7.04.11

 

Mons. Juan José Asenjo lleva poco tiempo como arzobispo de Sevilla pero ya empieza a notarse su acción pastoral. No es cosa fácil llegar a una diócesis que ha sido gobernada durante décadas por una personalidad eclesial de la talla del cardenal Amigo. Tanto tiempo al frente de la iglesia sevillana deja una impronta tanto para lo bueno como para lo malo. Pero el nuevo pastor, que ya tuvo tiempo de ver cómo estaban las cosas al ser nombrado arzobispo coadjutor, está tomando una serie de decisiones, a veces no exentas de polémica -es el caso de la participación de mujeres en pasos de Semana Santa-, que indican por dónde quiere llevar a la porción del pueblo de Dios que le ha sido encomendada.

Su última medida no puede ser más acertada. Ha solicitado a Roma la creación en Sevilla de un Instituto Superior de Ciencias Religiosas afiliado a la Facultad de Teología de San Dámaso, en Madrid. Me aseguran que don Juan José fue testigo de primera mano de cómo se hicieron las cosas en San Dámaso cuando fue secretario general de la Conferencia Episcopal Española. Y es evidente que le debió gustar mucho lo que vio, porque ahora quiere llevar a Sevilla aquello que tan bien está funcionando en Madrid.

La carrera de Ciencias Religiosas está destinada sobre todo a seglares y religiosos no ordenados. De ella salen los futuros profesores de religión católica, los diáconos permamentes y todos aquellos seglares que desempeñen ministerios que requieran una preparación teológica de primer orden. En ese sentido, me dicen que el arzobispo de Sevilla puede estar pensando en “recomendar vivamente” a las Hermandades y Cofradías que sus presidentes -e incluso miembros de las juntas directivas- pasen, o hayan pasado, por el futuro Instituto. No tiene la cosa mala pinta como medida de un plan a largo plazo para que mejore la formación teológica en dichas instituciones eclesiales.

La formación teológica de los fieles es fundamental para que los mismos puedan desarrollar la misión que tienen encomendada por el bautismo. Y si, como ha ocurrido hasta ahora en Sevilla, esa formación era deficiente e incluso trufada de heterodoxia, el desastre está asegurado. Yo no lo puedo confirmar porque no vivo allí, pero me aseguran que en la archidiócesis hispalense los seglares que se querían formar, corrían literalmente el peligro de recibir una teología de carácter “progresista”, especialmente en cuestiones bíblicas y morales, que sólo conduce al desapego de la fe católica por parte del estudiante. Pues bien, en cuanto Roma acepte la petición del arzobispo, eso será ya historia. Y además, es de suponer que otras diócesis andaluzas se pueden ver beneficiadas.

Y es que mientras en otras diócesis españolas, los pastores están pendientes de la construcción de identidades nacionales separatistas a la vez que permiten que en sus facultades de teología se enseñe basura, en Sevilla hay un pastor empeñado en reafirmar la identidad católica de su rebaño. No hace falta que diga quién sirve mejor al Señor y a la Iglesia.

Luis Fernando Pérez Bustamante