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Servicio diario - 9 de abril de 2011

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La herencia de Juan Pablo II

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Mensaje de los obispos de Chile ante delitos de sacerdotes


Entrevistas


La herencia de Juan Pablo II
Entrevista al filósofo Rodrigo Guerra

MÉXICO D.F., sábado, 9 de abril de 2011 (ZENIT.org-El Observador).- La polifacética personalidad de Juan Pablo II y su diversificada acción pastoral estuvieron animadas por una especial lectura desde la fe del mundo moderno.  Sus aportaciones han sido en muy diferentes campos que van desde la teología del cuerpo humano hasta una interpretación muy profunda de la modernidad.

Para acercarnos a la novedad de la mirada que ofreció el Papa polaco, Zenit-El Observador entrevista a Rodrigo Guerra, doctor en filosofía por la Academia Internacional de Liechtenstein, Director del Centro de Investigación Social Avanzada (www.cisav.org), miembro de la Academia Pontifica por la Vida, y uno de los expertos más autorizados en el pensamiento de Juan Pablo II.

Entre otros libros de su autoría destaca "Volver a la persona. El método filosófico de Karol Wojtyla" (Caparrós, Madrid 2002).

--¿Existe una teoría sobre la crisis de la modernidad en el pensamiento de Karol Wojtyla-Juan Pablo II?

--Rodrigo Guerra: Como filósofo, Karol Wojtyla desarrolló un pensamiento que implícitamente demanda una peculiar comprensión de la modernidad. Esta comprensión no es esencialmente anti-moderna como la de algunos que ven en Ockam, en Descartes o en Maquiavelo el origen de los principales errores intelectuales y sociales de nuestro tiempo sino que exige apreciar de modo diferenciado diversas corrientes y tendencias al interior del mundo moderno.

El propio pensamiento de Wojtyla recoge positivamente algunas de las más importantes intuiciones agustinianas, una lectura del tomismo desde la primacía metafísica del "bonum", muchas intuiciones de Pascal y Kierkegaard, una reinterpretación del pensamiento ético de Kant y poderosos argumentos basados en Scheler, en Hildebrand y en Stein. Como Sucesor de Pedro su enseñanza asume lo anterior bajo una perspectiva teológica. Esto ayudó a Juan Pablo II a explicitar verdades incoadas en el depósito de la fe de una manera sumamente original y pertinente a nuestro tiempo.

Si se me permite una simplificación un poco abrupta, en mi opinión su interpretación de la modernidad es más afín a las obras de sus amigos Rocco Buttiglione y Augusto del Noce que a aquella que se encuentra, por ejemplo, en las obras típicas del pensamiento contra-revolucionario europeo o latinoamericano.

--¿Podría mencionar un ejemplo que considere importante de Juan Pablo II en lo que se refiere al "depósito de la fe", alguna genialidad suya en este sentido?

--Rodrigo Guerra: existen ejemplos muy bellos en la teología del cuerpo y del amor humano. Por la brevedad propia de una entrevista señalo uno que me ha conmovido siempre de manera profunda: Juan Pablo II enseña que si bien es cierto que la imagen y semejanza del ser humano con Dios se basa en su naturaleza intelectual tal y como enseña Tomás de Aquino en la Suma Teológica hoy podemos comprender mejor este hecho  releyendo el Génesis.

En él encontramos que el carácter comunional del varón y la mujer forma parte de la imago Dei. El ser humano existe en unidad dual, en "unidualidad relacional" como gustaba decir Juan Pablo II. El varón está estructuralmente ordenado a la mujer y la mujer al varón.

En esta mutua referencialidad hay una analogía con el existir de Dios en las relaciones de la Trinidad. La imagen y semejanza con Dios entonces adquiere un fundamento dialógico que permitirá - entre otras cosas - renovar la comprensión sobre la sexualidad humana y superar muchos malos entendidos laxistas y rigoristas en este terreno.

--¿Qué relevancia práctica puede tener la interpretación de la modernidad realizada por Juan Pablo II?

--Rodrigo Guerra: el enfoque teórico de Juan Pablo II tiene una traducción en su gesto pastoral. Wojtyla nunca privilegió la descalificación, la cerrazón al diálogo o el uso de la fuerza como método para relacionarse con quienes no pensaban como él. Siempre buscó descubrir la verdad en todo y en todos.

