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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 5 de junio de 2011

Santa Sede

Misión cumplida de Benedicto XVI en Croacia

Casi un décimo de los croatas en la fiesta de las familias con el papa

El papa libera la figura del beato Stepinac de los prejuicios ideológicos

El papa se une a la beatificación de Palafox, obispo “defensor de los indios”

Dios llora en la tierra

En Botsuana los católicos aprenden a dar, no sólo a recibir

Regina Caeli

Benedicto XVI a Croacia: “Estoy aquí hoy para confirmaros en la fe”

Análisis

Atacar a la Iglesia es rentable, aunque no sea lógico

Documentación

Discurso de despedida de Benedicto XVI de Croacia

Benedicto XVI recoge la herencia del beato Stepinac

Homilía del papa en la Jornada de las Familias Católicas Croatas


Santa Sede


Misión cumplida de Benedicto XVI en Croacia
Nueva etapa en su vuelta al mundo de reivindicación de Dios en la vida social
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Al concluir la visita en la que en este fin de semana se ha encontrado físicamente con un décimo de la población croata, Benedicto XVI ha alentado a los católicos del país a seguir siendo “como el alma de la nación”.

El decimonono viaje internacional de este pontificado, el decimotercero a Europa, ha confirmado el empeño con el que este papa está trabajando para hacer redescubrir al Viejo Continente sus raíces cristianas, ante la falta de “puntos de referencia fijos”, como explicó en su discurso de despedida.

El adiós, en el atardecer de este domingo, tuvo lugar en el aeropuerto internacional “Pleso", tributado por el presidente de la República, Ivo Josipović, que se considera agnóstico, lo que no le ha impedido entablar en estos dos días un diálogo de alto nivel al servicio del bien común de la sociedad croata.

En la ceremonia de despedida, que tuvo que ser alterada a cusa de la lluvia, el pontífice explicó que vino a impulsar la vitalidad del catolicismo croata (el 88% de los 4 millones y medio de habitantes está bautizado), convencido de que “no dejará de producir efectos positivos para toda la sociedad”.

Por eso defendió “la colaboración, que espero sea siempre serena y provechosa, entre la Iglesia y las instituciones públicas”.

Su consigna, antes de subirse al avión que le llevaría de regreso a Roma para los católicos croatas fue ésta: “En este tiempo, en el que parecen faltar puntos de referencia fijos y seguros, los cristianos, 'juntos en Cristo', piedra angular, pueden continuar constituyendo como el alma de la Nación, ayudándola a desarrollarse y progresar”.

“Juntos en Cristo” ha sido precisamente el lema de esta visita que ha tenido como momento culminante la misa del domingo por la mañana, en la que 400 mil personas participaron en la primera Jornada de las Familias Católicas Croatas en el hipódromo de Zagreb.

El otro gran evento fue la vigilia en el anochecer del sábado, en la que presidió la Jornada de la Juventud de Croacia, con la participación de 500 mil chicos y chicas que hicieron un “templo” a cielo abierto (fueron sus palabras) de la plaza central de la capital croata.

El viaje a Croacia se ha convertido en una nueva etapa, especialmente con su discurso a la sociedad civil de la tarde de este sábado en el Teatro Nacional de Zagreb, de un auténtico humanismo abierto a la trascendencia, frente al relativismo que rechaza la posibilidad de conocer la verdad.

Una nueva etapa en su vuelta al mundo que está dejando históricos discursos como los pronunciados en Ratisbona (septiembre de 2006), Nueva York (abril de 2008), París (septiembre de 2008), Jerusalén (mayo de 2009) y Londres (septiembre de 2010).

La próxima etapa de la vuelta al mundo de Benedicto XVI en reivindicación de la presencia de Dios en tiempos de relativismo será Madrid (con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud de agosto de 2011) y Alemania (septiembre de 2011).

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Casi un décimo de los croatas en la fiesta de las familias con el papa
Invita a mostrar que es posible amar sin reservas
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Casi una décima parte de la población croata se congregó este domingo en la misa que Benedicto XVI presidió al culminar su visita apostólica para escuchar su aliento a las familias católicas a mostrar que es posible amar sin reservas.

El papa invitó a no tener miedo de comprometerse de por vida en el matrimonio al participar en la primera Jornada de las Familias Católicas Croatas, que reunión a 400 mil personas en el hipódromo de Zagreb.

“¡Sed valientes!”, exhortó el papa a las familias en el momento más esperado de su viaje internacional número 19. “No cedáis a esa mentalidad secularizada que propone la convivencia como preparatoria, o incluso sustitutiva del matrimonio”.

“Enseñad con vuestro testimonio de vida que es posible amar, como Cristo, sin reservas; que no hay que tener miedo a comprometerse con otra persona”, aseguró en una celebración en la que participaron al menos mil sacerdotes y 60 obispos croatas y de países cercanos.

Y añadió: “Alegraos por la paternidad y la maternidad”. “La apertura a la vida es signo de apertura al futuro, de confianza en el porvenir, del mismo modo que el respeto de la moral natural libera a la persona en vez de humillarla”.

Tesoro de la Iglesia

El Santo Padre explicó que “el bien de la familia es también el bien de la Iglesia”, pues “la familia cristiana ha sido siempre la primera vía de transmisión de la fe, y también hoy tiene grandes posibilidades para la evangelización en múltiples ámbitos”.

De hecho, llegó a afirmar que “la familia cristiana es un signo especial de la presencia y del amor de Cristo, y que está llamada a dar una contribución específica e insustituible a la evangelización”.

Al final de la misa, al rezar la oración mariana del Regina Caeli, invitó a las familias del mundo a participar en el VII Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará en Milán del 29 de mayo al 3 junio de 2012.

En su saludo al papa, el arzobispo Valter Zupan, presidente de la Comisión para la Familia y la Vida de la Conferencia Episcopal Croata, subrayó en la celebración “el inalienable derecho de querer vivir y de expresar públicamente los valores mediante los cuales se nos ha dado la vida”.

“Queremos que nuestros niños puedan seguir llamando a sus padres ‘mamá’ y ‘papá’”, dijo, y reivindicó el derecho a pedir a los gobernantes la revisión de ley sobre el aborto, introducida en Croacia en tiempos del comunismo, en 1978.

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El papa libera la figura del beato Stepinac de los prejuicios ideológicos
Deja claro cómo su voz se opuso al fascismo en la segunda guerra mundial
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- En su último encuentro en Zagreb, Benedicto XVI sintetizó el mensaje que ha traído en el testimonio dejado por un mártir, el beato cardenal Alojzije Stepinac (1898-1960), voz alzada contra el fascismo y el comunismo.

“Por su firme conciencia cristiana, supo resistir a todo totalitarismo, haciéndose defensor de los judíos, los ortodoxos y todos los perseguidos en el tiempo de la dictadura nazi y fascista, y después, en el período del comunismo, 'abogado' de sus fieles, especialmente de tantos sacerdotes perseguidos y asesinados”, afirmó el papa.

La visita del Santo Padre al país ha servido para aclarar el papel histórico de ese arzobispo de Zagreb entre 1937 y 1960, a quien el régimen comunista encarceló, fallecido a causa de la enfermedad contraída en al cárcel.

