El cardenal Amigo alaba el libro-entrevista "Luz del Mundo" (Herder)

"Las respuestas de Benedicto XVI no son ni las del fundamentalismo, sino las de una armonía entre la fe y la razón"

"Benedicto XVI es un maestro de claro y preciso razonamiento. Y hombre de Dios con una fe profunda"

Carlos Amigo Vallejo, 09 de febrero de 2011 a las 09:48

 

(Carlos Amigo Vallejo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla).- Comer el pan de Dios. Esta es la clave y el eje de transversal para seguir el pensamiento y la misma vida de Benedicto XVI. Desde la primera página, con una referencia al salmo 53, hasta la respuesta a la última pregunta de Peter Seewald, están saliendo del corazón del Papa una palabra que todo lo explica, y sin la cual es difícil aunar aquello que está en lo más profundo de los sentimientos y que llena de luz la razón. La Palabra, Dios.

Todo cuanto se puede leer en esta “conversación con el Papa”, Luz del mundo, necesita de esta categoría y criterio de interpretación que es la profunda experiencia de Dios. Se habla de los grandes problemas del momento. Y hay que agradecer al periodista y al Papa, que no hayan soslayado tema alguno, por delicado o espinoso que sea, y que pudiera estar en el interés y la preocupación, tanto de creyentes, como de aquellos que se dicen no tener ni fe ni religión alguna.

Aquella famosa, y un tanto olvidada, encíclica de Juan Pablo II sobre las relaciones entre fe y razón (Fides et ratio), está en alguna manera releyéndose en este libro sobre el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos.

¡Vamos a entrar en razón! Recomendación de Benedicto XVI, no se refiere tanto a una especie de corrección de errores, sino de una invitación fraterna a llevar, al ámbito de la inteligencia y el razonamiento, los intereses y preguntas que vienen rondando, y no encuentran respuesta, en ese espacio, un tanto descuidado, que es el pensamiento de los hombres. Entrar en razón es un buen disponerse para pensar en los asuntos de Dios, que no pueden dejar de ser también aquellos que están en los hondones de lo más íntimo de la intimidad de los hombres, como diría San Agustín.

Como medida de prudencia, se aconsejaba a los neófitos, de cualquier parlamento, que en sus intervenciones se dejaran conducir de ese principio tan fundamental que es el de hablar con sinceridad, sin que por ello padezca el honor del contrincante. De lo contrario, mejor optar por el silencio. En las respuestas del Papa no hay silencio. Habla con una enorme claridad y transparencia, y en algunos momentos con ejemplar humildad, acerca de cuantos temas le proponen. Unos han sido recogidos del montón de la simple curiosidad. Los más, de aquello que son auténticas y sinceras preocupaciones de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Benedicto XVI es un maestro de claro y preciso razonamiento. Y hombre de Dios con una fe profunda. Bien entrenado y diestro en el manejo de estas armas, las de la fe y las de la razón, aparece en este libro-conversación, como un verdadero luchador intelectual y profundo teólogo, contra la carcoma del relativismo. Virus de lo más contagioso y que, al encontrar a un hombre sin defensas ni intelectuales ni religiosas, le postra en esa peligrosa enfermedad de la indiferencia, que tiene como claros síntomas los de no tener razones para vivir ni para esperar. Las respuestas de Benedicto XVI no son ni las del fundamentalismo, ni las de un fideísmo, sino las de una armonía entre la fe y la razón.

Si quieren ustedes un manual, en dos capítulos, para leer e interpretar este libro-conversación con el Papa, no duden en llevarlo a su inteligencia, sin olvidar previamente el quitarle los cerrojos a las puertas de la presunción agnóstica, para que cuando Dios se acerque, pueda ayudar al hombre a entrar en razón.

Carlos Amigo Vallejo
Cardenal Arzobispo Emérito de Sevilla