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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 8 de mayo de 2011

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Santa Sede

Benedicto XVI advierte ante los peligros de la sociedad “líquida”

El papa en Venecia: nueva evangelización para el Nordeste italiano

La política tiene necesidad de cristianos, asegura el Papa

La visita del papa a Aquilea y Venecia en diez frases

Juan Pablo II sigue evangelizando

Dios llora en la tierra

La tentación de los cristianos: abandonar Irak

Jornadas Mundiales de la Juventud

Cien días para la JMJ: El cardenal Rouco lanza la recta final

Mundo

Proyecto de revitalización bíblica en Managua

La fundadora de “Act One” exhorta a los católicos a trabajar en el cine

Regina Caeli

Viaje del papa a Aquilea y Venecia: Regina Coeli en Mestre

Entrevistas

“Francesco y el papa”: El documental “no censurado” sobre el Vaticano

“Francesco y el papa”: “No actuábamos. Ellos filmaban nuestra vida cotidiana”

Documentación

Viaje del papa a Aquilea y Venecia: Discurso al mundo de la cultura y la economía

Viaje del papa a Aquilea y Venecia: Homilía en multitudinaria misa de Mestre

Carta del cardenal Rouco a cien días de la Jornada Mundial de la Juventud


Santa Sede


Benedicto XVI advierte ante los peligros de la sociedad “líquida”
Presenta como alternativa la sociedad "de la vida y de la belleza"

VENECIA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Al concluir su visita a Venecia en la tarde de este domingo, Benedicto XVI advirtió ante los peligros que presenta la actual sociedad "líquida", sin estabilidad en las relaciones humanas y relativista, y propuso como alternativa el modelo de sociedad "de la vida y de la belleza".

El encuentro con el mundo de la cultura y de la economía, última gran cita de su viaje de dos días a Aquilea y a la "Ciudad del agua", le dio la oportunidad para presentar su radiografía de la cultura "liquida", concepto acuñado por el filósofo polaco Zygmunt Bauman (Poznań, 1925), que entre 1971 y 1990 fue profesor de Sociología en la Universidad de Leeds.

La sociedad europea, dijo el papa, está sumergida en "una cultura 'líquida'", término con el que se refiere a "su 'fluidez', a su poca estabilidad o quizá a su ausencia de estabilidad, a la mutabilidad, a la inconsistencia que a veces parece caracterizarla".
 

Bauman atribuye el nacimiento de la sociedad "líquida" al modelo consumista y considera que su impacto más profundo lo deja en las relaciones sociales, y más en particular en las relaciones entre el hombre y la mujer, que se han hecho cada vez más flexibles, impalpables, como lo manifiesta el concepto actual de amor reducido a mero sentimiento pasajero.

A este modelo de sociedad "líquida", el obispo de Roma contrapuso en la estupenda Basílica de Santa María de la Salud el modelo de sociedad "de la vida y de la belleza".

"Ciertamente es una opción, pero en la historia es necesario escoger --aseguró el pontífice--: el hombre es libre para interpretar, para dar un sentido a la realidad, y precisamente en esta libertad reside su gran dignidad", aseguró.

"En el ámbito de una ciudad, sea la que sea, también las elecciones de carácter administrativo, cultural y económico dependen, en el fondo, de esta orientación fundamental, que podemos llamar 'política', en la acepción más noble y elevada del término".

"Se trata de escoger entre una ciudad 'líquida', patria de una cultura que parece ser cada vez más la cultura de lo relativo y de lo efímero, y una ciudad que renueva constantemente su belleza, recurriendo a los manantiales benéficos del arte, del saber, de las relaciones entre los hombres y los pueblos", aseguró.

El encuentro con el mundo de la cultura y de la economía fue la última gran cita de estos dos días en los que el papa visitó también la ciudad de Aquilea, sede del antiguo patriarcado que constituía la diócesis eclesiástica y metropolitana más grande de todo el medioevo europeo, que llegó a extenderse por la actual Eslovenia, Croacia, Austria y Alemania.

El papa en góndola

El papa había llegado a la Basílica de Santa María de la Salud en góndola , atravesando el Gran Canal de Venecia, desde el muelle de la Plaza de San Marcos. Se trataba de la "Dogaressa", la misma góndola de grandes dimensiones que ya fue utilizada en 1985 con motivo de la visita de Juan Pablo II.

Cuatro veteranos gondoleros llevaron a Benedicto XVI en un trayecto de algo más de quince minutos hasta el Dorsoduro, la parte de la Ciudad de los Canales en la que se erige la Basílica de Santa María de la Salud, construida en honor a la Virgen tras la epidemia de peste de 1630.

Por Jesús Colina

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El papa en Venecia: nueva evangelización para el Nordeste italiano
Visita una región que vive la descristianización
VENECIA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- La visita que realizó este fin de semana Benedicto XVI a Aquilea y Venecia se ha convertido en un acontecimiento de nueva evangelización para el Nordeste italiano, rico, pero abrumado por la crisis económica y de valores.

El momento culminante de la vigésimo segunda visita pastoral de este pontificado a Italia tuvo lugar el domingo a mediodía, con la participación de unas trescientas mil personas en el Parque San Julián de Mestre en la misa presidida por el obispo de Roma.

La multitud procedía no sólo de las diócesis cercanas, sino también de Eslovenia, Croacia, Austria y Baviera, tierras por las que se extendía el patriarcado de Aquilea, primera etapa de este viaje pontificio en la tarde del sábado.

Y la homilía que el Papa dirigió a las personas que tuvieron que soportar el sol durante horas se convirtió en un auténtico estímulo para estos cristianos que ven cómo en sus regiones las raíces cristianas se están secando a causa de un modelo consumista de sociedad.

"Vivís en un contexto en el cual el cristianismo se presenta como la fe que ha acompañado, por siglos, el camino de tantos pueblos, incluso a través de las persecuciones y pruebas más duras", constató. 

"Sin embargo --dijo--, hoy este ser de Cristo corre el riesgo de vaciarse de su verdad y de sus contenidos más profundos; corre el riesgo de convertirse en un horizonte que sólo toca la vida superficialmente, en sus aspectos más bien sociales y culturales".

Se corre el riesgo, dijo, de contentarse con un cristianismo "en el que la experiencia de fe en Jesús crucificado y resucitado no ilumina el camino de la existencia".

En el fondo, subrayó, la situación de los cristianos del nordeste italiano es parecida a a de los discípulos de Emaús, a quienes Jesús se apareció tras la resurrección, deprimidos ante la muerte de su maestro, que les parecía inexorable.

"Esto ocurre cuando los discípulos de hoy se alejan de la Jerusalén del Crucificado y del Resucitado, cuando dejan de creer en la potencia y en la presencia viva del Señor".

"El problema del mal, del dolor y del sufrimiento, el problema de la injusticia y del abuso, el miedo a los demás, a los extraños y a los que desde lejos llegan hasta nuestras tierras y parecen atentar contra aquello que somos, llevan a los cristianos de hoy a decir con tristeza: esperábamos que el Señor nos liberara del mal, del dolor, del sufrimiento, del miedo, de la injusticia", reconoció.

El papa invitó a estos cristianos a redescubrir a Cristo, a través de la Palabra de Dios, y del sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, que "nos restituya la mirada de la fe, para mirar todo y a todos con los ojos de Dios, y la luz de su amor".

Esta fue la consigna que dejó el santo padre a los peregrinos: "¡Sed santos! ¡Poned en el centro de vuestra vida a Cristo! Construid sobre él el edificio de vuestra existencia".

"En Jesús encontraréis la fuerza para abriros a los demás y para hacer de vosotros mismos, con su ejemplo, un don para toda la humanidad", concluyó.

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La política tiene necesidad de cristianos, asegura el Papa
En su visita apostólica a Aquilea, en el nordeste de Italia
AQUILEA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Al visitar Aquilea, la sede de la diócesis europea más grande en la Edad Media, Benedicto XVI lanzó este sábado un llamamiento para que los cristianos lleven los valores del Evangelio a todos los ámbitos, en particular a la política.

Este fue el mensaje que dejó en el discurso que dirigió a los representantes eclesiales de 36 diócesis de Italia, así como de Eslovenia, Croacia, Austria y Alemania, tierras por las que se extendía este antiguo patriarcado.

En medio de la descristianización que se vive en estas tierras, el obispo de Roma se preguntó en la basílica de la antigua ciudad romana --fundada en el año 180--: "cómo es posible anunciar a Jesucristo, cómo comunicar el Evangelio y cómo educar en la fe hoy".

Su respuesta fue: "La misión prioritaria que el Señor os confía hoy, renovados por el encuentro personal con él, consiste en testimoniar el amor de Dios por el hombre".

"Estáis llamados a hacerlo ante todo con las obras del amor y las opciones de vida a favor de las personas concretas, comenzando por los más débiles, frágiles, indefensos, no autosuficientes, como los pobres, los ancianos, los enfermos, los discapacitados".

En el contexto de una "búsqueda con frecuencia exasperada del bienestar económico" y de "grave crisis económica y financiera", añadió, los fieles están llamados a "promover el sentido cristiano de la vida, a través del anuncio explícito del Evangelio, llevado con delicado orgullo y con profunda alegría a los diferentes ámbitos de la existencia diaria".

"No reneguéis nada del Evangelio en el que creéis --les dijo--, sino más bien vivid entre los hombres con simpatía, comunicando en vuestro mismo estilo de vida ese humanismo que hunde sus raíces en el cristianismo, buscando edificar junto a todos los hombres de buena voluntad una "ciudad" más humana, más justa y solidaria".


