Jesús Sanz: «Habituales de organizaciones antisistema»

El arzobispo de Oviedo opina que la protesta de los «indignados» se limita ya a «grupos radicales»

«Quieren conducir el hecho religioso al ámbito de lo exclusivamente privado y de la insignificancia cultural»

Redacción, 28 de mayo de 2011 a las 09:27

 

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, relacionó ayer a los «indignados» del movimiento 15-M, que protestan en las calles de las principales ciudades de España, con «grupos radicales» y con los «habituales representantes de organizaciones antisistema». En una entrevista con Radio Vaticano, el prelado explicó que al principio los manifestantes eran heterogéneos pero que tiene la impresión de que a medida que la protesta ha ido adelante, «en las calles permanecieron en su mayoría los antisistema». Lo cuenta M.J.Iglesias en La Nueva España.

Una de las reivindicaciones de los manifestantes son la «completa separación entre el Estado y la Iglesia», y al respecto Sanz Montes afirmó que estos «grupos radicales quieren conducir el hecho religioso al ámbito de lo exclusivamente privado y de la insignificancia cultural».

Sanz Montes indicó que en un primer momento el movimiento reunió a todos los que sentían un profundo malestar a causa de la crisis económica -desempleados, ciudadanos corrientes, estudiantes y miembros de movimientos católicos entre ellos-, «porque el desempleo en España es un problema muy grave, pero el malestar que existe no sólo tiene causas económicas, también culturales».

Las opiniones de Sanz enlazan con las esgrimidas por el cardenal Antonio María Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal Española, que, preguntado sobre qué diría la Iglesia Católica a los jóvenes «indignados», consideró que los problemas de los jóvenes no sólo tienen que ver con la política y la economía, sino que «tienen que ver con lo más profundo en su alma, su corazón».

El arzobispo de Oviedo aseguró que la crisis es mucho más grande, y afecta a la cultura y la moral de la sociedad española. «Por lo tanto, el reto que tenemos como pastores y como comunidad cristiana, como Iglesia en España, es el de alcanzar a leer este malestar y sus interrogantes, que se hallan insertos muy profundamente en los corazones de los jóvenes, y no sólo para poder responderles, porque no se trata sólo de una cuestión de trabajo o de desempleo, sino que es un problema mucho más grande».

Relató que cuando los valores que sustentan la dignidad humana, el sentido de la vida, las exigencias del corazón, se pierden, entonces significa que la crisis es muy profunda. «Para la Iglesia es, por lo tanto, una ocasión de poder lanzar un mensaje de esperanza y poder interpretar sus exigencias, para acercarnos a las personas que se plantean estas preguntas».

Además, el titular de la diócesis de Oviedo no encuentra posibles similitudes entre los movimientos de protesta en España y los que se dan desde hace meses en los países del norte de África.