Jesús Sanz: «La gente ya lo dijo la noche de su muerte: Santo súbito»

«No ha habido malversación de fondos ni abusos sexuales en Lumen Dei»

El arzobispo de Oviedo cierra su papel como comisario pontificio

Redacción, 29 de abril de 2011 a las 08:30

 

El Comisario Pontificio de la Asociación Lumen Dei, Jesús Sanz Montes, afirmó que su balance sobre esta institución "es enormemente positivo" y que no encontró pruebas de abusos sexuales o malversación de fondos dentro de ella.

En declaraciones a El Comercio, el 24 de abril, el prelado dijo que sobre las sospechas de malversación y abusos, "he encontrado cosas que no eran ciertas, calumnias, cosas que eran inciertas y cosas que estaban mal documentadas".

"De eso no hay nada. En las personas señaladas como abusadoras no hay nada. Si esto se dijo, significa que ha habido una calumnia terrible. Y tampoco ha habido tal malversación".

Sanz dijo que "lo que ocurre es que, en aquel maremágnum, sí que hubo un desvío, un apartamiento, que no malversación. Cuando las aguas volvieron a su cauce, se comprobó que esos fondos no estaban malversados, sino que han vuelto a su lugar. Posiblemente, esas personas sí que tendrán que dar cuenta de una mala gestión".

Sin embargo, señaló que "eso no quita que haya cuestiones, como ya saben Lumen Dei y la Santa Sede, que están precisando unas decisiones, la indicación de caminos a seguir".

En ese sentido, el Prelado expresó su satisfacción por el trabajo que está concluyendo. "Dentro de unos días, tengo que ir a Roma y despacharé con el nuevo Prefecto de la Congregación de Vida Consagrada (Mons. Joao Braz de Aviz)", para darle el informe sobre los dos años de investigación.

"No tardando mucho, podré decirle a la Santa Sede: Esta asociación puede caminar sin esta ayuda extraordinaria de un Comisario Pontificio", afirmó.

Por otro lado, y como relata La Nueva España, Jesús Sanz Montes, ha dedicado la carta semanal de la Diócesis a la canonización de Juan Pablo II. Sanz titula la misiva «Santo súbito: Juan Pablo II». Esa fue la frase que la gente gritaba sin parar en la plaza de San Pedro, de El Vaticano, la noche de su muerte, el 2 de abril de 2005.

Así lo rememora el arzobispo. «En aquella noche el pueblo lo dijo ya, con esa intuición que tienen las gentes sencillas». El arzobispo añade en otro párrafo: «Todo eso que hemos reconocido con gratitud emocionada en el ayer de la vida terrena de este gran Papa lo queremos ver reconocido en el hoy y el mañana de una vida eterna santa y beata».

Para el titular de la diócesis, el nuevo santo no fue alguien genial o un pensador sólido tan sólo. «Tampoco su profunda fe de vieja y cristiana raigambre es lo que nos asombra, sino su humanidad conmovedora y su solicitud ante las heridas de los hombres», matiza.

Además, explica que después de seis años del fallecimiento de Wojtyla, la Iglesia ha verificado la santidad que el pueblo ya intuía. La catedral de Oviedo acogerá en breve una misa de acción de gracias por el beato Juan Pablo II.