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ZENIT

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Servicio diario - 22 de junio de 2011

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Santa Sede

El Papa explica el secreto para rezar con las palabras de Dios

60 peces de colores para el Papa, regalo de los niños de don Orione

Los cambios en los países árabes deben respetar los derechos humanos

Una delegación de ortodoxos con el Papa por los santos Pedro y Pablo

El Papa nombra administrador apostólico para eparquía de ucranianos en Argentina

Mundo

España: obispos alertan ante el anteproyecto sobre el final de la vida

Obispo mexicano cree que el fin de la delincuencia está lejos

Se establecerá en Estados Unidos un ordinariato para los anglicanos

Chile: “Desde el infierno de Ulises al cielo de Pablo”

Cardenal Scherer: “Jóvenes, ¿vamos a Madrid?”

Audiencia del miércoles

Benedicto XVI: rezando los Salmos se aprende a rezar


Santa Sede


El Papa explica el secreto para rezar con las palabras de Dios
Orar con los Salmos, es su consejo
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Con el libro bíblico de los Salmos es posible rezar con las mismas palabras de Dios, aseguró Benedicto XVI este miércoles.

El pontífice continuó las catequesis sobre la oración, que ofrece desde hace semanas con motivo de la audiencia semanal a los peregrinos, comenzando una serie de intervenciones sobre los Salmos, el libro de oración del pueblo de Israel que después la Iglesia asumió también como propio.

Escuela de oración”

Para el papa los Salmos son “una escuela de oración”, pues enseñan, como sucede a los niños con las palabras de los adultos, el lenguaje que puede utilizar para dirigirse a Dios, explicó a los miles de personas que se congregaron en la plaza de San Pedro del Vaticano, bajo un sol de justicia.

“Cuando el niño comienza a hablar, aprende a expresar sus propias sensaciones, emociones, necesidades con palabras que no le pertenecen de modo innato, sino que aprende de sus padres y de los que viven con él”, explicó el Santo Padre durante la audiencia general.

“Lo que el niño quiere expresar es su propia vivencia, pero el medio expresivo es de otros --aclaró--; y él, poco a poco se apropia de este medio, las palabras recibidas de sus propios padres se convierten en sus palabras y a través de las palabras aprende también un modo de pensar y de sentir, accede a un mundo de conceptos, y crece en ellos, se relaciona con la realidad, con los hombres y con Dios”.

Para el obispo de Roma “esto mismo sucede con la oración de los Salmos. Se nos presentan para que nosotros aprendamos a dirigirnos a Dios, a comunicarnos con Él, a hablarle de nosotros con sus palabras, a encontrar un lenguaje para el encuentro con Dios”.

“Y, a través de estas palabras, será posible también conocer y acoger los criterios de su actuación, acercarse al misterio de sus pensamientos y de sus caminos , y así crecer cada vez más en la fe y en el amor”.

Comprender a Dios para comprendernos

“Al igual que nuestras palabras no son sólo palabras, sino que nos enseñan un mundo real y conceptual, del mismo modo estas oraciones nos enseñan el corazón de Dios, por lo que no sólo podemos hablar con Dios, sino que podemos aprender quién es Dios y, al aprender cómo hablar con Él, aprendemos lo que significa ser hombre, ser nosotros mismos”.

Los salmos, en hebreo “Tehilim”, "Alabanzas", fue presentado por el papa como el libro que “nos enseña a dar gracias, a celebrar la grandeza del don de Dios, a reconocer la belleza de sus obras y a glorificar su Nombre Santo”.

“Enseñándonos a rezar, los Salmos nos enseñan que incluso en la desolación, en el dolor, permanece la presencia de Dios, es fuente de maravilla y de consuelo. Se puede llorar, suplicar, interceder, lamentarse, pero con la conciencia de que estamos caminando hacia la luz, donde la alabanza podrá ser definitiva”.

Benedicto XVI concluyó invitando a tomar este libro santo para dejarse “enseñar por Dios cómo dirigirnos a Él”.

“Hagamos del Salterio una guía que nos ayude y nos acompañe cotidianamente en el camino de la oración”, aconsejó.

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60 peces de colores para el Papa, regalo de los niños de don Orione
 
ROMA, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Al final de la Audiencia general de este miércoles algunos niños, en nombre de la Congregación fundada por don Orione, Piccola Opera della Divina Provvidenza (Pequeña Obra de la Divina Providencia), regalaron a Benedicto XVI 60 peces de colores, en ocasión de su 60º aniversario de sacerdocio.

Poco antes, recordando a los grupos presentes en la Audiencia general, el Pontífice saludó “con afecto a la peregrinación de la Congregación Orionina proveniente de Tortona y de Roma, con la esperanza de que este encuentro sea para todos estímulo y valentía para ser, cada vez más, signos elocuentes del amor de Dios y misioneros de su paz”.

