El Movimiento 15-M desafía la prohibición de la Junta Electoral Central y llena plazas de toda España

La jornada de reflexión arranca con la Puerta del Sol abarrotada

Las acampadas han hecho más nítido el caos de la campaña electoral del PSOE y la deriva demagógica de Zapatero

Periodista Digital, 21 de mayo de 2011 a las 09:13

 

Decenas de miles de personas se echaron anoche a las calles para congregarse, indignadas, en las principales plazas de España. Y este sábado, 21de mayo de 2011, día teórico de reflexión antes de unas elecciones decisivas, arranca con la Puerta del Sol abarrotada

Espontáneamente, los ciudadanos, de todas las edades y condiciones, han plantado cara a la prohibición de la Junta Electoral Central y han desafiado al poder político.

El Gobierno Zapatero ha perdido la batalla. Derrotado por el hartazgo y el malestar de la gente, desconcertado por la fuerza de un movimiento que se le ha ido de las manos y que una vez contados los votos puede desvanecerse como surgio o convertirse en algo nuevo, que modifique el mapa político español.

El ministro del Interior ha procurado evitar la fotografía de un desalojo que podría haber erosionado su imagen y la del Gobierno a falta de pocas horas de abrirse las urnas.

Pero la obligación del gobernante es asumir sus obligaciones, por desagradables o inoportunas que para sus intereses pudieran resultar. Tampoco es descabellado conjeturar que Rubalcaba pretendía hacer un último guiño a este movimiento de protesta pensando ya en su condición de candidato in pectore del PSOE a las generales.

El propio Zapatero aseguraba este 20 de mayo de 2011, en el cierre de campaña, que las manifestaciones obligan al PSOE a dar nuevas «respuestas sociales». ¿Sugiere que está pensando en dar otro bandazo a su política económica?

La realidad es que Interior, de forma irresponsable, ha dejado que la movilización fuera creciendo en la calle. La Junta Electoral Provincial de Madrid ya decretó el miércoles su prohibición, pese a lo cual el ministro nunca dio a la Policía la orden no ya de desalojar la plaza, sino tan siquiera de impedir con toda mesura el acceso a nuevos manifestantes.

El Gobierno socialista ha creado un pésimo precedente. Incita a que, en el futuro, otros grupos utilicen el día de reflexión y la jornada electoral para exhibir sus reivindicaciones.

Pero además ha dado por bueno que quien le echa un pulso a la autoridad legítima se sale con la suya. Y esa es una muestra de debilidad que hace más frágil nuestro Estado en un momento crítico, cuando España se desangra a causa de una gravísima situación económica y afronta, a la vez, el desafío que supone tener a los amigos de ETA en las instituciones.

Zapatero y Rubalcaba, Rubalcaba y Zapatero, no podían dejarnos una herencia peor. Están acorralados por sus errores y desbordados por los acontecimientos, incapaces de hacer valer la ley en la calle. Las urnas decidirán mañana su suerte.

EL TRIBUNAL SUPREMO
 

El Tribunal Supremo ha ratificado la decisión de la Junta Electoral Central de declarar ilegales las concentraciones previstas para este sábado 21 de mayo de 2011 y para el día de las las elecciones por los grupos que integran el movimiento 15-M.

Por tanto, la responsabilidad única y directa del mantenimiento de esta situación de ilegalidad corresponde al Ministerio del Interior, cuyo titular solo se apoya en un informe de los Servicios Jurídicos del Estado basándose en la Ley de Seguridad Ciudadana y en la normativa que regula el derecho de reunión.

La inacción de Pérez Rubalcaba contra los congregados en la Puerta del Sol está fundada en el argumento de que esas normas no permiten la disolución automática de una concentración aunque no esté autorizada administrativamente, salvo en casos extremos de comisión de delito o de actos violentos.

Sin embargo, no deja de ser un ardid jurídico de última hora, utilizado «ad hoc» por el Gobierno para evitar la posible convulsión que un desalojo forzado de Sol generaría con toda probabilidad.

Y, desde luego, no deja de ser una forma oportunista de dejar en evidencia a la Junta Electoral Provincial de Madrid, a la Junta Electoral Central y al propio Tribunal Supremo para salir al paso del laberinto en el que los «indignados» de Sol, y de muchos otros lugares de España, han encerrado al Gobierno.

 

EL CASO DE LA CAMPAÑA DEL PSOE

En el plano político, la acampada de la Puerta del Sol ha hecho más nítido el caos de la campaña electoral del PSOE, caracterizada por la dispersión de discursos, la insolidaridad entre líderes nacionales y la deriva demagógica de un Zapatero crispado en su adiós.

Por eso el PSOE se ha agarrado al clavo ardiendo de unas concentraciones que claman contra el «sistema» y no contra el Gobierno de los cinco millones de parados y del millón y medio de familias sin un solo empleado.

En su desesperación, los candidatos y portavoces socialistas dicen hacer suyas las preocupaciones de los concentrados, obviando que lo que a éstos preocupa, según sus propuestas, es la supresión de la Audiencia Nacional, la derogación de la Ley de Partidos Políticos y la implantación de una política económica solo homologable a la de Corea del Norte.

La izquierda, nuevamente, busca exculparse de su gestión y recurre a esconderse tras la derecha y el sistema democrático. La situación del PSOE es inquietante y la del PP, a tenor de los sondeos, esperanzadora. Hoy es día de reflexión. Debería ser también el primer paso de un cambio necesario.