Los filósofos tomistas que en algún momento lo criticaron ácidamente tras la publicación de su libro "Persona y acción" - libro en el que se incorporan importantes intuiciones procedentes de la fenomenología y del personalismo -siempre encontraron en él una actitud para ellos desconcertante: Wojtyla sostenía, de la mano de Santo Tomás, que "la verdad, dígala quien la diga, procede del Espíritu Santo".

Ya como Sucesor de Pedro, Juan Pablo II logró promover el diálogo y el encuentro con diversos actores sociales y religiosos apreciando siempre en primera instancia la parte de verdad que portaban.

Pienso, por ejemplo, en la declaración conjunta entre las comunidades luteranas y la Iglesia católica sobre la doctrina de la justificación, que en buena medida se debe a un renovado gesto de simpatía hacia los hermanos separados o en su capacidad de encontrar puntos de convergencia con los líderes políticos e intelectuales de los países comunistas y capitalistas. Esta actitud no estuvo exenta de incomprensiones, pero a mediano y largo plazo ha probado su verdad y su eficacia.

--¿Al interior de la Iglesia Juan Pablo II, logró promover estas convicciones?

--Rodrigo Guerra: evitando caer en la fácil tentación de las polarizaciones y construyendo siempre la comunión. A Juan Pablo II no le gustaba categorizar la realidad intraeclesial en términos de "derecha" e "izquierda", "conservadores" y "progresistas". Esas categorías responden al predominio de la ideología sobre la fe.

Una mirada de fe sobre las diversas realidades eclesiales no esconde sus diferencias pero parte de la certeza de que existe una realidad mayor que nos vincula a todos y nos convoca a vivir como hermanos: la Persona viva de Jesucristo. Cuando la ideología se impone, la descalificación, la desconfianza y la violencia emergen lastimando la comunión y reduciendo la experiencia cristiana a un cierto moralismo aparentemente legítimo pero profundamente antievangélico.

--Benedicto XVI, de cuando en cuando, utiliza la expresión "moralismo" para señalar la reducción del cristianismo a meros valores. ¿Existe continuidad entre Juan Pablo II y nuestro actual Pontífice en estos terrenos?

--Rodrigo Guerra: en efecto, el concepto "moralismo" en Joseph Ratzinger-Benedicto XVI se refiere a la reducción ética del cristianismo. Sin embargo, también significa la tentación activista y pelagiana de creer que la fe o el Reino pueden identificarse con un cierto tipo de acción u organización. La crítica de nuestro actual Papa al moralismo proviene, en mi opinión, de tres fuentes: su familiaridad con la Sagrada Escritura; su conocimiento experto del pensamiento agustiniano - y la controversia pelagiana -; y su acercamiento al personalismo teológico a través de figuras como Romano Guardini.

Estas fuentes le ayudan a redescubrir la irreductibilidad de la Persona de Jesucristo a cualquier teoría o acción estratégica, por sana que sea. Juan Pablo II tenía las mismas convicciones a este respecto. Por ejemplo, esta es la base para que en Centesimus annus afirme que: "Cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una organización social perfecta que hace imposible el mal, piensan también que pueden usar todos los medios, incluso la violencia o la mentira, para realizarla. La política se convierte entonces en una «religión secular», que cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo."

--A la luz de lo anterior, ¿qué lección deja Juan Pablo II a los fieles laicos dedicados a la actividad política?

--Rodrigo Guerra: Que la comunión es método de acción política. Cuando un católico se acostumbra a ser reaccionario ofrece resistencia pero no construye cultura y bien común duradero. En Sollicitudo rei socialis, Juan Pablo II hizo como un manifiesto para trabajar propositivamente por el desarrollo y por la cosa pública a partir de la solidaridad,  a partir del amor que se hace método. Esto es lo que edifica la "subjetividad social", es decir, que la sociedad no sea mero objeto del poder sino sujeto solidario de su propio destino.

Aún falta mucho por asimilar estas novedades "metodológicas" de la Doctrina social de la Iglesia contemporánea. No basta conocer los "principios" sino que es necesario dejar educarse - también en política - por el testimonio de los santos y por la vida del propio Jesús. La política no es un paréntesis en dónde no se pueda vivir la novedad del evangelio hasta el extremo.

