No se cansan de recordarnos que esta bicefalia la traerán las urnas, no el ‘dedazo’, como en el PP

Esta es la izquierda que acabará dando la bienvenida al `burka' con tal de huir del crucifijo

¡Viva la mediocridad! Ahora es ‘clasista’ meramente sobresalir, esforzarse más o aprender mejor

El Trasgo - La Gaceta, 06 de abril de 2011 a las 08:43

 

Uno no está muy fino a primera hora, y no es extraño que tenga que leer hasta dos y tres veces un titular para encontrarle sentido si se enfrenta a las portadas antes del primer café. Me ha pasado, y en el primer vistazo a ‘Público’ he leído “El PSOE tendrá un año de cefalea”. Luego resultó que no, que la palabra era “bicefalia”, que tiene más sentido -El PSOE asume que tendrá un doble liderazgo hasta las generales-. Los que acabaremos con cefalea seremos los lectores, enfrentados a las primarias, las municipales y la bicefalia esa, que nos va a traer locos.

Pero no sólo de primarias vive la prensa roja y el récord de paro se ha colado las primeras de ‘Público’ y ‘El País’. “1.110 personas se sumaron al paro cada día en marzo” -1.110 personas se sumaron al paro cada día en marzo-, titula el ‘buque insignia’ de Prisa. Es decir, va por números absolutos, que si impresiona no lo hace tanto como este otro titular de ‘Público’: “El paro alcanza otro récord pese a crecer el número de afiliados a la Seguridad Social”.

Pero el interés real lo tiene la dichosa bicefalia. La incómoda situación sirve a los comentaristas de ‘Público’ para recordar a tiempo y a destiempo que esta sucesión la resolverán las urnas y no, como en el PP, el ‘dedazo’. Y hacen muy bien, qué caramba, para un argumento que pueden rescatar del desastre generalizado.

FANÁTICOS, SÓLO EN OCCIDENTE

Uno de los rasgos más repulsivos de la izquierda es la equivalencia moral entre algo malo de un lado y algo abominable del otro. Esto, sumado a la conocida enemiga de la progresía hacia todo lo cristiano, explica un editorial como el que nos inflige ‘El País’ en su edición de ayer sobre el caso de los Coranes: “Fanáticos sin fronteras” -Fanáticos sin fronteras-.

Uno aplaudiría el titular sin reservas de tratar el asunto con un poco de imparcialidad. La actitud de Terry Jones, pastor excéntrico de una diminuta denominación protestante, es inaceptable y provocadora. Pero quemar libros es quemar libros, y la respuesta de los afganos ha consistido en matar personas.

Si ese “fanatismo sin fronteras” se refiriera por igual a ambos, ya resultaría una equivalencia abusiva. Pero es que el editorialista reserva toda su indignación para el pastor –a quien llama “cura”, algo que al propio Jones le parecería calumnioso, a ver si el lector le piensa católico– y pasa por encima de la respuesta talibán, como si perpetrar una masacre fuera la única reacción lógica a la quema de libros en la otra punta del mundo. “Lo que menos necesita Afganistán son cerriles curas cristianos que quemen Coranes”, subtitula.

Al parecer, imanes fanáticos que reaccionen a la quema de libros matando a gente es algo perfectamente necesario en esa sociedad. Puede el lector repasar cuidadosamente el texto, que toda la indignación, todos los adjetivos injuriosos, se dedican al pastor, ninguno a los musulmanes. “Las repercusiones del extravío [las quemas de Jones] han causado ya decenas de muertos”. No. Lo que ha provocado decenas de muertos ha sido el fanatismo de los imanes, dejemos las cosas claras. Esta es la izquierda que acabará dando la bienvenida al ‘burka’ por huir del crucifijo.

LA EXCELENCIA ES FASCISTA

Y ya que estamos con rasgos típicos de la izquierda, ¿qué tal la hipocresía y la demagogia? A todos los políticos se les llena la boca hablando de la importancia de la educación, de cómo de ella depende la futura competitividad española y de cómo –nos lo dice PISA cada año– estamos por debajo incluso de la mediocridad en este aspecto fundamental.

Así las cosas, debería ser una iniciativa aplaudida sin reservas la de Esperanza Aguirre: anunció ayer que el próximo curso se empezará a impartir en la Comunidad de Madrid el Bachillerato de Excelencia para los alumnos que hayan obtenido mejores resultados en la ESO, que estudiarán en un centro exclusivo donde recibirán una enseñanza más exigente. Nada que objetar, ¿no?

Pues no, claro. En “Exclusivo para muy listos” -Exclusivo para muy listos-, la Cadena SER informa de que a los sindicatos les parece “un sarcasmo que Aguirre sólo se preocupe de los mejores abandonando a los que más apoyo necesitan. En este sentido, piensan que la decisión, si al final sale adelante, es clasista”. Hace no mucho, la izquierda atacaba el clasismo económico en la educación, que impedía que la excelencia brillara en las clases más desfavorecidas por falta de medios.

Ahora es “clasista” meramente sobresalir, esforzarse más o aprender mejor. ¡Viva la mediocridad! ¡Hundámonos todos juntos en el Tercer Mundo! La hipocresía, por supuesto, está en que la Cadena SER o ‘El País’ no van a considerar “clasista” contratar, pagar o promocionar a sus redactores por el denostado criterio de la excelencia, el único que puede salvar los proyectos en el mundo real.

Originalmente publicado en La Gaceta