 

Cristianos en política

Este compromiso, dijo por último, es particularmente importante para la crisis política actual.

Este ámbito, subrayó, "tiene más necesidad que nunca de ver personas, sobre todo jóvenes, capaces de edificar una 'vida buena' a favor y al servicio de todos".

"Los cristianos no pueden sustraerse de este compromiso, pues si bien son peregrinos hacia el Cielo, viven ya aquí una anticipación de la eternidad" concluyó.



 

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La visita del papa a Aquilea y Venecia en diez frases
“El Evangelio es la fuerza más grande de transformación del mundo”
VENECIA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- La visita de dos días que ha realizado Benedicto XVI a Aquilea y Venecia en este fin de semana se ha convertido en un importante acontecimiento de nueva evangelización para el Nordeste de Italia. Presentamos algunas de las diez frases más impactantes que el pontífice ha pronunciado en sus siete intervenciones públicas.

 



 

* * *



 

1.La misión prioritaria que el Señor os confía hoy, renovados por el encuentro personal con él, consiste en testimoniar el amor de Dios por el hombre. Estáis llamados a hacerlo ante todo con las obras del amor y las opciones de vida a favor de las personas concretas, comenzando por los más débiles, frágiles, indefensos, no autosuficientes, como los pobres, los ancianos, los enfermos... (A la asamblea del segundo congreso eclesial de Aquilea, 7 de mayo).

2. De la fe vivida con valentía surge, hoy igual que en el pasado, un fecunda cultura hecha de amor a la vida, desde la concepción hasta su ocaso natural, de promoción de la dignidad de la persona, de exaltación de la importancia de la familia, fundada en el matrimonio fiel y abierto a la vida, de compromiso por la justicia y la solidaridad (A la asamblea del segundo congreso eclesial de Aquilea, 7 de mayo).

3. Es necesario que los cristianos, apoyados por una "esperanza confiable" propongan la belleza del acontecimiento de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, a cada hombre y mujer, en una relación franca y sincera con los que no practican su fe, con los no creyentes y con los creyentes en otras religiones (A la asamblea del segundo congreso eclesial de Aquilea, 7 de mayo).

4. No reneguéis nada del Evangelio en el que creéis, sino más bien vivid entre los hombres con simpatía, comunicando en vuestro mismo estilo de vida ese humanismo que hunde sus raíces en el cristianismo, buscando edificar junto a todos los hombres de buena voluntad una "ciudad" más humana, más justa y solidaria (A la asamblea del segundo congreso eclesial de Aquilea, 7 de mayo).

5. [La política] tiene más necesidad que nunca de ver personas, sobre todo jóvenes, capaces de edificar una "vida buena" a favor y al servicio de todos. Los cristianos no pueden sustraerse de este compromiso, pues si bien son peregrinos hacia el Cielo, viven ya aquí una anticipación de la eternidad (A la asamblea del segundo congreso eclesial de Aquilea, 7 de mayo).

6.¡Sed santos! ¡Poned a Cristo en el centro de vuestra vida! Edificad sobre Él el edificio de vuestra existencia. En Jesús, encontraréis la fuerza para abriros a los demás y hacer de vosotros mismos, según su ejemplo, un don para toda la humanidad (misa en el Parque de San Julián de Mestre, 8 de mayo).

7. La auténtica realización del hombre y su verdadera alegría no se encuentran en el poder, en el éxito, en el dinero, sino sólo en Dios, que Jesucristo nos permite conocer y nos hace cercano (A la asamblea eclesial del patriarcado de Venecia, 8 de mayo).

8. La "santidad" no significa hacer cosas extraordinarias, sino seguir cada día la voluntad de Dios [...] Sí, hacen falta fieles laicos fascinados por el ideal de la "santidad" para edificar una sociedad digna del hombre, una civilización del amor (A la asamblea eclesial del patriarcado de Venecia, 8 de mayo).

9. Hay que escoger entre una ciudad "líquida", patria de una cultura que se presenta cada vez más como la de lo relativo y efímero, y una ciudad que renueva constantemente su belleza, recurriendo a los manantiales benéficos del arte, del saber de las relaciones entre los hombres y entre los pueblos (Al mundo de la cultura y de la economía, 8 de mayo).

10. El Evangelio es la fuerza más grande de transformación del mundo, pero no es una utopía, ni una ideología. Las primeras generaciones cristianas lo llamaban más bien el "camino", es decir, la manera de vivir que Cristo practicó en primer lugar y que nos invita a seguir (Al mundo de la cultura y de la economía, 8 de mayo).



 

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Juan Pablo II sigue evangelizando
Balance del portavoz vaticano de la beatificación
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- La beatificación de Juan Pablo II, que ha atraído a un millón y medio de fieles, y que ha sido seguida por canales de televisión de todo el mundo, ha constituido un "poderoso regreso" del papa Karol Wojtyla, que de este modo sigue su obra de evangelización desde el Cielo, constata el portavoz de la Santa Sede.

Para explicar cómo ha sido posible este fenómeno, el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, cita las palabras del cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario de Wojtyla durante cuarenta años, quien en la vigilia del 30 de abril, en el Circo Máximo de Roma, dijo: "Cuando vi el ataúd que contenía su cuerpo sacado de la tumba abierta pensé: '¡Vuelve a estar entre nosotros!'".

En el editorial del semanario "Otava Dies", el padre Lombardi explica cómo esas palabras del actual arzobispo de Cracovia recogen "los sentimientos que invadieron el corazón de los que estaban presentes en ese momento, y también de aquellos que han querido, una vez más desfilar conmovidos junto a los restos mortales del nuevo beato, en la Basílica, junto a la tumba de Pedro, como sucedió en los días de su muerte".

"Ciertamente, para los creyentes, Juan Pablo II ha seguido siempre vivo y presente, pero no se puede negar que los días de la beatificación han constituido un poderoso regreso en medio al pueblo de Dios en oración y en fiesta", reconoce el portavoz vaticano.

"Por ello han sido días de gracia. Y así comprendemos el significado y la importancia de cada beatificación, pero en particular de ésta, en la vida de la Iglesia católica", aclara.


El sacerdote sigue constatando que "entre la multitud que permanecía desde la noche, a la espera de acercarse a la Plaza de San Pedro, había muchas familias jóvenes, con niños nacidos en esta década, niños que ciertamente no han conocido al Papa Karol Wojtyla, pero que son los herederos de las generaciones de 'sus' jóvenes".


"Juan Pablo II era consciente de que tenía la misión de introducir la Iglesia en el tercer milenio y, al final del Gran Jubileo, le dijo a todo el pueblo de Dios: ‘Duc un altum!', ¡Rema mar adentro! La Iglesia se adentra en el mar profundo del tercer milenio, pero sabe que puede contar con el apoyo de un intercesor eficaz, que la invita a no tener miedo", subraya el padre Lombardi.

Y concluye con la súplica a Juan Pablo II que Benedicto XVI improvisó al concluir su homilía en la beatificación: "Sigue sosteniendo desde el Cielo la fe del Pueblo de Dios. Tantas veces nos has bendecido. Hoy te rogamos: ¡Santo Padre, bendícenos!".

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Dios llora en la tierra


La tentación de los cristianos: abandonar Irak
Entrevista con el arzobispo emérito de Mosul
ROMA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- A pesar de que las raíces cristianas del norte de Irak se hundieron hace muchos siglos, cerca del 80% de los cristianos de la zona quieren cortar esas raíces y trasladarse a otro lugar en búsqueda de un futuro mejor.

Pero el arzobispo Basile Georges Casmoussa les anima a quedarse: "Si fuéramos extranjeros, aquí, en Irak, nos iríamos", dice. "Pero es la tierra y el país de nuestra historia".

El arzobispo emérito sirio católico de Mosul, actualmente obispo en Antioquía, ve el sueño de los jóvenes de abandonar la zona como un grave problema, si bien reconoce que es un optimista.

El arzobispo ha hablado sobre el futuro de los cristianos en Irak con "Dios llora en la Tierra", un programa semanal producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

--Desde el año 2004 los cristianos en Irak han sufrido una salvaje persecución, con amenazas, secuestros y muertes. ¿Cuál es la situación hoy?

--Monseñor Casmoussa: Es muy mala. Hace dos años esperábamos que las cosas mejoraran debido a que la situación en Bagdad y otras ciudades había mejorado. En Mosul - que es la ciudad más grande del norte de Irak y se considera el país de los cristianos - la situación es muy mala, con muchos secuestros y asesinatos. Tenemos la sensación de que no se nos quiere en esta ciudad, aunque haya sido nuestro hogar y en ella se encuentren muchas iglesias y monasterios. Hay mucha historia aquí en Mosul para nosotros, los cristianos, y en las zonas que rodean Mosul.

--¿Hay muchos pueblos cristianos alrededor de Mosul?

--Monseñor Casmoussa: Sí, en las llanuras y en las montañas de Mosul. Fue aquí donde los cristianos tuvieron la primera escuela, la primera imprenta, el primer hospital cristiano de Irak, y en Mosul nos sentimos en casa. En Mosul no somos extraños.

