ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 30 de marzo de 2011

Santa Sede

Benedicto XVI: la oración, clave de la nueva evangelización

El Papa encuentra al nuevo arzobispo greco-católico de Ucrania

Llamamiento del Papa por la paz en Costa de Marfil

Jornadas Mundiales de la Juventud

Benedicto XVI, héroe manga

Mundo

La Comunidad del Emmanuel festeja sus 40 años de vida

Católicos y judíos dialogan sobre el liderazgo espiritual

Desayunando con el Papa desde la radio

El CCEE, desde hace 40 años “una escuela y una casa de comunión”

Actualidad

Monseñor Mennini: es necesario que intervenga la Unión Africana en Libia

Reportaje

Vaticano II, ni ruptura ni continuidad a ultranza

Entrevistas

Egipto: La Iglesia rechaza la institución de partidos de base religiosa

Audiencia del miércoles

Benedicto XVI: “Quien reza se salva”, san Alfonso María Ligorio


Santa Sede


Benedicto XVI: la oración, clave de la nueva evangelización
El Papa presenta a Alfonso María de Ligorio, el santo de la oración
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La oración es el motor de la evangelización y del progreso moral de las personas. Es la enseñanza de la vida de san Alfonso María de Ligorio, presentada hoy por el Papa Benedicto XVI en la Audiencia General.

En su primera audiencia en la Plaza de San Pedro de este año, con la llegada del buen tiempo, el Papa quiso presentar a este santo napolitano, fundador de los misioneros redentoristas, excepcional teólogo y doctor de la Iglesia. Un santo, reconoció, “al que debemos mucho”.

Nacido de familia noble en 1696 y brillante abogado, sin embargo, “su alma tenía sed de Dios y estaba deseosa de la perfección, así el Señor le hizo comprender que era otra la vocación a la que lo llamaba”.

En 1723, narró el Papa, “indignado por la corrupción y la injusticia que viciaban el ambiente que lo rodeaba, abandonó su profesión -y con ella la riqueza y el éxito- y decide convertirse en sacerdote, a pesar de la oposición paterna”.

Muy culto y dotado intelectualmente, Alfonso “inició la evangelización y la catequesis entre los estratos más bajos de la sociedad napolitana, a la que gustaba predicar, y a la que instruía en las verdades fundamentales de la fe”.

“Con paciencia les enseñaba a rezar, animándolas a mejorar su modo de vivir. Alfonso obtuvo resultados excelentes: en el barrio más miserable de la ciudad se multiplicaban los grupos de personas que, al caer la tarde, se reunían en las casas privadas y en los talleres, para rezar y meditar la Palabra de Dios”.

Esto, afirmó el Pontífice, “fue una verdadera y propia fuente de educación moral, de saneamiento social, de ayuda recíproca entre los pobres: esto puso fin a robos, duelos, prostitución hasta casi desaparecer”.

El Papa afirmó que este modelo de acción misionera puede inspirar también hoy “una nueva evangelización”, particularmente de los más pobres, ·y para construir una convivencia humana más justa, fraterna y solidaria”.

En 1732 fundó la Congregación religiosa del Santísimo Redentor, cuyos miembros “fueron auténticos misioneros itinerantes, que llegaron incluso a los pueblos más remotos, exhortando a la conversión y a la perseverancia en la vida cristiana sobre todo por medio de la oración”. Alfonso falleció en 1787.

La gran contribución de san Alfonso, explicó el Papa, es su “rica enseñanza de teología moral, que expresa adecuadamente la doctrina católica”, lo que le llevó a ser proclamado por el Papa Pío XII como “Patrón de todos los confesores y moralistas”.

“En su época, se difundió una interpretación muy rigurosa de la vida moral, quizás por la mentalidad jansenista, que antes que alimentar la confianza y esperanza en la misericordia de Dios, fomentaba el miedo y presentaba un rostro de Dios adusto y severo, muy lejano al revelado por Jesús”.

Ante esto, el santo “propone una síntesis equilibrada y convincente entre las exigencias de la ley de Dios, esculpida en nuestros corazones, revelada plenamente por Cristo y interpretada con autoridad por la Iglesia, y los dinamismos de la conciencia y de la libertad del hombre, que en la adhesión a la verdad y al bien, permiten la maduración y la realización de la persona”.

San Alfonso “no se cansaba nunca de repetir que los sacerdotes son un signo visible de la infinita misericordia de Dios, que perdona e ilumina la mente y el corazón del pecador para que se convierta y cambie de vida”.

“En nuestra época, en la que son claros los signos de pérdida de la conciencia moral y -es necesario reconocerlo- de una cierta falta de estima hacia el Sacramento de la Confesión, la enseñanza de san Alfonso es todavía de gran actualidad·, afirmó el Papa.

Por otro lado, explicó, el santo fue un gran impulsor de la espiritualidad religiosa, con obras como las Máximas Eternas, Las Glorias de María y la Práctica de amor a Jesucristo.

Era ante todo un promotor de la oración (a él se debe la frase “Quien reza se salva”, y también “Dios no niega a nadie la gracia de la oración”), y dentro de ella, de la adoración eucarística.

San Alfonso María de Ligorio conquistó almas “predicando el Evangelio y administrando los Sacramentos, combinado con un modo de hacer basado en una bondad humilde y suave, que nacía de la intensa relación con Dios, que es la Bondad infinita”, concluyó.


 

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El Papa encuentra al nuevo arzobispo greco-católico de Ucrania
Esperanzas ecuménicas en su entronización
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT).- El Papa Benedicto XVI quiso saludar hoy, al final de la Audiencia General, al arzobispo mayor de Kiev, nuevo cabeza la Iglesia greco-católica de Ucrania, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, cuya entronización ha suscitado esperanzas ecuménicas.

Durante el saludo en varios idiomas, después de la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa se dirigió en ucraniano al nuevo prelado, que tiene apenas 40 años, y que tomó posesión de su sede el pasado 27 de marzo.

"Aseguro mi constante oración, para que la Santísima Trinidad conceda abundancia de bienes, confirmando en la paz y en la concordia a la amada nación ucraniana", dijo el Papa al prelado greco-católico y sus acompañantes.

Después, en italiano, el Papa se dirigió a Su Beatitud Shevchuk, recordándole que "el Señor le ha llamado al servicio y a la guía de esta noble Iglesia, parte de aquel pueblo que hace más de mil años recibió el Bautismo en Kiev".

"Estoy seguro de que, iluminado por la acción del Espíritu Santo, presidirá a su Iglesia, guiándola en la fe en Cristo Jesús según su propia tradición y espiritualidad, en comunión con la Sede de Pedro, que es vínculo visible de esta unidad por la que tantos hijos no dudaron en ofrecer incluso su propia vida".

Por último, el Papa quiso enviar un "agradecido recuerdo" a su predecesor, el cardenal Lubomyr Husar.

Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk acudió a la audiencia acompañado de otros prelados greco-católicos, así como ce casi un centenar de fieles y religiosos ucranianos.

El nuevo arzobispo mayor greco-católico de Kiev, que hasta ahora atendía a los fieles de esta Iglesia sui-iuris en Argentina, fue elegido por el Sínodo de la Iglesia greco-católica de Ucrania el pasado 23 de marzo, y recibió la comunión eclesial del Papa el viernes 25 de marzo.