Al Papa, dijo el padre Flavio Peloso, Superior general de los Orioninos, “he llevado el saludo de toda la Congregación. Y he renovado nuestro compromiso especial de fidelidad al Sucesor de Pedro, fuertemente deseado por el mismo don Orione. Los pequeños orioninos, niños y niñas conectados a través de la amistad en todo el mundo, han dado al Pontífice, como signo de gran alegría, 60 pececillos de colores, los niños saben bien que Pedro, el primer amigo de Jesús, era un pescador que fue sorprendido cuando, lanzando las redes en obediencia a Jesús, se llenaron de muchísimos peces”.

En la plaza de San Pedro esta presente también una gran representación de la ciudad de Tortona, junto a su alcalde, que vinieron para hermanarse con Roma, en el octogésimo aniversario del Santuario Votivo de la Guardia, construido por Son Orione en Tortona. El padre Peloso agradeció al Papa por la visita del 24 de junio de 2010 en el que bendijo a la Madonnina di Monte Mario en Roma.

El jueves 23 de junio, sin embargo, a las 11 en el Centro don Orione de Vía della Camillucia, 120, el embajador israelí en la Santa Sede, Mordechay Lewy, consignará el reconocimiento de “Justo entre las Naciones” a la memoria del padre Gaetano Piccinini (1904 – 1972).

Huérfano a causa del terremoto de Marsica del 1915, Piccinini fue recogido por el padre Luigi Orione y ordenado sacerdote en 1927. En Roma, en los años de la guerra, se las ingenió para salvar a decenas y decenas de judíos de las deportaciones.

“El compromiso humanitario del padre Gaetano, seguidor de don Orione, se coloca en la línea de solidaridad con los pobres y débiles que caracteriza el estilo de nuestra actuación, en fidelidad con el Evangelio y el mandato papal específico”, explicó el padre Flavio Peloso.

“El padre Gaetano además -precisó- fue una verdadera y propia Protección civil anticipándose a su tiempo. Trabajó en Italia para aliviar los sufrimientos de las poblaciones golpeadas por la calamidad , desde Belice hasta Vajont; y en el extranjero promoviendo actividades caritativas y educativas en Inglaterra y Estados Unidos. Es el fundador del centro de Vía della Camilluccia, y no por casualidad recibió, en 1963, la visita del presidente John Kennedy durante su viaje a Roma”.

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Los cambios en los países árabes deben respetar los derechos humanos
Discurso del cardenal Sandri a la plenaria della ROACO
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- La “primavera árabe” es fuente de esperanza, pero debe respetar la dignidad de la persona humana, sobre todo la libertad religiosa.

El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, lo afirmó introduciendo la 84 sesión plenaria de la Reunión de las Obras de Ayuda para las Iglesias Orientales (ROACO), que tiene lugar desde ayer y hasta el viernes 24 en el Vaticano.

El purpurado tiene experiencia de un año de acontecimientos, viajes y visitas oficiales en todo el mundo, desde los países del Cuerno de África a Argentina, de Francia a Siria, y desde la peregrinación tras las huellas de los Santos Maronitas: desde Estado Unidos, donde concluyó el jubileo de los 1600 años de la muerte de san Marón, hasta el Líbano, para venerar sus reliquias, recuerda Radio Vaticano.

El cardenal mira a la primavera de los países árabes con la esperanza de que constituya una ocasión de progreso para las poblaciones locales, pero también con el miedo de que puedan aumentar las discriminaciones hacia los cristianos.

“Estos movimientos coinciden con el esquema de valores que la fe cristiana en muchos casos – declaró a la emisora pontificia –. Ciertamente, nosotros estamos por este cambio que respete la dignidad de la persona humana, sobre todo de la libertad religiosa, pero estamos con todos aquellos que sufren las consecuencias de estos cambios, porque así como proclamamos estos derechos, hay también muchos otros sufrimientos y violencias que a veces producen muchos muertos”.

El cardenal Sandri recordó también el Sínodo para Oriente Medio del pasado octubre, un “don perdurante” que está dando sus frutos.

“El Sínodo había hecho un llamamiento a todos los cristianos de Oriente Medio Oriente y, a través de ellos, a todos los habitantes de Oriente Medio, por la paz y la reconciliación, por la dignidad de la persona humana”, subrayó.

La Iglesia defiende esta libertad, esta dignidad de la persona humana, especialmente manifestada en la libertad religiosa y en el derecho a tener todo lo necesario para vivir dignamente como hombres”.

La Congregación para las Iglesias orientales ha recogido los frutos del Sínodo en el compromiso renovado en favor de Tierra Santa, patria espiritual de todos los creyentes, pero también para Iraq e Irán, donde la vida para los cristianos no es fácil.

En Belén, el dicasterio ha puesto en marcha el proyecto del Instituto Effatà Pablo VI, que responde a la prioridad de la formación, puesta muchas veces de relieve por el Papa, fundamental para preparar el mañana del Oriente cristiano.

