11.05.11

El cardenal y el México contaminado

A las 6:09 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en México, Cardenales
 

México está contaminado por la violencia provocada por los verdaderos verdugos: los delincuentes. Palabra del cardenal arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez. Para el purpurado la inestabilidad social que azota a su país es producto de una corrupción de vieja data, enraizado en lo más profundo de las instituciones nacionales.

A continuación compartimos con los seguidores de Sacro&Profano la primera de dos partes de una larga entrevista con uno de los personajes clave de la Iglesia católica mexicana, un diálogo en corto para comprender cómo se convive con la lacra del narcotrádico

ENTREVISTA AL CARDENAL JUAN SANDOVAL IÑIGUEZ
Ciudad del Vaticano – Parte 1

ABA: Los inocentes que han caído producto de la lucha contra la delincuencia organizada ¿están contaminando el ambiente social en México?

JSI: El ambiente está contaminado por la intranquilidad, el miedo, la fuga de muchas personas, de recursos, personas que cierran sus negocios y por lo tanto producen más desempleo. Eso evidentemente está dañando mucho al país, se han cerrado cientos y cientos de comercios en lugares que sufren la violencia, la gente escapa de ahí.

Siempre hay que decir: el malvado, el pecador, el vicioso es el verdugo y el inocente es la víctima, como en el tiempo de Cristo. ¿Quiénes mataron a Cristo? Los envidiosos, los fariseos que eran unas ratas, envidiosos, además de duros de corazón porque, aunque lo vieron hacer grandes milagros, no creyeron. La historia se repite a lo largo de la historia de la humanidad, el inocente sigue sufriendo a manos del malvado.

Ahora en nuestro México, que ha crecido tanto y como país podría ser pacífico, ordenado y tranquilo, tenemos estas mafias de narcotraficantes que luchan entre sí por los territorios para el menudeo. Se enfrentan a balazos, luchan contra el gobierno y pienso que, a la sombra de las grandes mafias, grupos de delincuentes menores aprovechan, se hacen pasar como capos y amedrentan a las personas. Todo esto es un desorden social muy grave que a mucha la gente la tiene atemorizada.

ABA: Usted comentaba que los verdugos son los delincuentes ¿existe esa conciencia entre los mexicanos? Porque se ha planteado abierta y públicamente la posibilidad de pactar con delincuentes para evitar la violencia.

JSI: Yo no quiero juzgar la licitud o no del pacto pero se ha dado, porque es difícil y siempre está la teoría del mal menor. En otros tiempos existía el narcotráfico en México pero iba todo hacia los Estados Unidos, tenían sus rutas y a la población no la molestaban.

¿Será posible eso ahora? Eso me pregunto porque antes les pagaban con dinero y ahora a quienes transportan la droga les pagan con droga y con armas. Entonces ellos deben buscar territorios para colocar la mercancía al menudeo, entonces ahí surge una lucha de unos grupos contra otros. No creo que sea otra vez fácil como antes que los narcotraficantes tengas sus rutas y trasporten sin molestar a la población.

ABA: Entonces no sería muy realista pensar en un pacto…

JSI: No, justamente por ese asunto del narcomenudeo.

ABA: ¿Por qué entonces algunas personas se plantean la posibilidad de pactar con los delincuentes para evitar la violencia?

JSI: Piensan que puede haber cierta paz, que si no pueden vencer al enemigo entonces deben hacer las paces con él, tal vez en un raciocinio simplista.

ABA: ¿La inestabilidad social está provocada por la delincuencia pero también por una degradación espiritual?

JSI: Sí, desde luego, la raíz de estos males es antigua y se trata de una corrupción que se ha asentado en el país desde hace muchos años, una corrupción que fue creciendo de tal suerte que los gobiernos se volvieron más ávidos de dinero y menos eficaces en promover el bien del país y sacarlo de su atraso, comenzando por las leyes o las reformas pendientes.

ABA: ¿La Iglesia qué puede hacer en este contexto?

JSI: La Iglesia está dando su aporte: ser conciencia moral, despertar la conciencia del pueblo hacia la honradez y hacia la solidaridad, decir claramente que malgastar el dinero del pueblo es un robo que debe ser punible aquí en la tierra y lo será después. La delincuencia viene de la pobrería de 40 millones, de esa cantidad de jóvenes que no tienen otra perspectiva ni de trabajo, ni de estudio, la mafia los invita y se enrolan fácilmente. El razonamiento es: mejor vivir tres o cuatro años bien, que pasar toda la vida muriéndome de hambre.

ABA: ¿No sería hora de que en México alguno de los obispos levantasen más la voz, advirtiendo sobre las consecuencias de estos males? Porque muchos de los delincuentes tienen creencias católicas, como los mafiosos a los cuales amonestó Juan Pablo II en la década de los 90.

JSI: Creo que la predicación de muchos obispos ha sido serena, mirando a la conciencia pero sí diciendo con claridad que no se puede ser católico y estar en estas mafias, que es pecado, está mal y va contra la religión. Creo que falta más fuerza, pero algo se ha hecho. (Continuará)