En la entronización, el 27 de marzo el arzobispo mayor pudo abrazar a los obispos de las tres Iglesias ortodoxas de Ucrania.

El prelado exclamó: "¡Cristo está entre nosotros!" y sus hermanos ortodoxos respondieron "'Siempre lo está y siempre lo estará!".

Como representante del patriarcado ortodoxo de Moscú participó Hilary of Makariv, vicar bishop of the Kyiv diocese.  La Iglesia Ortodoxa Ucraniana (el patriarcado de Kiev), fue representada por su primado Filarete.

El metropolita Vladimir, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, dependiente del patriarcado de Moscú, ha escrito una carta de felicitación a monseñor Shevchuk, en la que espera que en su ministerio como arzobispo se desarrollen las fraternas relaciones entre las dos Iglesias y que "el período difícil de nuestra relación quede en el pasado".

Entre los representantes se encontraban también el patriarca Gregorio III Laham, el patriarca greco-melquita, quien ha afirmado: "Creo que la Iglesia católica greco-melquita y la Iglesia greco-católica estén llamadas ambas a desempeñar un papel muy significativo en la obra ecuménica, dado que son las dos Iglesias más grandes de rito bizantino en plena comunión con roma".

Ver también www.zenit.org/article-38726?l=spanish

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Llamamiento del Papa por la paz en Costa de Marfil
Envía en su nombre al cardenal Turkson, presidente de “Justicia y Paz”
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT).- El Papa Benedicto XVI realizó hoy un “llamamiento urgente” ante el conflicto que tiene lugar desde hace semanas en Costa de Marfil.

En el momento de los saludos, al concluir la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, el Papa se dirigió a los peregrinos de habla francesa en este idioma, y aseguró que “desde hace mucho tiempo” sigue los acontecimientos en este país africano.

“Mi pensamiento se dirige a menudo hacia la población de Costa de Marfil,traumatizada por los dolorosos conflictos internos y por las graves tensiones sociales y políticas”, afirmó.

El Papa hizo un “llamamiento urgente” para que “se lleve a cabo tan pronto como sea posible un proceso de diálogo constructivo para el bien común”.

“La dramática oposición hace más urgente el restablecimiento del respeto de y la coexistencia pacífica. No se deben escatimar esfuerzos en este sentido”.

También quiso expresar su cercanía “a todos aquellos que han perdido un ser querido y sufren la violencia”.

Por último, anunció su decisión de enviar al país africano, en su nombre, al cardenal Peter Kodwo Turkson, presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”, “para que él manifieste mi solidaridad y la de la Iglesia universal a las víctimas del conflicto y anime a la reconciliación y a la paz”.

En declaraciones a la agencia vaticana Fides, el arzobispo de Abidján, monseñor Jean-Pierre Kutwa, mostró su agradecimiento a la intervención del Papa: “Estamos contentos por las palabras del Santo Padre y le damos las gracias por ello. Esperamos que su voz sea escuchada".

El prelado aseguró que en estos momentos, en Costa de Marfil, “la situación humanitaria está fuera de control, hay miles y miles de desplazados por los combates”.

El país se encuentra envuelto en un conflicto armado interno entre los partidarios del presidente electo Alassane Ouattara, reconocido por la comunidad internacional, y los del presidente saliente Laurent Gbagbo, que no reconoce la victoria del anterior en las elecciones presidenciales de noviembre de 2010.

Monseñor Gaspard Béby Gnéba, obispo de Man, en la zona occidental del país, afirmó por su parte a Fides que las condiciones de la población, “que ya eran dramáticas, se han agravado”·. Para huir de los combates, muchos desplazados se han refugiado en la vecina Liberia.

Según un sacerdote liberiano, que se puso en contacto con monseñor Gnéba para informarle sobre la situación de refugiados de su diócesis, se necesitan medicinas y alimentos, para lo que piden la ayuda de la Iglesia universal.


 

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Jornadas Mundiales de la Juventud


Benedicto XVI, héroe manga
El editor del cómic que se distribuirá en la JMJ explica la idea
MADRID, miércoles, 30 marzo 2011 (ZENIT.org).- Los cómics manga japoneses son cada vez más populares independientemente de la edad del lector, pero su interés es notorio entre jóvenes de todo el mundo. Por ello, en Estados Unidos ha surgido la iniciativa de contar la vida de Benedicto XVI en estilo manga.

Jonathan Lin y Manga Hero, una productora de cómics manga, con sede en San Rafael, California, ha basado dos de sus obras en escenas de la Biblia.

El próximo agosto esta editorial traerá a Madrid un cómic muy especial para la Jornada Mundial de la Juventud.

El guión del cómic, que lleva por título Habemus Papam, ha sido escrito por Gabrielle Gniewek, una estudiante de la Universidad Juan Pablo el Grande (JP Catholic), en San Diego, California. Este centro académico, fundado en 2006, se propone encontrar modos de acercar a Cristo a la cultura popular, a través de diferentes formas de comunicación. Los estudiantes de JP Catholic se forman en ello.

Jonathan Lin, editor de este nuevo cómic, ha explicado a los organizadores de la JMJ que “el objetivo de Habemus Papam es presentar al Papa Benedicto XVI a aquellos que todavía no saben mucho sobre él, salvo que se trata del máximo representante de la Iglesia católica. Esta breve historia reproduce las diferentes vivencias del Santo Padre por todo el mundo –especialmente como cardenal trabajando con su antecesor Juan Pablo II, y culminando con el momento en que fue elegido obispo de Roma”.

¿Por qué un cómic manga? La respuesta es clara: “En la última década la popularidad del manga ha experimentado un crecimiento asombroso en todo el mundo, y ha convertido en fans a millones de niños y adultos. De hecho es considerado una de las exportaciones japonesas más exitosas. El manga ha adquirido una gran extensión de contenidos en un gran número de géneros. Queremos utilizar el manga como una herramienta para mostrar a la juventud y al mundo una Iglesia sin miedo a la modernidad y a la rápida evolución de la cultura. No hemos dudado en usar nuevas formas mediáticas para comunicarnos con la gente joven”.

En opinión de los promotores, esta edición es “una oportunidad para dar a conocer a la gente de forma inspiradora y atractiva al papa Benedicto XVI, y especialmente su mensaje a los jóvenes. El manga se considera una de las formas más novedosas del entretenimiento y ofrece una manera fácil de leer para personas de cualquier edad. El Papa Juan Pablo II resaltó la importancia del uso de nuevas formas de comunicación para conocer más de cerca a la gente joven y cimentar una cultura de amor y de dignidad. El manga es uno de esos medios”.

Este no es el primer tema manga de contenido religioso que ha producido. El editor explica por qué: “Estaba pensando en crear un negocio y hablé con mis padres; pensamos en varias ideas. Mi padre me preguntó cómo es que no había cómics manga basados en historias de la Biblia o en la vida de los santos. Me quedé pensando. Era cierto, no existía apenas ninguno, como mucho unos pocos. Y en este momento es cuando la idea de Manga Hero nació. También he querido siempre hacer algo que tuviera un impacto positivo en la sociedad. La gran influencia de los medios de comunicación en nuestra cultura, concretamente en los jóvenes, sentí que este instrumento podría marcar la diferencia”.

