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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 24 de junio de 2011

Santa Sede

Papa: en el cristianismo no hay “magia” sino “humildad y paciencia”

Corpus Christi: una procesión relanzada en Roma por Juan Pablo II

Benedicto XVI escribe una oración para la Retransmisión del Rosario

La Santa Sede y Montenegro firman un Acuerdo de Base

¿Visitar San Juan de Letrán? Con guía virtual

Jornadas Mundiales de la Juventud

Última vigilia en el Cerro de Los Ángeles antes de la JMJ

Mundo

Argentina: “Un turismo sólo de consumo deja a la gente vacía”

Entrevistas

“El hambre en el mundo no es ingobernable como una calamidad natural”

Espiritualidad

Evangelio del domingo: Hambre de Dios, hambre de hermano

Documentación

Audiencia del Papa a la ROACO

Homilía del Papa en la procesión del Corpus Christi


ANUNCIOS


Santa Sede


Papa: en el cristianismo no hay “magia” sino “humildad y paciencia”
La acción social de la Iglesia parte de la Eucaristía
ROMA, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- En el cristianismo no hay “nada de mágico”, sino que todo pasa por la humildad y la paciencia, subrayó el Papa Benedicto XVI invitando a los cristianos a entrar en la lógica del grano de trigo, “que se deshace para dar la vida”.

El Pontífice presidió ayer jueves por la tarde, en la Basílica romana de San Juan de Letrán, la Misa con ocasión de la fiesta del Corpus Christi, recordando en su homilía que esta solemnidad “es inseparable a la del Jueves Santo, de la Misa de Caena Domini, en la que celebramos solemnemente la institución de la Eucaristía”.

“Mientras que en la noche del Jueves Santo se revive el misterio de Cristo que se ofrece a nosotros en el pan partido o en el vino derramado, hoy, en la celebración del Corpus Domini, este misterio se ofrece a la adoración y a la meditación del Pueblo de Dios, y el Santísimo Sacramento es llevado en procesión por las calles de las ciudades y de los pueblos, para manifestar que Cristo resucitado camina en medio de nosotros y nos guía hacia el Reino de los Cielos”.

“Lo que Jesús nos ha dado en la intimidad del Cenáculo, hoy lo manifestamos abiertamente, porque el amor de Cristo no está reservado a algunos pocos, sino que está destinado a todos”, añadió.

El Papa quiso retomar cuanto afirmó en la Misa in Caena Domini del pasado Jueves Santo, cuando subrayó que en la Eucaristía tiene lugar la transformación de los dones de esta tierra – el pan y el vino – dirigida a transformar la vida y el mundo.

“Todo parte, se podría decir, del corazón de Cristo, que en la Última Cena, en la vigilia de su pasión, agradeció y alabó a Dios y, de esta manera, con la potencia de su amor, transformó el sentido de la muerte a la que iba a enfrentarse”, indicó.

El hecho de que el Sacramento haya asumido el nombre de “Eucaristia” – “acción de gracias” – expresa precisamente “que la transformación de la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, es fruto del don que Cristo ha hecho de sí mismo, don de un Amor más fuerte que la muerte, Amor Divino que lo ha hecho resucitar de entre los muertos”.

“Esta es la razón por la que la Eucaristía es alimento de vida eterna, Pan de la vida”, observó Benedicto XVI.

“Del corazón de Cristo, desde su 'oración eucarística' hasta la vigilia de la pasión, viene este dinamismo que transforma la realidad en sus dimensiones cósmicas, humanas e históricas”.

Comunión

El Papa subrayó que esta transformación “es posible gracias a una comunión más fuerte que la división, la comunión de Dios mismo”.

Por esto, observó, “es muy bella y elocuente la expresión “recibir la comunión” referida al hecho de comer el Pan eucarístico”, perché “cuando realizamos este acto, entramos en comunión con la vida misma de Jesús, en el dinamismo de esta vida que se da a nosotros y por nosotros”.

En el caso de la Eucaristía, no somos nosotros quienes asimilamos el Pan que se nos da, sino que éste “nos asimila a sí, así nos convertimos conforme a Jesucristo, miembros de su cuerpo, una sola cosa con Él”.

Se trata de un “paso decisivo”, pues Cristo “nos transforma a sí, nuestra individualidad , en este encuentro, se abre, liberada de su egocentrismo y inscrita en la Persona de Jesús, que a su vez está inmerso en la comunión trinitaria”.

En la Eucaristía Cristo “nos implica en su obra de redención, haciéndonos capaces, por la gracia del Espíritu Santo, de vivir según su misma lógica de donación, como semillas de grano unidos a Él y en Él”, explicó el Pontífice.

