Eusebio Ignacio Hernández Sola, consagrado este sábado obispo de Tarazona

"Hay un laicismo fuerte, pero no sé medir su alcance"

"En España la vida religiosa es muy numerosa, significativa"

José Manuel Vidal, 18 de marzo de 2011 a las 19:46
 

(José Manuel Vidal).- Más de 40 obispos acompañarán este sábado al agustino Eusebio Hernández Sola en su consagración como obispo de Tarazona. "No tengo un plan global de pastoral, pero soy optimista", apunta en esta entrevista, donde sostiene que "la ley suprema en la Iglesia es la salvación de las almas".

 

¿Qué sintió y de quién se acordó especialmente al enterarse de su nonbramiento episcopal?
Me quedé pensativo, emocionado, en silencio. Aprecié enseguida el amor, la confianza que el Señor y Santo Padre, a través de él, tenían conmigo. ¿Qué responder?. Me acordé lo que dice San Agustín, mi padre en religión, "si la Iglesia pide tus servicios, obedeced con humilde corazón al Señor". Y esto es lo que le dije al Cardenal cuando me propuso el deseo del Santo Padre. Después de 35 años sirviendo de la mejor manera posible a la Iglesia, ahora que me pide un ministerio tan particular, tan singular no puedo decir otra cosa, "aquí estoy para servir donde la Iglesia desee". Sí, después me vino a la mente la imagen de mi madre, de mi padre, que en paz descanse. Pensé en la diócesis de Tarazona, en sus sacerdotes, en su gente...Me pregunté¿seré digno pastor?.

¿Cómo afronta este nuevo encargo pastoral?
Con serenidad, no obstante los miles asuntos que tengo que afrontar en estos días. Estoy convencido que si Dios da una carga, una responsabilidad, da también la gracia. Además sé que hay muchas comunidades de religiosas rezando por mi, por mi nuevo ministerio pastoral. Por otra parte, confío en las personas que trabajarán conmigo, especialmente en mis sacerdotes. Sé que son celosos servidores del Señor, amantes de la Iglesia, disponibles y buenos sacerdotes.

¿Qué siente al volver de pastor al lado de su hogar?
Como dije el día de mi nombramiento, 29 de enero, cuando la Santa Sede me dijo que mi servicio pastoral sería en esta diócesis, la alegría disipó mis temores, pues volvía a la tierra que me vio nacer; sentí que la cercanía de nuestra historia y cultura facilitaría la sintonía de nuestros corazones y uniría nuestros propósitos pastorales. Porque yo nací en la ribera de Navarra, a pocos kilómetros de Tarazona y mi primera consagración religiosa la hice a la sombra de la querida sierra del Moncayo, en Monteagudo, junto a los aposentos y tumba de San Ezequiel Moreno.

Conoce la que va a ser su nueva diócesis por cercanía geográfica con su pueblo natal. ¿Cómo la ve pastoralmente hablando?
Todavía no tengo un conocimiento suficiente para emitir un juicio global sobre su dimensión pastoral, pero conociendo a S.E. Mons. Demetrio, tengo que ser optimista y estoy seguro que es una Iglesia viva, comprometida y bien organizada. Puedo asegurarle que los sacerdotes que he conocido en estos días me han causado todos una excelente impresión, comprometidos con la vida de la diócesis, deseosos de servir y atentos a las necesidades del pueblo.

¿Se pasa fácilmente de la sala de máquinas curial (con sus 35 años en Roma) a la vanguardia pastoral? Algunos dicen que le falta a usted experiencia pastoral directa.
Seguramente que me faltan muchas cosas para ser un digno pastor. También San Agustín temblaba ante la responsabilidad de su ministerio episcopal. ¿Quién se encuentra adecuadamente preparado?.
Seguramente sabrá que soy jurista ( tengo los títulos en derecho canónico y abogado), pero nunca he olvidado lo que dice el último canon del derecho canónico (c. 1752) que la ley suprema en la Iglesia es la salvación de las almas. Durante los 35 años de servicio en la Congregación para los Institutos de vida consagrada y s.v.a. nunca olvidé este sabio principio y norma de vida. Mi trabajo me ha dado la oportunidad de entrar en contacto con todo el mundo, especialmente con los Pastores de la Iglesia en sus visitas ad limina, en congresos, encuentros, visitas a países, asambleas con religiosos, etc, que he tenido que hacer por mandato de la Santa Sede, y siempre he intentado transmitir el mensaje de la Iglesia en tono conciliador, proponiendo de manera tal que fuese acogido activa y responsablemente. En una palabra, he intentado dar una dimensión pastoral al servicio "burocrático" de trabajo en el Dicasterio. Además he ejercido mi servicio sacerdotal como asistente en la iglesia que tenemos en Roma y encuentros pastorales con otras comunidades religiosas. En fin, espero que con la gracia de Dios intentaremos ser pastores cercanos a mis querido fieles. Y espero aprender mucho de mis sacerdotes.