Las últimas creaciones de la editorial han sido sobre figuras bíblicas tan sugerentes como Judit y san Pablo. El editor explica que “representan perfectamente a un héroe y a una heroína –dos personas célebres que mostraron su valor y su nobleza en sus propósitos, especialmente cuando arriesgaron o sacrificaron sus vidas para algo más importante, su fe”.

La editorial cuenta con “dos excelentes escritores”, Gabrielle Gniewek y Mathew Salisbury, ambos de la Universidad Católica Juan Pablo el Grande de San Diego.

El dibujante, Sean Lam, es un artista profesional de Singapur especializado en manga, además de ser un apasionado a la hora de crear historias sobre virtudes positivas y heroísmo.

Habemus Papam se imprimirá en un pueblo cercano a Madrid, Pinto, por el Grupo Gráfico Dédalo, y todo el proyecto está producido por Manga Hero en San Rafael, Estados Unidos.

El editor explica que se proponen distribuir el cómic por todo Madrid, a los participantes de la JMJ, también en sitios públicos como iglesias, colegios, hoteles, casas de juventud, estaciones de metro, el aeropuerto, kioscos de prensa y lugares turísticos, entre otros.

Planean imprimir más de 300.000 ejemplares, tanto en inglés como en español, y esperan, concluye, “que resulte una buena iniciativa y que enseñe a la gente acerca del Santo Padre, así como la importancia, la visibilidad y la actividad de la Iglesia en la cultura moderna. Queremos que la mayor cantidad de gente posible lea nuestro cómic”.

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Mundo


La Comunidad del Emmanuel festeja sus 40 años de vida
Con motivo de ello convoca un año jubilar
ROMA, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org) – Desde el 25 de marzo de 2011 hasta el 15 de agosto de 2012, la Comunidad del Emmanuel festejará su jubileo. Se ha puesto en marcha un sitio web especial - www.jubilezaveclemmanuel.com – que se mantendrá durante toda la duración del aniversario, y que contendrá entrevistas, testimonios, documentos de archivo (fotos, videos, extractos audio de enseñanzas del fundador, cuya causa de canonización está abierta), anuncia un comunicado.

Durante este jubileo, la Comunidad del Emmanuel conmemora varios aniversarios: los 20 años de la muerte del fundador, Pierre Goursat (25 de marzo de 2011); los 40 años de la Efusión del Espíritu Santo en Pierre Goursat y Martine Catta; los 30 años de FIDESCO, la ONG de voluntariado de solidaridad internacional; los 20 años del primer reconocimiento de la Comunidad por la Santa Sede, y los 30 años de las primeras consagraciones al celibato.

El Jubileo, afirma el comunicado, comentó con la audiencia del Papa Benedicto XVI en Roma el pasado 3 de febrero, y con la difusión de una película sobre Pierre Goursat el 21 de marzo en la cadena KTO.

Hoy, como asociación pública internacional de fieles de derecho pontificio, la Comunidad del Emmanuel está presente en 57 países de todos los continentes y cuenta con 9.000 miembros de los que 220 son sacerdotes, 95 seminaristas, 195 hombres y mujeres consagrados en el celibato. “Para todos, se reconoce a Jesús como centro de su vida para estar en el mundo sin ser del mundo” (Preámbulo de los estatutos”.

El Emmanuel tiene como vocación participar en el cumplimiento de la misión de la Iglesia en el mundo actual y más particularmente a través de la adoración, la compasión y la evangelización.

La Comunidad es conocida por sus liturgias, sus sesiones en Paray-le-Monial que reúnen a más de 25.000 personas cada verano, la ONG FIDESCO con 200 voluntarios enviados alrededor del mundo. “El Emmanuel es la evangelización en la alegría”, dijo de ellos el entonces cardenal Ratzinger.


 

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Católicos y judíos dialogan sobre el liderazgo espiritual
Reunido en Jerusalén el X Encuentro Santa Sede-Gran Rabinato
JERUSALÉN, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Desde el pasado lunes 29 de marzo, se está celebrando en Jerusalén el décimo encuentro de la Comisión bilateral que reúne a representantes de la Santa Sede y del Gran Rabinato de Israel, para hablar sobre liderazgo espiritual hoy.

Por parte católica participan los miembros de la Comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el judaísmo, entre quienes están los cardenales Jorge Mejía y Peter Turkson, el patriarca de Jerusalén, monseñor Fouad Twal, y su vicario, monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo, además de reputados teólogos como el arzobispo de Chieti, monseñor Bruno Forte, Francesco Fumagalli.

Por parte judía participan el rabino jefe, Shear Yashuv Cohen, y los rabinos David Brodman, Ratzon Arussi y David Rosen.

El encuentro ha sido acogido por la Fundación Konrad Adenauer, y lleva por título "El desafío de la fe y el liderazgo religioso en una sociedad secularizada".

Monseñor Forte introdujo los trabajos de la parte católica con una reflexión sobre la crisis del liderazgo en las sociedades modernas, proponiendo una respuesta desde la comprensión del liderazgo que Moisés ejerció ante el pueblo de Israel.

Para el teólogo, el hombre moderno tiene como ideal la “emancipación”, el sueño que empuja al hombre moderno a rechazar toda paternidad, como sinónimo de “dependencia”, y por tanto a rechazar a Dios.

Pero este sueño, afirma, ha desembocado en las ideologías totalitarias que “pretenden edificar una “sociedad sin padres”: precisamente a causa de su ambición total, la ideología se vuelve violenta. El sueño de totalidad se hace inexorablemente totalitario”.

“La moderna 'sociedad sin padres' no genera hijos más libres y más iguales, sino que produce dependencias dramáticas por aquellos que de vez en cuando se ofrecen como los 'subrogados' del padre: el 'jefe', el 'partido', la 'causa' se convierten en los nuevos amos, y la libertad prometida y soñada se resuelve en una masificación dolorosa y gris, sostenida por la violencia y el miedo”.

“Si buscamos en la Biblia un modelo de líder religioso que corresponda a las expectativas emergentes de la crisis de la llamada 'sociedad sin padres' – apuntó monseñor Forte –, está la figura de Moisés”.

De la figura de Moisés, el teólogo destacó que es “el hombre de la intercesión y de la responsabilidad, el hombre de la Palabra, que sufre por amor a su pueblo y por amor a su Dios, en un continuo éxodo vivido en la esperanza hacia la tierra de la promesa de Dios”.

Las características de un auténtico “líder” religioso, válidas también en la sociedad secularizada, afirmó, son: “ser llamado por Dios, responder con una fe total, amando a su pueblo y escuchándolo, diciendo siempre las palabras de Dios a todos, sin miedo”.

Debe ser, concluyó, “un hombre libre y valiente, que conjuga la autoridad con la disponibilidad a escuchar a todos, que está dispuesto al diálogo pero que obedece solamente a Dios, siempre y sin condiciones”.

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Desayunando con el Papa desde la radio
Un programa dirigido a los radioyentes de México
ROMA, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Un grupo de religiosos lleva adelante un programa, los miércoles, para entrar en conexión con el magisterio de Benedicto XVI en un espacio denominado “Desayunando con el Papa”.

Actualmente el programa se lleva a cabo desde Roma, en una pequeña cabina adaptada para la transmisión, en el centro de estudios superiores de la Legión de Cristo, bajo la dirección de José Guadalupe Padua, LC, con la ayuda de algunos hermanos filósofos y teólogos de la misma congregación.

