El Papa reza y pide oraciones por Japón

Benedicto XVI: «Si se suprime a Dios del horizonte del mundo no se puede hablar de pecado»

 

Benedicto XVI, como todos los domingos, ha dirigido desde la ventana de su apartamento del palacio Apostólico la oración mariana del Ángelus, ante una multitud de fieles y peregrinos que, no obstante la lluvia, se hicieron presentes en la Plaza de San Pedro. En este primer Domingo de Cuaresma, el Santo Padre ha recordado que estamos ante el tiempo litúrgico de cuarenta días que constituye en la Iglesia un itinerario espiritual de preparación para la Pascua. Además, el Papa ha tenido un recuerdo especial para el pueblo japonés.

14/03/11 8:21 AM


 

(RV/infoCatólica) El Papa explicó que en este tiempo “se trata sustancialmente de seguir a Jesús que se dirige decisivamente hacia la Cruz, culmen de su misión de salvación. Si nos preguntamos: ¿por qué la Cuaresma? ¿por qué la Cruz?, la respuesta, en términos radicales es esta: porque existe el mal, es más, el pecado, que según las Escrituras es la causa profunda de todo mal”.

“Esta afirmación”, ha subrayado el sucesor de Pedro, “no se debe dar por adquirida, pues la misma palabra pecado no ha sido aceptada por muchos, porque presupone una visión religiosa del mundo y del hombre. En efecto es verdad: si se suprime a Dios del horizonte del mundo, no se puede hablar de pecado. Como cuando se pone el sol, desaparecen las sombras; las sombras solamente aparecen cuando hay sol; así el eclipse de Dios comporta necesariamente el eclipse del pecado”.

“Por ello”, ha asegurado el Santo Padre, “el sentido del pecado – que es una cosa diversa del “sentido de culpa” como lo entiende la psicología – se adquiere descubriendo de nuevo el sentido de Dios. Lo expresa el salmo Miserere, atribuido al rey David en ocasión de su doble pecado de adulterio y de homicidio: Contra ti – dice David dirigiéndose a Dios – contra ti solo pequé” (Sal 51,6).

Ante el mal moral, ha proseguido reflexionando el Pontífice, la actitud de Dios es “la de oponerse al pecado y salvar al pecador. Dios no tolera el mal, porque es Amor, Justicia, Fidelidad; y precisamente por esto no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Por salvar a la humanidad, Dios interviene: lo vemos en toda la historia del pueblo judío, a partir de la liberación de Egipto”.

El Papa ha asegurado que “Dios ha determinado liberar a sus hijos de la esclavitud para conducirles a la libertad. Y la esclavitud más grave y más profunda es precisamente la del pecado. Por eso Dios ha enviado a su Hijo al mundo: para librar a los hombres del dominio de Satanás, origen y causa de todo pecado. Lo ha enviado en nuestra propia carne mortal para que se convirtiera en víctima de expiación, muriendo por nosotros en la cruz”.

Antes de concluir su breve alocución previa a la plegaria mariana Benedicto XVI ha afirmado que, “contra este plan de salvación definitivo y universal, el Diablo se ha opuesto con todas sus fuerzas, como demuestra en particular el Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto, que viene proclamado cada año el Primer Domingo de Cuaresma”.

En efecto, entrar en este Tiempo Litúrgico, ha subrayado el Papa, “significa cada vez ponerse de la parte de Cristo contra el pecado, afrontar - tanto personalmente, como con la Iglesia – el combate espiritual contra el espíritu del mal (Miércoles de Ceniza, Oración Colecta). Por ello invocamos la maternal ayuda de María Santísima para el camino cuaresmal recientemente comenzado, para que sea rico en frutos de conversión”. Y en este punto el Papa ha pedido que se recuerde, especialmente en la oración, tanto a él como a sus colaboradores de la Curia Romana, que esta tarde iniciarán la semana de Ejercicios espirituales.

Oración por Japón

Tras el rezo del Ángelus el Papa ha tenido también palabras para la catástrofe que ha sufrido Japón:

Las imágenes del trágico terremoto y del posterior tsunami en Japón nos han dejado a todos fuertemente impresionados. Deseo renovar mi espiritual cercanía a las queridas poblaciones de aquel País, que con dignidad y valentía están afrontando las consecuencias de tal calamidad. Rezo por las víctimas y por sus familiares, y por todos aquellos que sufren a causa de estos tremendos acontecimientos. Animo a cuantos, con encomiable prontitud, se han comprometido para ayudarles. Permanezcamos unidos en la oración. ¡El Señor nos está cerca!