En la reunión de la ROACO se espera al patriarca copto-católico, cardenal Antonios Naguib, y el recién elegido patriarca maronita, Bechara Boutros Rai, que ofrecerán algunas claves de lectura de la situación actual de los cristianos en Oriente Medio para orientar el servicio a favor de las Iglesias orientales y de su compromiso ecuménico e interreligioso a favor de la paz.

Se dedicará gran atención también al Sínodo para Oriente Medio, celebrado el pasado octubre, y a Tierra Santa.

Participarán en los trabajos los representantes de más de 20 agencias católicas, procedentes de diez países occidentales. Se espera la presencia también del Delegado Apostólico en Jerusalén, monseñor Antonio Franco, y el Custodio de Tierra Santa, padre Pierbattista Pizzaballa OFM.

La ROACO es un organismo fundado en 1968 por la Congregación para las Iglesias Orientales, y reúne a las agencias que trabajan en apoyo de las Iglesias católicas orientales en todas las dimensiones de su vida: clero, formación pastoral, instituciones educativas y escolares, asistencia socio-sanitaria.

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Una delegación de ortodoxos con el Papa por los santos Pedro y Pablo
El 29 de junio estará presente en la celebración eucarística en la basílica vaticana.
ROMA, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- También este año el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I enviará el 29 de junio una delegación a Roma, en ocasión de la fiesta de los santos Pedro y Paolo.

La iniciativa se ubica en el habitual intercambio de delegaciones por las respectivas fiestas de los santos patronos.

De hecho la Santa Sede envía siempre una delegación a Estambul el 30 de noviembre para la celebración de San Andrés.

La delegación ortodoxa será compuesta por su eminencia Emanuel, Metropolita de Francia y director de la oficina de la Iglesia ortodoxa en la Unión Europea; por el obispo de Sinope, Athenagoras, auxilliar del metropolita de Bélgica y por el archimandrita Maximos Pothos, vicario general de la metropolía de Suiza.

El 28 de junio, informa una nota oficial, la delegación será recibida por Benedicto XVI, mientas el 29 de junio estará presente en la celebración eucarística que el Papa presidirá en la basílica vaticana.

La delegación se encontrará con exponentes del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

El intercambio de delegaciones entre Roma y Constantinopla tuvo inicio en 1969, con la visita a Constantinopla del cardenal Johannes Willebrands, presidente del entonces Secretariado para la Unidad de los Cristianos, con ocasión de la fiesta de San Andrés.

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El Papa nombra administrador apostólico para eparquía de ucranianos en Argentina
Monseñor Daniel Kozelinski dirigirá Santa María del Patrocinio en Buenos Aires
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- El Papa nombró hoy administrador apostólico sede vacante de la eparquía de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires de los ucranianos, en Argentina, a monseñor Daniel Kozelinski Netto, actual obispo auxiliar de la eparquía de São João Batista en Curitiba de los ucranianos, en Brasil.

Según informó la Oficina de Información de la Santa Sede, monseñor Kozelinski nació en Colonia Paraiso, Bom Sucesso, en el estado brasileño de Paranà, en 1952.

Estudió Filosofía en el Studium OSBM de Curitiba, Teología en el Studium Theologicum Claretianum de la misma ciudad y Pastoral Juvenil y Catequética en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.

Fue ordenado sacerdote en 1980 y sirvió en varias parroquis y como formador y rector del seminario eparquial menor y rector del seminario mayor San Giosafat.

Actualmente ejerce el cargo de sincello de la eparquía y se ocupa de la región pastoral de União da Vitória, ciudad donde reside.

Por otra parte, el Papa nombró miembro de la Congregación para las Iglesias Orientales al arzobispo mayor de Kyiv-Halyč, su beatitud Sviatoslav Shevchuk

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Mundo


España: obispos alertan ante el anteproyecto sobre el final de la vida
“Podría suponer una legalización encubierta de prácticas eutanásicas”
MADRID, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- El Proyecto de Ley Reguladora de los Derechos de la persona ante el proceso final de la vida podría suponer una legalización encubierta de prácticas eutanásicas, adviertieron los obispos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

El comunicado final de su última reunión, celebrada los días 21 y 22 de junio, indica que “el propio concepto de dignidad humana queda negativamente afectado” en el proyecto.

“Una concepción de la autonomía de la persona, como prácticamente absoluta, y el peso que se le da a tal autonomía en el desarrollo de la Ley acaban por desvirtuar la intención declarada y por sobrepasar el límite propuesto de no dar cabida a la eutanasia”, destacan los prelados.

El texto legal señala su intención de proteger la dignidad de la personal al final de la vida sin despenalizar la eutanasia.

Pero los obispos consideran que “parece sostenerse implícitamente que una vida humana podría carecer de dignidad tutelable en el momento en el que así lo dispusiera autónomamente la parte interesada e incluso eventualmente un tercero”.

Los obispos han estudiado este proyecto de ley y han aprobado una amplia Declaración que se publicará el próximo lunes día 27 de junio.