Los hermanos colaboran en los programas “Desayunando con el Papa” y “Agarra la Onda con Lupillo”.

La transmisión del programa se puede escuchar en las siguientes páginas de internet: www.radiosencasa.org.mx; www.valoradio.org; www.virgendeguadaluperadio.org.

El horario de transmisión es: miércoles de 10:00 a 11:00 am (horario de México) en Radios en Casa y en Valora Radio; jueves de 10:00 a 11:00 Virgen de Guadalupe Radio.

“De la iniciativa de querer hacer algo más que un programa de radio –explican a ZENIT en una nota--, surge también el deseo de evangelizar y transmitir  por este medio de comunicación. La vida y las enseñanzas del Papa, Benedicto XVI. Es así como surge el programa: “Desayunando con el Papa”.

Se puede “desayunar con el Papa”, todos los miércoles desde la propia casa, simplemente, afirman los organizadores, pidiendo una actitud: “ conecta tu alma y disfruta de su presencia”.

El programa se divide en tres segmentos de una duración de quince minutos para que en los intervalos se coloquen historias sacerdotales, música, o comerciales de las radios y se ofrece a distintas emisoras de radio.

El primer segmento es “Conociendo”: las actividades del papa durante estos días, su vida. Transmitir cada actividad del papa, anécdotas, familia, amigos, etc., haciendo una reflexión de alguna actividad, o recordando algunos viajes anteriores.

El segundo segmento es “Amando y viviendo”: la catequesis del miércoles y el ángelus. Lo principal en este segmento “es comentar y reflexionar sobre el mensaje que quiere compartir el Santo Padre, de una manera alegre, para que la gente los recuerde durante el día y la semana”.

El último, “Transmitiendo”: Una breve experiencia personal al estar con el papa en los diferentes eventos, encíclicas, cartas apostólicas, etc, para que la gente conozca más el mensaje del papa. Historias de otros papas.

Para saber más o solicitar los programas de “Desayunando con el Papa”, se puede escribir a: lupillo@arcol.org

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El CCEE, desde hace 40 años “una escuela y una casa de comunión”
En una carta a los obispos de Europa, los retos del futuro para la Iglesia
ROMA, miércoles 30 de marzo 2011 (ZENIT.org).- “Un laboratorio, una escuela y una casa de comunión”: así ha definido el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) sus 40 años de servicio de la Iglesia en Europa.

En una carta dirigida a los Obispos del viejo continente, se recuerda que desde sus orígenes, el CCEE fue concebido como “un organismo que debería respirar 'con dos pulmones' y que debería acoger a la jerarquía eclesiástica de todo el continente europeo”.

El CCEE -continúa la presidencia- “puede ser considerado un fruto del Concilio Vaticano II y de la profundización de la verdad eclesiológica de la comunión de los obispos, matizada con un acento especial propio de aquel tiempo”.

De hecho, hacia el final del Vaticano II, el 18 de noviembre de 1965, se desarrolló un encuentro que reuniendo a los Presidentes de 13 Conferencias episcopales europeas, organizaron un comité, constituido por 6 delegados de los episcopados y un secretario de enlace, para pensar en la colaboración futura entre las Conferencias episcopales de Europa. La responsabilidad se confió a monseñor Roger Etchegaray.

Las primeras normas del CCEE -presidido por el cardenal Péter Erdő, arzobispo de Esztergom-Budapest- fueron aprobadas el 25 de marzo de 1971. Hoy tiene como miembros a las 33 Conferencias episcopales presentes en Europa, representadas de derecho por sus Presidentes, los arzobispos de Luxemburgo, del Principado de Mónaco, de Chipre de los Maronitas y el obispo de Chişinău (República de Moldavia).

“El CCEE no ha sido nunca un organismo 'fuerte' -se lee en la carta- con grandes estructuras y con gran visibilidad en la escena política y social. Se ha preferido recorrer una vía más discreta, intentando convertir nuestras reuniones en lugares de oración, de encuentro de amistad, de diálogo, de intercambio, de confianza, de información, de debate sobre los problemas comunes”.

“De esta manera -continuó después- hemos aprendido a sentirnos más que nunca una única Iglesia católica, a tener respeto por la diversidad de situaciones y de sensibilidades, a hacernos cargo de las cargas y de los problemas de los demás, a intensificar los proyectos de colaboración y de ayuda en una óptica de intercambio de dones”.

En el precisar los ámbitos de trabajo en los que el Consejo está trabajando, los tres cardenales que están a la cabeza del CCEE, recuerdan como la atención principal de este organismo eclesial europeo está “dirigida hacia el hombre en Europa, a su situación personal, social y espiritual”.

“Pensamos en particular -añaden- en las cuestiones relacionadas con las migraciones y a los problemas relacionados con la caída demográfica: la familia, la educación y la cultura del respeto por la vida para defenderla en todas sus fases, desde su concepción hasta su muerte natural. Sólo la cultura del amor y de la vida podrán garantizar un futuro”.

“Amar al hombre -continúan- significa para nosotros también, dar, sobre todo, a cada uno la posibilidad de encontrar y conocer a Jesucristo. Por este motivo la CCEE está particularmente comprometida con la evangelización y el cuidado de la fe”.

En un mensaje enviado para este evento, el cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, espera que “la CCEE pueda continuar en su misión de estos años para profundizar cada vez más el el vínculo entre la evangelización y cultura de nuestro tiempo, y para mostrar que el cristianismo no es sólo un don que hay que preservar, sino que también es el deber que nos espera para reinterpretar el mundo en el que vivimos, a partir del hombre 'creado a imagen y semejanza de Dios'”, y por los valores fundamentales de la vida, del matrimonio entre un hombre y una mujer, de la familia, de la libertad religiosa y educativa.

“Sin un respeto real de estos valores primarios que constituyen la ética de la vida -añade- es ilusorio pensar en un ética social que quisiera promover el hombre, pero que en realidad lo abandona en los momentos de mayor fragilidad”.

Por su parte, monseñor Anton Stres, presidente de la Conferencia Episcopal Eslovena y arzobispo metropolita de Ljubljana, ha dicho que “desde que Europa 'respira con ambos pulmones', las Iglesias particulares que forman parte de la CCEE, cooperan en la conservación y el desarrollo del patrimonio espiritual común, en la comprensión recíproca y en la colaboración ecuménica, uniendo así el propio compromiso para un armónico testimonio cristiano”.

Monseñor Franjo Komarica, obispo de Banja Luka y presidente de la Conferencia Episcopal de Bosnia y Herzegovina, ha escrito en un mensaje que “como uno de los muchos frutos buenos del abundante Concilio Vaticano II, esta nueva institución es, como otras parecidas en los demás continentes, obra del Espíritu Santo ciertamente, para la Iglesia y para la humanidad de nuestro tiempo”.

“Sólo Dios sabe -concluyó- cuantos frutos preciosos han producido los consejos recíprocos y las consultas frecuentes y las relaciones cada vez más estrechas entre las Conferencias Episcopales a nivel continental, así como a nivel intercontinental, sea para la Iglesia sea para nuestra sociedad contemporánea”.