--Ha habido una carta circulando en una página web de noticias de un grupo extremista, Ansar Al Islam: "El secretario general de los miembros de la brigada islámica ha decidido dar a los infieles cruzados cristianos de Bagdad y otras provincias un último aviso para que abandonen Irak inmediatamente y de modo permanente y se unan a Benedicto XVI y sus seguidores que han pisoteado los mayores símbolos de la humanidad y del Islam... De ahora en adelante no habrá sitio para los cristianos infieles... quienes se queden serán degollado como les está ocurriendo a los cristianos de Mosul". ¿Es esto con lo que los cristianos tienen que vivir cada día o es una excepción?

--Monseñor Camoussa: No es una excepción y no es el primer mensaje como este que recibimos. Tengo el mensaje en árabe. Es difícil leer estos mensajes. Mucha gente no son conscientes de estos mensajes. Pero más duro que estos mensajes son los ataques contra las vidas de la gente de aquí. Si fuéramos extranjeros en Irak, nos iríamos. Pero es la tierra y el país de nuestra historia. No tenemos otro sitio adonde ir. Este mensaje es peligroso para el gobierno central y para los gobiernos regionales y para todo el pueblo de Irak. Sabemos que estos extremistas no tienen poder pero utilizan el terror para intimidar. Hay muchos pequeños grupos como este que son una amenaza hoy - y hoy para los cristianos, mañana para los musulmanes.

--¿Por qué?

--Monseñor Casmoussa: Los musulmanes no tienen una filosofía unificada y el islam no tiene una filosofía y una dirección para todas las sectas. La primera batalla fue entre los musulmanes sunníes y los chiíes. Se destruyeron mezquitas y se asesinó a muchos por ambos lados por una lucha por el poder. Los cristianos no fueron las primeras víctimas y quizá no sean las últimas, pero para nosotros, que somos una minoría, nos es muy duro porque somos pocos y muchos miembros de la comunidad cristiana están emigrando; el 80% de los jóvenes se están yendo o sueñan con irse, y cuando miles de jóvenes esperan irse es un gran problema.

--La gran mayoría de los musulmanes no están de acuerdo con las posturas extremistas. ¿Tiene historias de musulmanes que protegen a los cristianos en estas últimas oleadas de violencia?

--Monseñor Casmoussa: Sí, el año pasado, cuando los cristianos abandonaban Mosul tras la explosión y la matanza, muchos musulmanes mantuvieron a salvo las casas de los cristianos. Cuando los cristianos volvieron, los musulmanes celebraron su vuelta con alegría, repartiendo dulces e invitando a los cristianos a ir a sus casas en las que habían preparado comida. Tenemos muchas historias parecidas. Los mismos musulmanes sufren por estos extremistas. Hay mucho desorden en este nuevo Irak y en todos estos años, tras la llegada de los norteamericanos, nadie ha sido procesado por crímenes violentos según la constitución iraquí.

--¿Así que los que cometen estas violencias no han sido juzgados por sus crímenes?

--Monseñor Casmoussa: Así es, debido al miedo, y esto es un hecho en Irak.

--Dado que la protección no se logra a nivel interno, ¿ha habido un llamamiento a la comunidad internacional y, si es así, por qué ha habido un silencio en la comunidad internacional?

--Monseñor Casmoussa: En mi opinión, hay muchos intereses tanto en la comunidad internacional como dentro de Irak. Tenemos petróleo y nuestro petróleo es una de nuestras grandes calamidades o castigos. Hay muchos intereses entre Occidente e Irak.

En segundo lugar, si se habla de protección militar, en mi opinión, no es eso lo que necesitamos. No hay paz después de la guerra, la destrucción y la muerte. Si la comunidad internacional y las Naciones Unidas pueden presionar al gobierno central para que ponga en primer lugar el imperio de la ley, sería un buen paso para construir un país con un gobierno nacional. No uno basado en intereses religiosos o políticos, ni en intereses kurdos, cristianos, chiíes o sunníes, sino uno que defienda los intereses de todo el país.

El problema y la verdadera lucha ahora es la rivalidad entre los partidos políticos basados en grupos religiosos o nacionalistas, que no es en interés del país. La elección de los ministros debería basarse en cualidades y no es partidos religiosos o nacionalistas; entonces podremos construir un nuevo país, mejor, un nuevo Irak. Hemos pedido a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional que ayuden a buscar y descubrir gente cualificada. Hemos oído que esta petición se ha parado a un cierto nivel debido al interés egoísta de personas muy influyentes.

--¿Hay esperanza?

--Monseñor Casmoussa: Yo soy de naturaleza optimista. Espero que podamos hacer algo. No niego que también es nuestra tierra, nuestro país y que tenemos que reconstruirlo. Hay muchas soluciones. Mi esperanza es que nosotros, los cristianos, podamos permanecer aquí con nuestra libertad y nuestros derechos; que podamos permanecer en nuestras zonas históricas en el norte y en el centro de Bagdad con nuestros derechos culturales y políticos, para ser capaces de gobernarnos a nosotros mismos. Cuando intentamos construir nuestras escuelas o centros tenemos que solicitarlo al gobierno central y es muy difícil construirlos incluso en nuestras zonas históricas.

El Estado es el dueño de la situación y muchos funcionarios están en contra nuestra. No pueden decirlo abiertamente, pero nos lo ponen difícil. Por ejemplo, queríamos tener un museo cultural; teníamos ya la aprobación inicial pero, tras la ocupación norteamericana, el nuevo gobierno canceló el permiso citando cinco razones para ello. Si tuviéramos autogobierno podríamos hacerlo. Pedimos la construcción de una universidad cristiana dentro de la zona cristiana. Tenemos 1.300 estudiantes del mismo pueblo; no es un número pequeño y, si incluimos a los cristianos de las llanuras de Nínive, podíamos tener 3.000 estudiantes con otros 500 a 600 profesores que viven en nuestros pueblos.

--Excelencia, si tuviera que decir dos palabras a los católicos del mundo, ¿qué les pediría?

--Monseñor Casmoussa: Los cristianos deben quedarse en Irak. Tienen que ayudarnos a quedarnos presionando al gobierno central de Irak para que respete nuestros derechos, nuestra presencia y libertades. También pido ayuda para proyectos que permitan quedarse en Irak a los cristianos iraquíes.



 

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para "Dios llora en la Tierra", un programa semanal radiotelevisivo producido por Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.



 

Más información en: www.ain-es.orgwww.aischile.cl



 



 

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Jornadas Mundiales de la Juventud


Cien días para la JMJ: El cardenal Rouco lanza la recta final
“Nos encontramos a las puertas de un nuevo ‘Pentecostés’”
MADRID, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Cuando faltan cien días para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el arzobispo de la diócesis que la acogerá, el cardenal Antonio María Rouco Varela, no duda en predecir que este evento se convertirá en un nuevo "Pentecostés".

Así lo expresa en la carta publicada este domingo con la que lanza la "recta final" para la preparación de este evento que se celebrará del 16 al 21 del próximo mes de agosto.

Desde que el Santo Padre anunciara, el 3 de julio de 2008 en Sydney, que Madrid sería la sede del siguiente encuentro mundial de jóvenes, dice, "no hemos dejado de prepararnos y disponernos espiritual y pastoralmente para que la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid con el Santo Padre" "vuelva a ser la ocasión providencial para un hondo, auténtico y gozoso encuentro con Jesucristo, nuestro Señor y Salvador".

Este encuentro, añade, "llama a los jóvenes en su Iglesia para que sus vidas muchas veces mustias y rotas y, otras, frescas y vigorosas se enraícen y edifiquen en Él, el único que puede ofrecerles y darles la verdad, la esperanza y el amor; el único que puede mostrarles la buena dirección y acompañarles en el camino que les lleva a la auténtica y duradera felicidad: ¡más acá y más allá de la muerte!".

"La Iglesia Particular de Madrid, encargada por el Papa de la organización de este magno acontecimiento eclesial --sin duda el más excepcional de toda su historia--, es receptora simultáneamente de un don singular y de una responsabilidad pastoral sin precedentes que le confía el Pastor de la Iglesia Universal en orden al gran y actualísimo objetivo de la nueva evangelización de los jóvenes del Tercer Milenio".

Recta final

La recta final de preparación a la próxima JMJ, apunta, "ya está aquí. La inminencia, pues, de lo que va a ser una nueva, bella y fecunda hora de la gracia y del Espíritu para la Iglesia y para sus jóvenes; más aún, la certeza de que nos encontramos a las puertas de un nuevo ‘Pentecostés' que renovará sus corazones y sus proyectos de vida con un encendido amor a Jesucristo, se nos impone con una evidencia pastoral inesquivable. Urge la respuesta: respuesta personal y comunitaria".


 

Puede leerse la misiva en ZENIT, 8 de mayo de 2011.

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Mundo


Proyecto de revitalización bíblica en Managua
Preparación al primer centenario de la provincia eclesiástica
MANAGUA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- El 3 de mayo la archidiócesis de Managua dio a conocer el proyecto "Tu Palabra es Vida", que propone como eje transversal el estudio dinámico y en conjunto de la Palabra de Dios.

El lanzamiento del proyecto se realizó en la catedral metropolitana de Managua. El arzobispo de Managua Leopoldo José Brenes, el obispo auxiliar Silvio José Báez --quien dirigió la celebración--, el clero de la archidiócesis de Managua, y laicos delegados de las parroquias, participaron en una liturgia de la Palabra en la cual se dio a conocer esta nueva animación pastoral centrada en la Palabra de Dios.

Monseñor Báez afirmó que este proyecto "es un intento de la archidiócesis de Managua por revitalizar, alimentar, nutrir, renovar toda la vida y la misión de la archidiócesis con la Palabra de Dios, es una invitación para que cada parroquia, cada movimiento, asociación, grupo tenga un contacto vivo con las Sagradas Escrituras".