--Juan Pablo II buscó armonizar la fe y la razón: ¿qué importancia tiene este esfuerzo? ¿es acaso un llamado principalmente dirigido a los intelectuales y académicos?

--Rodrigo Guerra: La razón sin la fe deviene en racionalismo autosuficiente. La fe sin un uso riguroso de la razón se transforma en fideísmo prepotente. Por supuesto, leer la Encíclica Fides et Ratio es importante para los intelectuales y académicos. Sin embargo, el mensaje de Juan Pablo II en este tema es para todos. Hoy no podemos promover auténticamente la sacralidad de la vida humana, la belleza de la sexualidad vinculada al amor, la importancia de la familia o la necesidad de fundamentar los derechos humanos sin establecer una nueva alianza entre razón y fe.

--¿Qué novedades aporta Karol Wojtyla-Juan Pablo II al tratar el tema de los derechos humanos?

--Rodrigo Guerra: Juan Pablo II pensaba que era posible una fundamentación iuspersonalista de los derechos humanos. Como filósofo insistió en el carácter normativo de la razón práctica y puso las bases para hacer una crítica a algunos aspectos del eudemonismo moral. Como Pontífice escribió una potente defensa de la ley natural, entendida como gramática de la acción. En Veritatis splendor colocó la norma personalista de la acción en el corazón de la argumentación: hay que amar y respetar a la persona como fin y nunca usarla como un simple medio. Juan Pablo II era muy consciente de los riesgos que existen en las declaraciones y tratados internacionales de derechos humanos.

Sin embargo, siempre reconoció los aspectos positivos de los mismos y defendió no sólo los derechos individuales sino que puso especial énfasis en los derechos económicos y sociales así como en los derechos de los pueblos, de las culturas y de las poblaciones autóctonas. Promovió la pastoral de los derechos humanos como columna vertebral de la pastoral social. Animó a los movimientos de defensa de los derechos humanos.

Y en el año 2004, faltando poco para su muerte, Juan Pablo II convocó a atreverse a imaginar un "grado superior de ordenamiento internacional", es decir, invitó a una profunda reforma de la ONU que le permitiera elevarse de "la fría condición de institución de tipo administrativo" a la de ser un "centro moral" que permita constituir una verdadera "familia de naciones".

--¿La fidelidad a los Papas incluye también seguirlos en su estilo particular de abordar los problemas?

--Rodrigo Guerra: existe una legítima pluralidad y diversidad de opiniones en la Iglesia. Sin embargo, la fidelidad al Papa no puede ser meramente formal, es decir, abstractamente considerada sin referencia a su persona, a su enseñanza y a sus gestos pastorales. La fidelidad tampoco puede ser puramente "intelectual". Es necesario seguir a Juan Pablo II y a Benedicto XVI como maestros de la fe en cuanto al contenido y en cuanto al método que siempre está construido sobre la lógica de la Encarnación.  Hoy existen críticas explícitas o encubiertas en contra del Papa y del Concilio Vaticano II que encierran en el fondo un problema cristológico: pareciera que Cristo es incapaz, que la Encarnación es insuficiente, que la comunión sólo se realiza con "los puros". Esta manera de concebir las cosas no es correcta y repropone de modo inconsciente viejos errores sectarios. El Papa Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI nos están educando en otro modo de mirar las cosas: confiando en la gracia y apostando por el encuentro fraterno y el diálogo con todos - aún con los más distantes - como camino para anunciar la Verdad que hemos encontrado.

Por Jaime Septién

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Foro


El sacramento del perdón
Por el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona
BARCELONA, sábado, 9 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje redactado por  el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, con el título "El sacramento del perdón".

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La llamada a la penitencia y el anuncio del perdón de los pecados es uno de los grandes temas de la predicación de Jesús y de los apóstoles. Esto ya había sido preparado por Juan el Bautista, quien predicaba un bautismo como signo de conversión para obtener el perdón de los pecados. Jesús reiteró la misión de anunciar a todas las naciones “la conversión a Dios por el perdón de los pecados”.