Durante décadas se ha propagado la acusación por la que fue encarcelado al llegar al poder los comunistas al final de la Segunda Guerra Mundial: colaboración con el régimen Ustacha de Ante Pavelić, títere de Hitler y líder del Estado Independiente de Croacia durante la Segunda Guerra Mundial.

La propaganda comunista sobre Stepinac, creado cardenal por el papa Pío XII en 1952 (motivo por el que Yugoslavia rompió relaciones diplomáticas con la Santa Sede), dejó sentir su influencia en la polémica mediática que surgió en 1998, cuando Juan Pablo II le beatificó, declarándole mártir.

Estas influencias ideológicas todavía se pueden constatar en algunas de las biografías de Stepinac publicadas, según idiomas, por Wikipedia.

Mientras que la versión española presenta al cardenal como colaborador del Eje nazi; en croata aparece como la voz que se alzó en su país contra las leyes nazis y la persecución de los judíos.

En inglés, la enciclopedia colaborativa subraya su obra a favor de los judíos y los perseguidos del nazismo, aunque le presenta como colaborador del régimen Ustacha; algo en lo que difiere la edición en francés, mostrando cómo apoyó al Estado Independiente Croata, pero condenó con fuerza los atropellos de su régimen.

Superación de las ideologías

Pasada la guerra fría, así como las sangrientas tensiones ideológicas de la guerra croata de independencia de la antigua Yugoslavia (1991-1995), la visita de Benedicto XVI ha contribuido a liberar su figura de cualquier manipulación política.

Dedicó a su figura el último discurso pronunciado en Zagreb, antes de dirigirse al aeropuerto para la ceremonia de despedida, con motivo de la celebración de las Vísperas con obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Catedral de Zagreb, donde se encuentra la tumba de Stepinac.

“Los méritos de este inolvidable obispo derivan esencialmente de su fe –aseguró el papa--: él tuvo en su vida la mirada fija siempre en Jesús, y siempre se configuró con Él, hasta el punto de convertirse en una viva imagen de Cristo, también en sus padecimientos”.

El obispo de Roma le definió como “abogado de Dios en esta tierra, pues defendió tenazmente la verdad y el derecho del hombre a vivir con Dios”.

Los artículos publicados en Croacia y en el exterior con motivo de esta visita del papa muestran en estos días cómo la propaganda ideológica de la guerra fría comienza a fragilizarse, y se abre una nueva etapa en la que el principal interés comienza a ser la verdad histórica.

A este objetivo debe contribuir el proceso de canonización de Stepinac, actualmente en curso.

Monseñor Juraj Batelja, postulador de su causa de canonización, invita a leer los discursos o cartas del purpurado para descubrir en Stepinac a una de las voces que se elevó con más fuerza a favor de la dignidad humana y contra el racismo en la Europa dominada por el nazismo.

Por Jesús Colina

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El papa se une a la beatificación de Palafox, obispo “defensor de los indios”
Fue pastor de Puebla y virrey en México, y de El Burgo de Osma en España
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI se unió espiritualmente desde la capital croata a la beatificación en El Burgo de Osma (España) del obispo de Puebla (México) Juan de Palafox y Mendoza (1602-1659), “defensor de los indios” y virrey en México, en tiempos de Felipe IV.

Tras haber presidido la misa de la Primera Jornada de las Familias Católicas de Croacia, en el hipódromo de la capital, el pontífice dirigió unas palabras en español para unirse a la catedral de Burgo de Osma.

El pontífice calificó a Juan de Palafox como “luminosa figura de obispo del siglo XVII en México y España”, “un hombre de vasta cultura y profunda espiritualidad, gran reformador, pastor incansable y defensor de los indios”.

“El Señor conceda numerosos y santos pastores a su Iglesia como el beato Juan”, deseó el Santo Padre.

La ceremonia de beatificación fue presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en representación del obispo de Roma.

Participaron unas tres mil personas, además de doscientos sacerdotes,una treintena de obispos (entre ellos, el arzobispo mexicano de Puebla de los Ángeles), tres cardenales españoles y uno mexicano, así como el nuncio apostólico en España.

Palafox nació en 1600 en la localidad navarra de Fitero y murió en El Burgo de Osma en 1653. Trece años después se  abrió su proceso de beatificación. El 26 de febrero de 2009 el Vaticano reconoció como milagrosa la curación de un sacerdote --Lucas Fernández de Pinedo, enfermo de tuberculosis-- por su intercesión de Juan de Palafox, y el 8 de febrero de 2010, el Papa aprobó esta beatificación.

Juan de Palafox y Mendoza, nombrado obispo de Puebla de los Ángeles en 1642, desempeñó durante unos meses los cargos de virrey y arzobispo de México. Desempeñó asimismo el cargo de consejero del Consejo Real de Indias entre 1633 y 1653. Al regresar a España, fue obispo de Osma.

Al inicio de la beatificación, el obispo de Osma-Soria, monseñor Melgar, glosó la biografía de Palafox, destacando su "generosidad" con los pobres y la huella imborrable que dejó en la diócesis.

En su homilía, el cardenal Amato recordó el extraordinario espectáculo de santidad que ha ofrecido la Iglesia española en su larga historia y resaltó que Palafox sobre todo fue un santo, cuyo celo pastoral consistía esencialmente, citando sus mismas palabras, "en extirpar el mal y plantar lo que es santo y bueno".

Además identificó a Palafox como uno de los personajes más singulares de la santidad "porque en su vida experimentó la gloria de las cargas más elevadas y la humillación de la desgracia y el aislamiento, que acogió con fe heroica y con auténtico espíritu cristiano".

Nada más tener lugar la beatificación, se produjo la firma del hermanamiento entre las ciudades de El Burgo de Osma y Puebla de los Ángeles.

Y el miércoles 22 de junio las reliquias del nuevo beato llegarán a México y serán veneradas en la catedral metropolitana de la capital, en San Miguel del Milagro, en Tlaxcala y en la catedral de Puebla.

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Dios llora en la tierra


En Botsuana los católicos aprenden a dar, no sólo a recibir
Entrevista con el pastor de la diócesis de Gaborone, en Botsuana
ROMA, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Con sólo 44 años y dos de experiencia episcopal, monseñor Valentine Tsamma Seane carga en sus jóvenes hombros una gran responsabilidad.

Ahora bien, este obispo de Gaborone, Botsuana, se propone un nuevo desafío para la Iglesia en el país, enseñar a los católicos no sólo a recibir, sino también a dar, como explica en esta entrevista concedida al programa de televisión “Dios llora en la Tierra” de la Catholic Radio and Television Network en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada.

--Botsuana es uno de los países más estables de África y tiene la democracia multipartidista más duradera. También es un gran productor de diamantes. ¿Cuál es la situación del cristianismo en Botsuana?

--Monseñor Seane: Bostwana es conocida por ser un país cristiano. Estadísticamente, la Iglesia católica representa del 5% al 6% y otras Iglesias cristianas: protestantes, pentecostales, espirituales y otras iglesias independientes suman el 67%. Así que se puede decir que es un país cristiano.

--¿Así que la Iglesia católica es una minoría?