"No se trata --añadió-- de crear nuevos grupos en la parroquia, ni de crear nuevas actividades, sino de que cada movimiento o grupo estudie la biblia según un programa que le vamos a ir facilitando, sobre todo estudiando capítulos completos de la biblia que son importantes, esto debería ayudar a cada grupo a fortalecer su identidad, a renovar su propia espiritualidad y su misión en la Iglesia".

El proyecto pretende "que todos nos alimentemos de la misma Palabra de Dios y que hagamos un camino de revitalización Bíblica --afirmó el prelado-. Que desde nuestra propia vocación, nuestro grupo o parroquia hayamos estudiado, leído, meditado y orado y hecho vida algunos capítulos importantes de la biblia".

"Es un modo de hacer que la Palabra de Dios nos renueve en este año de encuentro con Cristo con la Palabra".

El proyecto que nace este primer año de preparación al primer centenario del nacimiento de la Provincia Eclesiástica de Nicaragua tiene vocación de continuidad.

La idea --explicó el obispo auxiliar de Managua- es generar un proceso a largo plazo en qle ue se pueda capacitar a un gran número de laicos en sagrada escritura. Estos serían los animadores bíblicos en los distintos sectores pastorales de la archdiócesis.

Con el tiempo "una idea que puede ser un sueño", afirmó el prelado, "esperamos que el Señor lo concretice en realidad", es de crear un instituto bíblico de formación para laicos a largo plazo, pero tenemos que ir poniendo las bases desde ahora. Lo que queremos es una Iglesia local en la archidiócesis de Managua que viva continuamente de la fuente de la Palabra de Dios.

Este proyecto será coordinado por la vicaría de pastoral de la archidiócesis de Managua que distribuirá folletos didácticos, fascículos, y artículos, entre otros.

Monseñor Miguel Mantica, vicario episcopal de pastoral aseguró que "muchas veces en nuestros grupos o movimientos hemos pensado en cursos bíblicos, círculos de reflexión bíblica, leer la biblia en nuestros grupos, pero no se entendía la pastoral a la manera de ahora, que es de hacer una animación bíblica de toda la pastoral. La pastoral bíblica no es una pastoral más, sino que es un trabajo pastoral para animar con la biblia todas las pastorales, los movimientos, los grupos y la parroquia misma. Para esto el proyecto quiere ir formando un grupo de animadores bíblicos en la archidiócesis que vayan extendiendo esta nueva manera de ver la pastoral a lo largo y ancho de la archidiócesis de Managua".

El arzobispo de Managua compartió con los fieles la importancia de esta animación bíblica que comienza con el lanzamiento de este proyecto.

"Esto es un proyecto del Espíritu, como parte de renovar nuestra vida, renovar nuestras acciones pastorales. Recuerden que este proyecto no es un movimiento más que queremos promover dentro de la archidiócesis. Este proyecto es más que eso, es ese espíritu de animación bíblica. El santo padre Benedicto XVI ha venido impulsando esta animación tanto misionera como bíblica. Por eso no hay duda que este proyecto en nuestra archidiócesis es para todos nosotros un momento de fortaleza en nuestra vida espiritual".

Invitó a los asistentes a transmitir la Palabra de Dios en todos los ámbitos en los que actúen. "Hemos visto que en nuestros movimientos o grupos la Palabra de Dios ha estado ausente. Y recordemos que la Palabra de Dios tiene que ser el centro de nuestra vida. Como dice el Papa la Palabra tiene que ser la fuente y la cumbre de la misión de cada uno de nosotros. El Señor no ha elegido a nosotros para darnos ese impulso y que podamos realizar la animación bíblica en toda nuestra archidiócesis, que este impulso y animación sea la parte transversal de todas nuestras actividades", concluyó.

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La fundadora de “Act One” exhorta a los católicos a trabajar en el cine
Pide una mayor belleza en las artes
FRONT ROYAL, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Barbara Nicolosi anima a los católicos a implicarse en las artes, sobre todo en el cine, que es "el arte de nuestro tiempo".

La fundadora de "Act One", una organización que promueve los valores cristianos en la industria del entretenimiento, lanzó este llamamiento, el pasado lunes, dirigiéndose a los estudiantes del Christendom College, en Virginia (Estados Unidos).

Nicolosi habló de "Por qué Hollywood Cuenta" destacando su experiencia como consejera en la película "La Pasión de Cristo" y guionista de una nueva película sobre "María, madre de Cristo", en la que figuran Al Pacino y Peter O'Toole que se realizará el próximo año para MGM.

"¿Por que nos gustan tanto las películas?", preguntó. "Las películas son producto de la combinación de las cuatro formas de arte clásico: literatura, representación, música y composición -respondió-. Son la forma de arte de nuestra época".

Nicolosi destacó que Hollywood se ha convertido en el patrón moderno de las artes, un papel que una vez tuvo la Iglesia, y animó a los estudiantes a implicarse en el mundo cinematográfico, y a "estar entre las personas que hablan a la gente en nuestro tiempo".

"Sé que tenéis talento", afirmó. "¿Qué es lo que os detiene? ¿Miedo? ¿Pereza?". "El arte hecho por los cristianos actualmente, no sólo es no un arte bello, sino que tiende a estar entre los ejemplos más desagradables producidos por la humanidad", denunció. "Hemos sacrificado la belleza por otras cosas".

Conmovedora

La belleza, afirmó Nicolosi, es la combinación de plenitud, armonía y esplendor. "Esto elimina lo que es bonito, fácil, pueril y banal".

"Si es fácil, no es bello. Pero si cuando lo encuentras, algo en tu espíritu lo desea, te sientes profundamente conmovido en tu nivel más humano, entonces has encontrado la belleza".

La experta explicó que una persona necesita tres cosas para percibir la belleza: sensibilidad, suficientemente liberada de los prejuicios y del miedo; inteligencia, como lo contrario de la ignorancia; imaginación, para permitir a la misma historia el combinarse con la comunicación del artista.

Nicolosi recordó un ejemplo de una estatua de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, que vio durante una visita en la catedral de Los Ángeles. La estatua había sido creada para parecer andrógina, combinando los varios tipos y razas de personas.

Cuando comentó que la estatua era "fea", la guía de la visita respondió: "La Iglesia no tiene en cuenta esto, sino no que considera el hecho de que todos se sientan bienvenidos al venir, incluso por la estatua".

"No buscaban la plenitud, la armonía ni el esplendor", destacó Nicolosi. "Buscaban un programa, y han sacrificado la belleza en favor del aspecto político".

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Regina Caeli


Viaje del papa a Aquilea y Venecia: Regina Coeli en Mestre
“Vivir el Evangelio siguiendo el modelo de la Iglesia naciente”

MESTRE, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que pronunció este domingo Benedicto XVI antes de rezar el Regina Caeli, tras haber presidido la misa en el parque San Julián de Mestre para los fieles del Nordeste de Italia.

 


 


 

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Queridos hermanos y hermanas:

Al concluir esta solemne celebración eucarística, dirijamos nuestra mirada a María, Regina Caeli [Reina del Cielo, ndt.]. En el alba de la Pascua, se convierte en la Madre del Resucitado y su unión con él es tan profunda que allí donde el Hijo está no puede faltar la presencia de la Madre. En vuestros espléndidos lugares, don y signo de la belleza de Dios, ¡cuántos santuarios, iglesias y capillas están dedicados a María! En ella se refleja el rostro luminoso de Cristo. Si la seguimos dócilmente, la Virgen nos conduce a Él.

En estos días de tiempo pascual, dejémonos conquistar por Cristo resucitado. En Él tiene inicio el nuevo mundo del amor y de la paz que constituye la profunda aspiración de cada corazón humano. Que el Señor os conceda, a quienes habitáis en estas tierras, ricas de una larga historia cristiana, vivir el Evangelio siguiendo el modelo de la Iglesia naciente, en la cual "la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma" (Hechos 4, 32).

Invoquemos a María Santísima, que sostuvo a los primeros testigos de su Hijo en la predicación de la Buena Noticia, para que sostenga también hoy los esfuerzos apostólicos de los sacerdotes; haga fecundo el testimonio de los religiosos y de las religiosas; anime la obra diaria de los padres en la primera transmisión de la fe a sus hijos; ilumine el camino de los jóvenes para que avancen confiados por la senda trazada por la fe de sus padres; colme de firme esperanza los corazones de los ancianos; consuele con su cercanía a los enfermos y a todos los que sufren; refuerce la obra de los numerosos laicos que colaboran activamente en la nueva evangelización, en la parroquias, en las asociaciones, como la Acción Católica --tan enraizada y presente en estas tierras--, en los movimientos que, con la variedad de sus carismas, y de sus acciones, son un signo de la riqueza del tejido eclesial --pienso en realidades como la del movimiento de los Focolares, Comunión y Liberación o el Camino Neocatecumenal, sólo por mencionar algunas--.

Aliento a todos a trabajar con verdadero espíritu de comunión en esta gran viña a la que el Señor nos ha llamado a trabajar. María, Madre del Resucitado y de la Iglesia, ¡ruega por nosotros!

 

[©Libreria Editrice Vaticana]


 

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Entrevistas


“Francesco y el papa”: El documental “no censurado” sobre el Vaticano
Habla el director Ciro Cappellari
ROMA , domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- El argentino Ciro Cappellari, director de la película "Francesco y el papa", actualmente en 69 salas de cine de Alemania y Suiza, entre idear y concluir el documental empleó aproximadamente un año y medio de trabajo con 70 días dedicados a las tomas. El costo del filme fue de 1,8 millones de euros.