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Actualidad


Monseñor Mennini: es necesario que intervenga la Unión Africana en Libia
Si se solicita, “la Santa Sede podría ejercer un papel más activo”
LONDRES, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- “Es importante que se valore la contribución de toda la comunidad internacional para resolver la crisis libia”.

Así lo considera monseñor Antonio Mennini, nuncio apostólico en Gran Bretaña, al margen de la conferencia de Londres celebrada ayer martes para afrontar la situación del país norteafricano sujeto a la intervención militar de la OTAN.

Al respecto, “se hace necesaria, como ha sido subrayado por varias partes, la intervención de la Unión Africana ya a partir de la próxima reunión del Comité de contacto en Qatar, para poner de relieve el papel que África debe asumir hacia Libia para el envío de ayuda humanitaria y, sobre todo, en los proyectos de reconstrucción”.

Para recomponer las relaciones con la Unión Africana, que no estaba presente el martes en Londres, “puede servir la mediación de Francia y Gran Bretaña que mantienen relaciones intensas con las ex colonias y los países de la Commonwealth, pero también Italia puede tener oportunidades”.

Respecto a la Santa Sede, a la que Mennini representaba en calidad de observador en la conferencia internacional londinense, “su papel es empujar a los países a terminar cuanto antes la acción militar y garantizar que, a través de los corredores humanitarios, nadie sea excluido del envío de ayudas, incluyendo las tribus fieles al actual presidente libio”.

“La reafirmación, en las declaraciones de ayer, de los diversos participantes en la conferencia, de la necesidad de restringir los tiempos de la acción militar con el objetivo de salvaguardar los derechos humanos – prosiguió Mennini –, es una referencia cuanto menos implícita a los llamamientos del Santo Padre para que las armas callen”.

A la pregunta sobre si la Santa Sede misma puede ejercer una acción de mediación, monseñor Mennini respondió que “si se le pide, la Santa Sede podría ejercitar un papel más activo, como ya ha sucedido en otros conflictos, por ejemplo a propósito del canal de Beagle entre Argentina y Chile”.

Sobre todo, añadió, “será importante el trabajo que la Iglesia seguirá llevando a cabo sobre el para pacificar las conciencias y reconstruir un sentido de pertenencia nacional”.

“Aunque el conflicto acabase hoy – afirmó Mennini – se puede imaginar cuántos odios y resentimientos dejaría atrás y cuánto compromiso comportaría por parte de todos el reconocerse como miembros de la misma sociedad”.

Corresponde en este momento, a los países de la comunidad internacional, “una intervención que no sea influenciada por intereses de parte”, y concretamente a los católicos, “recordar a todos el valor supremo de la paz, tal y como es vuelto a proponer por el Concilio Vaticano II en la estela de los Papas, que no consiste en el equilibrio de las armas, sino que pasa a través de la formación de las conciencias”.

Por Chiara Santomiero

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Reportaje


Vaticano II, ni ruptura ni continuidad a ultranza
Presentados en la Lateranense tres nuevos libros de investigación sobre el Concilio
ROMA, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- A las puertas de los cincuenta años del Concilio Vaticano II se realizó hoy en la Pontificia Universidad Lateranense, un encuentro promovido por el Centros de Estudios sobre el Vaticano II, con el título “Hacia el 50 aniversario de la apertura del Concilio. Desde Pío XII a Juan Pablo II”.

En el ateneo romano fueron presentados tres libros realizados por el Centro de Estudios: ‘La herencia del magisterio de Pio XII’; 'La Iglesia Croata' y el Concilio Vaticano II; y ‘Juan Pablo II y en Concilio. Un desafío y un deber’.

El rector magnífico de la pontificia universidad, monseñor Enrico Dal Covo, precisó que “estos tres libros contribuirán a un ulterior estudio, y se insertan en lo que es el empeño del centro de estudios en el Laterano”.

O sea el de “favorecer una nueva síntesis interpretativa del Concilio Ecuménico Vaticano II, que pueda superar las parálisis de interpretación o hermeneutica parcial, sea de una parte desequilibrada totalmente sobre la discontinuidad, sea de la otra parte, la que insiste en manera única y unilateral en la continuidad”.

Por lo tanto explicó el obispo “se trata de recuperar con un paciente trabajo histórico de documentación todos los elementos para poder ir más allá de dicha parálisis”.

Los conferencistas fueron el director del Centro de Estudios, Philippe Chenaux; monseñor Bernard Arudura, presidente del Pontificio Comité de Ciencias Históricas; monseñor Jure Bogdam, rector del Pontificio Colegio Croata de San Jerónimo; Gilfredo Marengo, docente del Instituto Juan Pablo II, y fue leído un texto del vicedecano de la Facultad de teología de la Lateranense, Lubomir Zak.

Philippe Chenaux indicó que “los tres libros más allá de los documentos del Concilio Vaticano II, profundizan las fuentes locales como los textos de los padres y teólogos que participaron y conservaron los materiales”.

Esto porque los históricos han pensado muchas veces al Concilio como un evento, “pero no se lo puede reducir a los dieciseis documentos aprobados” y por lo tanto se trata de “reconstruir un evento histórico considerando que existe un espíritu del Concilio”.

La importancia de Pío XII

Cheneaux recordó que “leer el Concilio como una ruptura con el pasado” es equivocado como “la hermeneutica de la continuidad” hechos que se encuentran en la “diferencia ente la escuela belga” y aquella apegada solamente “a la letra de los documentos”.

Además porque desde el punto de vista histórico el Concilio “marca el final de la época de la Contrarreforma sin negar la continuidad” no tanto “porque han cambiado los hombres sino el juicio sobre ellos”, dijo.

La pregunta entonces es “¿cómo conciliar estas visiones? Retomando la investigación histórica y evitando la instrumentalización de la historia misma del Concilio” y la visión monopolística según la cual es necesario ir más allá de los documentos porque éstos “habrían sido fruto de un compromiso entre las diversas corrientes”.

Monseñor Ardura por su parte profundizó el segundo volumen presentado, en el cual se estudia la relación con los países del Este europeo en el Vaticano II, recordando los cambios históricos, la civilización cristiana, la II Guerra Mundial, el comunismo, y el período post guerra. Evento que llevan a Pío XII a interesarse en la cuestión política y en la armonía entre fe y cultura.

“Pio XII autoriza en Francia la creación de los curas obreros – indica Ardura – experiencia suspendida en 1954 tras el informe del nuncio de París, Roncalli”, pero posteriormente autoriza la experiencia con la creación de la prelatura de la Mision de Francia”

En el recorrido histórico entra también el tema de la evangelización y de la invitación a los fieles a ser heraldos del evangelio; la Lumen Gentium, y la aparición de conceptos históricos innovadores para la época y sin los cuales hoy no se podría pensar a las relaciones humanas. 

Con Pío XII, indica Ardura “se verifica un cambio de mentalidad”. Los  laicos son invitados primero a colaborar y después a participar “hasta reconocerles una particular misión en la Iglesia y en el mundo”.

Y concluyó citando a Benedicto XVI sobre la “gran amplitud y la alta calidad del magisterio de Pío XII.

Iglesia del Este

En vicedecano de la facultad de teología, Lubomir Zak, indicó en el texto que fue leído, el aporte de la Iglesia del este europeo, en particular la de Croacia y algunas pistas. Entre ellas la situación política extrema que vivían y que a pesar de ello lograron participar al Concilio. 

