7.02.11

Wyoming es cada vez más pequeño

A las 12:13 AM, por Eleuterio
Categorías : General
 

Hay personas que no son como los vinos (que mejoran con los años) sino que, al contrario, se agrian y se convierten en vinagre con el paso del tiempo.

El matasanos José Miguel Monzón, más conocido por Chechu o Wyoming (el gran, le llaman), está llegando a pasos agigantados a la nada de la que salió, al polvo vacío con el que se formó su negro espíritu.

Ahora le ha dado por burlarse del beato Juan Pablo II.

Es fácil tomarla con quien no puede defenderse y con quien, en vida, tampoco se habría defendido porque era de una altura personal y humana bastante más elevada que la del payaso oficial del régimen socialista, dioclecianista en ciernes, que preside Rodríguez Zapatero.

Pero a Wyoming le da igual Juana que su hermana y ha supuesto que todos tenemos el mismo nivel de irrisoria gracia que él ostenta. Se cree el tuerto en el país de los ciegos cuando no es más que un chiquilicuatre apoyado en un poder que tiene los pies de barro o, en este caso, de excrementos ideológicos.

Se ríe, además, de la comunión de los Santos que ayuda a los creyentes a confiar en la intercesión de aquellas personas que han demostrado, en vida, ser un ejemplo a seguir mientras que otros demuestran, en la que tienen, ser un desperdicio de la especie humana.

Le decían a Jesucristo que se bajara de la cruz porque siendo el Hijo de Dios debería tener poder para hacer lo que quisiera. No comprendían cómo era posible que no hiciera algo por él mismo. Ignoraban la voluntad de Dios porque no les convenía.

Así dice Wyoming que no entiende cómo es posible que el beato Juan Pablo II no se curara a sí mismo le enfermedad de Parkinson que padecía y sí, sin embargo, haya hecho lo propio con la que sufría Marie Simon Pierre, monja francesa que sufría de tal mal. No comprende porque ni entiende lo sobrenatural ni le importa lo más mínimo.

Ignora, también, que el discípulo no puede ser más que el Maestro sino que debe imitarlo en lo que, de bueno, haga y lleve a cabo.

Sin embargo, sí entiende y sabe Wyoming de formas poco sutiles de llamar tonto a alguien. Y así lo hace con el beato Juan Pablo II.

Pero lo que más molesta es que haga de menos lo que más importa. Dice que “Sólo quería encauzar mi alma, pero visto el nivel, voy a intentar la puerta grande: me voy a preparar para santo” queriendo decir, con eso, que es menos importante corregir los errores y podar, de lo malo, la vid del Señor y es, sin embargo, más importante ser santo porque lo hace de menos y, a lo mejor, cree que está a su alcance.

Es una pena que no se dé cuenta que para ser santo primero hay que tener un alma limpia. No obstante dijo Jesucristo “convertíos y creed en el Evangelio” y no al revés. Lo primero es lo primero.

Y eso es raro porque siendo de ciencias debería saber Wyoming que, en según qué operaciones, el orden de los factores sí altera el producto.

Por otra parte, aquí está todo, para quien quiera pasar un mal rato.

Eleuterio Fernández Guzmán