No es una película ni un servicio periodístico sino el primer documental de 90 minutos de una troupe de cine en el Vaticano y en Castel Gandolfo (Cf. ZENIT, 21 de abril de 2011).

A través de un observatorio privilegiado: los ojos de un niño del Coro Pontificio de la Capilla Sixtina y de su colegio, la Schola Puerorum, Capellari cuenta la vida cotidiana y los viajes de Benedicto XVI, los guardias suizos, los gendarmes, el ceremonial del Vaticano y la vida religiosa en una ciudad como Roma.

Capellari precisa "no se ha dado ninguna censura o pedido de control del documental por parte de las autoridades" del Vaticano, "aunque no faltaron dificultades burocráticas para obtener los permisos que nos permitían filmar en medio a las ceremonias, misas, medidas de seguridad y el protocolo del Vaticano". 

--¿Cómo nace la idea de este documental?

--Ciro Cappellari: La idea fue tomando forma poco a poco. No estuve de acuerdo con una novela en la que un niño huérfano llegaba al Vaticano.., pero no era tampoco un servicio periodístico, al final decidimos girar un documental. Entonces nos pusimos a seguir a los muchachos y su escuela, la Schola Puerorum. Individuamos a Francesco y propusimos nuestra idea al entonces director del coro monseñor Giuseppe Liberto, y si bien nos indicó que nunca un niño había cantado como solista para el Papa, consideró que se podía hacer.

--¿La idea que tenía antes de tomar contacto con la escuela de la Capilla Sixtina correspondía a lo que encontró?

--Ciro Cappellari: No, para nada. Antes de tomar contacto con la Schola Puerorum tenía una idea más bien negativa. Pensaba que los jóvenes eran pupilos, que fuera rígida, anticuada. Cuando conocí a monseñor Liberto y los docentes me quedé sorprendido. Desde el punto de vista didáctico era modernísima, los niños tienen una preparación que les empeña, si bien al mismo tiempo reciben mucho, era notablemente abierta. También pude ver el esfuerzo del maestro de canto, el sacerdote brasileño Marco Paván, un óptimo maestro, una autoridad sana, a veces estricta y siempre correcta.

Los jóvenes cantan con mucha dedicación y están felices de estar en el coro de dicha escuela. Pero también los papás, que a veces les traen diariamente desde lejos para que puedan estudiar.

--¿Y durante la realización de la película hubo alguna historia interesante?

--Ciro Cappellari: En una de las escenas se ve a los niños que juegan fútbol en una cancha en la que, detrás, se ve la cúpula de San Pedro. Sabíamos que a esa hora pasaba el helicóptero del Papa que de Castel Gandolfo regresaba a San Pedro y en el aparato sabían que estábamos allí girando la película. En un preciso momento, mientas los niños jugaban, uno señaló y dijo: "llega el Papa". Intenté enfocar el helicóptero pero estaba algo lejos. "¡Caramba!", pensé. De repente vi que el helicóptero se acercaba y daba una vuelta casi encima nuestro, entre los niños que exultaban. Tuve la alegría de hacer una buena toma y de alarmar a los servicios de seguridad, preocupados por un movimiento extraño que no estaba previsto.

La dificultad nacida de un problema de comunicación interna casi nos cuesta el permiso para seguir filmando el documental, pero al final todo se esclareció.

--¿No cambió de voz Francesco en dicho período de tiempo?

--Ciro Cappellari: Sí, Francesco cambió la voz, pero después de que terminamos el filme. Era un riesgo que un documental tiene que correr. Por suerte nos fue bien. De lo contrario, el filme hubiera tenido un final distinto.

--¿Fue necesario algún permiso particular?

--Ciro Cappellari: Sí, permisos y mucha burocracia. De dos instituciones diferentes, el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales y de las autoridades de los lugares en donde se filmaba. A veces llegaba uno, otras faltaba el otro. Poco a poco nos fueron aceptando como parte de la ciudad del Vaticano y todo fue más fácil. Nunca me censuraron ni indicaron cómo debía trabajar, incluso cuando alguna persona en el Vaticano no estaba de acuerdo con una escena específica. Seguramente una misa es un evento espiritual y no incluye a una troupe grabando.

--¿Intentaron entrevistar al Papa?

--Ciro Cappellari: No fue posible, porque no se quería crear un precedente. Contrariamente otros medios hubieran pedido entrevistas. Tuvimos sí, unos 15 encuentros con el secretario privado del Papa.

--¿Otras tomas importantes?

--Ciro Cappellari: Sí, por ejemplo, en el viaje a Jerusalén, logramos encontrar la casa de un profesor que daba hacia la explanada del Muro de las Lamentaciones, y había policías francotiradores que nos apuntaban, pero las tomas fueron espectaculares, con el Papa de blanco y atrás Jerusalén.

Imágenes en: http://www.constantin-film.de/kino/francesco-und-der-papst

 

   

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“Francesco y el papa”: “No actuábamos. Ellos filmaban nuestra vida cotidiana”
Habla monseñor Giuseppe Liberto, uno de los protagonistas
ROMA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Después de un primer momento de perplejidad ante la propuesta de realizar una película con los jóvenes cantores del Coro de la Capilla Musical Pontificia Sixtina, monseñor Giuseppe Liberto, 68 años, entonces director, aceptó.

No se trataba de actuar, sino de grabar la vida cotidiana "sencilla y elevada" al mismo tiempo. Nos referimos a la película "Francesco y el papa" ("Francesco und der Papst") apenas estrenada en sesenta salas de cine de Alemania y Suiza. 

Firmada por el director argentino Ciro Cappellari y producida por la Constantin Film, cuenta la vida del Vaticano y de Benedicto XVI, a través de la historia de un niño, Francesco, que quería cantar ante el Papa.

El niño protagonista de la película de hecho es un solista, que realmente se llama Francesco, y que hasta cuando cambió la voz participó en el coro pontificio. Hoy cursa en la Schola Puerorum su último año antes del bachillerato. Algunas pocas escenas, como la de la cancha de fútbol con la cúpula del Vaticano como fondo, fueron giradas con otro niño.

En esta entrevista concedida a ZENIT, monseñor Liberto, director del Coro de la Capilla Musical Pontificia Sixtina de 1997 a 2010, habla de su propia participación en esta película

--¿Qué pensó cuando le dijeron que querían filmar una película con permiso de la Secretaría de Estado del Vaticano?

--Monseñor Liberto: Cuando me presentaron este proyecto me asusté un poco, porque no somos actores. Pensé que podíamos prestar la voz, pero que sería mejor que se encontraran actores. Después me tranquilizaron. Tenían el apoyo de la Secretaría de Estado y me dijeron: "Nosotros grabamos y ustedes siguen con su vida cotidiana". Y así fue. Y filmaron la vida del coro, los ensayos, las comidas, las celebraciones, etc. Aproximadamente durante un año y medio.

--¿Que le pareció este proyecto que hoy es una película en los cines de Alemania y Suiza?

--Monseñor Liberto: Me pareció un hermoso testimonio sobre lo que es el Coro, en su vida cotidiana sencilla y elevada. Obviamente mi responsabilidad se limitaba al punto de vista musical y no iba con ellos cuando filmaban.

--¿Y para los niños qué significa haber sido cantores de la Capilla Sixtina?

--Monseñor Liberto: Para comenzar realizan una experiencia musical de notable valor, se vuelven por así decir pequeños profesionales. Las dos grandes experiencias por lo que se refiere a mi dirección fueron: la participación a las celebraciones papales, que son una experiencia única, y los conciertos. Hemos realizado unos noventa conciertos en diversas partes del mundo.

--Más allá de la película, en su experiencia de casi 14 años a cargo del Coro, ¿la música es un elemento para la evangelización?

--Monseñor Liberto: ¡Claro que sí! La música puede y tiene que ser uno de los elementos más preciosos para poder evangelizar. Porque la música habla al corazón y tiene la capacidad de expresar desde lo angélico a lo satánico. Es necesario saber y entender a qué tipo de música pertenecen estas dos realidades.

--¿Ha tenido alguna vez confirmación en este sentido?

--Monseñor Liberto: La experiencia más sencilla es posible tenerla con la gente del pueblo que muchas y muchas veces después de un concierto o una celebración exclama: "Nos han llevado al paraíso". Ésto sucede en sitios y momentos diversos y entre gente que a veces no sabe de música, pero que en muchos casos la entiende más que los expertos.

--¿La música es un lenguaje particular?

--Monseñor Liberto: Es necesario distinguir entre la música sacra en general, la religiosa y la de la liturgia. La liturgia está en relación con la Palabra con "p" mayúscula, los ritos, el año litúrgico y las diversas culturas. Una música más allá de las palabras tiene el sonido puro que puede decir muchísimo, a veces más que otras artes. Porque el sonido y la luz son los dos elementos fundamentales de la belleza.

--Entonces se trata de llegar a la gente a través de la música...

--Monseñor Liberto: Claro que sí. Recuerdo los conciertos con el Coro o también la música instrumental, de órgano, de orquesta. Tiene que ser, o mejor aún es uno de los elementos más apreciables para poder evangelizar: los grandes oratorios, las grandes cantatas... Llega al corazón de la gente que escucha esa música.

--Durante su dirección del Coro, ¿introdujo cambios?

