30.05.11

Otro Oriol deja la Legión de Cristo

A las 11:59 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Legionarios de Cristo
 

Como dirían en México “cero y van tres”. Apenas ayer el tercer hermano Oriol, de los cinco que formaban parte de la Legión de Cristo, decidió abandonar ese instituto religioso. Se trata de Juan Pedro, quien vivió prácticamente toda su vida sacerdotal en Guadalajara (México). Anunció su salida en la prensa, con un artículo sugestivo pero demoledor: “No quiero mirar atrás (.) Esta decisión, aunque no quita mi dolor, me lleva a encontrar la paz”, escribió.

Juan Pedro estaba en crisis desde hace meses, aunque muchos legionarios pretendieron hacer creer lo contrario. Para él fue demasiado chocante verse obligado a abrir los ojos y aceptar la realidad del fundador, Marcial Maciel Degollado. Aquel que había sido amigo personal de su padre, Ignacio María de Oriol y Urquijo, resultó ser un pederasta, bisexual y drogadicto. Un embustero. Nunca pudo superar el golpe.

Todo se precipitó cuando el mayor de los Oriol, esa tradicional familia legionaria española, anunció públicamente (en octubre de 2010) su determinación de dejar el puesto de director del Colegio Everest de Madrid, de abandonar la obra e incardinarse a la diócesis de Getafe. El golpe fue durísimo porque, en una institución donde los nombres y apellidos pesan, el de Santiago Oriol era parte de algo así como un “mito colectivo” de grandeza. A él lo siguió Ignacio quien, en febrero, pidió incardinarse a la arquidiócesis de la capital española.

Con estos dos antecedentes la salida de Juan Pedro era previsible. En su entorno afirman que la decisión no fue tomada a la ligera y no tuvo que ver sólo con las inmoralidades de Maciel sino, sobre todo, con el presente de los Legionarios. Aseguran quienes lo conocen que su postura es neta: hasta ahora no ha cambiado nada, pese a la intervención del cardenal Velasio De Paolis.

Lo de Oriol más que pesimismo parece ser un crudo realismo. Y es que, desde su punto de vista, no se puede ir muy lejos en un proceso de transformación con los mismos superiores y las mismas estructuras heredadas por el fundador.

Por eso, aunque decisión estaba tomada al menos desde enero pasado, dio tiempo hasta mayo para ver si algo se movía. Y como nada se modificó realmente, sino todo lo contrario (el delegado pontificio prácticamente enterró la posibilidad de constituir una comisión de la verdad), prefirió dejar la institución que “llegó a amar”, según sus mismas palabras.

Con el abandono de Juan Pedro los Legionarios de Cristo perdieron uno de sus mejores elementos en México, considerado como un ejemplo para compañeros de diversas generaciones. Un gran reclutador, hombre cercano y afable, inteligente y muy bien conectado. Cura famoso, con presencia en periódicos y televisión. Sin duda su ida no pasará desapercibida, impactará y mucho. Un gesto radical que hará reflexionar a más de uno.

Empero aún quedan otros dos hermanos en la Legión: Alfonso, director de una casa de ejercicios en la localidad española de Córdoba (construida sobre un terreno donado por su propia familia) y Malen, asistente del director general para el 3G, las consagradas del movimiento laico Regnum Christi.

Serafines susurran.- Que la historia de los Oriol es famosa por la importancia de sus protagonistas, pero se trata de una realidad que se ha repetido, una y otra vez, en la Legión en los últimos dos años. La pregunta del millón es, sin duda, ¿cuántos legionarios abandonaron el barco a causa de la crisis Maciel? Al respecto existen diversas cifras.

Desde hace tiempo, tanto en México como en Roma, corrió el rumor que –en los últimos dos años- habían dejado la congregación unos 80 sacerdotes y 200 seminaristas. Pero luego de contrastar los datos logramos números oficiales un tanto diversos (aunque no demasiado). Entre 2009 y 2010 dejaron el instituto religioso 45 sacerdotes, mientras otros 13 viven fuera de sus comunidades “exclaustrados”, en un proceso de discernimiento. La suma da 58 curas con un pie afuera. En el mismo periodo las deserciones de novicios y religiosos en formación alcanzó aproximadamente las 200 unidades.

Los datos no son menores y evidencian una crisis interna que, si la reforma no ofrece frutos concretos pronto, está condenada a profundizarse.