--Monseñor Seane: Sí, en ese sentido, pero si se toma una por una a cada iglesia, como la anglicana o la luterana, la Iglesia católica es la denominación cristiana más grande. Si el resto de las iglesias se agrupan, conforman una gran parte de la población.

--¿Cómo es que los protestantes superan en número a los católicos?

--Monseñor Seane: Los protestantes fueron los primeros en llegar como misioneros y, durante muchos años, convencieron a los jefes de las tribus para que no permitieran la entrada de la Iglesia católica en el país. No se permitió misionar a la Iglesia católica hasta 1928. Para entonces las iglesias protestantes ya se habían establecido.

--Usted es un obispo reciente y una de las primeras cosas que ha escrito es: “Soy un Valentín de gran corazón”. ¿Por qué?

--Monseñor Seane: Me encanta trabajar con la gente, creo que debido a mi franqueza y a mi pasión por trabajar y servir a la gente. He descubierto también que mi personalidad y mi corazón contribuyen a esto: entrega a los demás, servicio a la Iglesia de Cristo.

--¿Cuál es su otro nombre?

--Monseñor Seane: Soy conocido también como Vala, que es Valentine abreviado. Muchos me conocen también como Tsamma, que significa bastón o vara para caminar. Mi abuelo me dio este nombre porque solía caminar con él y él decía que yo era su bastón. El nombre se me quedó.

--¿Por qué se hizo sacerdote?

--Monseñor Seane: Originariamente quería ser abogado, pero cuando vino un sacerdote a mi parroquia a predicar pensé que también podría servir a la gente como sacerdote. Fui al seminario y seguí hasta completarlo y descubrí que era mi vocación, servir al pueblo de Dios como sacerdote.

--La vocación sacerdotal no es fácil. Hay que vivir una vida célibe.

--Monseñor Seane: Sí, es muy exigente y es un don de Dios. No sólo es una decisión individual y una capacidad individual. Se pasan ocho años en el seminario y la vida espiritual es muy importante y es ella la que nos ayuda en este viaje, un viaje de servicio. Es difícil, no es fácil y exige entrega todo el tiempo.

--En su ordenación estaban presentes todas las personas importantes de Botsuana. ¿Por qué ocurrió en un acontecimiento como este?

--Monseñor Seane: Hay que recordar que mucha gente, incluyendo a los católicos, nunca había asistido a una ordenación. Mi predecesor fue obispo durante 27 años, por lo que la mayoría de la gente no había estado en su ordenación. Había 15.000 personas en el ayuntamiento, incluyendo a visitantes de países vecinos como Sudáfrica – trabajé como sacerdote en Pretoria. Vinieron también obispos de Botsuana y de Sudáfrica, así como muchas estrellas, empresarios y miembros del gobierno. Así que fue un acontecimiento nacional.

--Llovió durante su ordenación. Se consideró una señal especial. ¿Por qué?

--Monseñor Seane: Botsuana es muy árida, por la lluvia es algo muy valioso para nosotros. Incluso a nuestro dinero lo llamamos pula (lluvia). La lluvia trae vida. Como la lluvia es muy rara, cada vez que llueve es algo precioso y es visto como una bendición. Incluso en mi familia, durante las ocasiones especiales, si llueve es visto como una bendición. Aquel día empezó siendo soleado. No había nubes, pero al final del día llovió y se vio como una bendición, una ocasión especial. Dios estaba contento. Los antepasados estaban contentos, todo el mundo estaba contento.

--Usted ha escrito también que ha experimentado el amor de Dios. ¿De qué forma?

--Monseñor Seane: Lo he experimentado toda mi vida. Hemos crecido así. Somos cinco hermanos: dos hermanos y tres hermanas. He experimentado la mano invisible de Dios toda mi vida desde la infancia, en el colegio y en los diversos cambios durante mi crecimiento. Como usted ha mencionado, fui ordenado sacerdote con 27 años y la gente se asombraba de mi edad. Volvió a suceder cuando fui ordenado obispo. Cuando fui ordenado obispo sólo había 10 obispos más jóvenes que yo en el mundo. En nuestra conferencia soy el obispo más joven. Así que sigo experimentando hoy el amor de Dios y esto me ayuda a seguir adelante al servicio de su Iglesia.

--¿Qué lema eligió?

--Monseñor Seane: “Deus caritas est – Dios es amor”. Leí la encíclica del Papa, es algo que me tocó el corazón. Mi vida gira alrededor del amor de Dios. La mano invisible de Dios, ese amor es el que me guía. Así que sigo apreciando y agradeciéndole a Dios esto. He descubierto que es algo precioso y que me ayuda al intentar hacer mi trabajo.

--Usted ha recibido mucho. ¿Qué es lo primero que quiere dar a su diócesis?

--Monseñor Seane: Quiero fomentar las vocaciones locales al sacerdocio y a la vida religiosa. Quiero que el pueblo indígena sea capaz de discernir y responder al llamado de Dios para que la Iglesia esté en manos de gente local que comprende la cultura del pueblo. Hasta ahora esto resulta prometedor porque hay 16 jóvenes en el seminario mayor. El futuro es prometedor. Como nuevo obispo ya he ordenado tres sacerdotes. La segunda cosa es la de promover la propagación y autosuficiencia de la Iglesia.

--¿Qué significa esto?

--Monseñor Seane: Significa que la gente tiene que estar dispuesta a participar en la edificación de la Iglesia, económicamente y de otras maneras. A pesar de que son pobres, pueden aportar de otras formas: su tiempo, sus capacidades y recursos para beneficio de la Iglesia. La gente sabe que durante una época han estado recibiendo y ahora es el momento de dar. Cuando vea que la Iglesia se sostiene a sí misma y se propaga por sus propios medios, seré feliz.

--El sida es también un problema. ¿Cuál es su respuesta a esta plaga?

--Monseñor Seane: Botsuana tuvo la fortuna de que cuando se descubrió el sida el gobierno dio un paso adelante y habló con claridad: tenemos este problema. Querían que el mundo lo supiera y, de este modo, Botsuana recibiera ayuda. El gobierno además presupuestó y proveyó de medicamentos gratuitos así como educación sobre el sida desde la primaria hasta la universidad. Quienes tenían la enfermedad recibieron antivirales ARVS y se distribuyeron en todos los hospitales de modo gratuito para aquellos que lo necesitaran. Ha estado bien porque estas personas han sido aceptadas y el estado aceptó que había un problema, y el gobierno pudo asignar recursos para este fin.

Sin embargo, no estamos de acuerdo en el aspecto educativo. El gobierno, por ejemplo, promueve el uso de preservativos. “Sentido condón” en vez de sentido común. La Iglesia habla de sentido común porque la Iglesia comprende que, como seres humanos, somos seres inteligentes con la capacidad de controlarnos y podemos hacerlo si somos educados. Hacemos más hincapié en el programa de “Educación para la Vida”.Aunque el gobierno hace todo lo posible por ayudar a la gente con medicinas, declara que tiene que haber un ataque en todos los frentes, incluyendo, por supuesto, la distribución de condones, que nosotros no promovemos. La Iglesia promueve la “Educación para la Vida”.

El gobierno y las ONGs perdieron el rumbo desde el principio. Sólo ahora están cambiando y poco a poco ven la sabiduría de la Iglesia con el problema de las parejas múltiples. Están viendo el problema y afrontándolo a través de la educación.