¿La Iglesia española necesita una mayor presencia de religiosos en el episcopado?.

Tal vez mi nombramiento sea un gesto que responde a esta necesidad. No podemos olvidar que en España la vida religiosa es muy numerosa, significativa cualitativamente, ocupa puesto importantes en la pastoral y en la evangelización (enseñanza, sanidad, obras sociales,etc.), hay que reconocer y apreciar esta presencia.

¿Cómo se ve a nuestra Iglesia desde la Curia romana?

Yo la veo bien, muy comprometida en el caminar del pueblo español; consciente de las dificultades culturales, religiosas y sociales que el pueblo vive. Apreciamos y valoramos positivamente la actitud valiente de la Iglesia en favor de la vida humana, del matrimonio entre hombre y mujer, de los emigrantes. etc.

¿Cree usted, como algunos de sus hermanos en el episcopado, que España es la avanzadilla del liacismo radical?

No sé, yo nunca he sido extremista en mis juicios. Sí, veo que hay un laicismo fuerte, se están perdido valores fundamentales no sólo religiosos sino también culturales, humanos, sociales, pero no sé medir el alcance de esa avanzadilla.

¿Cómo ve a la vida religiosa en general? Hay quien dice que ha pasado su hora y que está siendo relevada por los nuevos movimientos.
Yo siempre he sido positivo y considero que los nuevos movimientos están haciendo un gran bien; están dando un nuevo empuje a la Iglesia, como una nueva juventud, y esto ilusiona, da esperanza. Pero no podemos olvidar la historia, la riqueza evangelizadora, de santidad que ha dado y continúa dando a la Iglesia la vida consagrada. Cada año la Congregación para la vida consagrada aprueba nuevo institutos religiosos; van surgiendo nuevas formas de vivir el seguimiento al Señor. El Espíritu sigue soplando fuertemente en la Iglesia. Tal vez en el viejo continente se sienta menos, pero está presente. Por otra parte no hay que oponer ambas realidades. Son dos formas de vivir el evangelio que se complementan y ayudan. No es tiempo de "restar" sino de "sumar".

Desde su puesto de subsecretario de la Congregación para la Vida Religiosa, ¿siguió de cerca el proceso de alumbramiento del nuevo instituto religioso español Iesu Commnuio?.
Sí, algo he conocido de este proceso, pero ha sido otro oficio el encargado de examinar, discernir y acompañar este cambio y nueva forma de vivir la vida consagrada.

¿Conoce a Sor Verónica? ¿Qué piensa de su fundación?
No la conozco. Hay que ser siempre optimistas y pensar siempre lo mejor, pero habrá que esperar para ver cómo camina. Los primeros años son siempre de gran pujanza y riqueza de vida. Vamos a esperar, pero hay que confiar en el Señor, que es el que da vigor a nuestros proyectos.

¿El Papa está superando la llaga de la pederastia del clero?.
No conozco en estos momentos su pensamiento y preocupaciones, pero sí es cierto que le ha hecho sufrir mucho. Los medios de comunicación nos han mostrado algunos de esos dolorosos momentos que tuvo con algunas víctimas de esos atropellos. Sí, han sido meses, años muy difíciles para la Iglesia y en particular para el Santo Padre.

¿Cuáles son sus prioridades pastorales o aquello en lo que cree que la Iglesia debería incidir más para reevangelizar a un país que se aparta cada vez más de la fe?
Como dijo Benedicto XVI yo no tengo un plan global de pastoral. Quiero ponerme a la escucha con mis sacerdotes, con mi pueblo de la Palabra y de la voluntad del Señor para dejarme guiar por El. Porque estoy seguro que Dios sigue hablándonos a través de tantos acontecimientos que estamos viviendo, a través del magisterio de la Iglesia, tan rico en tantos aspectos, etc. Pero no hay duda que la evangelización inculturada en la nueva realidad será uno de mis objetivos; evangelización con la palabra, con el testimonio, con la vida. La evangelización consiste sobre todo de hablarle de Jesús; es un encuentro con El. Su vida, su evangelio deben ser propuesta de vida. Quiero que la mis fieles puedan gozar y gustar de la Palabra de Dios, de los sacramentos, que los agentes de pastoral puedan estar cercanos a los más necesitados. La familia, los jóvenes, los ancianos, los desempleados, emigrantes son realidades que necesitan la presencia misericordiosa de la Iglesia.

¿Es usted optimista, a pesar de todo, respecto a la evolución del catolicismo en nuestro país?
Sí, yo siempre soy optimista. Pienso que las dificultades pueden ser ocasión para despertar de la monotonía y pasividad de la vida. Pienso el pueblo español es bueno, conserva los valores cristianos. Tal vez falte quitar el polvo que ha ido cayendo durante estos años. Pero la gente es buena.