Gracias a inventos 'peligrosos' como las centrales nucleares la esperanza de vida se ha disparado

Los medios se desesperan ante unos tokiotas decididos a seguir su vida normal y negarse al pánico

 

El Trasgo / La Gaceta, 18 de marzo de 2011 a las 08:17
 

No sé si rige el derecho de cita sobre Twitter, pero me ha hecho mucha gracia la indignación de una española que vive en Japón y ha sido entrevistada por una cadena de televisión empeñada en que en Tokio estaban todos al borde de un ataque de nervios. La chica en cuestión insistía en que de eso, nada, que la vida es normal, que no hay colas en las gasolineras, que ella acababa de volver de la peluquería, había pedido una pizza por teléfono y se preparaba para celebrar con sus amigos una fiesta por el día de San Patricio. Pero la entrevistadora insistía: “Noto el miedo en tu voz”.

 Entiendo que el pánico vende mucho más que la normalidad. Y admito que lo de Japón ha sido una terrible tragedia. Pero la tragedia ha sido, sobre todo, el terremoto y posterior ‘tsunami’. Titular, como hace ‘Público’, “Angustia nuclear” debajo de una fotografía de una japonesa y (presumiblemente) su hija, ambas con la mascarilla de rigor, es olvidar que la visión de los japoneses llevando esa mascarilla, especialmente en primavera, es un espectáculo habitual. Según la twittera antes citada, no se ven más ni menos personas con la cara tapada en Tokio que en la primavera pasada.

Que cunda el pánico

Pero ya se sabe que la primera baja en toda guerra es la verdad, y esto es una guerra ideológica. Entiéndanme: no niego que se mienta, y con toda la boca, por la otra parte. Pero minimizar el mayor ‘tsunami’ de la historia para centrarse en una amenaza que, por lo que sabemos, podría quedar en muy poco y, en el peor de los casos (escenario Chernóbil), en una desgracia sustancialmente menor que la provocada por la naturaleza, es descaradamente antiperiodístico. Como titular –una vez más– “Los occidentales huyen en masa de la amenaza atómica” junto a una fotografía que muestra la devastación causada por el ‘tsunami’. Más: “El frío diezma a los supervivientes del terremoto”. Diezmar es causar gran mortandad, pero el artículo en cuestión no cita una sola cifra de víctimas, ni siquiera una estimación.

 Y todo esto funciona para lo que realmente interesa al diario de Roures: “España revisará la seguridad de todas sus centrales nucleares” y “Polémica por la prórroga de diez años a Cofrentes”. Por si los ‘tsunamis’, suponemos. Por no hablar de “Garoña utiliza el polémico sistema de seguridad de Fukushima”. ¡Cuánta ‘polémica’!

 Ángeles Caso pone el dedo en la llaga en su columna antinuclear “Los amos del universo”: “[...] Ni siquiera estoy segura de que haya ningún sitio en el mundo del que se pueda afirmar con toda seguridad que está libre de los movimientos sísmicos: la naturaleza tiene sus propias reglas gigantescas y a menudo imprevisibles para los diminutos humanos”. Precisamente por eso, Ángeles. Por eso el hombre ha tratado de superar las limitaciones de la vida en naturaleza con cosas como el fuego, la máquina de vapor o las nucleares, produciendo una civilización que no ha neutralizado los peligros, pero los ha minimizado, como se puede comprobar comparando la esperanza de vida hoy con la de hace un siglo. En Haití no hay nucleares y el terremoto fue muy inferior, pero murieron muchísimos más. Alguien debería completar la línea de puntos...

 Manuel Saco, en su línea, no puede dejar pasar la tragedia sin aprovecharla para sus pueriles ataques a la Iglesia en “Un cargamento humanitario de oraciones”: “Si es gratis, cueste lo que cueste’, dice la máxima vaticana; por eso los pobres de todos los tiempos han sido alimentados con promesas de riqueza en el más allá”. ¿De verdad no sabe Saco que la Iglesia lleva dos mil años alimentando, acogiendo y curando a los pobres? ¿Puede citar alguna otra organización que haya hecho la mitad de la mitad por los más ‘tirados’ de la tierra? Hay muchas maneras ingeniosas de meterse con el catolicismo; esta es la más torpe, porque es la más fácil de desmontar con sólo darse un paseo por el Tercer Mundo (incluyendo sus franquicias en el Primero).

López subraya que la Ley de Partidos no exige la desaparición de ETA”. De un tiempo a esta parte ‘Público’ parece ejercer el cargo de abogado voluntario y entusiasta de los proetarras en una campaña, cuando menos, desconcertante.

El País’: “Gobierno y PP se enzarzan sobre el trato a los imputados”. Ya saben: los ERE falsos contra los trajes de Camps. Pero para ‘Público’ toda corrupción es ‘popular’. Vuelve Camps: ‘Los sospechosos de financiación del PP valenciano repetirán en las listas’. Y Matas: “Matas, al borde del banquillo por un contrato ‘ficticio”. Ah, y: “Calatrava triplicó un presupuesto de forma unilateral”. ¿Y hemos dicho ya que “La Justicia tumba dos ordenanzas de Gallardón en un día”?; noticia con más relevancia (dos columnas frente a una sola) que “Chávez replica al PP invocando a Rajoy y el ‘caso Gürtel”. ¡‘Ere’ mi niño!

¿Se acuerdan de la noticia de ayer, del cura abortista? Pues para que vean que no hay publicidad mala: “El libro del Pare Manel se agota gracias a la excomunión”. ¿No será gracias al laudatorio reportaje de ‘El País’?

La vicepresidenta del Gobierno catalán ha ‘maquillado’ su currículum. La mujer es, a lo que parece, democristiana. ¿Adivinan con qué titular comenta ‘El País’ la noticia? ¡“Mentirijillas católicas”, por supuesto! Cuando José Bono se tomó ciertas libertades con los hechos de su patrimonio, a nadie se le ocurrió titularlo “Mentiras manchegas”, ni siquiera “Mentiras izquierdistas”, porque aquí cada palo aguanta su vela. Pero la difamación contra toda la Iglesia católica por los pecados de algunos fieles es constante. 

Publicado originalmente en La Gaceta