--¿Por parejas múltiples, se refiere usted a la poligamia?

--Monseñor Seane: No, la poligamia no es una práctica común en Botsuana. Está en la cultura pero no en la práctica común. La cuestión tiene que ver con las parejas múltiples antes o incluso después del matrimonio, y no con esposas múltiples. Esto es lo que ha hecho aumentar el problema. Esperamos que el mensaje de la Iglesia sea escuchado y ayude al país a tomar las decisiones acertadas para el bien del país.

--¿Están los jóvenes dispuestos a escuchar este mensaje de la Iglesia?

--Monseñor Seane: Sí, los jóvenes lo están. Se trata de formar las conciencias de la gente y, en último término, la elección es suya, pero sólo pueden basarse en sus conocimientos si se les informa. Así que los hacemos es dar a la gente conocimientos e información y, luego, se les deja que hagan su elección, porque la conciencia es el “tribunal de apelación más alto”. En última instancia, su conciencia tendrá que elegir: podemos elegir lo que dice la cultura, podemos elegir lo que promueve el estado, o podemos elegir lo que dice la Iglesia.

--¿Está viendo el gobierno la sabiduría de la Iglesia en la cuestión del sida?

--Monseñor Seane: Sí, lentamente, poco a poco lo van viendo. No puedes pensar que distribuyendo preservativos a la gente puedes decir que estás haciendo algo. Si se condiciona a la gente, se vuelven totalmente dependientes y, entonces, pierden su capacidad de contenerse y uno termina comportándose según sus impulsos, sus sentimientos y sentidos y se olvida que se tiene la capacidad de decir “sí” o “no” y olvidar que se es una persona responsable.

--¿Cómo es la relación entre la Iglesia y el gobierno sobre todo ahora que usted es obispo?

--Monseñor Seane: Afortunadamente el gobierno de Botsuana tiene una historia de buenas relaciones con la Iglesia, porque, cuando la Iglesia comenzó a trabajar en el país en 1928, el gobierno de la época no podía construir escuelas ni clínicas y los misioneros lo pudieron hacer. Siempre se ha dado esta colaboración. Es por eso que se comprende que la Iglesia está también para ayudar a la persona humana no sólo espiritualmente, sino también en su conjunto.

--¿Cuál es su esperanza para el futuro de la Iglesia católica en Botsuana?

--Monseñor Seane: Mi esperanza es que la Iglesia siga creciendo en Botsuana – en vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, en autosostenibilidad, y ver más familias católicas, más gente que se casa en la Iglesia, el robustecimiento de los fundamentos de la vida familiar. A todo esto añadiría que nuestra nación sea una nación y un país mejor para todos.

Esta entrevista fue realizada por Marie-Pauline Meyer para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Más información en: www.ain-es.orgwww.aischile.cl

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Regina Caeli


Benedicto XVI a Croacia: “Estoy aquí hoy para confirmaros en la fe”
Intervención con motivo del Regina Caeli
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Pucblicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI tras presidir la misa de la Jornada de las Familias Católicas Croatas, en el hipódromo de Zagreb, al rezar la oración mariana del Regina Caeli.

* * *

Queridos Hermanos:

Antes de concluir esta solemne celebración, deseo daros las gracias por vuestra intensa y devota participación, con la que habéis querido también expresar vuestro amor por la familia y vuestro compromiso por favorecerla – como ha recordado hace un momento Mons. upan, al que también doy las gracias de corazón.

Estoy aquí hoy para confirmaros en la fe; éste es el don que os traigo: la fe de Pedro, la fe de la Iglesia. Pero, al mismo tiempo, vosotros me dais a mí esta misma fe, enriquecida por vuestra experiencia, por vuestras alegrías y por vuestros sufrimientos. En particular, vosotros me dais vuestra fe vivida en familia, para que yo la conserve en el patrimonio de toda la Iglesia.

Yo sé que vosotros encontráis gran fuerza en María, Madre de Cristo y Madre nuestra. Por eso, en este momento, nos dirigimos a ella, espiritualmente orientados hacia su Santuario de Marija Bistrica, y le confiamos todas las familias croatas: los padres, los hijos, los abuelos; el camino de los esposos, el compromiso educativo, el trabajo profesional y en el hogar. E invocamos su intercesión para que las administraciones públicas sostengan siempre la familia, célula del organismo social.

Queridos hermanos y hermanas, precisamente el próximo año, celebraremos el VII Encuentro Mundial de las Familias, en Milán. Confiemos a María la preparación de este importante evento eclesial.

[En español:]

En este momento, nos unimos en la oración también con todos aquellos que, en la Catedral de Burgo de Osma, en España, celebran la beatificación de Juan de Palafox y Mendoza, luminosa figura de obispo del siglo XVII en México y España; fue un hombre de vasta cultura y profunda espiritualidad, gran reformador, Pastor incansable y defensor de los indios. El Señor conceda numerosos y santos pastores a su Iglesia como el beato Juan.

[En esloveno:]

Saludo con afecto a los fieles de lengua eslovena. Os agradezco vuestra presencia. El Señor os bendiga.

[En serbio:]

Saludo con afecto a los fieles de lengua serbia. Os agradezco vuestra presencia. El Señor os bendiga.

[En macedonio:]

Saludo con afecto a los fieles de lengua macedonia. Os agradezco vuestra presencia. El Señor os bendiga.

[En húngaro:]

Saludo con afecto a los fieles de lengua húngara. Os agradezco vuestra presencia. El Señor os bendiga.

[En albanés:]

Saludo con afecto a los fieles de lengua albanesa. Os agradezco vuestra presencia. El Señor os bendiga.

[En alemán:]

Saludo con afecto a los fieles de lengua alemana. Os agradezco vuestra presencia. El Señor os bendiga.

[En croata:]

Queridas familias, no temáis. El Señor ama la familia y está con vosotros.

[Traducción del original croata e italiano distribuida por la Santa Sede

©Libreria Editrice Vaticana]

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Análisis


Atacar a la Iglesia es rentable, aunque no sea lógico
Un nuevo libro aclara malentendidos
ROMA, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Puede que el anticatolicismo sea el último prejuicio aceptable en la sociedad actual, pero el escritor y periodista canadiense Michael Coren no cree que se deba aceptar sin más.

En su último libro “Why Catholics Are Right” (Por qué los católicos tienen razón) (McClelland and Stewart), analiza algunas de las críticas más comunes contra la Iglesia. Coren, nacido en una familia laica, de padre judío, se hizo católico después de haber cumplido los veinte años.

Ser judío le ha ayudado en su carrera, afirma, pero, como explicaba en la introducción de su libro, su fe católica le ha causado la pérdida de dos puestos de trabajo y muchas puertas cerradas en los medios de comunicación.

Comienza con un tema del que declaraba no querer hablar y del que no habría tenido que escribir, el escándalo de los abusos del clero. Reconoce el inmenso daño causado a muchas personas como resultado de los abusos, pero también sostiene que algunas de las críticas fueron más allá de lo que estaba justificado.

Los abusos no dicen nada sobre el catolicismo, insiste Coren. Los críticos ansiosos por demostrar que los abusos están vinculados a las estructuras o enseñanzas de la Iglesia ignoran el hecho de que los abusos del clero tienen lugar en otras iglesias y religiones con la misma o superior frecuencia.