El texto de los obispos, que lleva por título Declaración con motivo del “Proyecto de Ley Reguladora de los derechos de la persona ante el proceso final de la vida”, advierte que el Proyecto de Ley emplea una definición reductiva del concepto de eutanasia.

Con ella, advierten los prelados, se deja la puerta abierta a ciertas omisiones voluntarias que pueden causar la muerte o que buscan de modo directo su aceleración.

Entre las conductas eutanásicas a las que se daría cobertura legal, los obispos indican la posible sedación inadecuada, el abandono terapéutico o la omisión de los cuidados debidos.

La Declaración episcopal se muestra crítica con el trato que recibe en el texto el derecho humano fundamental de libertad religiosa, con el hecho de que los profesionales de la sanidad queden prácticamente reducidos a ejecutores de la voluntad de los pacientes y con que no les sea reconocido el derecho a la objeción de conciencia.

Además, los obispos vuelven a proponer un modelo de Testamento Vital, acorde con la Doctrina Católica, que es una redacción actualizada del que ya ofreció en su momento la Conferencia Episcopal Española.

Y reiteran que “la vida de cada persona es sagrada, también cuando es débil, sufriente o se encuentra al final de su tiempo en la tierra” y que “las leyes han de proteger siempre su dignidad y garantizar su cuidado”.

Por otra parte, la Comisión Permanente ha comenzado el trabajo para elaborar un nuevo Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal, que previsiblemente se desarrollará en el amplio marco de la nueva evangelización.

La redacción se llevará a cabo en el próximo otoño para que puedan incluirse las enseñanzas del Santo Padre durante la Jornada Mundial de la Juventud.

Además, la Permanente ha aprobado un donativo de 500.000 euros, con posibilidad de una nueva concesión en otoño, para la diócesis de Cartagena como ayuda a la reconstrucción de las iglesias de Lorca, que se vieron gravemente dañadas por el terremoto del pasado 11 de mayo.

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Obispo mexicano cree que el fin de la delincuencia está lejos
La causa es la desintegración de las familias, afirma
PIEDRAS NEGRAS, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org El Observador).- Entrevistado por medios locales, el obispo de la diócesis de Piedras Negras, monseñor Alonso Gerardo Garza Treviño, consideró que la delincuencia en todas sus modalidades no podrá ser erradicada, aunque reconoció que se puede disminuir si se hacen esfuerzos a partir de inculcar valores morales desde la familia.

La diócesis de Piedras Negras es una diócesis limítrofe con el Estado de Texas, en Estados Unidos, y obligado paso de miles de migrantes mexicanos y centroamericanos que se dirigen a la nación americana.  Muchos, al no lograr pasar la frontera, se quedan en Piedras Negras y forman grupos delictivos asociados a los traficantes locales, lo que ha generado una situación de extrema violencia en esta y en las diócesis aledañas como Saltillo y Nuevo Laredo.

Monseñor Garza Treviño ve remoto el día en que se pueda erradicar la violencia debido a que el egoísmo actúa en la sociedad, sin embargo, lo que se puede hacer es trabajar para erradicar este mal.

“Vemos que actualmente muy pocas personas pueden vivir seguras y tranquilas, y esto es por los altos índices de violencia que pasamos, y por ello tenemos que hacer algo con urgencia”, subrayó el purpurado mexicano.

Destacó que la violencia que se está viviendo en distintos puntos del país no es más que el reflejo de la desintegración de la familia, por ello la importancia al llamado que hace la iglesia católica en el sentido de volver a proclamar que la unión de la familia es la solución real a los problemas por los que atraviesa México.

“Las cosas que están presentes en la sociedad es porque están presentes en la familia, pero las cosas buenas que hay en el mundo, también es el resultado de la enseñanza que se da en el núcleo familiar”, afirmó monseñor Garza Treviño.

Consideró que la falta de valores es porque se ha descuidado mucho la atención a los hijos lo que ha venido causando parte de la situación que se vive como es la violencia extrema y la falta de respeto al prójimo, entre otras cosas.

El sábado  pasado se dio a conocer que 23 mil jóvenes han sido reclutados por el crimen organizado en la región que comparte Piedras Negras con la diócesis de Saltillo.  En esta última diócesis, el obispo monseñor Raúl Vera López OP, dio a conocer que cerca de 15 mil pandilleros se han asociado ya a bandas delictivas

El domingo el obispo de la diócesis de Saltillo afirmó que más de 15 mil pandilleros saltillenses fueron agremiados a las bandas delictivas, en su mayoría traficantes de droga y de seres humanos.  Se calcula  que tan sólo en Saltillo existen más de 550 pandillas.

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Se establecerá en Estados Unidos un ordinariato para los anglicanos
El cardenal Wuerl informa de que podría comenzar en otoño
SEATTLE, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Un ordinariato personal para los anglicanos que desean entrar en total comunión con la Iglesia Católica será establecido seguramente en los Estados Unidos este otoño, dijo el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, D.C. 

