El arzobispo de Johannesburgo pide que se oiga la voz de la Iglesia en África del Sur

Mons. Thagale: «Para la mayoría de la gente, las promesas de la democracia son sólo sueños incumplidos»

 

En la Plenaria de la Conferencia de los Obispos Católicos de África del Sur, su presidente, Mons. Buti Tlhagale, Arzobispo de Johannesburgo ha presentado un informe en el que afirma que si bien «es relativamente fácil apreciar el papel público de la Iglesia Católica en los servicios sociales, de salud y en los proyectos de desarrollo», falta «la voz de la Iglesia católica que realmente busca involucrar a la opinión pública sobre las cuestiones éticas y morales que afectan a la sociedad en general».

28/01/11 6:55 AM


 

(Fides/InfoCatólica) Sesión Plenaria de la Conferencia de los Obispos Católicos de África del Sur, que reúne a los prelados de Sudáfrica, Botswana y Swazilandia. Los Obispos del África Meridional se quejan de que a la voz de la Iglesia le cuesta hacerse escuchar en el debate general sobre cuestiones como la moral sexual o el uso adecuado de la riqueza.

Mons. Tlhagale también señala que: “nuestros tres países son democracias en vías de desarrollo. Son políticamente estables pero frágiles todavía. En diversos grados, se caracterizan por la corrupción, los crímenes violentos, una grave escasez de servicios y por el enriquecimiento de los que ocupan puestos de responsabilidad. Las prisiones de Sudáfrica están llenas. Para la mayoría de la gente, las promesas de la democracia y del Estado de Derecho son sólo sueños incumplidos, pero además para muchos son un recuerdo de las experiencias dolorosas del pasado”.

El Presidente de la SACBC también denuncia “la sociedad materialista” que “protege y promueve los derechos de las personas a acumular riquezas”. En consecuencia, “los principios cristianos de equidad, igualdad y justicia han caído en el olvido. Nuestras sociedades han perdido un principio fundamental de la moralidad: la atención hacia las personas con mayor necesidad. Los ricos hacen alarde de sus riquezas, son incapaces de dejar de lado sus intereses personales a favor de mejorar las condiciones de vida de las comunidades pobres”.

Por último Mons. Tlhagale se pregunta: “Todo esto plantea una pregunta. ¿Cuál es el papel y, la influencia de la moral cristiana en nuestra sociedad, y en nuestras naciones? ¿La Iglesia es capaz de convencer a la gente a alejarse de una moral basada sobre la afirmación “es mi derecho acumular riquezas”? ¿La Iglesia es capaz de convencer a nuestros conciudadanos que para ser verdaderamente una persona moral, es igualmente importante no dañar a los demás y evitar la codicia?”