosa y cortés. Siguió una interesante conversación teológica, pero no hubo una reacción negativa.

Tenemos que hacer distinciones entre los anglicanos que no tienen deseos de volver al catolicismo. Los evangélicos han mandado mensajes de buena voluntad. Ellos honestamente creen que todos los anglo-católicos deberían volver a la unidad con Roma.

Muchos anglicanos parecen indiferentes, creyendo que el ordinariato será pequeño, al menos al principio. Un obispo anglicano se enfadó con la oferta del Papa, pero fue enseguida corregido por otro obispo evangélico.

Aquí se ve lo que expresamos como “elefante en la habitación de al lado” en el mundo del anglicanismo, el gran número de evangélicos, particularmente en Sydeny y Nigeria, pero también en otros sitios. Qué harán estos comprometidos cristianos que creen en la Biblia es un misterio. Después de que los odirnariatos tomen forma, estos evangélicos decidirán el futuro de la comunión anglicana.

- ¿Qué significa esto para usted personalmente, como antiguo anglicano?

Monseñor Elliott: Tengo en mi vida un sentido muy fuerte de lo que el Beato John Henry Newman definió como una “providencia particular”.

Mi acogida en la Iglesia celebrada en 1968 en Oxford, cobra hoy más sentido que nunca.

Mi tarea es ayudar a los anglicanos de tradición católica a tomar el mismo camino de unidad y paz en Cristo.

.Pero mi lema episcopal es "Parare vias eius" , es decir preparar sus caminos. Estas palabras de Benedictus tiene hoy un significado más profundo y más centrado.

Hay también un matiz de tristeza, ojalá mis queridos padres, el reverendo Leslie Llewelyn Elliot y June Elliot, hubieran vivido para ver estos días. Sé que están rezando por los ordinariatos. No existen los suburbios en el cielo.

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Para más información: http://www.friendsoftheanglicanordinariate.com/

Por Genevieve Polloc

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Documentación


Cardenal Piacenza: el celibato sacerdotal según Pío XI (I)

Intervención en un Encuentro sacerdotal en Ars
ARS, jueves 27 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Por su indudable interés, ofrecemos por entregas durante esta semana, hasta el próximo jueves 3 de febrero, la intervención del cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, pronunciada el pasado lunes 24 de enero en las Jornadas Sacerdotales celebradas en Ars (Francia) sobre el celibato sacerdotal.

La intervención del cardenal Piacenza, realizada desde Roma en conexión en directo con el encuentro, lleva por título: “El celibato sacerdotal: fundamentos, alegrías, desafíos... Las enseñanzas del Papa sobre el tema: de Pío XI a Benedicto XVI”.

* * * * *

 

Venerados hermanos en el Episcopado,

Queridísimos sacerdotes y amigos todos,

Estoy muy contento de intervenir en vuestro Coloquio utilizando las más modernas tecnologías de la comunicación. Esta intervención pretende expresar ante todo la más profunda estima y mi aliento personal y el de la Congregación para el Clero hacia los organizadores del Coloquio, por el tema que se ha elegido, de lo más oportuno, y sobre todo porque éste tiene lugar en el lugar que vio la obra de san Juan Maria Vianney, modelo acabado de Sacerdocio ministerial e imagen de continua referencia también para los sacerdotes de nuestro tiempo.

El tema que se me ha asignado es muy específico y se refiere a las enseñanzas de los Papas sobre el Celibato sacerdotal, desde Pío XI a Benedicto XVI. Desarrollaré la presente intervencion examinando algunos de los documentos más significativos de estos Pontífices, mostrando la actualidad de sus enseñanzas y trazando algunas líneas de síntesis que espero sean útiles para transfundir, de hecho, en la formación eclesiástica.

La enseñanza de los Pontífices desde Pio XI a Benedicto XVI

Para mantenerme en los tiempos que me han asignado, he decidido examinar sólo los documentos más significativos de los Pontífices y, especialmente, algunas Encíclicas, que, al respecto, resultan particularmente relevantes.

1. Pío XI y la Encíclica Ad Catholici Sacerdotii

Está históricamente demostrada la verdadera y auténtica pasión del Santo Padre Pío XI por las vocaciones sacerdotales y su incansable actuación para la edificación de Seminariosm en todo el orbe católico, en los que pudiesen recibir una formación adecuada los jóvenes que se preparaban al ministerio sacerdotal.

Dentro de este marco debe comprenderse adecuadamente la Encíclica Ad Catholici Sacerdotii del 20 de diciembre de 1935, promulgada con ocasión del 56° Aniversario de la Ordenación sacerdotal de ese Pontífice. La Encíclica se compone de cuatro partes, las dos primeras dedicadas más específicamente a los fundamentos, desde el título 1. “La sublime dignidad: Alter Christus” y 2. “Brillante ornamento”, mientras que la tercera y la cuarta son de carácter más normativo-disciplinar y concentran su atención en la preparación de los jóvenes al Sacerdocio y en algunas características de su espiritualidad.