El cardenal Wuerl, delegado de la Congregación para la Doctrina de la Fe para la implementación de la Anglicanorum Coetibus en los Estados Unidos, presentó una actualización de la implementación de un ordinariato en la Asamblea General de Primavera de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, que se celebró la semana pasada en Seattle.

La constitución apostólica de 2009 de Benedicto XVI ofreció una manera para que grupos de anglicanos pudieran entrar en la Iglesia Católica a través del establecimiento de ordinariatos personales, una nueva estructura canónica. El cardenal reveló que unos 100 sacerdotes y 2.000 laicos habían pedido la entrada en la Iglesia a través de esta nueva estructura, por este motivo concluyó diciendo que “parece viable establecer un ordinariato en los Estados Unidos en este momento”.

Además, como informó después, la “Santa Sede ha indicado su deseo de establecer un ordinariato en los Estados Unidos este otoño”.

Actualmente, el cardenal, como presidente de Ad Hoc Committee for the Implementation of “Anglicanorum Coetibus” en los Estados Unidos, está colaborando en este establecimiento no sólo para las personas que estén interesadas en unirse al ordinariato, además tiene la intención de proveer a los nuevos miembros de la formación necesaria para entrar en plena comunión con la Iglesia Católica.

El objetivo principal, dijo, es el de “programar una formación sacerdotal […] que permita concentrarse en el estudio en áreas como la divergencia teológica histórica antes de la ordenación sacerdotal”.

El cardenal Wuerl afirmó que con la aprobación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el seminario mayor de la archidiócesis de Galveston-Houston ofrecerá un programa. Dicho programa ha sido desarrollado y será dirigido casi en su totalidad por un miembro de la facultad de Santa María además de ser un ex obispo anglicano, el padre Jeffrey Steenson.

Después de dar esta información, el cardenal Wuerl invitó a realizar “observaciones adicionales” a sus colegas así como también a “apoyar este esfuerzo”.

El cardenal señaló varias opciones en las que los obispos podrían apoyar al recién formado ordinariato, además de ayudar al proceso de revisión de los posibles candidatos al sacerdocio, y ofreciendo “espacios de culto a la pequeña comunidad que formará parte del nuevo ordinariato”.

“La mayoría de ellos no tienen propiedades como una iglesia o salas de reunión”, explicó el cardenal. “Nuestra hospitalidad en en la prestación de lugares de culto será un signo de generosidad de nuestra parte, y estoy seguro que será bien recibido”.

El cardenal Wuerl sugirió también que los obispos podrían asignar a sacerdotes como enlace con los miembros del ordinariato, y “servirles como mentores para asistirles con las cuestiones que puedan surgir en el proceso de formación”.

Con respecto a los laicos, el cardenal dijo que los obispos podrían asistir en su integración en la Iglesia Católica mediante el apoyo a los esfuerzos del ordinariato para proveer el “proceso catequético para aquellos fieles laicos que entran en el ordinariato para profesar la fe como católicos”.

El primer ordinariato fue establecido en enero para Inglaterra y Gales, y se llamó Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham. Se están considerando otros ordinariatos en Australia y Canadá.

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Chile: “Desde el infierno de Ulises al cielo de Pablo”
Un empresario ex agnóstico publica su experiencia de Dios
SANTIAGO, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- “Si hubiera muerto días antes del 23 de marzo del año 2008, mi destino habría sido la condenación eterna: el infierno.  Ese día, domingo de Resurrección, tuve un encuentro inesperado y repentino con Dios, el que no busqué, quien vino a rescatarme de la esclavitud del pecado y a liberarme de un demonio, mostrándome su gran misericordia”.

Con estas palabras el empresario chileno, quien firma con el pseudónimo “Pablo de Torreones”, presentó en Chile, en la segunda semana de junio, su libro testimonial“Desde el infierno de Ulises al cielo de Pablo”, en el centro de extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCC).

En sus cuatrocientas veinticuatro páginas de amena narración, acucioso rigor doctrinal y abundantes referencias bibliográficas, el autor expone su reciente experiencia de posesión demoníaca, el regalo de su liberación-conversión y posterior estado benéfico que ha tomado su vida.

En este periplo donde muestra en sí mismo el estrecho vínculo entre agnosticismo y desorden moral, el autor desnuda el rostro actuante del demonio.

Sin dar tregua, la obra --publicada por la editorial del Movimiento de Schoenstatt Nueva Patris- expone al detalle las estrategias, engaños y espacios en los cuales hoy reina el Príncipe de la Mentira, Satanás y sus demonios.

Pero esencialmente la obra afirma el triunfo de la misericordia de Dios y el amor, otorgando a la Virgen María el papel de mediadora en la historia de salvación, también en la del autor, Pablo de Torreones.

