14.06.11

Diálogo sobre la Santísima Trinidad (4)

A las 9:25 PM, por Daniel Iglesias
Categorías : Teología dogmática, Biblia
 

Felipe: Según los eruditos, la traducción correcta de Juan 1,1 es: “En el principio era la Palabra y la Palabra era hacia el Dios y la Palabra era un ser divino".

El “Dios” con quien está la Palabra es “ton Theon” ("el Dios", con artículo). El “dios” que es la Palabra es “theos” ("dios", sin artículo). Como este “theos” no tiene artículo determinado, entonces resulta que el “Logos” (la Palabra) no es “Theos", sino que tiene cualidades de “theos". Es un ser divino, pero no es Dios. Si quieres una explicación erudita, lee el Journal of Biblical Literature, volumen 92.

Pablo: Mi respuesta tendrá tres momentos.

En primer lugar, no admito que apoyes tu tesis en la autoridad de “los eruditos". La inmensa mayoría de los eruditos, a lo largo de dos milenios, a pesar de sus diversas tendencias religiosas y filosóficas, ha apoyado la traducción tradicional, que es una clara afirmación de la divinidad de Jesucristo, Hijo de Dios Padre; de modo que en realidad no te refieres a los eruditos en general, sino a los eruditos de tu tendencia “unitaria” (antitrinitaria).

En segundo lugar, quiero destacar que nuestro versículo no presenta ningún problema de crítica textual, por lo cual nuestra discusión se reduce estrictamente a un simple problema de traducción. Entre los miles de manuscritos antiguos del Nuevo Testamento que se conservan no figura ninguna variante del texto griego de Juan 1,1. Esto se puede comprobar en cualquier buscador de Internet utilizando las palabras clave “Greek New Testament Critical Edition” u otras semejantes, lo cual da como resultado un material abundantísimo.

En tercer lugar, pasaré a refutar tu tesis. Dado que mis conocimientos de griego son escasos, me limitaré a mostrar que las traducciones del prólogo del Evangelio de Juan de los testigos de Jehová no son coherentes con tu tesis, a dar un argumento de tipo histórico-teológico y a consultar a un experto en griego bíblico.

Consideremos la incoherencia interna de tu tesis. Es importante notar que dentro del mismo prólogo del Evangelio de Juan (1,1-18) se nombra a Dios sin artículo otras cuatro veces. Por razones prácticas citaré el texto griego en caracteres latinos. Los lectores pueden cotejar estas citas con el verdadero texto griego (en caracteres griegos), por ejemplo en:
http://www.evanglibrary.org.uk/members/nt/greek/gkntvar/John.html

Juan 1,6: “Hubo un hombre, enviado de Dios, de nombre Juan": “apestalmenos para Theou".

Juan 1,12: “A los que lo recibieron, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios": “tekna Theou genesthai".

Juan 1,13: “Sino de Dios, son nacidos": “ek Theou egennethesan".

Juan 1,18: “A Dios nadie lo vio nunca": “Theon oudeis eoraken popote".

Ahora bien, las ediciones del Nuevo Testamento de los testigos de Jehová emplean en estas cuatro ocasiones la palabra “Dios", lo cual es correcto, pero incompatible con tu tesis. Es pues evidente que el principio de traducción en que te basas es una invención ad hoc para acomodar el texto de Juan 1,1 a la doctrina de los testigos de Jehová.

Consideremos ahora un segundo argumento. El prólogo del Evangelio de Juan termina en Juan 1,18: “A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.” Sin embargo, en la tradición de los manuscritos antiguos existe una variante: en algunos manuscritos se lee “un Dios Hijo único” en lugar de “el Hijo único". El texto griego que indiqué antes concuerda con esa versión minoritaria: allí se lee, en el versículo 18, “monogenes Theos". Para explicar esto los testigos de Jehová tendrían que recurrir a una teoría conspiratoria sin fundamento histórico: en el seno de la primitiva comunidad cristiana, compuesta por proto-testigos de Jehová, había unos pocos católicos que ya desde entonces se dedicaban a adulterar los textos bíblicos para hacerlos compatibles con su herejía trinitaria.

La explicación católica es infinitamente más plausible: las dos variantes del texto expresan con distintas palabras una de las creencias básicas de la comunidad cristiana primitiva.

Consideremos finalmente la opinión del Pbro. Miguel A. Barriola, Doctor en Sagrada Escritura. A continuación cito íntegramente una nota suya de fecha 27/02/2003, donde demuestra la falsedad de la traducción de Juan 1,1 que tú utilizas.

Estimado amigo:

Se ve que los “Testigos", fuera de toda tradición, lo único que persiguen es mantener, cueste lo que cueste, sus propios modos de interpretar. Porque en anteriores presentaciones de “su” Biblia traducían “La Palabra era «un» Dios”, con tal de escapar a la versión más obvia: “era Dios".

Querían fundamentarla científicamente, basados en el (supuesto) uso de la lengua griega. Decían que, faltando el artículo para el sustantivo “Theós” (cosa que no acontecía en la primera vez: “prós ton Theón” (el Verbo se dirigía hacia el Dios), corresponde interpretar esa omisión como una variación en el segundo empleo del término “Theós”.

