4.04.11

 

Rajoy ha dicho en la Ser que no le gusta la actual ley del aborto, pero ha vuelto a manifestar que está de acuerdo con la que teníamos antes. Lo cual no debe sorprender a nadie porque es lo que dijo en el programa “Tengo una pregunta para usted” de TVE. Y además, es evidente que no sólo Rajoy sino todo el PP estaba la mar de a gusto con la ley aprobada por el PSOE en tiempos de Felipe González. En los ocho años de gobierno de Aznar no sólo no la derogaron sino que además dieron un paso más en la cultura de la muerte al aprobar la píldora abortiva RU-486, que tiene nombre de procesador de ordenador antiguo pero mata tantos o más seres humanos concebidos como las clínicas abortivas.

Es cierto que la actual ley empeora no poco la situación legal del aborto, ya que pasa de ser un delito despenalizado en unos supuestos a considerarlo como un derecho de la madre. Aunque los supuestos de marras se convirtieron en un coladero, la anterior ley podía ser útil para poner coto en parte a la salvajada del aborto si hubiera un gobierno que se tomara en serio la aplicación estricta del texto legal. Y mucho más si se quita el supuesto de condiciones socio-económicas y/o psicológicas de la madre. Dado que en España son muy escasos los abortos producidos tras una violación y que no abundan los que tienen como causa las malformaciones del feto, el número de intervenciones para poner fin a la vida humana en el seno materno quedarían reducidas a unos pocos cientos al año. Lo cual seguiría siendo una barbaridad -quien acepta matar a un inocente acepta matar a millones-, pero no tan enorme como lo que hemos padecido en las últimas dos décadas.

En realidad, las palabras de Rajoy demuestran que el PP es un partido abortista. Menos que el PSOE, pero abortista al fin y al cabo. Para los que somos verdaderamente provida los populares no son una alternativa real de cambio. Es como ser contrario a la pena de muerte y tener que elegir entre un partido que manda ponerla en marcha mediante la silla eléctrica y otro que prefiere la guillotina. Mientras no haya una fuerza política verdaderamente provida en el parlamento, los que defendemos el derecho a nacer estaremos políticamente huérfanos allá donde se hacen las leyes.

No quiero pasar por alto lo que ha dicho el presidente de los populares sobre el matrimonio homosexual. Aunque afirma que no tiene claro lo que va a hacer, parece que su postura final va a depender de lo que dictamine el Tribunal Constitucional. Dejar en manos de un tribunal politizado la decisión sobre una ley que afecta de lleno a la institución familia, demuestra la tibieza del PP en una cuestión que tienen que ver con la ingeniería social. Dado que el PP recurrió esa ley al TC, muchos podrian suponer que ese partido está en contra de la misma, independientemente de que fuera constitucional o no. Pues no señores. Si, como casi todo el mundo cree, la mayoría progresista dictamina que es conforme a la Carta Magna, tendremos matrimonio homosexual con el PP gobernando.

Si después de esto alguien cree que los valores éticos y morales católicos justifican el voto al PP, creo que es plan de que se lo haga mirar.

Luis Fernando Pérez Bustamante