Como resultado de las lecciones aprendidas del escándalo de los abusos, la Iglesia católica es ahora uno de los lugares más seguros para los jóvenes, señala Coren. Estos hechos deberían llevar con razón a una condena de los abusos, pero no a una condena de la Iglesia, concluye.

Otro capítulo se ocupa de los acontecimientos históricos, como las cruzadas y la Inquisición. Es verdad que la Iglesia no siempre ha actuado de la mejor manera, admite, pero, en general, la Iglesia ha estado éticamente muy por delante de su tiempo y ha sido una fuerza para el bien, argumenta.

Las cruzadas

En el tema de las cruzadas, Coren precisa que Tierra Santa era cristiana y, posteriormente, fue invadida por los musulmanes.

Según Coren, es un error considerar las cruzadas como una especie de imperialismo o colonialismo. Lejos de ser un ejercicio de explotación y recogida de beneficios, muchas familias nobles caían en la bancarrota por los gastos de armar un caballero y mantenerlo con su séquito.

Las investigaciones modernas han desmentido la afirmación de que muchos cruzados fueron los hijos de familias pobres en busca de botín. De hecho, a menudo eran la flor y nata de la caballería europea, explicaba Coren.

En los territorios conquistados por las cruzadas, la población musulmana pudo seguir con su vida normal y no hubo siquiera un intento serio de convertirlos al cristianismo. ¿Qué podemos concluir de las cruzadas?, preguntaba Coren.

"No fue el momento del que estar más orgulloso de la historia cristiana, pero no fueron las caricaturas infantiles de la mala conciencia occidental moderna ni, por supuesto, la paranoia contemporánea musulmana", responde.

En cuanto a la Inquisición, señala que la premisa subyacente es que los católicos son los más malos y que sólo la Iglesia podría organizar algo parecido a la Inquisición.

Esto es simplemente ridículo, afirma. Para empezar, fueron asesinados más hombres y mujeres en un par de semanas de la atea Revolución Francesa que en un siglo de Inquisición. También hubo inquisiciones en varios países protestantes, señalaba, dirigidas sobre todo a los sospechosos de brujería.

Tortura

El objetivo de la Inquisición era combatir los errores doctrinales y las herejías, con el fin de hacer volver a la gente a la Iglesia, explica Coren. Existía la tortura, pero era aplicada sobre todo por las autoridades seculares. La Inquisición no la utilizaba ni más ni menos que el resto de los órganos judiciales de la época, añade.

La mayor parte de las críticas se centran en la Inquisición española. En un aparte, Coren se pregunta por qué se ha prestado tan poca atención a las masacres y a la tortura de muchos católicos en la Inglaterra de Enrique VIII y de la Reina Isabel I.

Es cierto que en los primeros días los papas apoyaron la Inquisición española pero pronto se convirtió en un órgano del estado y la monarquía. Tras la derrota final de los musulmanes en España un gran número se convirtieron del islam y del judaísmo al catolicismo.

Muchas conversiones eran genuinas, pero como resultaba ventajoso política y económicamente hacerse católicos algunas conversiones no eran genuinas. Esto llevó a que la Inquisición investigara la situación de los convertidos.

Es cierto que se cometieron abusos, afirma Coren, pero, aunque España pudo haber sido una sociedad con defectos, no sufrió las sangrientas guerras de religión que afectaron a muchos otros países europeos.

Según Coren, la Inquisición pasó desapercibida hasta a mediados del siglo XIX cuando escritores anticatólicos la utilizaron y distorsionaron para atacar a la Iglesia.

Otra crítica frecuente a la Iglesia tiene que ver con su riqueza. "Nos golpean de modo regular con la vieja afirmación de que la Iglesia rebosa de dinero mientras el resto del mundo se muere de hambre", comenta Coren.

Sí, hay una gran cantidad de riquezas en el Vaticano, en los museos que están abiertos a todos los que los visiten. La Iglesia ha preservado estas obras de arte durante siglos, y las guarda como patrimonio de la humanidad.

La venta de las obras de arte y el dar el dinero sólo sería un hecho aislado cuyos beneficios se acabarían en seguida. En cambio, los tesoros artísticos se conservan para el futuro, a disposición de todos, en vez de estar encerrados en colecciones privadas.

Por otro lado, añade Coren, la Iglesia católica construye y gestiona hospitales, escuelas y realiza un enorme número de obras de caridad por todo el mundo.

Vida y sexualidad

Uno de los capítulos se dedica al tema de la vida y la sexualidad. La Iglesia suele ser objeto de ataques por su postura sobre temas que van desde el aborto a los condones y los anticonceptivos.

La postura que adopta la Iglesia católica en este ámbito no se basa solamente en creencias morales sino que está fundamentada también por la ciencia y los derechos humanos, argumenta Coren.

Señala que la afirmación de que existe una nueva vida desde el momento de la concepción tiene un sólido fundamento biológico. El feto es una vida humana distinta y como tal debería tener el derecho a existir. A pesar de ello, en los últimos años, a los pro vida se les ha presentado a menudo como extremistas fanáticos.

Por otro lado, aunque la sociedad contemporánea se considera a sí misma más progresista y tolerante que cualquiera del pasado, las personas con discapacidad en el vientre materno son asesinadas deliberadamente.

Cuando se trata de la postura de la Iglesia con respecto a la utilización para investigación de células madre embrionarias, esto lo utilizan sus oponentes para acusarla de ser un obstáculo a la cura de enfermedades y afecciones que se podrían vencer en un futuro muy próximo.

La verdad es, sin embargo, que no ha habido éxito alguno con las células madre embrionarias, en contraste con los éxitos obtenidos con células madre de adultos, algo a lo que la Iglesia no se opone, apunta Coren.

En cuanto al tema de los condones y los anticonceptivos, la Iglesia advirtió hace décadas que su disponibilidad sería perjudicial para la sociedad. De hecho, Coren señala que, desde la advertencia, ha habido un aumento constante de las enfermedades de transmisión sexual, del divorcio, de las rupturas familiares y la sexualidad ha pasado a convertirse en muchos casos de un acto de amor a un mero intercambio de fluidos corporales.

Difamar a la Iglesia y a Benedicto XVI por oponerse al uso de condones en el esfuerzo por controlar el sida es otro caso más de injusticia, afirma Coren. Confiar en el uso de condones simplemente no ha funcionado en África. Por el contrario, los programas basados en la abstinencia y la fidelidad han tenido un grandísimo éxito.

El libro de Coren trata muchos otros temas y no desaprovecha oportunidades para defender a la Iglesia contra lo que considera ataques mal informados. Sería una útil ayuda para quienes están interesados en responder a los ataques demasiado frecuentes contra la Iglesia.

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En la red:

"Why Catholics Are Right": www.amazon.com/Why-Catholics-Right-Michael-Coren/dp/0771023219/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1306609817&sr=8-1

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

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Documentación


Discurso de despedida de Benedicto XVI de Croacia
Los cristianos deben seguir siendo “como el alma de la nación”
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que pronunció Benedicto XVI en la ceremonia de despedida de Croacia, que le tributó el presidente de la República, Ivo Josipović, en el aeropuerto internacional “Pleso" .