Como a pesar de las almas progresista y conservadora existentes promovieron las enseñanzas del Vaticano II de manera ejemplar.

El vicedecano recordó en el texto, que después del Concilio se verificó una renovación y como reducir el Vaticano II a una rotura con el pasado “era un vulgar error”.

El volumen indica además como “con una concepción positivista e ideológica no es posible una interpretación objetiva del Concilio ni una interpretación eclesialmente compartida de sus profundas intuiciones” porque “el Concilio fue un don del Espíritu”.

Monseñor Jure Bogdan, por su parte recordó la participación al Concilio de la Iglesia del este europeo y del inicio de la Ostpolitik vaticana; la situación de Hungría, Checoslovaquia, Polonia y el diálogo de la Iglesia con el mundo contemporáneo. 

Las presiones hasta el final de los años 50 contra la Iglesia y los seminarios mayores y menores y contra la jerarquía eclesiástica. Y como intentaron infiltrar la Iglesia a través del caballo de troya de las asociaciones profesionales de sacerdotes controladas por las autoridades comunistas.

El libro cuenta como al Vaticano II participaron 28 obispos, la mayoría de Croacia y de sus intervenciones en las sesiones del Concilio. También sobre la influencia del Vaticano II en los países vecinos y la voluntad de contribuir a la renovación conciliar.

El profesor Marengo presentó su volumen, precisando que el método buscado fue el de “tener juntos dos registros manteniendo la distinción cuando habla el Papa y cuando Karol Wojtyla, pero al mismo tiempo de nutrir la interpretación de los actos magisteriales y los textos anteriores que son de la misma persona y son raíces sobre las cuales el magisterio se enraíza y toma su linfa”.

Y como palabras tales como “evento, nueva pentecostés, renovación real de la Iglesia” son claves y explican de que manera Juan Pablo II vivió y vio el Concilio”. Para el papa polaco “más que una enseñanza que deber permanecer en la vida de la Iglesia, el Concilio es la novedad que él llama la escuela del Espíritu Santo”. 

Por ello en el sínodo de 1985 quiso hacer conocer a los  cardenales que no habían participado al Concilio, el espíritu del evento”.

Los textos integrales de los conferencistas serán publicados en breve en la web de la Universidad Lateranense. 



 



 

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Entrevistas


Egipto: La Iglesia rechaza la institución de partidos de base religiosa
Entrevista al patriarca de los Coptos católicos

Por Marie Al-Sameen

EL CAIRO, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- A la luz de los últimos acontecimientos que han sacudido Egipto y que continúan imponiendo su paso renovado a los ritmos de vida egipcios en todos los niveles sociales, religiosos, nacionales e internacionales, la edición árabe de ZENIT entrevistó al cardenal Antonios Naguib, Patriarca de la Iglesia copta católica y presidente de la Conferencia Patriarcal y Episcopal de Egipto, para discutir sobre las situaciones actuales y conocer su opinión y la de la Iglesia con respecto a las cuestiones de este momento histórico de la vida de la nación.

- ¿Cómo ve la actual situación de Egipto?

Patriarca Naguib: A la situación en Egipto le falta claridad. El resultado del referéndum para la reforma constitucional ha sido afirmativo para el cambio, con un porcentaje del 77,2%. Todas las fuerzas políticas se comprometerán ahora en preparar y hacer elecciones parlamentarias y presidenciales, en la base del proyecto constitucional que será presentado por el consejo supremo de las fuerzas armadas. Después de las elecciones se constituirá la comisión que preparará la nueva constitución de la nación. Esta es la situación desde el punto de vista político.

Desde el punto de vista de la vida interna del país, apreciamos mucho el trabajo que está desarrollando el consejo supremo de las fuerzas armadas y el ministerio de tránsito que están llevando adelante la situación en esta fase de cambio. No obstante esto, es evidente para todos la delicada situación económica, administrativa y social que la nación está atravesando. Por tanto, esperamos un cambio rápido hacia la estabilidad, el trabajo, la productividad y la seguridad.

- ¿Hay iniciativas eclesiásticas para una mayor concienciación sobre el papel político y cultural que los cristianos pueden tener en Egipto?

Patriarca Naguib: Sí, hay muchas iniciativas en muchas iglesias para aumentar la conciencia cultural y política en los cristianos en Egipto, y esto sucede en todas las iglesias y en parroquias e instituciones de la Iglesia, con el fin de animar a los cristianos a desarrollar su papel nacional, para el bien de nuestra amada nación. Esto se evidenció, tanto en el ánimo que había en la recogida de las tarjetas electorales y en la participación activa en el último referéndum.

Es necesario destacar aquí, que la Iglesia no desarrolla un trabajo político, siendo una institución religiosa. Sin embargo, los cristianos, al ser también ciudadanos, participan en la vida social, y trabajan con todos los demás para construir su país.

- La Iglesia, en todas sus confesiones, ha rechazado la idea de partidos políticos cristianos. ¿Nos puede explicar por qué?

Patriarca Naguib: La Iglesia católica no promueve la institución de partidos con base religiosa, sino que llama a los cristianos a participar en la vida política en cuanto a ciudadanos. Les invita a entrar en partidos en base a los principios y los programas que garantizan los valores humanos, morales y nacionales, los derechos integrales del hombre, entre los que destacar la libertad religiosa, es decir la libertad de culto y el derecho de poder elegir la propia religión.

Mientras que la institución de partidos sobre base religiosa constituye una confusión entre lo que es religioso y lo que es político, es decir entre lo que es absoluto y lo que es relativo. Este hecho no ayudaría ni a la religión ni a la política, porque conduciría inevitablemente a la politización de la religión y a la instrumentalización religiosa de la política. Lo que importa verdaderamente es que todo ciudadano, cristiano y musulmán, cumpla con su deber con positividad y compromiso nacional y libre, un compromiso que bien de la propia conciencia y de la propias convicciones, por el bien común.

- ¿Existe verdaderamente una contrarrevolución?

Patriarca Naguib: No puedo afirmar con certeza que sea una contrarrevolución. Y prefiero hablar de “movimiento de cambio”, antes que de “revolución”. Creo, sin embargo, que cada pensamiento, cada comportamiento y cada acto que contradice los principios y los objetivos que han provocado el movimiento de cambio pueda ser considerado una contrarrevolución, prescindiendo de quien inicia tal comportamiento o tal pensamiento. El movimiento de cambio nació para la justicia social, para la libertad, para la eliminación de la corrupción, y para instituir un estado egipcio moderno y democrático, para la seguridad nacional egipcio para reformar la educación, la economía y los demás sectores de la vida nacional. Por tanto, toda iniciativa que va contra estos principios y valores, actúa de hecho contra el movimiento y puede ser considerada contrarrevolución.

- La guía general de los hermanos musulmanes ha tenido una iniciativa positiva, encontrándose con un grupo de jóvenes cristianos, como signo de la unidad del país y ha respondido a distintas preguntas planteadas por jóvenes cristianos con respecto a los principios de los hermanos musulmanes. ¿Qué piensa de esto?