"Desde el infierno de Ulises al cielo de Pablo" (ISBN 978-956-246-448-2) es una particular obra que está en consonancia con las reflexiones sobre estos temas expresadas por el Papa Benedicto XVI desde la pasada Cuaresma y Tiempo de Pascua hasta hoy.

Más información puede encontrarse en... http://desdeelinfiernodeulisesalcielodepablo.blogspot.com; http://www.patris.cl.

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Cardenal Scherer: “Jóvenes, ¿vamos a Madrid?”
10.000 brasileños se han inscrito hasta ahora
SÃO PAOLO, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- De cara a la ya próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid, que se celebrará en la capital española del 16 al 21 de agosto, el arzobispo de di São Paulo (Brasil), cardenal Odilo Scherer, ha vuelto a invitar a los jóvenes a participar.

Más de 10.000 jóvenes de Brasil se han inscrito ya a la Jornada, más de 60 obispos y centenares de sacerdotes.

En un artículo publicado en la revista archidiocesana O São Paulo, monseñor Scherer comenta el tema elegido por Benedicto XVI para esta JMJ: “Arraigados y fundados en Cristo, firmes en la fe” (cfr. Col 2,7).

“El tema hace referencia a un pasaje de la Carta de san Pablo a los Colosenses, en que el apóstol, tras haber hablado de sus luchas y fatigas como misionero del Evangelio, anima a la comunidad que recibe la carta a permanecer firme en lo que ha aprendido del Evangelio”.

Según el purpurado, la advertencia de Pablo a los Colosenses tenía un motivo específico: “en esa comunidad cristiana se habían infiltrado falsos 'predicadores' y 'maestros' que presentaban teorías esotéricas y de la mitología y cosmología griega sobre varias divinidades y fuerzas cósmicas que gobernaban la vida de los hombres”.

“Querían también presentar nuevas 'revelaciones' y nuevos 'conocimientos' sobre Dios, aún no manifestados... y los cristianos empezaban a vacilar en la fe”.

“Estos 'maestros'”, afirmó el cardenal Scherer, “aparecen también en nuestros días y arrastran a las personas poco firmes en la fe”.

“El texto de san Pablo continúa y pide que los cristianos, habiendo acogido a Cristo, sigan caminando con él. No basta haber tenido un encuentro fugaz con él y después ir detrás de otros maestros, o seguir por la vida como si Cristo no significase nada”, subrayó el purpurado.

“'Caminad por tanto en el Señor Jesucristo, exhorta Pablo, indicando que la vida cristiana se expresa como discipulado, con Cristo y nosotros en camino tras él”.

Para el cardenal, Pablo usa otras expresiones similares para reafirmar el mismo concepto: vivir “con” Cristo, “por” Cristo, “en” Cristo.

“Todo esto manifiesta una vez más que la fe cristiana, antes de ser adhesión a una enseñanza y a una doctrina, es adhesión firme a una persona: a Jesucristo, Hijo de Dios”.

Pablo invita a estar “bien arraigados y fundados” en Cristo, “firmes en la fe como os ha sido enseñando, abundando en la acción de gracias”. “Mirad que nadie os engañe con su filosofía y con engaños vacíos”, dice (Col 2, 7-8).

Para el cardenal Scherer, “la feliz elección del tema de la JMJ favorecerá una reflexión importante para jóvenes y menos jóvenes sobre nuestra relación constante con Cristo”, “sobre la base de nuestra fe y vida cristiana y sobre la necesaria firmeza en la fe, para no vacilar frente a las mil dificultades del camino”.

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Audiencia del miércoles


Benedicto XVI: rezando los Salmos se aprende a rezar
Hoy en la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos la catequesis que Benedicto XVI pronunció este miércoles durante la audiencia general concedida en la Plaza de San Pedro del Vaticano La catequesis forma parte del actual ciclo sobre la oración.

* * *

Queridos hermanos y hermanas:

en las anteriores catequesis nos detuvimos en algunas figuras del Antiguo Testamento, particularmente significativas, en nuestra reflexión sobre la oración. Hablé sobre Abraham que intercede por las ciudades extranjeras, sobre Jacob que en la lucha nocturna recibe la bendición, sobre Moisés que invoca el perdón sobre su pueblo y sobre Elías que reza por la conversión de Israel. Con la catequesis de hoy, quisiera iniciar una nueva etapa del camino: en vez de comentar particulares episodios de personajes en oración, entraremos en el “libro de oración” por excelencia, el libro de los Salmos. En las próximas catequesis leeremos y meditaremos algunos de los Salmos más bellos y más apreciado por la tradición orante de la Iglesia. Hoy quisiera introducir esta etapa hablando del libro de los Salmos en su conjunto.

