23.03.11

Vassula Ryden

 

Terremotos, desastres naturales, guerras, hambre, apostasía, paro…¿fin del mundo? El fenómeno se repite recurrentemente, aflorando reinterpretaciones de profecías y mensajes de videntes. Tengo que reconocer que es un tema atractivo, probablemente por el morbo y el toque mistérico.

Para muchas personas supone un asidero, un mal sustituto de la Esperanza, una permuta del abandono en la Providencia por un abandono más activo a fenómenos supuestamente sobrenaturales. En la desesperación que les atenaza —y que comprendo—, es un recurso a la vía milagrosa toda vez que se creen agotadas las soluciones ordinarias.

Respecto a todo esto soy bastante escéptico, y quizá por esa razón valore más aquellos hechos sobre los que tengo más certeza, y que siempre pasan por la criba de la Iglesia, buena separadora de trigo y paja.

Una de esas briznas de paja es Vassula Ryden. Para quienes no la conozcáis es una supuesta vidente de origen egipcio, que vive en Suiza y escribe en inglés. Es greco-ortodoxa, divorciada de su primer matrimonio y vuelta a casar, primero por lo civil y luego regularizado a lo ortodoxo y madre de tres hijos.

A fines de noviembre de 1985, mientras escribía una lista de compras, sintió un temblor en la mano. Era Dan, su ángel de la guarda, quien dibujaba una imagen de sí mismo sobre el papel. Estos mensajes duraron hasta la Pascua de 1986, cuando el mismo Jesús comenzó a comunicarse con ella. Desde entonces y hasta hoy, Dios viene llenando cuadernos y cuadernos de mensajes, anunciando su retorno inminente, pidiendo para ello de forma insistente la unión de todas las iglesias cristianas y advirtiendo a los hombres cuán doloroso será el proceso de purificación que afectará al mundo.

Estas «revelaciones trinitarias», recogidas en su libro «La Verdadera Vida en Dios», no es que planteen dudas es que están trufadas de herejías.

No voy a entrar en ellas. En 1995, la Cong. para la Doctrina de la Fe, emite una nota demoledora, tanto por el fondo como por la forma de los mensajes, con una alerta explícita a los obispos para que lo difundan. Como la obediencia es piedra de toque en estos casos, las reacciones fueron las esperadas, sensación de déjà vu.

Primero el típico bulo de que sí, que Ratzinger había dicho eso pero que alguien le había dicho a alguien que había oído a varios cardenales e incluso al mismo Papa hablar favorablemente y que todo se arreglaría. Para acabar con las dudas, la CDF emitió una segunda nota en 1996.

Después, como suele ocurrir, se escoge al experto en canónico y/o moral, y tal como se cuenta en la página oficial, «se matiza», repitiendo el esquema argumentativo habitual:

  1. Las afirmaciones de La Congregación de la Doctrina de la Fe, deberían merecer nuestro mayor respeto, pero nunca son infalibles.
  2. Esta notificación es una opinión preliminar y de ninguna forma, un juicio final.
  3. Este documento indica el comienzo de un diálogo y no el fin de una discusión.
  4. Esta notificación mas que cerrar el libro abre muchas preguntas.
  5. Esta Notificación es la satisfacción de una profecía y no un mero documento.

No aburro con el asunto.

Tanto erre que erre, que al final la buena de Vassula ha conseguido que sea el propio Patriarca Ecuménico de Constantinopla el que también decida pararle los pies. Lo calificaría de bastante duro comparado con el católico, pero quizá sea cuestión de sensibilidades.

Podéis leer la versión inglesa, o la griega, con excomunión para ella y para todos sus seguidores.

Esto también es ecumenismo, del bueno. Gracias Vassula.


 


Nota: Foto tomada del blog Valle Adurni