18.03.11

5 lugares comunes de católicos sobre ateos

A las 11:11 AM, por Juanjo Romero
Categorías : Ateísmo, Conversiones

Jennifer Fulwiler

 

—Doc: Vamos a volver a 1985, luego destruiré la máquina del tiempo
—Marty: ¿Vas a destruirla? Y todo ese rollo de la humanidad, de dónde venimos y hacia dónde vamos
—Doc: Es demasiado peligroso, este incidente lo demuestra y eso que soy muy íntegro, imagina lo que puede pasar si la máquina cae en malas manos
—Doc: Sólo lamento que nunca podré viajar a mi época favorita: el viejo Oeste… pero viajar en el tiempo es demasiado peligroso, será mejor dedicarme al estudio del otro gran misterio del universo… ¡¡las mujeres!!

«Regreso al Futuro II»

Tengo la mismas inquietudes que Doc. Una parte de ese misterio es la baja proporción de blogs femeninos. Ocurre en todas las lenguas, no sólo en la española. Eso sí, los que hay, son realmente buenos.

Este tema merece un tratamiento más pausado. Otro día, quizá. Pero me sirve de introducción para presentar a Jennifer Fulwiler, columnista-bloguera del National Catholic Register —físicamente me recuerda mucho a Marcia Cross, de Mujeres Deseperadas— .

Jennifer nació y creció como atea en un ambiente ateo, y con 33 años se bautizó en la Semana Santa de 2007. Sus artículos siempre están impregnados de buena doctrina, agudeza y buen humor, y de ese-no-se-qué que el próximo beato Juan Pablo II llamaba «el genio femenino».

Aprovechando que el Pontificio Consejo para la Cultura ha lanzado la versión beta de la página web «El atrio de los Gentiles» (demasiado Flash para mi gusto), me pareció oportuno resumir su último artículo: Guía católica para ateos, pequeñas claves que pueden ayudar a algunos católicos a no perder el tiempo en las discusiones estériles e interminables, en este blog lo he sufrido. Ella como exatea aporta experiencia.

Se distingue bien lo que dice Jennifer de lo que añado yo, eso espero. En la duda, lo bueno es de ella.

1.- Los ateos sienten como que les falta algo

Son personas normales, «como tú y yo, salvo que comen niños pequeños en el desayuno. (Es broma, es broma. Ellas los prefieren para el almuerzo)»

Jennifer explica que sí, que es cierto, que hay una sensación de incompletitud, pero que no se interioriza como un «anhelo de realización espiritual». La misma sensación que tiene cualquier persona.

2.- Encuentran la Biblia persuasiva

El fenómeno es más estadounidense que español. Desgraciadamente nadie da lo que no tiene, y el nivel cultural bíblico hispano deja mucho que desear.

Aún así, es asombroso cómo se intenta dialogar «arrojando» citas bíblicas, otra «cosa es dar ejemplos de su exactitud histórica o explicar lo bien que se han conservado durante milenios».

Para un cristiano la Revelación es dato. Para un ateo, una obra de ficción.

3.- Los ateos conocen bien la doctrina católica

Incluso los ateos que antes tuvieron formación católica la desconocen profundamente. Es sorprendente leer lo que ellos creen que cree un católico. No dar nada por supuesto e intentar explicarlo. Si el ateo no es un fanático, como mínimo, «se sorprenderán gratamente de que la doctrina católica es justa y razonable»

La mayoría de los ateos critican a un hombre de paja que no existe.

4.- Se les puede convencer únicamente con argumentos

Es importante, mostrar la racionalidad y sensatez de la fe y la doctrina católica. Sobre todo si el interlocutor ateo tiene una mínima mentalidad científica. Tampoco es que el ateo hispano sea normalmente de ese tipo, pero algunos te encuentras y aprecian aunque no compartan que la «cosmovisión católica es la más razonable de todad». Son raras las conversiones intelectuales puras.

«Pero dicho esto, Dios es amor, por lo tanto, conocer a Dios es conocer el amor —y no se puede razonar su camino hacia el amor. El amor puede y debe basarse en la razón, por supuesto, pero hay un momento de apertura en la mente y el corazón. Deberíamos centrarnos más en mostrar a Cristo a nuestros amigos ateos que en ofrecer datos sobre Él»

Creo que esto lo sintetizó mucho mejor don Giuss al plantearlo como acontecimiento. La expresión es tan afortunada y sintética que es la que utiliza Benedicto XVI es su encíclica «Deus Caritas est»[1]

5.- Son inmunes al poder de la oración.

Dice Fulwiler, porque tengo poco que añadir:

«El otro día una señora me pidió sugerencia sobre cómo acercarse a su hijo ateo militante. Cuando le sugería que pasase mucho tiempo rezando por él, puso ojitos y dijo: ‘de acuerdo, está bien, pero voy a necesitar algo más, mi hijo es un caso difícil’.

Me identifico plenamente con su comentario. Soy una persona orientada a la acción, y algunas veces me resulta duro confiarme al poder de la oración. De hecho, a veces sin querer pienso que algunas personas están tan lejos de Dios que rezar por ellas no tiene mucho sentido. Pero hemos de rechazar estos pensamientos, porque la gente que no tiene fe necesita de nuestra oración mucho más que de nuestros argumentos, datos o libros»

Lo mismo tenéis otras ideas, pero creo que las de Jennifer que son dignas de tener en cuenta.


 


Notas

[1] Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. («Deus Caritas est», Prólogo)