Señor presidente,

ilustres autoridades,

queridos hermanos en el episcopado,

hermanos y hermanas en el Señor:

Mi visita a vuestra tierra llega a su fin. Aunque ha sido breve, ha estado llena de encuentros, que me han hecho sentir como uno de vosotros, de vuestra historia, y me han dado la ocasión de confirmar en la fe en Jesucristo, único Salvador, a la Iglesia que peregrina en Croacia. Esta fe, que ha llegado hasta vosotros a través del valeroso y fiel testimonio de tantos hermanos y hermanas vuestros, algunos de los cuales no han vacilado en morir por Cristo y por su Evangelio, la he encontrado viva y sincera. Demos gracias a Dios por los abundantes dones de gracia que con generosidad dispone en el camino cotidiano de sus hijos. Deseo dar las gracias a los que han colaborado en la organización de mi visita y su ordenado desarrollo.

Llevo muy vivas en la mente y en el corazón las impresiones de estos días. Esta mañana, la participación en la santa Misa con ocasión de la Jornada Nacional de las Familias ha sido sentida y compacta. El encuentro de ayer en el Teatro Nacional me ha permitido compartir una reflexión con los representantes de la sociedad civil y de las comunidades religiosas. Los jóvenes, después, durante la intensa Vigilia de oración, me han mostrado el rostro luminoso de Croacia, que mira al futuro, iluminado por la fe viva, como la llama de una lámpara preciosa, que ha recibido de sus padres y que requiere ser protegida y alimentada a lo largo del camino. La oración junto a la tumba del beato cardenal Stepinac nos ha hecho recordar de modo especial a todos aquellos que han sufrido – y hoy todavía sufren – a causa de la fe en el Evangelio. Continuemos invocando la intercesión de este intrépido testigo del Señor resucitado, para que cada sacrificio, cada prueba, ofrecida a Dios por amor a Él y a los hermanos, sea como el grano de trigo que, caído en tierra, muere para dar fruto.

Ha sido para mí motivo de alegría constatar cómo sigue viva hoy la antigua tradición cristiana de vuestro pueblo. He podido experimentarlo sobre todo en la cálida acogida que la gente me ha prodigado, como ya lo había hecho en las tres visitas del beato Juan Pablo II, reconociendo la visita del Sucesor de Pedro, que viene a confirmar a los hermanos en la fe. Esta vitalidad eclesial, que debe mantenerse y reforzarse, no dejará de producir efectos positivos para toda la sociedad, gracias a la colaboración, que espero sea siempre serena y provechosa, entre la Iglesia y las instituciones públicas. En este tiempo, en el que parecen faltar puntos de referencia fijos y seguros, los cristianos, «juntos en Cristo», piedra angular, pueden continuar constituyendo como el alma de la Nación, ayudándola a desarrollarse y progresar.

Antes de regresar a Roma, os confío a todos a las manos de Dios. Él, dador de todo bien y providencia infinita, bendiga siempre esta tierra y el pueblo croata, y conceda paz y prosperidad a cada familia. La Virgen María vele sobre el histórico camino de vuestra patria y sobre el de toda Europa, y os acompañe también mi Bendición Apostólica, que os dejo con gran afecto.

[Traducción del croata e italiano distribuida por la Santa Sede

©Libreria Editrice Vaticana]

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Benedicto XVI recoge la herencia del beato Stepinac
Discurso a representantes de la Iglesia en Croacia en la catedral de Zagreb
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI en la tarde de este domingo al presidir las Vísperas con obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, en la Catedral de la Asunción de la Virgen María y de San Esteban de Zagreb.

Queridos hermanos en el episcopado y en el presbiterado,
queridos hermanos y hermanas:

Doy gracias al Señor en la oración por este encuentro, que me permite vivir un momento especial de comunión con vosotros, Obispos, sacerdotes, personas consagradas, seminaristas, novicios y novicias. Os saludo a todos con afecto y os doy las gracias por el testimonio que dais a la Iglesia, como hicieron a lo largo de los siglos en esta tierra tantos pastores y mártires, desde san Domnio hasta el beato Cardenal Stepinac, el amado Cardenal Kuharić y otros muchos. Agradezco al Cardenal Josip Bozanić las amables palabras que me ha dirigido. Esta tarde queremos conmemorar con devoción y en oración al beato Alojzije Stepinac, valeroso Pastor, ejemplo de celo apostólico y firmeza cristiana, cuya vida heroica ilumina también hoy a los fieles de las diócesis croatas, sosteniendo así la fe y la vida eclesial. Los méritos de este inolvidable obispo derivan esencialmente de su fe: él tuvo en su vida la mirada fija siempre en Jesús, y siempre se configuró con Él, hasta el punto de convertirse en una viva imagen de Cristo, también en sus padecimientos. Precisamente por su firme conciencia cristiana, supo resistir a todo totalitarismo, haciéndose defensor de los judíos, los ortodoxos y todos los perseguidos en el tiempo de la dictadura nazi y fascista, y después, en el período del comunismo, «abogado» de sus fieles, especialmente de tantos sacerdotes perseguidos y asesinados. Sí, llegó a ser «abogado» de Dios en esta tierra, pues defendió tenazmente la verdad y el derecho del hombre a vivir con Dios.

«Con una única ofrenda [Cristo] ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados» (Hb 10,14). Esta expresión de la Carta a los Hebreos que antes se ha proclamado, nos invita a considerar la figura del beato Cardenal Stepinac como la «imagen» de Cristo y de su Sacrificio. En efecto, el martirio cristiano es la más alta medida de santidad, pero lo es siempre y sólo gracias a Cristo, por un don suyo, como respuesta a su oblación que recibimos en la Eucaristía. El Beato Alojzije Stepinac ha respondido con su sacerdocio, con el episcopado, con el sacrificio de su vida: un único «sí» unido al de Cristo. Su martirio indica el culmen de las violencias cometidas contra la Iglesia durante el terrible periodo de la persecución comunista. Los católicos croatas, y el clero en particular, fueron objeto de vejaciones y abusos sistemáticos, que pretendían destruir la Iglesia católica, comenzando por su más alta Autoridad local. Aquel tiempo especialmente duro se caracterizó por una generación de obispos, sacerdotes y religiosos dispuestos a morir por no traicionar a Cristo, a la Iglesia y al Papa. La gente ha visto que los sacerdotes nunca han perdido la fe, la esperanza, la caridad, y así han permanecido siempre unidos. Esta unidad explica lo que humanamente es incomprensible: que un régimen tan duro no haya podido doblegar a la Iglesia.

También hoy la Iglesia en Croacia está llamada a permanecer unida para afrontar los desafíos del nuevo contexto social, descubriendo con osadía misioneras nuevas vías de evangelización, especialmente al servicio de las jóvenes generaciones. Queridos Hermanos en el episcopado, quisiera animaros, sobre todo a vosotros, en el desarrollo de vuestra misión. Cuanto más actuéis en fecunda armonía entre vosotros y en comunión con el Sucesor de Pedro, tanto mejor podréis acometer las dificultades de nuestra época. Es importante, además, que sobre todo los Obispos y sacerdotes trabajen siempre al servicio de la reconciliación entre los cristianos divididos y entre los cristianos y los musulmanes, siguiendo las huellas de Cristo, que es nuestra paz. No dejéis tampoco de ofrecer a los sacerdotes claras directrices espirituales, doctrinales y pastorales. La comunidad eclesial, en efecto, tiene en su seno legítimas diversidades, pero no puede dar un testimonio fiel del Señor si no es en la comunión de sus miembros. Esto exige de vosotros el servicio de la vigilancia, que se ha de ofrecer en el diálogo y con gran amor, pero también con claridad y firmeza.