No podemos olvidar esto, pues comportaría traicionar el Evangelio. Es Dios mismo, quien en Jesucristo, ha situado el momento del perdón en la vida de todas las personas. Juan Pablo II recordaba que “en el sacramento de la reconciliación cada hombre puede experimentar de manera singular la misericordia, es decir, el amor que es más fuerte que el pecado”. Muy significativo es que para su beatificación, Benedicto XVI haya elegido precisamente el segundo domingo de Pascua, fiesta que Juan Pablo II quiso que también fuera designada como “domingo de la Divina Misericordia”, un atributo de Dios al que él era especialmente sensible, como lo demuestra su encíclica titulada Dios, rico en misericordia.

Cristo ha instituido el sacramento de la penitencia para todos los miembros pecadores de su Iglesia, sobre todo para los que, después del bautismo han caído en pecado grave, perdiendo así la gracia bautismal, y han herido la comunión eclesial. Los padres de la Iglesia presentan este sacramento del perdón como “la segunda tabla de salvación después del naufragio que es la pérdida de la gracia”.

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que “la confesión de los pecados, incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliación con los demás”. Por la confesión, “la Iglesia mira cara a cara los pecados de que se ha hecho culpable, acepta la responsabilidad y se abre así de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia”.

Benedicto XVI ha centrado su mensaje para la Cuaresma de este año en la relación entre este tiempo litúrgico y el sacramento del bautismo y nos recuerda que este tiempo es una invitación para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida, a dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como San Pablo en el camino de Damasco, abriéndonos a la caridad de Cristo. “El período cuaresmal –nos dice Benedicto XVI- es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una revisión de vida completa, la gracia renovadora del sacramento de la penitencia y caminar con decisión hacia Cristo”.

Me parece muy significativa –en especial para esta última etapa de la Cuaresma- esta invitación a abrirnos al perdón de Cristo y a renovarnos interiormente. Por ello, invito a los cristianos, en estos días cuaresmales y de preparación inmediata a la celebración de la Pascua, a recibir este sacramento del perdón de Dios por la confesión de los propios pecados.

Durante el tiempo cuaresmal hemos de acoger la gracia que Dios no da en el momento del bautismo y que se ofrece en el sacramento del perdón, como “segunda tabla de salvación”. Esto nos moverá a conversión para seguir a Cristo de una manera cada vez más generosa y auténtica y así ser dignos de obtener la vida eterna.

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Perspectivas de teología india
Por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 9 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título "Perspectivas de teología india".


 

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VER

Desconocida por unos, malentendida y atacada por otros, la llamada Teología India se esfuerza por demostrar su validez y ofrecer su aporte a la teología, a la inculturación de la fe y a la encarnación de la Iglesia. No ha elaborado tesis doctrinales como las que conocemos, pues su método no procede a base de raciocinios especulativos, sino según el modo cultural de los indígenas, que es más simbólico, mítico, figurativo, concreto y contemplativo. Su interés fundamental es coadyuvar a una vida más digna y plena de los pueblos originarios. En Aparecida se discutió incluir su nombre en el documento final, pero por falta de suficientes votos no prosperó la propuesta. Se le llama también teología inculturada, reflexión crítica de la fe de los pueblos indígenas.

En días pasados, nos reunimos en Lima, Perú, 43 personas, obispos, sacerdotes, religiosas y laicos, varios de ellos indígenas, para el IV Simposio Latinoamericano de Teología India. Fuimos convocados por el CELAM y estuvo presente la Congregación para la Doctrina de la Fe. El tema fue la teología de la creación en la fe cristiana y en los mitos indígenas, según las variadas cosmogonías de nuestras culturas aborígenes. Los mitos no son cuentos, leyendas o fábulas, sino un una forma de expresar realidades trascendentes, a base de símbolos y lenguaje figurado, como lo hacen algunos textos de la Biblia, del Génesis al Apocalipsis.

JUZGAR

Entre muchos otros frutos de este diálogo eclesial, consideramos necesario continuar el proceso de discernimiento de la Teología India, que no es teología de la liberación, a la luz de la Palabra de Dios, la Patrística y el Magisterio eclesiástico. Dejar de resaltar sólo heridas pasadas y sistematizar los aportes ya consensuados, para socializarlos al servicio de las iglesias particulares.