Patriarca Naguib: En un principio, la Iglesia acoge calurosamente toda apertura al diálogo y al respeto recíproco, y no excluye a nadie. Todo hombre tiene el derecho de instaurar el diálogo con otro, y tiene el derecho de expresar la propia opinión y de explicar su propia perspectiva. La Iglesia está abierta a todas las corrientes intelectuales, políticas y sociales presentes en la sociedad. Esta escucha por un lado, y mira las obras por el otro. El hombre es enemigo de lo que ignora, por esto es fundamental conocerse mutuamente. Nosotros esperamos un diálogo social que abarque a todas las partes y a los componentes políticos, culturales y sociales en Egipto, para discutir juntos las cuestiones de nuestra sociedad, para llegar a una visión mejor y un estilo más adecuado para trabajar en el desarrollo y en el progreso de nuestra nación y remodelar Egipto sobre la base de una democracia recta.

- Como miembro del Consejo Pontificio de la Pastoral para los emigrantes e itinerantes, ¿usted apoya el traslado de los pueblos de una país a otro en la búsqueda de una vida mejor?

Patriarca Naguib: La libertad de desplazamiento en la búsqueda de una vida mejor es uno de los derechos del hombre, la sancionan y protegen las constituciones internacionales para los derechos del hombre, y la Iglesia la acoge sin dudarlo. Pero la Iglesia siempre quiere llamar la atención de sus fieles sobre la necesidad de estudiar el motivo del desplazamiento y de las migraciones, para conocer los lados positivos y negativos, de manera que los inmigrantes no sean sorprendidos por situaciones difíciles en los países hacia los que emigran, y no estando preparados, se encuentren en situaciones no envidiables. La Iglesia invita a sus hijos a pensar a fondo, también, el sentido de su presencia en sus países de origen, y el significado espiritual de perseverar en sus países, porque permanecer en sus naciones es mejor sea para ellos que para sus mismas naciones.

- ¿Existe la idea de hacer una rueda de prensa oficial que aclare las directrices de la Iglesia en esta fase importante de la historia de Egipto? 

Patriarca Naguib: La idea es buena y puede ser considerada. Creo que es necesario esperar a que se aclare la perspectiva sobre la situación actual. Creemos que hay diversas realidades que todavía no están claras. Y la Iglesia expresa su opinión a través de declaraciones públicas que son emitidas de tanto en tanto, cuando hay necesidad.

Llamamos la atención sobre todo en el hecho de que en este periodo es necesario priorizar los intereses nacionales a los intereses privados, y esto es aplicable a todos los partidos y a todas las orientaciones políticas, culturales, sociales y religiosas. Egipto atraviesa un periodo muy delicado y exige a todo egipcio que se considera un ciudadano auténtico poner en primer lugar el bien común, y pensar en cómo custodiar Egipto y ayudarlo a salir de esta situación de transición con la cabeza alta y más fuerte que antes.

Debemos dedicar nuestra atención a las cuestiones urgentes y sensibles como: la reforma de la educación, la reforma de la economía, la seguridad nacional del Egipto, las aguas de Egipto, las relaciones de Egipto con los países árabes y no árabes, su papel pionero histórico y culturalmente, la atención al ciudadano que ha sacrificado durante mucho tiempo su libertad de expresión, la libertad de religión y de conciencia, la paz y la tranquilidad por el futuro, los derechos sanitarios, el derecho al trabajo y a la vida digna, el derecho al futuro por las personas y sus hijos. Todo esto debe estar en la agenda de todo egipcio y nacionalista, sea de un partido o no lo sea, sea cristiano o musulmán. Nuestra pertenencia nacional debe preceder a cualquier otra pertenencia en esta fase, porque Egipto tiene necesidad de sus fieles hijos.

Traducción por Robert Cheaib y Carmen Álvarez

 

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Audiencia del miércoles


Benedicto XVI: “Quien reza se salva”, san Alfonso María Ligorio
Hoy en la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- A continuación ofrecemos el discurso que el Papa Benedicto XVI ha dirigido a los fieles, continuando el ciclo de catequesis sobre los Doctores de la Iglesia, en la audiencia general celebrada esta mañana en la Plaza San Pedro.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas,

hoy quisiera presentaros la figura de un santo Doctor de la Iglesia al que debemos mucho, ya que fue un insigne teólogo moralista y un maestro de vida espiritual para todos, sobre todo para la gente humilde. Es el autor de la letra y de la música de uno de los villancicos navideños más famosos de Italia: Tu scendi dalle stelle, además de otras muchas cosas.

Perteneciente a una familia napolitana noble y rica, Alfonso María de Ligorio nació en 1696. Dotado de grandes cualidades intelectuales, con tan solo 16 años se graduó en derecho civil y canónico. Era el abogado más brillante del foro de Nápoles: durante ocho años ganó todas las causas que defendió. Sin embargo, su alma tenía sed de Dios y estaba deseosa de la perfección, así el Señor le hizo comprender que era otra la vocación a la que lo llamaba. De hecho, en 1723, indignado por la corrupción y la injusticia que viciaban el ambiente que lo rodeaba, abandonó su profesión -y con ella la riqueza y el éxito- y decide convertirse en sacerdote, a pesar de la oposición paterna. Tuvo maestros excelentes que lo introdujeron en el estudio de las Sagradas Escrituras, de la Historia de la Iglesia y de la mística. Adquirió una amplia cultura teológica, que comenzó a dar fruto cuando, algunos años después, comienza su labor de escritor. Fue ordenado sacerdote en 1726 y se entregó, para el ejercicio de su ministerio, a la Congregación diocesana de las Misiones Apostólicas. Alfonso inició la evangelización y la catequesis entre los estratos más bajos de la sociedad napolitana, a la que gustaba predicar, y a la que instruía en las verdades fundamentales de la fe. No pocas de estas personas, pobres y modestas, a las que se dirigió, a menudo se dedicaban a los vicios y realizaban acciones criminales. Con paciencia les enseñaba a rezar, animándolas a mejorar su modo de vivir. Alfonso obtuvo resultados excelentes: en el barrio más miserable de la ciudad se multiplicaban los grupos de personas que, al caer la tarde, se reunían en las casas privadas y en los talleres, para rezar y meditar la Palabra de Dios, bajo la guía de un catequista formado por Alfonso y por otros sacerdotes, que visitaban regularmente a estos grupos de fieles. Cuando, por deseo expreso del arzobispo de Nápoles, estas reuniones comenzaron a celebrarse en las capillas de la ciudad, estas tomaron el nombre de “capillas nocturnas”. Esto fue una verdadera y propia fuente de educación moral, de saneamiento social, de ayuda recíproca entre los pobres: esto puso fin a robos, duelos, prostitución hasta casi desaparecer.

Aunque si el contexto social y religioso de la época de san Alfonso era muy distinto del nuestro, las

“capillas nocturnas” son un modelo de acción misionera en el que nos podemos inspirar también hoy para “una nueva evangelización”, particularmente de los más pobres, y para construir una convivencia humana más justa, fraterna y solidaria. A los sacerdotes se les ha confiado un deber de ministerio espiritual, mientras que los laicos bien formados pueden ser eficaces animadores cristianos, auténtica levadura evangélica en el seno de la sociedad.