De particular interés para nuestro tema es la segunda parte de la Encíclica, que dedica un párrafo entero a la castidad. Este además se coloca, en la segunda parte, después del párrafo que habla del sacerdote como “imitador de Cristo” y el dedicado a la “piedad sacertotal”, mostrando de este modo cómo la concepción de Pío XI era – como la Iglesia ha considerado siempre – la de carácter ontológico-sacramental. De ella deriva la exigencia de la imitación de Cristo y de la excelencia de la vida sacerdotal, sobre todo en orden a la santidad. Afirma de hecho la Encíclica: “ el sacrificio eucarístico, en el que se inmola la Víctima inmaculada que quita los pecados del mundo, muy particularmente requiere en el sacerdote vida santa y sin mancilla, con que se haga lo menos indigno posible ante el Señor, a quien cada día ofrece aquella Víctima adorable, no otra que el Verbo mismo de Dios hecho hombre por amor nuestro”, y también “puesto que el sacerdote es embajador en nombre de Cristo (cf. 2Cor 5,20), ha de vivir de modo que pueda con verdad decir con el Apóstol: 'Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo' (cf. 1Cor4,16;11,1), ha de vivir como otro Cristo, que con el resplandor de sus virtudes alumbró y sigue alumbrando al mundo”.

Inmediatamente antes de hablar de la castidad, casi como subrayando su vínculo inseparable, Pío XI pone de manifiesto la importancia de la piedad sacerdotal, afirmando: “Nos hablamos de piedad sólida: de aquella que, independientemente de las continuas fluctuaciones del sentimiento, está fundada en los más firmes principios doctrinales, y consiguientemente formada por convicciones profundas que resisten a las acometidas y halagos de la tentación”. De estas afirmaciones se ve con claridad que la comprensión misma del Sagrado Celibato está en estrecha y profunda relación con una buena formación doctrinal, fiel a la Sagrada Escritura, a la Tradición y al ininterrumpido Magisterio eclesial, y a un ejercicio auténtico de la piedad, que nosotros llamamos hoy “vida espiritual intensa”, resguardandola tanto de las desviaciones sentimentales, que a menudo degeneran en el subjetivismo, como de las racionalistas, también muy difundidas, que producen un criticismo escéptico, muy alejado de un sentido crítico inteligente y constructivo.

La castidad, en la Encíclica Ad Catholici Sacerdotii, está definida como “íntímamente unida con la piedad, de la cual le ha de venir su hermosura y aun la misma firmeza”. De la misma hay un intento de justificación racional, según el derecho natural, en la afirmación: “Aun con la simple luz de la razón se entrevé cierta conexión entre esta virtud y el ministerio sacerdotal. Siendo verdad que Dios es espíritu, bien se ve cuánto conviene que la persona dedicada y consagrada a su servicio en cierta manera se despoje de su cuerpo”. A esta primera afirmación, que a nuestros ojos hoy resulta más bien frágil, y que, en todo caso, vincula la castidad a la pureza ritual y, en consecuencia, excluiría su permanencia, ligándola a los tiempos de los ritos del Culto, hace a continuación el reconocimiento de la superioridad del sacerdocio cristiano respecto tanto del sacerdocio del Antiguo Testamento, como a la institución sacerdotal natural propria de cualquier tradición religiosa.

La Encíclica, en este punto, pone en el centro de la reflexión la propia experiencia del Señor Jesús, entendida como prototípica para todo sacerdote. Afirma de hecho: “El gran aprecio en que el divino Maestro mostró tener la castidad, exaltándola como algo superior a las fuerzas ordinarias, […] era casi imposible que no hiciera sentir a los sacerdotes de la Nueva Alianza el celestial encanto de esta virtud privilegiada, aspirar a ser del número de aquellos que son capaces de entender esta palabra (cf. Mt 19,11)”.

Es posible, en estas afirmaciones de la Encíclica,notar una cierta complementariedad entre la intención de fundar la castidad sacerdotal en la exigencia de pureza cultual, y la más amplia, y hoy mayormente comprendida, exigencia de presentarla como imitatio Christi, vía privilegiada para imitar al Maestro, que vivió ejemplarmente de manera pobre, casta y obediente.

Pío XI no descuida, por otro lado, citar los pronunciamientos dogmáticos que se refieren a la obligación de la castidad, y en particular el Concilio de Elvira y el segundo Concilio de Cartago, que, aunque en el siglo IV, atestiguan con obviedad una práxis muy anterior, consolidada, y que por tanto puede ser traducida en ley.

Con un acento extraordinariamente moderno, en el sentido de inmediatamente accesible a nuestra mentalidad, la Encíclica habla de la libertad, con la que se acoge el don de la castidad, afirmando: “Por su libre voluntad hemos dicho: como quiera que, si después de la ordenación ya no la tienen para contraer nupcias terrenales, pero las órdenes mismas las reciben no forzados ni por ley alguna ni por persona alguna, sino por su propia y espontánea resolución personal”. Podríamos deducir, en respuesta a algunas objeciones contemporáneas, sobre una presunta obstinación de la Iglesia en imponer a los jóvenes el Celibato, que el Magisterio autorizado de Pío XI, lo indicaba como resultado de la libre acogida de un carisma sobrenatural, que nadie impone, ni podría imponer. Al contrario la norma eclesiástica se entiende como la decisión de la Iglesia de admitir al sacerdocio sólo a aquellos que han recibido el carisma del Celibato y que, libremente, lo han acogido.

Si bien es legítimo sostener que, según el clima de la época, el fundamento del Celibato eclesiastico en la Encíclica Ad Catholici Sacerdotii de Pío XI se pone en razones, aunque válidas, de pureza ritual, no menos es posible reconocer en el mismo texto una importante dimensión ejemplar tanto del Celibato de Cristo, como de Su libertad, que es la misma a la que son llamados los sacerdotes.

[Traducción del italiano por Inma Álvarez]

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