13.05.11

Eppur si muove - ¿Hasta cuándo soportaremos los sacrilegios?

A las 12:25 AM, por Eleuterio
Categorías : Eppur si muove
 

Se puede leer, también, el siguiente artículo por ser hoy, 13 de mayo, la festividad de la Virgen de Fátima.

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Rosa Mística llorando

Seguramente siempre se han dado actos como los que hoy se traen a Eppur si muove. Sin embargo, dadas las circunstancias por las que pasamos hoy día la cosa se está poniendo, digamos, de color bastante oscuro y no estaría mal que planteáramos la cuestión acerca de si es posible soportar los sacrilegios con cara de póker o si, en realidad, habría que hacer algo. Y esto para que la cosa no vaya a mayores.

Destrozan las imágenes de una iglesia en la localidad madrileña de Navalcarnero”.

Sacrilegio en la parroquia de San Bernardo”.

Sacrilegio en Almería”.

Y así podríamos estar un buen rato porque últimamente se está desatando, entre los poco cuerdos (que es el argumento que suele utilizarse) la extraña manía de atacar imágenes católicas.

Por eso, aquella expresión de Cicerón acerca de hasta cuándo agotarán nuestra paciencia tales actos debería ser planteada, de forma urgente, por aquellas personas que tienen legitimidad para tomar algún tipo de medidas pero, también, por aquellos creyentes de los que se pueda predicar que no podemos quedarnos mirado para otro lado.

En realidad, en estos casos, poco se puede hacer pero, a lo mejor, sí se puede hacer algo al respecto del clima anticlerical que, desde hace tiempo, se está sembrando en España (pues ahora hablamos de lo sucedido en esta parte de la vieja Europa pero aplíquense lo mismo los creyentes que, en sus respectivas naciones, pase lo mismo o parecido) y que trae consecuencias graves para los bienes materiales y espirituales de los que dispone la Iglesia católica y que son algo más que trozos de madera o de otro material.

Por eso pregunto que hasta cuándo soportaremos los sacrilegios sin hacer nada porque no quisiera nombrar a la bicha pero el caso es que esto que está pasando en España ya nos suena de algo y no vaya a ser que luego tengamos que volver a lamentar quemazones y entierros.

De todas formas, para ir adelantando en lo que hacer, algo que sí está en nuestra mano es orar y rezar.

Por eso, tomo prestado del blog de InfoCatólica de Isaac García Expósito, prolífico en la denuncia de tales actos, el siguiente Acto de desagravio:

Hagamos todos fervorosamente el Acto de desagravio:

Divino Salvador de las almas: Cubiertos de confusión nuestros rostros, humillémonos en vuestra presencia soberana; y dirigiendo nuestra vista al solitario Tabernáculo, donde moráis, cautivo de nuestro amor, sentimos profunda pena al ver el olvido en que os tienen muchos cristianos, al ver infructuosos vuestros sacrificios y menospreciado vuestro amor. Pero ya que con infinita condescendencia permitís que unamos esta noche nuestros gemidos a los vuestros, nuestras lágrimas a las que brotaron por nuestra causa de vuestros santísimos ojos, a la sangre que amorosamente vertió vuestro divino corazón, os rogamos, dulces Jesús, por los que no ruegan, os bendecimos por los que os maldicen y os adoramos por los que, despiadados, os ultrajan, y con toda la energía de nuestras almas deseamos bendeciros y alabaros en todos los instantes de esta noche y en todos los Sagrarios de la tierra y con los valiosos afectos de vuestro amante Corazón.

Suba, Señor, hasta Vos el doloroso grito de expiación y arrepentimiento que el pesar arranca de nuestros contritos corazones.

Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos, por los del mundo entero.

Perdón, Señor, perdón.

Por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores.

Perdón, Señor, perdón.

Por las blasfemias, por la profanación de los días santos.

Perdón, Señor, perdón.

Por las impurezas y escándalos.

Perdón, Señor, perdón.

Por los hurtos e injusticias, por las debilidades y respetos humanos.

Perdón, Señor, perdón.

Por la desobediencia a la Santa Iglesia por la violación del ayuno.

Perdón, Señor, perdón.

Por los crímenes de los esposos, por la negligencia de los padres, por las faltas de los hijos.

Perdón, Señor, perdón.

Por las persecuciones levantadas contra el Romano Pontífice, los Obispos, Sacerdote, religiosos y sagradas vírgenes.

Perdón, Señor, perdón.

Por los insultos hechos a vuestras imágenes, por la profanación de los templos, el abuso de los Sacramentos y los ultrajes al augusto Tabernáculo.

Perdón, Señor, perdón.

Por los crímenes de la prensa impía y blasfema, por las horrendas maquinaciones de tenebrosas sectas.

Perdón, Señor, perdón.

Por los justos que vacilan, por los pecadores que resisten a la gracia y por todos los que sufren.

Piedad, Señor, piedad.

Perdón, Señor, y piedad para los más necesitados de vuestra gracia; que la luz de vuestros divinos ojos no se aparte jamás de nosotros; encadenada a la puerta del Tabernáculo nuestros inconstantes corazones; hacedles allí sentir los incendios del amor divino, y a vista de las propias ingratitudes y rebeldías, que se deshagan de pena, que vivan muriendo de amor.

Amén.

Ritual de la Adoración Nocturna, 1.960.

Y es que lo mínimo que podemos hacer es pedir perdón por lo mucho que pasa y por lo poco que hacemos.

Eleuterio Fernández Guzmán