Antonio Blanco, hermano del Sanatario marítimo de Gijón

"San Juan de Dios siempre repetía: 'Primero el cuerpo, luego el alma'"

"Es una gracia de Dios el haber dedicado toda una vida a estos chicos y chicas con discapacidad"

Manuel Robles, 15 de marzo de 2011 a las 16:51

 

(Manuel Robles).- Por el Sanatorio Marítimo pasan todos los días 250 chicos y chicas, más 135 internos que viven en este centro de discapacitados, situado a las afueras de Gijón, cerca del mar Cantábrico. Pero lo mejor de todo no es el edificio material, sino el aire de familia bien avenida y el cariño que reina entre estos jóvenes discapacitados, los Hermanos de San Juan de Dios y los profesionales que los atienden. El Hno Antonio Blanco Rodriguez, con 71 años, natural del Bierzo, exactamente de Rozuelo, enfermero diplomado, lleva toda una vida repartiendo panecillos de misericordia y, actualmente, es el encargado de la formación religiosa de estos jóvenes con deficiencia intelectual que residen en el Sanatorio Marítimo de Gijón.

-¿Porqué te hiciste religioso de San Juan de Dios?

-En mi vocación influyó muchísimo mi bisabuela, que se llamaba Natalia, porque era una mujer extraordinaria. No había fiesta importante del pueblo que no acudiera a llevar a los más pobres de Rozuelo, (Bierzo) alguna cosa para comer. En Navidad, en la fiesta de la Patrona del pueblo, cuando hacíamos la matanza, allí estaba mi bisabuela apartando alguna cosa para llevárselo a los más pobres del pueblo. Ahí empezó todo para que yo me fuera, en 1952, y con 13 años, a los hermanos de San Juan de Dios a Palencia.

-¿Qué te dan estos chicos y chicas con discapacidad intelectual?

-A mi me enseñan a ser muy humano. Ellos se mueven siempre por el sentimiento y esperan tu cariño y que les escuches. Pienso que es una gracia muy importante de Dios el haber dedicado toda una vida a estar con estos chicos y chicas. Parece que sólo están para recibir, pero también dan de esa bondad que tienen en el corazón. Yo no cambio mi vocación por nada.

-¿Cómo realizas la atención religiosa a estos jóvenes con discapacidad intelectual?

-Nunca me olvido de que son personas, con una discapacidad intelectual, pero personas. Además hay que llegar a ellos a través de los sentimientos. Les cuesta mucho entender ideas o cosas abstractas, pero entienden bien las cosas a través de los signos, la música y los medios audiovisuales. Por ejemplo, el miércoles de ceniza la homilía consistió en mostrarles una barra de pan y el libro litúrgico de la Palabra para hacerles entender que hay que comer pan y también alimentarse de ese pan que es la Palabra de Dios.

-¿Son capaces de rezar alguna oración cristiana?

-Ya lo creo que si. Todos se saben el padrenuestro, el avemaría y algunos la Salve. El concepto de Dios puede que les resulte algo abstracto, pero la figura de Jesús la entienden perfectamente. Lo mismo pasa con su amor a la Virgen, que lo captan de maravilla. En la Misa dominical participan a través de los signos, de los cantos y del lenguaje audiovisual. Una cosa que es importante para ellos es que la Misa no sea larga, no se puede pasar de los 35 minutos.

-¿La Iglesia en general tiene un poco "olvidada" la misericordia?

-Todo lo contrario, hoy más que nunca la misericordia está en primer plano. Una de las bienaventuranzas para los cristianos es ser misericordiosos como lo fue Jesús con toda clase de personas. También el evangelio nos recuerda esa hermosa parábola del buen Samaritano para que seamos misericordiosos. No cabe duda que en la Iglesia, como humanos que somos, tenemos fallos, pero gracias a la misericordia hemos hecho una gran labor y la seguiremos haciendo.

-¿Qué espera un enfermo cuando alguien le hace una visita?

-Sobre todo que se le escuche. El que escucha a los enfermos tiene la mitad del camino de la misericordia andado. Si yo escucho a un enfermo, será fácil saber qué necesita, si no escucho, hago que aumente su angustia. En este mucho nuestro que va tan rápido, tanto los sanos como los enfermos necesitan que se les escuche. El que está solo, el que se siente débil, el que sufre, lo primero que pide es que se le escuche.

-¿Cómo hacía San Juan de Dios su atención a los enfermos?

-Repetía siempre lo mismo: "Primero el cuerpo, luego el alma". Se preocupaba de tuvieran un lugar digno, cada uno su cama, que se les tratara como seres humanos, aunque fueran pobres. Luego, venían las atenciones espirituales, pero primero la misericordias corporal con el enfermo.