Para que sea teología católica, su fuente y criterio de verdad ha de ser siempre la revelación divina, que en Jesús llega a su plenitud y cumplimiento. Estamos vinculados a la historia concreta de Jesús y El es normativo para la Iglesia. Es el Logos en su totalidad, el único Salvador, y se puede discernir su presencia en todos los pueblos y culturas. Cristo y el Espíritu estuvieron presentes en América antes de la evangelización; pero esta presencia del Verbo puede estar mezclada con elementos humanos de imperfección y, por qué no decirlo, de pecado. El Concilio Vaticano II nos pide elevar, purificar, llevar a cumplimiento lo que Dios ha hecho en los pueblos. Es clara la fijación del canon del AT y NT y no hay más libros revelados. Cuidar el lenguaje para no poner en el mismo nivel la Palabra de Dios revelada y los mitos nativos.

Con el fundamento irrenunciable de nuestra fe católica en un solo Dios creador, en Cristo único Redentor y en la Iglesia como sacramento de salvación, acercarnos con la mente y el corazón a los pueblos originarios, para conocer, valorar y discernir la presencia de Dios en sus mitos y ritos, y ofrecerles -sin imponerles- la plenitud de Cristo, único camino de vida plena. Debemos aprender de la sabiduría de los indígenas; su aportación es un bien para todos; pero debe quedar claro que nada añaden a Cristo y a su plenitud, aunque sí pueden ayudar a nuestra percepción de su plena verdad.

Escuchar a los indígenas y a los agentes de pastoral que desgastan su vida con ellos, para que expliquen a los no indígenas el por qué y el cómo de sus mitos y ritos, y así tener información confiable antes de emitir un juicio sobre su ortodoxia o heterodoxia. Un mito no puede ser propuesto a priori como semillas del Verbo, sino después de un discernimiento oportuno.

ACTUAR

Continuar estos diálogos, para clarificar temas centrales de nuestra fe y las culturas aborígenes, como Trinidad, Soteriología, Espíritu Santo, Eclesiología, Sacramentos, etc., con apoyo del CELAM y la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Los candidatos al ministerio presbiteral y aspirantes a la vida consagrada que van a servir en esos pueblos, tengan oportunidad de acercarse a ellos, conocer su idioma y valorar sus tradiciones, para que la pastoral evangelizadora sea más inculturada.

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Documentación


Mensaje de los obispos de Chile ante delitos de sacerdotes
Trasparencia, verdad, justicia

SANTIAGO, sábado, 9 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que han emitido los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile al concluir su asamblea plenaria, en Punta de Tralca, el 8 de abril de 2011.


 

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"Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella
para santificarla" (Efesios 5, 25-26).



A. IGLESIA SANTA Y NECESITADA DE PURIFICACIÓN

1. Como fruto de nuestra reciente Asamblea Plenaria y ya en la cercanía de la Semana Santa, los obispos de la Conferencia Episcopal dirigimos este Mensaje a los católicos y personas de buena voluntad.

2. Hemos reflexionado en el misterio de Cristo "que amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella para santificarla, purificándola por medio del agua y de la palabra" (Efesios 5, 25-26). Por eso el Concilio Vaticano II dice que: "La Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo santa y siempre necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación" (Lumen Gentium, 8).


B. EL TESTIMONIO QUE SE ESPERA DE NOSOTROS

3. Expresamos nuestro profundo dolor por los casos pasados y recientes de abusos de menores y jóvenes, cometidos por miembros del clero y personas consagradas. Reconocemos que no siempre hemos reaccionado con prontitud y eficacia ante las denuncias. Manifestamos nuestra cercanía y solidaridad con las víctimas de estos abusos y con sus familias, y hacemos nuestros sus sufrimientos. Les ofrecemos humildemente nuestra petición de perdón, el apoyo que podamos darles, además de nuestra oración. Extendemos nuestra petición de perdón a toda la comunidad eclesial por el mal ejemplo dado por algunos de sus ministros.

4. El sacerdote tiene como principal misión ser testigo fiel y creíble del Evangelio. No serlo y, peor aún, constituirse en un anti testigo es una traición a la vocación recibida y a la misión encomendada por la Iglesia. Entre las situaciones más repudiables en la vida y el ministerio de un sacerdote, se encuentra el autoritarismo, el abuso de poder, y el abuso sexual contra menores y jóvenes.

