12.05.11

La Civilización: un concierto

A las 11:00 AM, por Cavernicola
Categorías : Primitivo Rupestre

 

Todos los lectores de «la Caverna» saben que yo, Primitivo Rupestre, soy el más culto de todos los cavernícolas. Con gran diferencia. Algunos compañeros de mi tribu viajan a la Civilización de vez en cuando, como yo lo hago. Pero ellos están allí medio asustados, deseando volverse cuanto antes a la Caverna. No entienden nada de lo que ven, y al regresar casi no saben ni contar lo que han visto. No se enteran.

Yo mantengo con la Civilización un actitud mucho más abierta y receptiva. Procuro enterarme de las cosas y entender lo que veo. En esto me presta una gran ayuda mi amigo Aurelio María Fernández-Griso y Belmonte de Montenegro, que es portavoz del editor de InfoCatólica. Sabe un montón, y se preocupa por explicarme las cosas. Más de una vez me he alojado en su casa. Muy buena gente.

El otro día, concretamente, me llevó a escuchar un concierto. Se juntan un buen número de músicos en una sala grande, cada uno con su instrumento, y con uno que les dirige, van haciendo ruidos a veces muy fuertes, otras veces suavecitos, que casi ni se oyen, y la cosa resulta más o menos bien. Cuando entramos en la sala nos repartieron unos pogramas bien majos donde se decía lo que iban a tocar. Primero era Mugarri, de R. Lazkano (aprox. 13’), y después la Sinfonía nº 4 en Sol Mayor de un tal G. Mahler (aprox. 54’). La Sinfonía debía ser algo religioso, pues iba al Sol Mayor. Lo de los «aprox.» no sé qué significarían, y se me olvidó preguntárselo a don Aurelio.

La Sinfonía sonaba bastante bien, algunos ratos; otros era un rollo. Pero bueno, pasaba. Lo que no entendía nada fue eso de Mugarri. Yo allí no oía más que ruidos y ruiditos, pero todo sin substancia ni fundamento. Así se lo dije a don Aurelio. Y él me dijo que el autor de la obra, Lazkano, la explicaba en el mismo pograma… El caso es que, como yo no entendí nada de aquel ruido, prefiero que el mismo compositor explique su obra con sus propias palabras. Las copio del pograma tal cual:

«Mugarri es consecuencia y límite de mi trabajo de estos últimos diez años en lo que he llamado el “Laboratorio de Tizas”, tomando prestada una idea de Jorge Oteiza que une dos conceptos casi antagónicos: el espacio experimental de la labor y la metáfora de una materia frágil y connotada. El “Laboratorio de Tizas” es una colección de piezas de cámara en las que la exploración de la materia y la autogénesis del tiempo son la clave: es una música prospectiva. En Mugarri se vuelcan muchas de las ideas y de las técnicas halladas en (durante) el laboratorio: la interrogación constante del tiempo asociado al devenir de una forma no preestablecida, la ilusión de un laberinto que se desvela y se oculta al mismo tiempo, el espejismo de una música que se reconoce e ignora, que balbucea, afirma y se descompone en algo semejante a un campo de ruinas de una tradición agotada.

«Mugarri es una obra de extremos: extremos dinámicos que alcanzan la inaudibilidad y el camuflaje del ruido ambiente, pero también de densidad y volumen impredecibles en los que la orquesta no es a veces nada más que tres violines insinuando una armonía, con métrica precisa y desdibujada simultáneas, con timbres y sonoridades alterados o pervertidos. Mientras el tiempo simula una aceleración, la materia se descompone: la música es una tiza (una roca sedimentaria) que a medida que inscribe y despierta nociones interiorizadas en nuestra memoria, a la menor presión se descompone y pulveriza, dejando un rastro confuso.

«Mugarri, la piedra que marca el límite, es una pieza sin señales claras que sin embargo diseña una trayectoria precisa a través de un flujo constante de sonido. Sus volúmenes y sus vaciados, y en consecuencia sus exasperaciones y su irritabilidad, son también el resultado paralelo de un mundo y de una existencia desorientados.

«Mugarri es un encargo de la Orquesta Sinfónica de Navarra, de la AEOS y de la Fundación Autor.

R. Lazkano

«Estreno mundial».

Pues qué quieren ustedes que les diga: ni con la explicación de la obra yo entendí nada de ella; me quedé más a oscuras todavía. Lo que tocamos a veces en la Caverna cuando hay fiesta, con tambores y flautas, me suena mucho mejor. Sin comparación. Pero bueno, yo he cumplido con mi misión de informarles. Les he copiado la explicación de esa música con las mismas palabras de su Autor, y quizá ustedes entiendan lo que yo, en este caso, y por excepción, no he logrado entender.

El concierto terminó tarde y me quedé a dormir en casa de don Aurelio. Al día siguiente, en el desayuno, me leyó la crónica que venía del concierto en el diario local. De la Sinfonía hacía bastantes alabanzas y se alargaba el comentario bastante. En cambio de Mugarri solo ponía que fue «estreno absoluto», y que al final tuvo «aplausos corteses». Nada más.

Don Aurelio me explicó que lo de «absoluto» quería decir que se interpretaba Mugarri por primera vez, y muy probablemente por última vez. Y lo de «aplausos corteses», según me comentó, venía a significar «aplausos caritativos».

Primitivo Rupestre