--Monseñor Liberto: He hecho que los niños entraran un año antes, porque hoy la voz se cambia un poco antes y tenemos necesidad de los 35 cantores.

(Los niños que integran el Coro acuden a un colegio que les permite seguir las ceremonias litúrgicas con el Santo Padre y las giras sin perder las clases. En la Schola Puerorum los niños entran con 8 años y salen con 14. Diariamente practican unas dos horas y media entre música y coro, además de los estudios de las materias como en cualquier otra escuela italiana).

--¿Y alguna orientación particular?

--Monseñor Liberto: He querido dar dos orientaciones: en la misa se canta para el papa, pero sobre todo cantamos para Cristo, esta es la orientación fundamental. Después está el elemento de la evangelización, es decir, todo lo que no se puede cantar. Se inicia con la fiesta de Navidad y se concluye con la de Adviento.

--En estos días usted está presenta la reedición del libro "Palabra hecha canto".

--Monseñor Liberto: Sí, es la segunda edición del libro "Palabra hecha canto" editado por la Librería Editora Vaticana y tiene dos capítulos más.

En uno de ellos, "Vetera et Nova", cuento la experiencia que tuve en la Capilla Sixtina.

Imágenes en: http://www.constantin-film.de/kino/francesco-und-der-papst

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Documentación


Viaje del papa a Aquilea y Venecia: Discurso al mundo de la cultura y la economía
Tres palabras: “agua”, “Salud”, “Serenísima”

VENECIA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que pronunció Benedicto XVI este domingo en la tarde al reunirse con el mundo de la cultura y la economía, al concluir su visita apostólica a Venecia.

 


 


 

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Queridos amigos:

Tengo la alegría de saludaros de corazón como representantes del mundo de la cultura, del arte y de la economía de Venecia y de su territorio. Os doy las gracias por vuestra presencia y vuestra simpatía. Expreso mi reconocimiento al patriarca y al rector que, en nombre del Studium Generale Marcianum, ha manifestado los sentimientos de todos vosotros y ha introducido nuestro encuentro, el último de mi intensa visita, iniciada ayer en Aquilea. Quisiera dejaros algunos pensamientos muy sintéticos, con la esperanza de que sean útiles para la reflexión y el compromiso común. Los tomo de tres palabras que son metáforas sugestivas: tres palabras ligadas a Venecia y, en particular, al lugar en que nos encontramos: la primera palabra es "agua"; la segunda es "Salud", y la tercera es "Serenísima".

Comenzamos por el agua, como es lógico por muchos aspectos. El agua es un símbolo ambivalente: de vida, pero también de muerte; lo saben bien las poblaciones afectadas por aluviones y maremotos. Pero el agua es ante todo elemento esencial para la vida. Venecia es llamada la "Ciudad de agua". También para vosotros que vivís en Venecia esta condición tiene un doble signo, negativo y positivo: comporta muchos malestares y, al mismo tiempo, un atractivo extraordinario. El hecho de que Venecia sea "ciudad de agua", hace pensar en un célebre sociólogo contemporáneo, que ha definido "líquida" nuestra sociedad, y así la cultura europea: una cultura "líquida", para expresar su "fluidez", su poca estabilidad o, quizás, su ausencia de estabilidad, la volubilidad, la inconsistencia que a veces parece caracterizarla. Y aquí quisiera presentar mi primera propuesta de Venecia, pero no como ciudad "líquida", sino como ciudad "de la vida y de la belleza". Ciertamente es una elección, pero en la historia es necesario elegir: el hombre es libre para interpretar, para dar un sentido a la realidad, y precisamente en esta libertad consiste su gran dignidad. En el ámbito de una ciudad, sea la que sea, también las elecciones de carácter administrativo, cultural y económico dependen de esta orientación fundamental, que podemos llamar "político" en la acepción más noble y más elevada del término. Se trata de elegir entre una ciudad "líquida", patria de una cultura que se parece cada vez más a la de lo relativo y de lo efímero, y una ciudad que renueva constantemente su belleza tomando de las fuentes benéficas del arte, del saber, de las relaciones entre los hombres y entre los pueblos.

Veamos la segunda palabra: "Salud". Nos encontramos en el "Polo de la Salud": una realidad nueva, pero que tiene raíces antiguas. Aquí, en la Punta de la Aduana, surge una de las iglesias más célebres de Venecia, obra de Longhena, edificada come voto a la Virgen por la liberación de la peste del año 1630: Santa María de la Salud. Junto a ella, el célebre arquitecto construyó el Convento de los Somascos, que después se convirtió en el Seminario Patriarcal. "Unde origo, inde salus", reza el lema grabado en el centro de la rotonda mayor de la Basílica, expresión que indica indica que el origen de la Ciudad de Venecia está estrechamente ligado a la Madre de Dios, fundada, según la tradición, el 25 de marzo del año 421, día de la Anunciación. Y precisamente por intercesión de María vino la salud, la salvación de la peste. Pero reflexionando sobre este lema podemos encontrar también un significado aún más profundo y más amplio. De la Virgen de Nazaret tuvo origen Aquel que nos da la "salud". La "salud" es una realidad que todo lo abarca, integral: que va del "estar bien" que nos permite vivir serenamente una jornada de estudio y de trabajo, o de vacación, hasta la salus animae, la salud del alma, de la que depende nuestro destino eterno. Dios se ocupa de todo esto, sin excluir nada. Se ocupa de nuestra salud en sentido pleno. Lo demuestra Jesús en el Evangelio: Él curó a enfermos de todo tipo, pero también liberó a los endemoniados, perdonó los pecados, resucitó a los muertos. Jesús reveló que Dios ama la vida y quiere liberarla de toda negación, hasta la más radical que es el mal espiritual, el pecado, raíz venenosa que contamina todo. Por esto, al mismo Jesús se lo pude llamar ‘Salud' del hombre: Salus nostra Dominus Jesus. Jesús salva al hombre poniéndolo nuevamente en relación saludable con el Padre en la gracia del Espíritu Santo; lo sumerge en esta corriente pura y vivificante que libera al hombre de sus "parálisis" físicas, psíquicas y espirituales; lo cura de la dureza del corazón, de la cerrazón egocéntrica y le hace gustar la posibilidad de encontrarse verdaderamente a sí mismo, perdiéndose por amor de Dios y del prójimo. Unde origo, inde salus. Este lema hace múltiples referencias: me limito a recordar una: la famosa expresión de san Ireneo: "Gloria Dei vivens homo, vita autem hominis visio Dei" (Adv. haer. IV, 20, 7). Que podría parafrasearse de este modo: gloria de Dios es la plena salud del hombre, y esta consiste en estar en relación profunda con Dios. Podemos decirlo también con los términos del neo-beato Juan Pablo II: el hombre es el camino de la Iglesia, y el Redentor del hombre es Cristo.

Veamos, por último, la tercera palabra, Serenísima, el nombre de la República de Venecia [cuando era una ciudad-estado, ndt.]. Un título verdaderamente estupendo, se diría utópico, con respecto a la realidad terrena, y sin embargo, capaz de suscitar no sólo memorias de glorias pasadas, sino también ideales para y mañana, para esta gran región. "Serenísima", en sentido total, es solamente la Ciudad celestial, la nueva Jerusalén, que aparece al final de la Biblia, en el Apocalipsis, como una visión maravillosa (cfr. Apocalipsis 21, 1-22, 5). Y sin embargo el cristianismo concibe esta Ciudad santa, completamente transfigurada por la gloria de Dios, como una meta que mueve los corazones de los hombres e impulsa sus pasos, que anima el empeño fatigoso y paciente por mejorar la ciudad terrenal. Es necesario recordar siempre en este sentido las palabras del Concilio Vaticano II: "De nada sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo. No obstante, la espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino más bien avivar la preocupación de cultivar esta tierra, donde crece ese cuerpo de la nueva familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo" (constitución Gaudium et spes, 39).


Escuchamos estas expresiones en un tiempo en el que se ha agotado la fuerza de las utopías ideológicas y no sólo se ha oscurecido el optimismo, sino que también la esperanza está en crisis. No debemos olvidar que los Padres del Concilio, que nos han dejado esta enseñanza, habían vivido la época de las dos guerras mundiales y de los totalitarismos. Su perspectiva ciertamente no era dictada por un fácil optimismo, sino por la fe cristiana, que anima la esperanza, al mismo tiempo grande y paciente abierta al futuro y atenta a las situaciones históricas. Desde esta perspectiva el nombre "Serenísima" nos habla de una civilización de la paz, fundada en el respeto mutuo, en el conocimiento recíproco y en las relaciones de amistad. Venecia tiene una larga historia y un rico patrimonio humano, espiritual y artístico para ser capaz también hoy de ofrecer una preciosa contribución para ayudar a los hombres a creer en un futuro mejor y a empeñarse en construirlo. Pero para esto no debe tener miedo de otro elemento emblemático, contenido en el escudo de San Marcos: el Evangelio. El Evangelio es la fuerza más grande de transformación del mundo, pero no es una utopía ni una ideología. Las primeras generaciones cristianas lo llamaban más bien el "camino", es decir, la manera de vivir que Cristo practicó en primer lugar y que nos invita a seguir. A la ciudad "serenísima" se llega por este camino, que es el camino de la caridad en la verdad, sabiendo --como también nos recuerda el Concilio-- que no hay que "caminar por el camino de la caridad únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vida ordinaria" y que, siguiendo el ejemplo de Cristo, "es necesario también llevar la cruz, que la carne y el mundo echan sobre los hombros de los que buscan la paz y la justicia" (Gaudium et spes, 38).