5. Con el Papa Juan Pablo II, volvemos a afirmar: "Quienes abusan de niños y jóvenes no tienen lugar en el sacerdocio". Una vez más, consideramos que el compromiso del celibato es un don de Dios a su Iglesia, pero a su vez una gran responsabilidad de fidelidad al Señor, a la misión de la Iglesia y a las personas a quienes debemos servir con el amor de Cristo. Así nos comprometimos el día de nuestra ordenación.

6. A los sacerdotes que han fallado a su compromiso y han causado daño a otros, les exhortamos a hacer un examen de conciencia personal y a responder de sus actos delante de Dios, de la sociedad y de sus superiores. El Papa Benedicto XVI les dice: "La justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitan abiertamente su culpa, sométanse a las exigencias de la justicia, pero no desesperen de la misericordia de Dios" (Carta a los Católicos de Irlanda, 7).

7. Al mismo tiempo, queremos alentar a tantos sacerdotes que, llevando "el peso del día y del calor" (San Mateo 20,12), sirven a la gente de tan diversas formas, conduciéndolas a una vida más plena en Cristo. A ellos les renovamos nuestra gratitud y estima, sabiendo también que el Pueblo de Dios ora por sus sacerdotes y les apoya, perseverando en la fe y la esperanza, aun en medio de las dificultades. Nos comprometemos a perfeccionar la selección y formación de los candidatos al sacerdocio, y el acompañamiento a los sacerdotes.


C. TRANSPARENCIA, VERDAD Y JUSTICIA

8. Hemos reflexionado acerca del crítico escenario que vive nuestra Iglesia tras la sentencia impuesta por la Santa Sede al presbítero Fernando Karadima. Nos duele y preocupa que otros consagrados estén siendo involucrados en presuntos abusos a menores, un pecado abominable para la conciencia cristiana. De un modo especial nos estremece el impacto que, con toda razón, estas situaciones producen en nuestras comunidades y en la opinión pública.

9. Agradecemos la solicitud y prontitud de la Congregación para la Doctrina de la Fe en emitir una resolución en el caso del presbítero Karadima, sobre la base de la documentación enviada por el arzobispo emérito de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz. La palabra final de quienes tienen el ministerio de ejercer la justicia en nombre del Papa, nos alentará a perseverar en el camino de la transparencia, la verdad y la justicia.

10. El arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, ha realizado una petición de perdón a las víctimas. También lo han hecho otros pastores ante situaciones similares en sus diócesis. Igualmente los obispos que forman parte de la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón han manifestado públicamente "su cercanía con las víctimas, sus familias y todas las personas que por estos tan tristes acontecimientos han sufrido y se han escandalizado". Ahora, como Asamblea Plenaria, todos con humildad nos adherimos a esta petición de perdón.


D. ALGUNAS RESOLUCIONES

11. Para enfrentar este tipo de delitos aberrantes, hemos reformulado un Protocolo, elaborado el año 2003, estableciendo en forma pormenorizada los procedimientos del obispo diocesano y del promotor de justicia ante denuncias de abusos, conforme a la normativa de la Santa Sede. Este Protocolo se hará público a través de los conductos informativos regulares de la Conferencia Episcopal de Chile.

12. Estableceremos un organismo de la Conferencia Episcopal que oriente y dirija nuestras políticas de prevención de abusos sexuales y ayude a las víctimas. Pediremos la colaboración a organismos de nuestras Universidades Católicas, así como a destacados profesionales para implementar programas concretos, como son:

a) La atención psicológica y espiritual a víctimas de abusos sexuales.

b) Un programa de prevención que capacite a agentes pastorales para responder ante signos de abusos de un menor o joven y que genere ambientes sanos y seguros para todos. Los niños deben también ser enseñados para reconocer situaciones de eventual abuso.

c) Luego de haber actualizado las políticas comunicacionales de la Conferencia Episcopal y como un gesto de transparencia y disponibilidad al servicio de los medios de comunicación, la Asamblea Plenaria ha solicitado al Sr. Jaime Coiro, periodista, profesor y director de Comunicaciones y Prensa de la Conferencia Episcopal, que asuma como portavoz de ésta.


