11.03.11

Vuvuzela filo-lefevbrista

A las 7:50 PM, por Juanjo Romero
Categorías : Disenso

 

El mundial de México ‘86 pasó a la historia por la invención de la «ola»: oooolé. El de Sudáfrica ‘10 por el comienzo —y quiera el Cielo que fin— del uso masivo de las vuvuzelas en los estadios.

Ya sabéis, esos artilugios conoides con lengüeta que emitían un sonido desagradable y que en conjunción con otros de la misma especie eran realmente molestos.

Pues con todo, no fue lo que más me fastidió del fenómeno, fueron otros dos aspectos:

  1. Que no pudiese ‘mandar’ callar al ejército de niños que me acompañaban en los partidos. Antes de terminar la frase, los no futboleros interrumpían: «¿callar?, para oir ¿qué?»
  2. Me perdía los diez primeros minutos fascinado, absorto buscando la lógica. Miles de personas que podían haberse quedado en casa, o no acudir al estadio, o cualquier alternativa más cómoda que pasar 105 minutos congeladitos, deciden ir a pasar el rato soplando.

Con la primera entrega de don José María Iraburu sobre el filo-lefevbrismo me ha pasado lo mismo. Se me fue la cabeza a las vuvuzelas.

Así que no tengo más remedio que afearle la conducta a don José María: por favor, no colabore repartiendo ‘matasuegras‘. Vd no puede exigir que un jansenista redivivo, que lleva a gala perpetua faz de estreñimiento, tenga muy desarrollado el sentido del humor. Sí, sí, ya sé que un altísimo porcentaje de lectores entendió que cuando Vd decía «que por un lado vamos los infocatólicos […]. Sea bueno, y quédese con nosotros» era una ironía, y no el inicio de una nueva denominación católica.

¿Ve? Haga como yo, diga de algún modo explícito que es una ironía, porque seguro que tanto Vd como ese mismo porcentaje de lectores así lo han entendido, pero con absoluta certeza que si no lo hago, habrá quien taurinamente escribirá un artículo sobre la división de opiniones en InfoCatólica.

Es más, alguno habrá que, después de explicarselo en los comentarios, varias veces, como le vuelva a decir que no tiene razón, que no es eso, lo publicará en el blog de otro amigo haciéndose víctima de la censura porque su comentario no fue el último. Y es hasta posible que comunique a toda la blogosfera que Pater Iraburu ha fundado la secta de los infocatólicos —supongo que con las nuevas normas de la RAE en minúscula—.

Y todavía le digo más, don José María, habrá quien se pregunte por qué he dicho ‘matasuegras, y no fui más preciso diciendo «cuerno de plástico, de 65 centímetros de largo (2 pies) aproximadamente, que produce una nota alta monótona (Sí bemol), de unos 127 decibelios».

Sobre estas personas me gustaría hablar, y poder referirme a ellas por sus nombres, pero lo lamento, don José María, no puedo. Sí que tienen, pero es que estoy incapacitado o descapacitado para hablar del asunto, porque no he tocado la vuvuzela en Sudáfrica, o sí, pero Vd no lo sabe, aunque crea que me conoce.

La próxima vez haré la prueba, y bajo el pseudónimo de Ioannes Cubanus, publicaré unas líneas en un blog marginal como el de don Guillermo Juan, seguro que a él no le importa que embozado sisee un poco, es fácil encontrar gente buena («es una ironía», ¿lo va cogiendo, Páter?)

Por alguna razón, que quizá así descubra, podré mirarme al espejo después de minusvalorar la valentía de los recusantes ingleses, o exigirle a los obispos que den la cara, o lanzarle pellizcos de monja al portavoz de la JMJ porque sus padres le llamaron Yago, mientras yo no me atrevo a dar mi nombre. No vaya a ser que se descubra que no puedo perder ni la vida, ni la honra, ni quizá la hacienda.

Pero si no encuentro a ese bloguero cándido, siempre me quedará el recurso de lanzar un anónimo anti-vuvuzela anti-filo-anti-lefevbrista —táchese lo que proceda—. Un articulillo en el que niegue poder hablar de ‘matasuegras‘ mientras que me arrogo el derecho exclusivo de usar los circiterismos de neocon o juanpablista, estos constructos sí que significan algo y ni categorizan, ni dividen, ni menosprecian, y por supuesto, son totalmente justos y verdaderos, aunque generalice.

Me hechizan las vuvuzelas. Quizá, sólo quizá, no sea más que sólo me gusta el futbol, como a Bruno, aunque él además lo juegue.

Como siempre, el partido ya ha empezado y no he hecho más que divagar sin sentido. Oee, oe, oe, oé.