Queridos Hermanos, la adhesión a Cristo significa «guardar» su palabra en toda circunstancia (cf. Jn 14,23). A este respecto, el Beato Cardenal Stepinac se expresaba así: «Uno de los mayores males de nuestro tiempo es la mediocridad en las cuestiones de fe. No nos hagamos ilusiones… O somos católicos o no lo somos. Si lo somos, es preciso que se manifieste en todos los campos de nuestra vida» (Homilía en la Solemnidad de san Pedro y san Pablo, 29 junio 1943). La enseñanza moral de la Iglesia, que hoy frecuentemente no es entendida, no se puede desvincular del Evangelio. Corresponde precisamente a los Pastores proponerlo autorizadamente a los fieles, para ayudarlos a valorar sus responsabilidades personales, la armonía entre sus decisiones y las exigencias de la fe. De este modo, se avanzará en ese «cambio cultural» necesario para promover una cultura de la vida y una sociedad a medida del hombre.

Queridos sacerdotes, especialmente vosotros, párrocos, conozco la importancia y la multiplicidad de vuestras tareas, en una época en la que la escasez de presbíteros comienza a percibirse seriamente. Os exhorto a no desalentaros, a permanecer vigilantes en la oración y en la vida espiritual para cumplir con fruto vuestro ministerio: enseñar, santificar y guiar a los que están confiados a vuestro cuidado. Acoged con magnanimidad a quien llama a la puerta de vuestro corazón, ofreciendo a cada uno los dones que la bondad divina os ha confiado. Perseverad en la comunión con vuestro Obispo y en la colaboración recíproca. Alimentad vuestro compromiso en la fuente de la Escritura, los Sacramentos y la constante alabanza a Dios, abiertos y dóciles a la acción del Espíritu Santo; así seréis operadores eficaces de la nueva evangelización, que estáis llamados a llevar a cabo junto con los laicos, de manera coordinada y sin confusión entre lo que depende del ministerio ordenado y lo que pertenece al sacerdocio universal de los bautizados. Preocuparos de cuidar las vocaciones al sacerdocio: esforzaos con vuestro entusiasmo y vuestra fidelidad por transmitir un vivo deseo de responder generosamente y sin titubeos a Cristo, que llama a configurarse más íntimamente a Él, Cabeza y Pastor.

Queridos consagrados y consagradas, la Iglesia espera mucho de vosotros, que tenéis la misión de testimoniar en cada época «la forma de vida que Jesús, supremo consagrado y misionero del Padre para su Reino, abrazó y propuso a los discípulos que lo seguían» (Exhort. ap. Vita consecrata, 22). Que Dios sea siempre vuestra única riqueza: dejaos plasmar por Él para hacer visible al hombre de hoy, sediento de valores verdaderos, la santidad, la verdad, el amor del Padre celestial. Sostenidos por la gracia del Espíritu, hablad a la gente con la elocuencia de una vida transfigurada por la novedad de la Pascua. Toda vuestra vida será así signo y servicio de la consagración que cada bautizado ha recibido cuando se le incorporó a Cristo.

A vosotros, jóvenes que os preparáis para el sacerdocio o la vida consagrada, deseo repetiros que el divino Maestro está actuando constantemente en el mundo, y dice a cada uno de los que ha elegido: «Sígueme» (Mt 9,9). Es una llamada que requiere la confirmación cotidiana de una respuesta de amor. Que vuestro corazón esté siempre dispuesto. Que el testimonio heroico del Beato Alojzije Stepinac inspire una renovación de las vocaciones entre los jóvenes croatas. Y vosotros, queridos Hermanos en el episcopado y en el presbiterado, no dejéis de ofrecer a los jóvenes de los seminarios y los noviciados una formación equilibrada, que los prepare para un ministerio bien insertado en la sociedad de nuestro tiempo, gracias a la profundidad de su vida espiritual y a la seriedad de sus estudios.

Querida Iglesia en Croacia, asume con humildad y valentía la tarea de ser la conciencia moral de la sociedad, «sal de la tierra» y «luz del mundo» (cf. Mt 5,13-14). Sé siempre fiel a Cristo y al mensaje del Evangelio, en una sociedad que trata de relativizar y secularizar todos los ámbitos de la vida. Sé la morada de la alegría en la fe y en la esperanza. Queridos: Que el beato Cardenal Alojzije Stepinac y todos los santos de vuestra tierra intercedan por vuestro pueblo, y que la Madre del Salvador os proteja. Con gran afecto imparto a vosotros y a toda la Iglesia en Croacia mi Bendición Apostólica. Amén. Alabados sean Jesús y María.

[Traducción del croata e italiano distribuida por la Santa Sede

©Libreria Editrice Vaticana]

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Homilía del papa en la Jornada de las Familias Católicas Croatas
“Es más que nunca necesaria y urgente la presencia de familias cristianas”
ZAGREB, domingo, 5 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI este domingo al presidir la celebración eucarística en la Jornada de las Familias Católicas Croatas, en el hipódromo de Zagreb.

* * *

Queridos hermanos y hermanas

En esta Santa Misa que tengo el gozo de presidir, concelebrando con numerosos Hermanos en el Episcopado y con un gran número de sacerdotes, doy gracias al Señor por todas las queridas familias aquí reunidas, y por tantas otras que se unen a nosotros por medio de la radio y la televisión. Gracias particularmente al Cardenal Josip Bozanić, Arzobispo de Zagreb, por sus cálidas palabras al inicio de la Santa Misa. Saludo a todos y les expreso mi gran afecto, junto con un abrazo de paz.

Hemos celebrado hace poco la Ascensión del Señor, y nos preparamos para recibir el gran don del Espíritu Santo. Hemos escuchado en la primera lectura cómo la comunidad apostólica estaba reunida en oración en el Cenáculo, con María, la madre de Jesús (cf. Hch 1,12-14). Esto es un retrato de la Iglesia, que hunde sus raíces en el acontecimiento pascual. En efecto, el Cenáculo es el lugar en el que Jesús instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio, en la Última Cena; y donde, resucitado de entre los muertos, derramó el Espíritu Santo sobre los Apóstoles la tarde de Pascua (cf. Jn 20,19-23). El Señor había ordenado a sus discípulos «que no se alejaran de Jerusalén sino "aguardad que se cumpla la promesa del Padre"» (Hch 1,4); es decir, les había pedido que permanecieran juntos para prepararse a recibir el don del Espíritu Santo. Y ellos se reunieron en oración con María en el Cenáculo, en espera del acontecimiento prometido (cf. Hch 1,14). Permanecer juntos fue la condición puesta por Jesús para recibir la llegada del Paráclito, y la oración prolongada fue el presupuesto de su concordia. Encontramos aquí una formidable lección para toda comunidad cristiana. A veces se piensa que la eficacia misionera depende principalmente de una atenta programación y de su sagaz puesta en práctica mediante un compromiso concreto. Ciertamente, el Señor pide nuestra colaboración, pero antes de cualquier respuesta nuestra es necesaria su iniciativa: su Espíritu es el verdadero protagonista de la Iglesia, al que se ha de invocar y acoger.