E. SANTIDAD DE VIDA Y MISIÓN

13. Queremos alimentar y enriquecer nuestra fraternidad como obispos. Servimos a un único Señor en una Iglesia que es expresión plural de carismas. Desde esta realidad, la comunión misionera es tarea de todos, pastores y fieles laicos, especialmente en este tiempo de Misión Continental.

14. En la Iglesia todos estamos llamados a la santidad de vida, y un signo elocuente de ello es la próxima Beatificación de Juan Pablo II. Sólo permaneciendo en el amor de Cristo recuperaremos las confianzas mutuas y seremos capaces de seguir siendo luz que alumbra y da sentido a la vida de nuestro pueblo. Queremos pedirles oraciones especiales por los sacerdotes, diáconos y mujeres consagradas para que continúen con alegría su vocación de ser anunciadores del Evangelio de Cristo.

15. La próxima Semana Santa nos urge a tomar parte con autenticidad en la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo con toda su eficacia purificadora y redentora. El Señor llama a todos a la conversión y nos propone un camino de curación, renovación y reparación. Este camino nos exige una creciente verdad, justicia, reconciliación y perdón.

16. Confiamos que por medio de esta dolorosa experiencia de purificación y conversión, el Señor fortalezca el servicio que la Iglesia está llamada a ofrecer al Pueblo de Dios y a la sociedad chilena. Nos encomendamos a la protección maternal de la Virgen del Carmen, Madre de Chile e imagen de nuestra Iglesia.


+ HÉCTOR VARGAS BASTIDAS
Obispo de Arica

+ MARCO ANTONIO ÓRDENES FERNÁNDEZ
Obispo de Iquique

+ GUILLERMO VERA SOTO
Obispo de Calama

+ PABLO LIZAMA RIQUELME
Arzobispo de Antofagasta

+ GASPAR QUINTANA JONQUERA
Obispo de Copiapó

+ MANUEL DONOSO DONOSO
Arzobispo de La Serena

+ LUIS GLEISNER WOBBE
Obispo Auxiliar de La Serena

+ JORGE VEGA VELASCO
Obispo Prelado de Illapel

+ CRISTIÁN CONTRERAS MOLINA
Obispo de San Felipe

+ GONZALO DUARTE GARCÍA DE CORTÁZAR
+bispo de Valparaíso

+ SANTIAGO SILVA RETAMALES
Obispo Auxiliar de Valparaíso

+ RICARDO EZZATI ANDRELLO
Arzobispo de Santiago

+ ANDRÉS ARTEAGA MANIEU
Obispo Auxiliar de Santiago

+ CRISTIÁN CONTRERAS VILLARROEL
Obispo Auxiliar de Santiago

+ FERNANDO CHOMALI GARIB
Obispo Auxiliar de Santago

+ JUAN IGNACIO GONZÁLEZ ERRÁZURIZ
Obispo de San Bernardo

+ ENRIQUE TRONCOSO TRONCOSO
Obispo de Melipilla

+ ALEJANDRO GOIC KARMELIC
Obispo de Rancagua

+ HORACIO VALENZUELA ABARCA
Obispo de Talca

+ TOMISLAV KOLJATIC MAROEVIC
Obispo de Linares

+ CARLOS PELLEGRIN BARRERA
Obispo de Chillán

+ PEDRO OSSANDÓN BULJEVIC
Administrador Apostólico de Concepción

+ FELIPE BACARREZA RODRÍGUEZ
Obispo de Santa María de los Ángeles

+ MANUEL CAMILO VIAL RISOPATRÓN
Obispo de Temuco

+ FRANCISCO J. STEGMEIER SCHMIDLIN
Obispo de Villarrica

+ IGNACIO DUCASSE MEDINA
Obispo de Valdivia

+ RENÉ REBOLLEDO SALINAS
Obispo de Osorno

+ CRISTIÁN CARO CORDERO
Arzobispo de Puerto Montt

+ JUAN MARÍA AGURTO MUÑOZ
Obispo de Ancud

+ LUIS INFANTI DE LA MORA
Obispo Vicario Apostólico de Aysén

+ BERNARDO BASTRES FLORENCE
Obispo de Punta Arenas

+ JUAN BARROS MADRID
Obispo Castrense


 

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