El Salterio se presenta como un “formulario” de oraciones, una selección de ciento cincuenta Salmos que la tradición bíblica da al pueblo de los creyentes para que se convierta en su (nuestra) oración, nuestro modo de dirigirnos a Dios y de relacionarnos con Él. En este libro, encuentra expresión toda la experiencia humana con sus múltiples caras, y toda la gama de los sentimientos que acompañan la existencia del hombre. En los Salmos, se entrelazan y se expresan la alegría y el sufrimiento, el deseo de Dios y la percepción de la propia indignidad, felicidad y sentido de abandono, confianza en Dios y dolorosa soledad, plenitud de vida y miedo a morir. Toda la realidad del creyente confluye en estas oraciones, que el pueblo de Israel primero y la Iglesia después asumieron como meditación privilegiada de la relación con el único Dios y como respuesta adecuada en su revelación en la historia. En cuanto oración, los Salmos son la manifestación del espíritu y de la fe, en los que uno puede reconocerse y en los que se comunica esta experiencia de particular cercanía a Dios a la que todos los hombres están llamados. Toda la complejidad de la existencia humana se concentra en la complejidad de las distintas formas literarias de los distintos Salmos: himnos, lamentaciones, súplicas individuales y colectivas, cantos de agradecimiento, salmos penitenciales, y otros géneros que se pueden encontrar en estas composiciones poéticas.

No obstante esta multiplicidad expresiva, pueden identificarse dos grandes ámbitos que sintetizan la oración del Salterio: la súplica, ligada al lamento, y la alabanza, dos dimensiones relacionadas y casi inseparables. Porque la súplica está animada por la certeza de que Dios responderá, y esto abre a la alabanza y a la acción de gracias; y la alabanza y el agradecimiento surgen de la experiencia de una salvación recibida, que supone una necesidad de ayuda que la súplica expresa.

En la súplica, el que ora se lamenta y describe su situación de angustia, de peligro, de desolación, o bien, como en los Salmos penitenciales, confiesa la culpa, el pecado, pidiendo ser perdonado.

Le expone al Señor su necesidad con la confianza de ser escuchado, y esto implica un reconocimiento de Dios como bueno, deseoso del bien y “amante de la vida” (cfr Sabiduría 11, 26), preparado para ayudar, salvar, perdonar. Así, por ejemplo, reza el Salmista en el Salmo 31: “Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca me vea defraudado! […] Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio” (vv. 2.5). Ya en el lamento, por tanto, puede surgir algo de la alabanza, que se preanuncia en la esperanza de la intervención divina y se hace después explícita cuando la salvación divina se convierte en realidad. De modo análogo, en los Salmos de agradecimiento y de alabanza, haciendo memoria del don recibido o contemplando la grandeza de la misericordia de Dios, se reconoce también la propia pequeñez y la necesidad de ser salvados, que es la base de la súplica. Se confiesa así a Dios, la propia condición de criatura inevitablemente marcada por la muerte, si bien portadora de un deseo radical de vida, Por esto el Salmista exclama, en el Salmo 86: “Te daré gracias, Dios mío, de todo corazón, y glorificaré tu Nombre eternamente; porque es grande el amor que me tienes, y tú me libraste del fondo del abismo” (versículos 12-13). De este modo, en la oración de los Salmos, la súplica y la alabanza se entrelazan y se funden en un único canto que celebra la gracia eterna del Señor que se inclina hacia nuestra fragilidad.

Precisamente para permitir al pueblo de los creyentes que se unan en este canto, se entregó el libro del Salterio a Israel y a la Iglesia. Los Salmos, de hecho, enseñan a rezar. En ellos, la Palabra de Dios se convierte en palabra de oración -y son las palabras del Salmista inspirado- y al mismo tiempo se convierte también en la palabra del orante que reza los Salmos. Es esta la belleza y la particularidad de este libro bíblico: las oraciones contenidas en él, a diferencia de otras oraciones que encontramos en la Sagrada Escritura, no se insertan en una trama narrativa que especifica su sentido y la función. Los Salmos se ofrecen al creyente como texto de oración, que tiene como único fin convertirse en la oración de quien lo asume y con ellos se dirige a Dios. Dado que son Palabra de Dios, quien reza los Salmos le habla a Dios con las mismas palabras que Dios nos ha dado, se dirige a Él con las palabras que Él mismo nos da. Así, rezando los Salmos se aprende a rezar. Son una escuela de oración.

Algo análogo sucede cuando el niño comienza a hablar, aprende a expresar sus propias sensaciones, emociones, necesidades con palabras que no le pertenecen de modo innato, sino que aprende de sus padres y de los que viven con él. Lo que el niño quiere expresar es su propia vivencia, pero el medio expresivo es de otros; y él, poco a poco se apropia de este medio, las palabras recibidas de sus propios padres se convierten en sus palabras y a través de las palabras aprende también un modo de pensar y de sentir, accede a un mundo de conceptos, y crece en ellos, se relaciona con la realidad, con los hombres y con Dios. La lengua de sus padres finalmente se convierte en su lengua, habla con palabras recibidas de otros que en este momento se han convertido en sus palabras. Esto mismo sucede con la oración de los Salmos. Se nos presentan para que nosotros aprendamos a dirigirnos a Dios, a comunicarnos con Él, a hablarle de nosotros con sus palabras, a encontrar un lenguaje para el encuentro con Dios. Y, a través de estas palabras, será posible también conocer y acoger los criterios de su actuación, acercarse al misterio de sus pensamientos y de sus caminos (cfr Isaías 55,8-9), y así crecer cada vez más en la fe y en el amor. Al igual que nuestras palabras no son sólo palabras, sino que nos enseñan un mundo real y conceptual, del mismo modo estas oraciones nos enseñan el corazón de Dios, por lo que no sólo podemos hablar con Dios, sino que podemos aprender quién es Dios y, al aprender cómo hablar con Él, aprendemos lo que significa ser hombre, er nosotros mismos.

