Las clarisas de Lerma se han convertido en «Iesu Communio»

La obra de Sor Verónica

La puesta de largo de la nueva comunidad será el próximo sábado en Burgos

Redacción, 06 de febrero de 2011 a las 11:55

 

Con edades por debajo de la media de la mayoría de conventos, 177 religiosas componen «Iesu Communio», una nueva congregación nacida del seno de las Clarisas de Lerma y La Aguilera en la provincia de Burgos. Fundadas por Sor Verónica Berzosa, y con el beneplácito de Benedicto XVI, el arzobispo burgalés, Francisco Gil Hellín, espera que sean un «revulsivo» cuyo ejemplo sirva para rejuvenecer la Iglesia. Lo cuenta Mar González en ABC.

Aunque han intentado mantenerse alejadas de los medios de comunicación, el incremento de novicias jóvenes en los conventos de las Clarisas de Lerma a partir de mediados de los noventa no pasó desapercibido. Su escisión y fundación del nuevo instituto de vida religiosa «Iesu Communio», con Sor Verónica al frente, fue solo un paso más.

En un comunicado hecho público tras su reconocimiento oficial por el Vaticano el pasado mes de diciembre, las hermanas explican que «Dios ha ido sembrando y trabajando este designio suyo día a día, durante bastantes años». La propia Sor Verónica llevaba 27 años en la orden, donde en los últimos años ejercía como maestra de novicias, si bien acabó siendo la responsable de la comunidad de hermanas.

Las mismas religiosas de la nueva orden se muestran «asombradas» por el crecimiento de vocaciones dentro de la comunidad de Damas Pobres de Santa Clara, que ha derivado en la nueva congregación. El rápido y continuo crecimiento de las vocaciones que llegaban al convento de Lerma, donde comenzó todo, hizo enseguida que el espacio vital resultara insuficiente y llegaron a un acuerdo con los hermanos franciscanos, a quienes terminaron comprando el convento de San Pedro Regalado de La Aguilera, situado en plena Ribera del Duero burgalesa, que ha sido rehabilitado para ellas, gracias a cuantiosas donaciones y a donde cada vez acuden más personas, sobre todo jóvenes en peregrinaje.

Muchas de las nuevas hermanas de «Iesu Communio» sintieron la llamada de Dios en las Jornadas Mundiales de la Juventud y así llegaron hasta los conventos de las Clarisas, de cuya regla no reniegan, aunque consideran que ha evolucionado hacia algo diferente.

Mientras se mantienen firmes en la vida contemplativa, las «veroniquesas» como ya se las empieza a conocer popularmente, han incorporado los valores de la «presencia y testimonio» siguiendo las palabras de Juan Pablo II , que instó a que los monasterios se abran a los que tienen sed porque «son lugares sagrados y podrán ser también centros de acogida cristiana para aquellas personas, sobre todo jóvenes, que van buscando una vida sencilla y transparente en contraste de la que les ofrece la sociedad de consumo».

Partiendo de esa base, las nuevas hermanas a las que cariñosamente se conoce como «veroniquesas» en honor a su fundadora y superiora, han rejuvenecido incluso los hábitos, realizados con tela vaquera y una especie de pañoleta azul a modo de velo.

Tras su reconocimiento por el vaticano el pasado mes de diciembre, la puesta de largo de esta nueva comunidad «Iesu Communio» será en la Catedral de Burgos el próximo 12 de febrero con una misa de acción de gracias que será concelebrada por el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, el nuncio de su santidad en España, Renzo Fratini, y el recién nombrado obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, hermano de Sor Verónica, así como otros obispos y arzobispos. Incluso podría acudir el propio cardenal Rouco Varela, quien ha alabado siempre la labor de Sor Verónica y su capacidad para atraer vocaciones, hasta el punto de que intentó llevar a la Comunidad de Madrid a la comunidad de la monja burgalesa que como consecuencia de su crecimiento no podía continuar en el convento de Lerma. Sin embargo, el proyecto, demasiado cuantioso, no cuajo, entre otras cosas porque la comunidad clarisa no quería abandonar Burgos.

Durante la misa, las hermanas renovarán y actualizarán sus votos «no porque sea necesario» sino por voluntad propia, al igual que los sacerdotes lo hacen cada Jueves Santo. Así lo explica el arzobispo de Burgos, para quien la diócesis «está de enhorabuena» con hechos como la fundación de esta nueva comunidad que espera sea un «revulsivo» y «renovación interior» entre los jóvenes cristianos.

Gil Hellín señala que la «Iesu Communio» se ha convertido ya en un «punto de referencia» en los lugares de origen de las hermanas, que se reparten entre los antiguos conventos de las clarisas de Lerma y La Aguilera, aunque, según indica, «la mayoría no son de Burgos». En su opinión, el ejemplo de una comunidad de monjas jóvenes en pleno siglo XXI puede tener un efecto positivo dentro de la Iglesia. Espera que «puedan surgir nuevas vocaciones para ellas y para el resto del congregaciones o para el seminario» porque al ver la experiencia de las «veroniquesas» otros «jóvenes o no tan jóvenes puedan descubrir en su interior los dones de Dios».