25.04.11

 

El director de Religión Digital ha escrito un post optimista tras la Semana Santa. Reconoce que hemos asistido a “un impresionante espectáculo de desfiles y procesiones por las calles y las plazas de toda la geografía española. Con miles de cofrades y cientos de miles de personas participando. Espectáculo de fe al aire libre. Mezclado, claro está, con arte, cultura, folclore, historia y tradición. Pero con fe".

José Manuel Vidal se muestra feliz:

En un momento en que se intentan eliminar los símbolos religiosos de la vía pública, el pueblo saca a las calles a sus cristos y vírgenes. En un plebiscito abrumador.

En momentos de catolicismo vergonzante, el pueblo exhibe con orgullo su fe. La fe del pueblo. En muchos casos, la fe del carbonero, pero fe.

Pero… siempre tiene que haber un pero:

¿Un catolicismo sin Iglesia o, mejor dicho, sin jerarquía? En todas las encuestas, la imagen social y la credibilidad de la institución está por los suelos. Los católicos españoles desconectan cada vez más de una jerarquía por la que no se sienten representados.

Vaya por Dios. Los católicos van a procesiones pero desconectan de los obispos. Al menos eso dice este insigne periodista especializado en la actualidad socio-religiosa. Lleva muchos años dedicado a estos menesteres, así que conviene tener en cuenta su opinión. ¿Y qué nos propone?:

Urgen nuevos liderazgos episcopales, que ayuden a hacer más atractiva la fe. Una fe que, como dice el Papa, ya no se impone, se propone, se ofrece. Tiene que cautivar, que seducir, que reavivar al rescoldo creyente, que permanece intacto en el corazón de tantos españoles.

Pues bien, en vista de que se trata de hacer una fe más atractiva, propongo las siguientes modificaciones en la doctrina de la Iglesia:

1- Eliminación absoluta del sexto mandamiento. A Dios no le puede importar gran cosa lo que ocurra de cintura para abajo, así que, ¡hale!, vía libre.

2- El concepto del pecado hay que revisarlo. Como mucho se puede hablar de pecado en el caso de los ricachones capitalistas que oprimen a los pobres y los empresarios malvados que sólo buscan el beneficio aun a costa de pisotear los derechos de los trabajadores. Más allá de eso, nanay.

3- Cristo fue un gran tipo que, lejos de morir para expiar por nuestros pecados, murió en la cruz por querer oponerse a una jerarquía tan mala como la actual. De hecho, aceptó de buen grado que en su lugar fuera liberado un anti-sistema como Barrabás, paradigma del revolucionario que no se somete al yugo imperialista. Hoy Barrabás sería un antifascista más. Si quiere saber las razones para oponernos a una visión torticera de la cruz de Cristo, hagan click aquí y aquí.

4- Desaparición de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es intolerable que haya en la Iglesia un organismo encargado de velar por la sana doctrina, ya que esta depende de lo que la gente piense que es adecuado para cada momento de la historia. Se acabó eso de señalar con el dedo a autores católicos. El término católico, como todo el mundo sabe, significa universal. Por tanto, se piense como se piense, se diga lo que se diga, todo vale.

5- Democratización absoluta de la Iglesia. Cese de toda la jerarquía para que, desde ya, los obispos serán elegidos por asambleas abiertas a todos, sacerdotes, religiosos y seglares, creyentes y no creyentes. Propongo igualmente que los Papas sean elegidos por votación. Bastará con ser bautizado para tener derecho a voto. Se puede organizar una primera vuelta tras la cual, los tres candidatos más votados pasarán a la votación final.

6- Declaración oficial por parte de la Iglesia de que la Biblia es un libro interesante pero lleno de errores y leyendas mitológicas. Sobre todo el Antiguo Testamento, que presenta a un Dios, como bien dijo Marción, justiciero y cruel. Respecto a los evangelios y el resto del Nuevo Testamento, no es sostenible afirmar que contienen la verdadera historia de Jesús el Cristo, pues las más preclaras eminencias teológicas sostienen que casi todo es elaboración posterior de las primeras comunidades cristianas. Y si ellas elaboraron su propia teología, ¿por qué no podemos hacer nosotros lo mismo?

7- La Buena Nueva consiste, a partir de ya, en que todo el mundo se salvará. Da igual qué religión profeses. Dios te va a salvar de todas formas. Y si eres ateo, no te preocupes. Hay un lugar para ti en el Reino del Dios en el que no crees.

8- No a la interrupción voluntaria del embarazo (ive), pero sin pasarse. Si es menester, los sacerdotes pagarán los ives a las mujeres sin recursos para evitar que caigan en manos de aborteros sin titulación médica. Y hay que olvidarse de anatematizar a los políticos que, sensibles a los deseos de la sociedad, legalizan la interrupción voluntaria del embarazo. Si la ley dice que abortar es un derecho, la Iglesia ha de adaptarse a la ley. Al fin y al cabo, las urnas legitiman todo.

9- Aceptación sin remilgos de las uniones entre homosexuales. Una vez descartado el sexto mandamiento y comprobado que la ley natural es un invento de curas medievales, es lógico que aceptemos el matrimonio gay. Si hay pingüinos de género masculino que se lo montan en un zoológico, ¿por qué no vamos a poder tener matrimonios de hombres con hombres y mujeres con mujeres? ¿Acaso somos menos que los animales?

10- Abolición radical del celibato. Sin este punto, todos los anteriores y posteriores no tienen sentido. Se acabó eso de que los curas tengan que ser célibes. Podrán casarse, divorciarse, volverse a casar e incluso buscar parejas del mismo sexo. Lo importante es que sean buenos agentes sociales. Incluso se verá con malos ojos que haya candidatos al sacerdocio que opten por el celibato. No es cosa lógica renunciar a tener relaciones sexuales.

11- Quema pública de la encílica Humanae Vitae de Pablo VI y de la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis, de Juan Pablo II. Estar en contra del uso de anticonceptivos es antisocial. Y es intolerable que las mujeres no puedan ser sacerdotistas, obispas y papisas. Ahí tenemos el ejemplo de la iglesia anglicana, que va por la buena senda. El día en que una drag queen transexual operada sea papisa, habremos enterrado siglos de oprobio.

12- Los concilios desde Nicea hasta el Vaticano I quedan abolidos. Sobre todo Trento. Y el Vaticano II será interpretado a la luz de un nuevo concilio, el Vaticano III, que servirá para que todos estos puntos se conviertan en decretos y cánones conciliares.

13- La Misa pasará a llamarse a partir de ahora “cena o comida de colegas”. La liturgia ha de adaptarse a los signos de los tiempos. Los abusos litúrgicos no existen, pues si los fieles quieren modificar la manera en que celebran su fe, son libres de hacerlo.

14- Prohibición de los medios de comunicación cavernícolas. Si vamos a romper con el pasado, no podemos permitir que existan voces que aboguen por no perder la antigua fe católica.

Quien dude que todos esos puntos harán de la Iglesia un lugar de encuentro y armonía cósmica, sea anatema.

Luis Fernando Pérez Bustamante