29.03.11

Sobre capillas y capullos (con perdón)

A las 1:08 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Sujetos activos contra la fe
 

Don Luis Enrique Rodríguez-San Pedro, a la sazón Director del Centro de Historia Universitaria Alfonso IX tiene publicada una Historia de la Universidad en España en la que dice, nada más empezar, que ”Conviene advertir, de inicio, que la institución universitaria es hija de la Cristiandad europea medieval”. Es, por lo tanto, claramente, algo que se escribe para que nadie se lleve a engaño.

Abundando en el tema, dice Francesc Gómez Morales que don Tello Téllez, entonces Obispo de Palencia dio “impulso definitivo a la institución educativa entre los años 1208 y 1214, preparándola para poder recibir la aprobación pontificia de Honorio III en 1221. De esta manera se convertía también en una de las primeras de Europa, después de Bolonia, París, Oxford y Montpellier”.

El mismo autor citado arriba aporta otro dato en el artículo titulado Cómo la Iglesia inventó las universidades y es que “El primer centro de Estudio General que recibió el permiso para expedir licencias (convirtiéndose por tanto en Universidad) fue la de Bolonia en 1158 y procedía de la anterior escuela eclesiástica. Ésta a su vez se originó como fusión de la escuela episcopal y la teológica del monasterio camaldulense de San Félix.”

Y por decir algo, digamos, propio de la Iglesia católica, la Congregación para la Educación Católica publicó en 1994 (22 de mayo es la fecha de la firma de los miembros de tal Congregación) un documento titulado “Presencia de la iglesia en la universidad y en la cultura universitaria” en el que se dice, entre otras cosas, que “La Universidad es, en su mismo origen, una de las expresiones más significativas de la solicitud pastoral de la Iglesia. Su nacimiento está vinculado al desarrollo de escuelas establecidas en el medioevo por obispos de grandes sedes episcopales. Si las vicisitudes de la historia condujeron a la ‘Universitas magistrorum et scholarium’ a ser cada vez más autónoma, la Iglesia continúa igualmente manteniendo aquel celo que dio origen a la institución

Así podríamos estar mucho rato porque si hay algo sobre lo que nadie puede discutir con ánimo de rebatir lo que pasó hace bastantes siglos es que en la Universidad, como tantas otras cosas, la Iglesia católica tuvo tanto que ver que si no hubiera sido por la intervención de tal institución la cosa habría sido muy distinta y, seguramente, mucho más tardía.

Esto, pues, lo sabe cualquiera que tenga dos dedos de frente y que no quiera mirar para otro lado.

Por tanto, la presencia de capillas, como lugar de oración no es nada extraño en el mundo universitario ni, por tanto, se tendría que ver como expresión de intromisión ni nada por el estilo.

Sin embargo, algunos entienden que es inexplicable la “existencia de un local religioso en un centro universitario” siendo, que lo es, inexplicable su grado de ignorancia al respecto.

Pero es que, además, les gusta adornarse porque resulta que lo sucedido en la Capilla de Somosaguas es algo que, por ejemplo, no se hacía con ánimo de faltar al respeto a nadie ni a nada sino que, por decirlo pronto, era querían decir lo que pensaban y nada más. Seguramente, hoy día, no hay más forma de expresar que se está en contra de la existencia de la capilla en la Universidad que yendo a ella, desnudándose alrededor del altar y haciendo ostentación de odio. ¡Que falta de imaginación en cierta juventud!

Y es, que verdad, Dios los cría y ellos se juntan para proferir sandeces.

Aquí lo que pasa es que ahora tienen que venir los rojelios más diversos, anticlericales y sembradores de odio, a decirnos que las capillas de las universidades tienen que desaparecer porque les pasa a ellos por el forro de sus caprichos. Estos individuos cuya ideología tiene cuatro días mal contados y que pretenden imponer sus fobias sobre la verdad y la razón.

¡Vaya tropa!

Por cierto, la capilla ya saben donde estaba y los capullos también saben quienes son. A buen entendedor…

Eleuterio Fernández Guzmán