Después de haber pensado irse para evangelizar a los pueblos paganos, Alfonso, a la edad de 35 años, entró en contacto con los agricultores y pastores de las regiones interiores del Reino de Nápoles, y estupefacto por su ignorancia religiosa y el estado de abandono en el que estaban, decidió dejar la capital y dedicarse a estas personas, que eran pobres espiritual y materialmente. En 1732 fundó la Congregación religiosa del Santísimo Redentor, que puso bajo la tutela del obispo Tommaso Falcoia, y de la que se convirtió en el superior. Estos religiosos, dirigidos por Alfonso, fueron auténticos misioneros itinerantes, que llegaron incluso a los pueblos más remotos, exhortando a la conversión y a la perseverancia en la vida cristiana sobre todo por medio de la oración. Todavía hoy, los redentoristas, esparcidos por tantos países del mundo, con nuevas formas de apostolado, continúan esta misión de evangelización. Pienso en ellos con reconocimiento, exhortándoles a ser siempre fieles al ejemplo de su Santo Fundador.

Estimado por su bondad y por su celo pastoral, en 1762 Alfonso fue nombrado obispo de Sant'Agata dei Goti, ministerio que, dejó en 1775 por causa de las enfermedades que sufría, por concesión del Papa Pío VI. El mismo Pontífice, en 1787, exclamó, al recibir la noticia de su muerte, que se produjo con mucho sufrimiento, exclamó: “¡Era un santo!”. Y no se equivocaba: Alfonso fue canonizado en 1839, y en 1871 es declarado Doctor de la Iglesia. Este título se le concede por muchas razones. Antes que nada, porque propuso una rica enseñanza de teología moral, que expresa adecuadamente la doctrina católica hasta el punto de ser proclamado por el Papa Pío XII como “Patrón de todos los confesores y moralistas”. En su época, se difundió una interpretación muy rigurosa de la vida moral, quizás por la mentalidad jansenista, que antes que alimentar la confianza y esperanza en la misericordia de Dios, fomentaba el miedo y presentaba un rostro de Dios adusto y severo, muy lejano al revelado por Jesús. San Alfonso, sobre todo en su obra principal titulada Teología Moral, propone una síntesis equilibrada y convincente entre las exigencias de la ley de Dios, esculpida en nuestros corazones, revelada plenamente por Cristo y interpretada con autoridad por la Iglesia, y los dinamismos de la conciencia y de la libertad del hombre, que en la adhesión a la verdad y al bien, permiten la maduración y la realización de la persona. A los pastores de almas y a los confesores, Alfonso recomendaba ser fieles a la doctrina moral católica, asumiendo al mismo tiempo, una actitud caritativa, comprensiva, dulce para que los penitentes se sintiesen acompañados, sostenidos, animados en su camino de fe y de vida cristiana. San Alfonso no se cansaba nunca de repetir que los sacerdotes son un signo visible de la infinita misericordia de Dios, que perdona e ilumina la mente y el corazón del pecador para que se convierta y cambie de vida. En nuestra época, en la que son claros los signos de pérdida de la conciencia moral y -es necesario reconocerlo- de una cierta falta de estima hacia el Sacramento de la Confesión, la enseñanza de san Alfonso es todavía de gran actualidad.

Junto a las obras de teología, san Alfonso compuso muchos otros escritos, destinados a la formación religiosa del pueblo. Es estilo es simple y agradable. Leídas y traducidas en numerosas lenguas, las obras de san Alfonso han contribuido a plasmarla espiritualidad popular de los últimos dos siglos. Algunas de estas son textos que aportan grandes beneficios todavía hoy, como Máximas Eternas, Las Glorias de María, Práctica de amor a Jesucristo, obra -esta última- que representa la síntesis de su pensamiento y de su obra maestra. Insiste mucho en la necesidad de la oración, que permite abrirse a la Gracia divina para cumplir cotidianamente la voluntad de Dios y conseguir la propia santificación. Con respecto a la oración escribe: “Dios no niega a nadie la gracia de la oración, con la que se obtiene la ayuda para vencer toda concupiscencia y toda tentación. Y digo, replico y replicaré siempre, durante toda mi vida, que toda nuestra salvación está en el rezar”. De aquí su famoso axioma: “Quien reza se salva” “Del gran Medio de la Oración y opúsculos afines”. Obras Ascéticas II, Roma 1962, p. 171). Me viene a la mente, a este propósito, la exhortación de mi predecesor, el Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II: “nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas 'escuelas de oración'”... “Hace falta, pues, que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda programación pastoral” (Carta Apostólica Novo Millenio ineunte, 33 y 34).

Entre las formas de oración aconsejadas fervientemente por san Alfonso, destaca la visita al Santísimo Sacramento o, como diríamos hoy, la adoración, breve o prolongada, personal o comunitaria, ante la Eucaristía. “Ciertamente -escribe Alfonso- entre todas las devociones esta de adorar a Jesús sacramentado es justo después de los sacramentos, la más querida por Dios y la más útil para nosotros... ¡Oh, qué bella delicia estar delante de una altar con fe.. presentando nuestras necesidades, como hace un amigo a otro con el que se tiene total confianza!” (“Visitas al Santísimo Sacramento, a María Santísima y a San José correspondientes a cada día del mes”. Introducción). La espiritualidad alfonsiana es, de hecho, eminentemente cristológica, centrada en Cristo y en su Evangelio. La meditación del misterio de la Encarnación y de la Pasión del Señor son frecuentemente objeto de su predicación. En estos eventos, la Redención es ofrecida a todos los hombres “copiosamente”. Y justo porque es cristológica, la piedad alfonsiana es también exquisitamente mariana. Muy devoto de María, Alfonso ilustra su papel en la historia de la salvación: socia de la Redención y mediadora de gracia, Madre, Abogada y Reina. Además, san Alfonso afirma que la devoción a María nos confortará en el momento de nuestra muerte. Estaba convencido que la meditación sobre nuestro destino eterno, sobre nuestra llamada a participar para siempre en la beatitud de Dios, así como la posibilidad trágica de la condenación, contribuye a vivir con serenidad y compromiso, y a afrontar la realidad de la muerte conservando siempre la confianza en la bondad de Dios.

San Alfonso María de Ligorio es un ejemplo de pastor celoso, que ha conquistado las almas predicando el Evangelio y administrando los Sacramentos, combinado con un modo de hacer basado en una bondad humilde y suave, que nacía de la intensa relación con Dios, que es la Bondad infinita. Tuvo una visión realista y optimista de los recursos del bien que el Señor da a cada hombre y dio importancia a los afectos y a los sentimientos del corazón, además de la mente, para poder amar a Dios y al prójimo.

En conclusión, quisiera recordar que nuestro santo, análogamente a San Francisco de Sales -del que hablé hace alguna semana- insiste en decir que la santidad es accesible a todos los cristianos: “El religioso por religioso, el seglar por seglar, el sacerdote por sacerdote, el casado por casado, el comerciante por comerciante, el soldado por soldado, y así hablando en todos los estados”(Práctica de amor a Jesucristo. Obras ascéticas I, Roma 1933, p. 79). Agradezcamos al Señor que, con su Providencia, suscita santos y doctores en lugares y tiempos diversos, que hablan el mismo lenguaje para invitarnos a crecer en la fe y a vivir con amor y con alegría nuestro ser cristianos en las sencillas acciones de cada día, para caminar en el camino de la santidad, en el camino hacia Dios y hacia la verdadera alegría. Gracias.

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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