«La evangelización del continente es un camino continuo»

El CELAM denuncia el daño provocado por el narcotráfico y la corrupción

 

Los obispos latinoamericanos congregados en Montevideo (Urugay) en la XXXIII Asamblea General del CELAM, ha hecho público un mensaje final en el cual han manifiestado sus preocupaciones relativas a los principales problemas que atentan contra la vida y la dignidad de las personas en los países del continente. Los obispos denuncian las víctimas causadas por el narcotráfico y advierten que las nuevas generaciones se alejan de las instituciones debido a la corrupción de los políticos.

23/05/11 8:47 AM


 

(Sic/InfoCatólica) Los prelados aseguran que “la evangelización de nuestro continente, en estos nuevos tiempos, es un camino continuo y persistente que encuentra puertas abiertas y también no pocos obstáculos y resistencias”.

Los obispos recuerdan que “también nosotros -como Jesús- encontramos en nuestro camino muchas “procesiones de muerte”. Nos duele la muerte de tanta gente, víctima de la violencia causada por el narcotráfico. Nos duelen nuestras jóvenes generaciones que se desencantan con las instituciones que han perdido su credibilidad a causa de la corrupción campante”.

El mensaje final de la asamblea del CELAM subraya que haciéndose eco del llamado del Papa Benedicto XVI para que la Palabra de Dios “sea cada vez más el corazón de toda la vida eclesial” los obispos han discernido en comunión buscando que “la acción evangelizadora en el continente sea transparencia viva del servicio de Jesús para todos los hombres, particularmente, para los mas pobres y necesitados. Es la acción evangelizadora que queremos promover: el evangelio de una Pascua que transforma la persona y con ella a la sociedad, forma la comunidad y reconstruye la familia y el tejido social”.

Por último, ante de invocar la protección de la Virgen de los 33 que los acogerá en su santuario para la misa conclusiva, los obispos de Iberoamérica reiteraron su compromiso como Iglesia portadora del Reino de Dios, a llevar adelante una nueva evangelización que levante a los caídos, incluya a los excluidos de nuestra sociedad, sane a los heridos, responda a los que preguntan dónde está Dios en medio de las calamidades, devolviendo la esperanza de esa vida plena que brota del Crucificado Resucitado.