Os presento, queridos amigos, estas reflexiones que quería compartir con vosotros. Para mí ha sido un alegría concluir mi visita en vuestra compañía. Doy las gracias de nuevo al cardenal patriarca, al auxiliar, a todos los colaboradores por esta magnífica acogida. Saludo a la comunidad judía de Venecia, que tiene antiguas raíces y es una presencia importante en el tejido ciudadano, junto a su presidente, el profesor Amos Luzzatto. Saludo también a los musulmanes que viven en esta ciudad. Desde este lugar tan significativo dirijo mi cordial saludo a Venecia, a la Iglesia que aquí peregrina, y a todas las diócesis del Trivéneto, dejando, como prenda de mi perenne recuerdo, la bendición apostólica.


 

[© Libreria Editrice Vaticana]

 


 


 

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Viaje del papa a Aquilea y Venecia: Homilía en multitudinaria misa de Mestre
“Dar cuenta de la esperanza cristiana al hombre moderno”

MESTRE, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI este domingo durante la misa que presidió junto a Venecia, en el parque San Julián de Mestre, para los fieles del Nordeste de Italia.

 


 

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Queridos hermanos y hermanas:

Me siento muy contento de estar hoy entre vosotros y celebrar con vosotros y para vosotros esta solemne Eucaristía. Es significativo que el lugar escogido para esta liturgia sea el Parque de San Giuliano: un espacio en donde normalmente no se celebran ritos religiosos, sino manifestaciones culturales y musicales. Hoy este espacio acoge a Jesús resucitado, realmente presente en su Palabra, en la asamblea del Pueblo de Dios con sus pastores, y de forma eminente, en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. A vosotros venerables hermanos obispos, con los presbíteros y los diáconos, a vosotros religiosos, religiosas y laicos, os dirijo mi más cordial saludo, en particular para los enfermos aquí presentes, acompañados por miembros de la UNITALSI. ¡Gracias por vuestro caluroso recibimiento! Saludo con afecto al patriarca, cardenal Angelo Scola, a quien agradezco por las sentidas palabras que me ha dirigido al inicio de la santa misa. Dirijo un deferente pensamiento al alcalde, al ministro para la Cultura en representación del Gobierno, al ministro del Trabajo y a las autoridades civiles y militares, que con su presencia han querido honrar nuestro encuentro. Un sentido agradecimiento a todos aquellos que generosamente han ofrecido su colaboración para la preparación y el desarrollo de mi visita pastoral.

El Evangelio del tercer domingo de Pascua presenta el episodio de los discípulos de Emaús (cf. Lucas 24, 13-35), un relato que nunca acaba de sorprendernos y conmovernos. Este episodio muestra las consecuencias que Jesús resucitado actúa en los discípulos: conversión de la desesperación a la esperanza; conversión de la tristeza a la alegría; y también conversión a la vida comunitaria. A veces, cuando se habla de conversión, se piensa únicamente a su aspecto cansado, de desapego y de renuncia. En cambio, la conversión cristiana es también y sobre todo fuente de gozo, de esperanza y de amor. Ella es siempre obra de Jesús resucitado, Señor de la vida, que nos ha obtenido esta gracia por medio de su pasión y que nos la comunica con la fuerza de su resurrección.

Queridos hermanos y hermanas: He venido entre vosotros como obispo de Roma, continuando el ministerio de Pedro, para confirmaros en la fidelidad al Evangelio y en la comunión. He venido para compartir con los obispos y los presbíteros el ansia del anuncio misionero, que debe involucrarnos a todos en un serio y bien coordinado servicio a la causa del Reino de Dios. Vosotros, hoy aquí presentes, representáis las comunidades eclesiales nacidas de la Iglesia madre de Aquilea. Como en el pasado, cuando esa Iglesias se distinguieron por el fervor apostólico y el dinamismo pastoral, también hoy es necesario promover y defender con valor la verdad y la unidad de la fe. Es necesario dar cuenta de la esperanza cristiana al hombre moderno, agobiado por grandes e inquietantes problemáticas que ponen en crisis los cimientos mismos de su ser y actuar.

Vivís en un contexto en el cual el cristianismo se presenta como la fe que ha acompañado, por siglos, el camino de tantos pueblos, incluso a través de las persecuciones y pruebas más duras. De esta fe son elocuentes expresiones los múltiples testimonios diseminados por todas partes: las iglesias, las obras de arte, los hospitales, las bibliotecas, las escuelas; el ambiente mismo de vuestras ciudades, así como los campos y las montañas, todos salpicados de referencias a Cristo. Sin embargo, hoy este ser de Cristo corre el riesgo de vaciarse de su verdad y de sus contenidos más profundos; corre el riesgo de convertirse en un horizonte que sólo toca la vida superficialmente, en sus aspectos más bien sociales y culturales; corre el riesgo de reducirse a un cristianismo en el que la experiencia de fe en Jesús crucificado y resucitado no ilumina el camino de la existencia, como hemos escuchado en el Evangelio de hoy a propósito de los dos discípulos de Emaús, los cuales, tras la crucifixión de Jesús, regresaban a casa apoderados por la duda, la tristeza y la desilusión. Tal actitud tiende, lamentablemente, a difundirse también en vuestro territorio: esto ocurre cuando los discípulos de hoy se alejan de la Jerusalén del Crucificado y del Resucitado, cuando dejan de creer en la potencia y en la presencia viva del Señor. El problema del mal, del dolor y del sufrimiento, el problema de la injusticia y del abuso, el miedo a los demás, a los extraños y a los que desde lejos llegan hasta nuestras tierras y parecen atentar contra aquello que somos, llevan a los cristianos de hoy a decir con tristeza: esperábamos que el Señor nos liberara del mal, del dolor, del sufrimiento, del miedo, de la injusticia.

Por tanto, es necesario para cada uno de nosotros, como ocurrió a los dos discípulos de Emaús, aprender la enseñanza de Jesús: ante todo escuchando y amando la Palabra de Dios, leída en el misterio pascual, para que inflame nuestro corazón e ilumine nuestra mente, nos ayude a interpretar los acontecimientos de la vida y a darles un sentido. Luego es necesario sentarse a la mesa con el Señor, convertirse en sus comensales, para que su presencia humilde en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre nos restituya la mirada de la fe, para mirar todo y a todos con los ojos de Dios, y la luz de su amor. Permanecer con Jesús que permaneció con nosotros, asimilar su estilo de vida entregada, escoger con él la lógica de la comunión entre nosotros, de la solidaridad y del compartir. La Eucaristía es la máxima expresión del don que Jesús hace de sí mismo y es una constante invitación a vivir nuestra existencia en la lógica eucarística, como un don a Dios y a los demás.

El Evangelio refiere también que los dos discípulos, tras haber reconocido a Jesús en el partir el pan, "levantándose en el momento, se volvieron a Jerusalén" (Lucas 24,33). Sienten la necesidad de regresar a Jerusalén y contar la extraordinaria experiencia vivida: el encuentro con el Señor resucitado. Hay un gran esfuerzo por cumplir para que cada cristiano, aquí en el Noreste como en cada parte del mundo, se transforme en testigo, listo a anunciar con vigor y con gozo el evento de la muerte y de la resurrección de Cristo. Conozco el cuidado que, como Iglesias del Triveneto, ponéis para tratar de comprender las razones del corazón del hombre moderno y cómo, refiriéndoos a las antiguas tradiciones cristianas, os preocupáis por demarcar las líneas programáticas de la nueva evangelización, mirando con atención a los numerosos desafíos del tiempo presente y repensando el futuro de esta región. Con mi presencia deseo apoyar vuestra obra e infundir en todos confianza en el intenso programa pastoral puesto en marcha por vuestros pastores, auspiciando un fructífero compromiso por parte de todos los componentes de la comunidad eclesial.

También un pueblo tradicionalmente católico puede experimentar o asimilar casi de manera inconsciente, los contragolpes de la cultura que termina por insinuar una manera de pensar en la que el mensaje evangélico es abiertamente rechazado u obstaculizado subrepticiamente. Sé lo grande que ha sido y sigue siendo vuestro compromiso por defender los perennes valores de la fe cristiana. Os aliento a no ceder jamás a las recurrentes tentaciones de la cultura hedonista y a los llamados del consumismo materialista. Acoged la invitación del apóstol Pedro, presente en la segunda lectura de hoy, a comportaros "con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación" (1 Pedro 1, 17): invitación que se concreta en una existencia vivida intensamente en las calles de nuestro mundo, con la conciencia de la meta que hay que alcanzar: la unidad con Dios, en Cristo crucificado y resucitado. De hecho nuestra fe y nuestra esperanza están dirigidas hacia Dios (cfr 1 Pedro 1, 21): dirigidas a Dios porque radicadas en El, fundadas sobre su amor y sobre su fidelidad. En los siglos pasados, vuestras Iglesias han conocido una rica tradición de santidad y de generoso servicio a los hermanos gracias a la obra de vigorosos sacerdotes, religiosos y religiosas de vida activa y contemplativa. Si queremos ponernos a la escucha de su enseñanza espiritual, no nos es difícil reconocer la llamada personal e inconfundible que nos dirigen: ¡Sed santos! ¡Poned en el centro de vuestra vida a Cristo! Construid sobre él el edificio de vuestra existencia. En Jesús encontraréis la fuerza para abriros a los otros y para hacer de vosotros mismos, con su ejemplo, un don para toda la humanidad.