En el Evangelio hemos escuchado la primera parte de la llamada «oración sacerdotal» de Jesús (cf. Jn 17,1-11a) – como conclusión de su discurso de despedida – llena de confianza, dulzura y amor. Se llama «oración sacerdotal» porque en ella Jesús se presenta en la actitud del sacerdote que intercede por los suyos, en el momento en que está a punto de dejar este mundo. El pasaje está presidido por el doble tema de la hora y de la gloria. Se trata de la hora de la muerte (cf. Jn 2,4; 7,30; 8,20), la hora en la que Cristo debe pasar de este mundo al Padre (13,1). Pero, al mismo tiempo, es también la hora de su glorificación que se cumple por la cruz, y que el evangelista Juan llama «exaltación», es decir, ensalzamiento, elevación a la gloria: la hora de la muerte de Jesús, la hora del amor supremo, es la hora de su gloria más alta. También para la Iglesia, para cada cristiano, la gloria más alta es aquella Cruz, es vivir la caridad, don total a Dios y a los demás.

Queridos hermanos y hermanas: He acogido con mucho gusto la invitación que me han hecho los Obispos de Croacia para visitar este País con ocasión del primer Encuentro Nacional de las Familias Católicas croatas. Deseo expresar mi gran aprecio por la atención y el compromiso por la familia, no sólo porque esta realidad humana fundamental debe afrontar hoy, en vuestro País como en otros lugares, dificultades y amenazas, y por tanto necesita ser evangelizada y apoyada de manera especial, sino también porque las familias cristianas son un medio decisivo para la educación en la fe, para la edificación de la Iglesia como comunión y para su presencia misionera en las más diversas situaciones de la vida. Conozco la generosidad y la entrega con la que vosotros, queridos Pastores, servís al Señor y a la Iglesia. Vuestro trabajo cotidiano en favor de la formación en la fe de las nuevas generaciones, así como por la preparación al matrimonio y por el acompañamiento de las familias, es la vía fundamental para regenerar siempre nuevamente la Iglesia, y también para vivificar el tejido social del País. Continuad con disponibilidad este precioso cometido pastoral.

Es bien sabido que la familia cristiana es un signo especial de la presencia y del amor de Cristo, y que está llamada a dar una contribución específica e insustituible a la evangelización. El beato Juan Pablo II, que visitó este noble País por tres veces, decía que «la familia cristiana está llamada a tomar parte viva y responsable en la misión de la Iglesia de manera propia y original, es decir, poniendo a servicio de la Iglesia y de la sociedad su propio ser y obrar, en cuanto comunidad íntima de vida y de amor» (Familiaris consortio, 50). La familia cristiana ha sido siempre la primera vía de transmisión de la fe, y también hoy tiene grandes posibilidades para la evangelización en múltiples ámbitos.

Queridos padres, esforzaos siempre en enseñar a rezar a vuestros hijos, y rezad con ellos; acercarlos a los Sacramentos, especialmente a la Eucaristía, en este año en que celebráis el sexto centenario del "milagro eucarístico de Ludbreg"; introducirlos en la vida de la Iglesia; no tengáis miedo de leer la Sagrada Escritura en la intimidad doméstica, iluminando la vida familiar con la luz de la fe y alabando a Dios como Padre. Sed como un pequeño cenáculo, como aquel de María y los discípulos, en el que se vive la unidad, la comunión, la oración.

Hoy, gracias a Dios, muchas familias cristianas toman conciencia cada vez más de su vocación misionera, y se comprometen seriamente a dar testimonio de Cristo, el Señor. Como dijo el beato Juan Pablo II: «Una auténtica familia, fundada en el matrimonio, es en sí misma una "buena nueva" para el mundo». Y añadió: «En nuestro tiempo son cada vez más las familias que colaboran activamente en la evangelización... En la Iglesia ha llegado la hora de la familia, que es también la hora de la familia misionera» (Ángelus, 21 octubre 2001). En la sociedad actual es más que nunca necesaria y urgente la presencia de familias cristianas ejemplares. Hemos de constatar desafortunadamente cómo, especialmente en Europa, se difunde una secularización que lleva a la marginación de Dios de la vida y a una creciente disgregación de la familia. Se absolutiza una libertad sin compromiso por la verdad, y se cultiva como ideal el bienestar individual a través del consumo de bienes materiales y experiencias efímeras, descuidando la calidad de las relaciones con las personas y los valores humanos más profundos; se reduce el amor a una emoción sentimental y a la satisfacción de impulsos instintivos, sin esforzarse por construir vínculos duraderos de pertenencia recíproca y sin apertura a la vida. Estamos llamados a contrastar dicha mentalidad. Junto a la palabra de la Iglesia, es muy importante el testimonio y el compromiso de las familias cristianas, vuestro testimonio concreto, especialmente para afirmar la intangibilidad de la vida humana desde la concepción hasta su término natural, el valor único e insustituible de la familia fundada en el matrimonio y la necesidad de medidas legislativas que apoyen a las familias en la tarea de engendrar y educar a los hijos. Queridas familias, ¡sed valientes! No cedáis a esa mentalidad secularizada que propone la convivencia como preparatoria, o incluso sustitutiva del matrimonio. Enseñad con vuestro testimonio de vida que es posible amar, como Cristo, sin reservas; que no hay que tener miedo a comprometerse con otra persona. Queridas familias, alegraos por la paternidad y la maternidad. La apertura a la vida es signo de apertura al futuro, de confianza en el porvenir, del mismo modo que el respeto de la moral natural libera a la persona en vez de desolarla. El bien de la familia es también el bien de la Iglesia. Quisiera reiterar lo que ya he dicho otra vez: «La edificación de cada familia cristiana se sitúa en el contexto de la familia más amplia, que es la Iglesia, la cual la sostiene y la lleva consigo... Y, de forma recíproca, la Iglesia es edificada por las familias, "pequeñas Iglesias domésticas"» (Discurso en la apertura de la Asamblea eclesial de la diócesis de Roma, 6 junio 2005). Roguemos al Señor para que las familias sean cada vez más pequeñas Iglesias y las comunidades eclesiales sean cada vez más familia.

Queridas familias croatas: que viviendo la comunión de fe y caridad, seáis testigos de manera cada vez más transparente de la promesa que el Señor llevado al cielo hace a cada uno de nosotros: «… yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos (Mt 28,20). Queridos cristianos croatas, sentíos llamados a evangelizar con toda vuestra vida; escuchad con mucha atención la palabra del Señor: “Id y haced discípulos a todos los pueblos» (Mt 28,19). Que la Virgen María, Reina de los croatas, acompañe siempre vuestro camino. Amén. Alabados sean Jesús y María.

[Traducción del original croata e italiano distribuida por la Santa Sede

©Libreria Editrice Vaticana]

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