Ahora, en esta nueva traducción, llegan a adjetivizar un claro sustantivo en el texto original (la Palabra era divina).

Pero el hecho es que el Lógos no es llamado “théios” (= divino), con un adjetivo, ni “Théos tis” (=un dios), en sentido helenístico, sino simplemente Dios, un sustantivo.

Se ha de aclarar que el predicado, por lo general, no va acompañado de artículo. Si se dice: “Simón es pescador", se quiere expresar que el sujeto pertenece a la categoría de los que ejercen ese oficio. Él no lo agota ni acapara. En cambio, si se desea dar énfasis, expresando, por ejemplo: “Juan es ho Theólogos” (= “el” Teólogo), el atributo articulado indica algo especial, descollante en el género. Se trata de un “teólogo por excelencia". Así la pregunta de Pilato: “¿tú eres rey? (Jn 18,37) está indagando sobre la condición que Jesús diría compartir con otros monarcas. En cambio, en Jn 19,19: “Jesús ho nazaráios, ho basiléus ton ioudáion” (= el nazareno, el rey de los judíos), los artículos que preceden a los atributos están señalando que se trata de un personaje bien determinado y único.

En el mismo Prólogo tenemos un atributo con artículo, pero que justamente destaca la singularidad total, fuera de serie, inigualable, del sujeto al que se le endosa: (1,9): Én tó fós tó alethinón (= era la luz, la verdadera"); no cualquier tipo de luz, sino la única auténtica. Por otra parte, en igual sentido, sólo que con una negación, el v. 8 había descartado que el Bautista fuera “la” luz.

En 1,1, la omisión del artículo ante el sustantivo “Theós", por consiguiente, quiere decir que la Palabra pertenece a la categoría de Dios, es Dios. Lo cual, evidentemente no hay que entenderlo al modo de “género - individuo", porque otros lugares bíblicos aportan las precisiones sobre el único Dios, con el cual, sin embargo, se identifican tres personas distintas, que ni lo dividen ni lo multiplican en un politeísmo.

Por lo demás (como señala H. Hébert, Los testigos de Jehová - Su historia y su doctrina, Madrid 1977, p. 173), el mismo contexto se opone a comprender “Theós” sin artículo bajo una luz diferente pues, según un procedimiento muy semítico, la segunda y la tercera proposiciones del versículo comienzan por la palabra última de la frase precedente:

“En el principio era el Lógos
y el Lógos estaba dirigido a Dios
y Dios (atributo) era el Lógos".


Esa repetición de la palabra final implica la utilización del mismo sentido las dos veces. De lo contrario el autor (sin avisar nada de cambios de sentido a su lector) sembraría la confusión.

Esperando haber aportado algo útil a su discusión, queda a sus órdenes:
M. A. Barriola

En conclusión: Si bien es cierto que por lo común la palabra “Theos” en el Nuevo Testamento designa al Padre, es también claro que en Juan 1,1 encontramos una de las excepciones. Evidentemente Juan 1,1 no puede significar que el Hijo es el Padre, sino que el Hijo es Dios como el Padre; el mismo Dios, no un segundo Dios.

Felipe: Aunque tu traducción fuera correcta, no demostraría la divinidad del Hijo. En Salmos 82,6 el mismo Yahveh llama “dioses” a los hombres que son “hijos del Altísimo". Aunque a estos hombres se les llame dioses, ninguno de ellos es Yahveh. Lo mismo vale para Jesús.

Pablo: No es serio comparar ese texto, en el cual el salmista equipara a los príncipes y jueces de Israel con los miembros de la corte celestial, con un texto como Juan 1,1, que identifica de la manera más formal posible a la Palabra (el Hijo) con Dios.

Pasando ahora al tema del Espíritu Santo, te diré lo siguiente.

Su divinidad se manifiesta por ejemplo en 1 Corintios 2,10: “el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios“. Esto es algo que sólo Dios puede hacer.

Su personalidad se manifiesta por ejemplo en Hechos 15,28: “Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables“. Los entes impersonales no pueden tomar decisiones.

Él es el “otro Paráclito” enviado por el Padre (cf. Juan 14,16). Si el primer Paráclito (el Hijo) es una persona divina, como hemos demostrado, el segundo también lo es.

En conclusión: Dios se manifiesta en la historia de salvación como Padre, Hijo y Espíritu Santo; tres personas divinas y un solo Dios vivo y verdadero. Esto implica necesariamente que Dios es en Sí mismo Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque de lo contrario no habría verdadera auto-revelación y auto-comunicación de Dios al hombre. Inversamente, si Dios, que es eternamente Padre, Hijo y Espíritu Santo, decide libremente manifestarse en la historia, necesariamente debe manifestarse como lo que Él es en Sí mismo: el Dios unitrino.

El dogma de la Santísima Trinidad pertenece a la revelación de Dios en Cristo. Si alguien no cree en la Trinidad (ni en la Encarnación), no es cristiano, en términos objetivos.

Daniel Iglesias Grèzes