 

En torno a Aquilea se encontraron unidos pueblos de lenguas y culturas diversas, que convergieron no sólo por exigencias políticas sino sobretodo por la fe en Cristo y por la civilización inspirada en la enseñanza evangélica, la Civilización del Amor. Las Iglesias engendradas en Aquilea están hoy llamadas a reforzar aquella antigua unidad espiritual, en particular a la luz del fenómeno de la inmigración y de las nuevas circunstancias geopolíticas. La fe cristiana puede contribuir seguramente a concretar este programa, que afecta al desarrollo armonioso e integral del hombre y de la sociedad en la que vive. Mi presencia entre vosotros quiere ser, por este motivo, también un vivo apoyo a los esfuerzos que son desplegados para favorecer la solidaridad entre vuestras diócesis del Noreste. Quiere ser, además, un estimulo para cada iniciativa orientado a la superación de aquellas divisiones que podrían hacer vanas las concretas aspiraciones a la justicia y a la paz.

Este, hermanos, es mi auspicio, ésta es la oración que dirijo a Dios por todos vosotros, invocando la celeste intercesión de la Virgen María y de tantos santos y beatos, entre los cuales me es grato recordar a san Pío X y al beato Juan XXIII, pero también al venerable Giuseppe Toniolo, cuya beatificación está próxima. Estos luminosos testimonios del Evangelio son la riqueza más grande de vuestro territorio: seguid sus ejemplos y sus enseñanzas, conjugándolas con las exigencias actuales. Tened confianza: el Señor resucitado camina con vosotros ayer hoy y siempre.


 

[© Libreria Editrice Vaticana]

 

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Carta del cardenal Rouco a cien días de la Jornada Mundial de la Juventud
“En su recta final”
MADRID, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la carta que ha escrito el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, cuando faltan cien días para la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en su arquidiócesis.

* * *


 

Madrid, 8 de mayo de 2011

La Jornada Mundial de la Juventud -2011- Madrid

En su recta final.

Mis queridos hermanos y amigos, queridos jóvenes:

Faltan solamente cien días para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Madrid los días 16 al 21 del próximo agosto. ¿Cómo no recordar hoy, a cien días de su celebración, aquella inolvidable mañana del domingo 23 de julio del año 2008, cuando al finalizar la solemne celebración eucarística con la que concluía la vigésimo tercera Jornada Mundial en Sydney, el Santo Padre convocaba a los jóvenes del mundo a Madrid en el año 2011? El anuncio del Papa fue acogido con un jubiloso y agradecido entusiasmo no sólo por los jóvenes madrileños y españoles, sino por toda la inmensa multitud de los jóvenes católicos que participaban en la magna Eucaristía en el hipódromo de la gran urbe australiana. Desde ese momento hasta este día de la Fiesta de los voluntarios y de las familias en "el Madrid-Arena", próxima ya la nueva y gran cita de Madrid con el Papa, no hemos dejado de prepararnos y disponernos espiritual y pastoralmente para que la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid con el Santo Padre, acompañado por Obispos y presbíteros provenientes de todas las diócesis del mundo, vuelva a ser la ocasión providencial para un hondo, auténtico y gozoso encuentro con Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, que llama a los jóvenes en su Iglesia para que sus vidas muchas veces mustias y rotas y, otras, frescas y vigorosas se enraícen y edifiquen en Él, el único que puede ofrecerles y darles la verdad, la esperanza y el amor; el único que puede mostrarles la buena dirección y acompañarles en el camino que les lleva a la auténtica y duradera felicidad: ¡más acá y más allá de la muerte!

La Iglesia Particular de Madrid, encargada por el Papa de la organización de este magno acontecimiento eclesial -sin duda el más excepcional de toda su historia-, es receptora simultáneamente de un don singular y de una responsabilidad pastoral sin precedentes que le confía el Pastor de la Iglesia Universal en orden al gran y actualísimo objetivo de la nueva Evangelización de los jóvenes del Tercer Milenio. Don y responsabilidad que, en definitiva, nos viene del mismo Señor y Pastor invisible de la Iglesia y de nuestras almas, de Jesucristo Resucitado, y que hemos venido acogiendo y asumiendo con mucho fruto a lo largo de los más de dos años intensos de plegaria, de escucha de la palabra de Dios, de celebración de los sacramentos y de dar a conocer a la Iglesia y a toda la sociedad madrileña, especialmente a sus jóvenes, lo que significa y significaría la organización de la celebración de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud para una renovación cristiana de la juventud de Madrid ¡vigorosa e ilusionada! La peregrinación con la Cruz y el Icono de las Jornadas Mundiales por toda nuestra geografía diocesana y urbana nos hizo entrever la enorme potencialidad evangelizadora que encierra ese gran instrumento de pastoral juvenil nacido del singular carisma apostólico del Beato Juan Pablo II y diseñado pastoralmente por él. ¡Su recta final está ya aquí! La inminencia, pues, de lo que va a ser una nueva, bella y fecunda hora de la gracia y del Espíritu para la Iglesia y para sus jóvenes; más aún, la certeza de que nos encontramos a las puertas de un nuevo "Pentecostés" que renovará sus corazones y sus proyectos de vida con un encendido amor a Jesucristo, se nos impone con una evidencia pastoral inesquivable. Urge la respuesta: respuesta personal y comunitaria. Una respuesta que ha de ser decidida, comprometida y generosa.

Primero: en la acogida y en el acompañamiento de los jóvenes peregrinos que llegarán a Madrid como "una riada juvenil nacida en las fuentes de todos los países de la tierra".

No cabe otra actitud ante ellos que la del amor fraterno, lúcido en el servicio y presto a la entrega a una causa verdaderamente apostólica: la de la evangelización y de la santificación de los jóvenes de este tiempo de la Iglesia tan cargado de expectativas misioneras y de esperanzas de que el Señor Jesucristo Resucitado triunfará. Su reflejo ha de mostrarse en el número y la calidad de los voluntarios. Son muchos ya los que han puesto a disposición de la inmensa tarea de la preparación técnica, humana y pastoral de la Jornada Mundial horas incontables de trabajo, competencia profesional, colaboración de sus familiares ¡todo lo mejor de sí mismos!... con mucha fe y amor a Jesucristo y a su Iglesia: ¡mucho amor a los jóvenes! ¡El Señor no regateará la recompensa! ¡Sois mucho y seréis más! Así sucederá también con las familias madrileñas: de la Ciudad y de la Comunidad de Madrid. Su sentido proverbial de la hospitalidad cristiana las animará a recibir a los jóvenes peregrinos y a abrirles las puertas de sus casas según el tan conocido lema "benedictino" del "hospes sicut Christus": de tratar "al huésped como a Cristo". Nuestras familias podrían ser para esa juventud del mundo, que va a responder a la llamada del Santo Padre para acudir a Madrid en número incontable, uno de los mejores signos y testimonios del amor cristiano que palpita en el corazón de los madrileños.

Segundo: nuestra respuesta ha de manifestarse especialmente sensible a la llegada y a la presencia del Santo Padre, el Pastor visible de la Iglesia Universal, el Papa Benedicto XVI.

El Papa llegará a Madrid en el nombre del Señor para conducir a los jóvenes de toda la Iglesia, peregrinos con sus Obispos y Sacerdotes en la Jornada Mundial de la Juventud, a un nuevo y decisivo encuentro con Jesucristo: "su amigo", "su Señor" ¡su Salvador! El Papa busca y espera de los jóvenes de esta hora de la Iglesia y del mundo un nuevo Sí a su Evangelio: un Sí firme, valiente y transformador de sus vidas. Como lo hizo Juan Pablo II en la memorable Eucaristía del Monte del gozo en la IV JMJ en Santiago de Compostela el 20 de agosto del año 1989, les dirá: ¡No tengáis miedo a ser santos! ¡Sed fieles a la vocación de ser "apóstoles" de vuestros compañeros, los jóvenes del mundo! ¡Ganadlos a todos para Cristo!

Tercero: finalmente, la respuesta de la Iglesia diocesana de Madrid y, principalmente, la de sus jóvenes, ha de ser la de la participación.

Diligente en la oración por los frutos naturales y sobrenaturales de la Jornada Mundial de la Juventud, en la participación activa en las actividades pastorales y apostólicas de su preparación inmediata y, sobre todo, en la celebración de la misma Jornada: en sus actos centrales y en todo el rico conjunto de su programación. ¡Aprovechemos a fondo la gracia excepcional de este "nuevo Pentecostés" de los jóvenes del mundo que por la confianza y benevolencia del Santo Padre Benedicto para con nosotros va a celebrarse en Madrid! ¡No más demora en las inscripciones! ¡Los sacerdotes, las familias, los educadores... etc. ayuden a nuestros jóvenes a hacerlo pronto!

La tarea, que hemos asumido al servicio de la Iglesia y de su pastoral juvenil, es de unas proporciones materiales y espirituales nada comunes, ¡inconmensurables! La cercanía amorosa de la Madre del Señor y Madre nuestra, la Virgen María, "Virgen de La Almudena", nos alienta y sostiene con ese vigor y dulzura sobrenaturales que solo Ella, con su mediación ante su divino Hijo, puede transmitir. A María, "Vida, dulzura y esperanza nuestra", en este mes de mayo, tan suyo, nos confiamos.

Con todo afecto y mi bendición,

+ Antonio Mª Rouco Varela

Cardenal-Arzobispo de Madrid

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