20.04.11

Guillermo III y María II

 

Parece que la boda de Guillermo y Kate pueda traernos algo más que un «telefilm» pasteloso. Como en el caso de Felipe y Leti, la ocasión de la boda real abre el debate sobre el tema sucesorio.

Muchos medios se han hecho eco de las intenciones del gobierno de coalición británico para cambiar las disposiciones discriminatorias de la mujer en el acceso al trono. Allá, al igual que en España, la mujer sólo puede heredar si no hay otro hermano varón.

Pero pocos han recogido que en la misma entrevista, Cameron sugirió la posibilidad de que se revoque también la discriminación de los católicos, que todavía rige en el Reino Unido y que excluye del trono a cualquier católico o casado con católico.

Desde el año 1701 está vigente el Act of Settlement:

[…] También se estableció que todas y cada una de estas personas que en ese momento o en lo sucesivo se reconciliaran o comulgaran con la Sede o Iglesia de Roma o profesaran la religión papista, o contrajeran matrimonio con un papista, serían excluidos, y por lo mismo quedarían incapacitados a perpetuidad para heredar, poseer o gozar de la Corona y el gobierno de este reino y los de Irlanda y sus posesiones, o de cualquier parte de ellos, o para tener, usar o ejercer cualquier poder, autoridad o jurisdicción reales dentro de los mismos; y que, en estos casos, los súbditos de dichos reinos se hallan y se hallarán relevados de su deber de obediencia; y que la citada Corona y gobierno real recaerán en la persona o personas protestantes que los hubieran heredado en caso de muerte natural de las personas que se hayan reconciliado, comulgado, profesado o contraído matrimonio en la forma que ha antedicha.

Hay que reconocer que la reforma no es sencilla, al menos por dos motivos:

  • primero, porque también es Jefe de Estado de 16 países de la Commonwealth (por ejemplo, Nueva Zelanda es una monarquía parlamentaria cuya reina es Isabel). Así que al menos otros 15 países también deberían estar de acuerdo con la modificación.
  • y, segundo, porque el monarca es cabeza de la Iglesia de Inglaterra y desde luego no tendría mucho sentido que fuese un católico.

Veo más complicada la abolición por el segundo motivo que por el primero. Significaría una separación real de la Iglesia y el Estado, aunque más bien creo que supondría la puntilla para la Iglesia de Inglaterra.

Ironías del destino, una discriminación que llegó con un William (III), puede irse con otro. Por mi parte, en cualquier caso, agradezco las intenciones, pero no estaría de más algo de acción, ya Gordon Brown lo propuso en 2008, en 2009 y 2010 era electoral y no tocaba.