Para este propósito, parece significativo el título que la tradición judía ha dado al Salterio. Este es tehillîm, un término judío que quiere decir “alabanza”, de esta raíz verbal viene la expresión “Halleluyah”, es decir, literalmente “alabad al Señor”. Este libro de oraciones, por tanto, aunque es multiforme y complejo, con sus diferentes géneros literarios y con sus articulaciones entre alabanza y súplica, es un libro de alabanza, que nos enseña a dar gracias, a celebrar la grandeza del don de Dios, a reconocer la belleza de sus obras y a glorificar su Nombre Santo. Es esta la respuesta más adecuada ante la manifestación del Señor y la experiencia de su bondad. Enseñándonos a rezar, los Salmos nos enseñan que incluso en la desolación, en el dolor, permanece la presencia de Dios, es fuente de maravilla y de consuelo, se puede llorar, suplicar, interceder, lamentarse, pero con la conciencia de que estamos caminando hacia la luz, donde la alabanza podrá ser definitiva. Como nos enseña el Salmo 36: “ En ti está la fuente de la vida, y por tu luz vemos la luz” (Sal 36,10).

Pero además de este título general del libro, la tradición hebrea ha puesto en muchos Salmos, títulos específicos, atribuyéndolos, en su mayoría, al rey David. Figura de notable profundidad humana y teológica, David es un personaje complejo, que ha atravesado las más distintas experiencias fundamentales de la vida. Joven pastor del rebaño paterno, pasando por alternantes y a veces, dramáticas experiencias, se convierte en rey de Israel, pastor del pueblo de Dios. Hombre de paz, combatió muchas guerras; incansable y tenaz buscador de Dios, traicionó el amor, y esto es característico: siempre fue un buscador de Dios, aunque pecó gravemente muchas veces; humilde penitente, acogió el perdón divino, incluso el castigo divino, y aceptó un destino marcado por el dolor. David fue un rey con todas sus debilidades, “según el corazón de Dios” (cfr 1Samuel 13,14), es decir un orante apasionado, un hombre que sabía lo que quiere decir suplicar y alabar. La relación de los Salmos con este insigne rey de Israel es, por tanto, importante, porque es una figura mesiánica, Ungido por el Señor, en el que se preanuncia en cierto sentido el misterio de Cristo.

Igualmente importantes y significativos son el modo y la frecuencia con la que las palabras de los Salmos son retomadas en el Nuevo Testamento, asumiendo y destacando el valor profético sugerido por la relación del Salterio con la figura mesiánica de David. En el Señor Jesús, que en su vida terrena rezó con los Salmos, encuentran su definitivo cumplimiento y revelan su sentido más profundo y pleno. Las oraciones del Salterio, con las que se habla a Dios, nos hablan de Él, nos hablan del Hijo, imagen del Dios invisible (Colosenses 1,15), que nos revela completamente el Rostro del Padre. El cristiano, por tanto, rezando los Salmos, reza al Padre en Cristo y con Cristo, asumiendo estos cantos en una perspectiva nueva, que tiene en el misterio pascual su última clave interpretativa. El horizonte del orante se abre así a realidades inesperadas, todo Salmo tiene una luz nueva en Cristo y el Salterio puede brillar en toda su infinita riqueza.

Hermanos y hermanos queridísimos, tomemos, por tanto, con la mano este libro santo, dejémonos enseñar por Dios para dirigirnos a Él, hagamos del Salterio una guía que nos ayude y nos acompañe cotidianamente en el camino de la oración. Y pidamos también nosotros, como discípulos de Jesús, “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11,1), abriendo el corazón y acogiendo la oración del Maestro, en el que todas las oraciones llegan a su plenitud. Así, siendo hijos en el Hijo, podremos hablar a Dios, llamándolo “Padre Nuestro”. Gracias.

[Al final de la audiencia, Benedicto XVI saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Colombia, Venezuela y otros países latinoamericanos. Os invito a que aprendáis de los Salmos a hablar con Dios y, repitiendo la súplica de los apóstoles, Señor, enséñanos a orar, abráis el corazón para acoger la plegaria del Maestro, en la que toda oración llega a su culmen. Muchas gracias.

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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