“No hay nada de mágico en el Cristianismo. No hay atajos, sino que todo pasa a través de la lógica humilde y paciente de la semilla de grano que se parte para dar la vida, la lógica de la fe que mueve las montañas con el suave poder de Dios”.

De ahí procede, subrayó el Papa, “nuestra especial responsabilidad de cristianos en la construcción de una sociedad solidaria, justa y fraterna”, resaltando que los santos comprometidos en lo social fueron grandes “almas eucarísticas”.

“Especialmente en nuestra época, en la que la globalización nos hace, cada vez más, dependientes los unos de los otros, el Cristianismo puede y debe hacer que esta unidad no se construya sin Dios, es decir, si en el Verdadero Amor, lo que daría lugar a la confusión, al individualismo, y la opresión de todos contra todos”.

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Corpus Christi: una procesión relanzada en Roma por Juan Pablo II
Benedicto XVI presidió la misa y la procesión eucarística
ROMA, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org) – Con ocasión de la fiesta del Santísimo Sacramento, ayer jueves 23 de junio, Benedicto XVI presidió la misa, en el atrio de su catedral, la basílica de San Juan de Letrán. Después presidió la procesión eucarística a lo largo de la Via Merulana hasta Santa María la Mayor. Una procesión relanzada en Roma por Juan Pablo II.

La tradición de esta procesión en el corazón de Roma fue retomada por Juan Pablo II en 1979.

En Roma, fue a finales del siglo XV, bajo Nicolás V, cuando empezó a celebrarse la fiesta del Santo Sacramento o “Corpus Christi” con una procesión desde San Juan de Letrán a Santa María la Mayor.

Pero la actual via Merulana no fue practicable hasta 1575, fecha de la conclusión de los trabajos queridos por Gregorio XIII. La tradición se mantuvo durante tres siglos. Pero desde 1870, año de la toma de Roma, la tradición cayó en el olvido.

La procesión reunió en torno al Papa y a la Eucaristía, el jueves por la noche, a la luz de las antorchas, a los caballeros del Santo Sepulcro, las confraternidades y asociaciones, sobre todo las eucarísticas, las religiosas y mujeres consagradas, niños de la primera comunión, seminaristas, religiosos, sacerdotes, obispos y numerosos fieles de la diócesis de Roma y de diferentes partes del mundo, especialmente los peregrinos presentes en la audiencia general del miércoles por la mañana.

Pudieron seguir la celebración a través de pantallas gigantes tanto en el interior del patio del palacio de Letrán como en la plaza de San Juan.

El vicario del papa para Roma, cardenal Agostino Vallini, vio en estas celebraciones “un importante testimonio de fe y de unidad de la comunidad eclesial de Roma reunida en torno a su obispo, el papa Benedicto XVI”. Invitó a toda la diócesis a hacerse “peregrinos en seguimiento del resucitado” para manifestar “la belleza y la alegría de la fe en Cristo”.

La institución del Corpus Christi se debe en gran parte a una religiosa de Bélgica cuyo confesor llegó a ser papa: santa Juliana de Mont-Cornillon (1192-1258). La procesión de Letrán a Santa María la Mayor data del siglo XV.

Hay que señalar que la fiesta del Corpus Domini, del “Santo sacramento” o Corpus Christi se ha mantenido en el Vaticano en su lugar original, el jueves después de la octava de Pentecostés, a pesar de que numerosas diócesis, se ha trasladado al domingo siguiente por razones pastorales.

La celebración eucarística es seguida en Roma, tradicionalmente, por la procesión bajo los plataneros de la Vía Merulana, la gran arteria que une San Juan de Letrán con Santa María la Mayor.

Cada año, miles de peregrinos de Roma y del mundo acuden a participar a esta manifestación pública de fe eucarística a la que el Papa ha invitado a los fieles en estos días.

Urbano IV instituyó la fiesta del Corpus Domini mediante la bula Transiturus de hoc mundo, y confió entonces a santo Tomás de Aquino la redacción de textos litúrgicos para esta solemnidad, que fue fijada el jueves después de la octava de Pentecostés. La fiesta fue confirmada por el papa Clemente V en 1314.

Pero anteriormente, el papa Urbano IV había sido, en Bélgica, el confesor de santa Juliana de Mont Cornillon: es a ella a quien hay que atribuir el mérito de haber pedido al papa la institución de esta fiesta.

Huérfana, había sido recogida, a la edad de cinco años, con su hermana Inés, un año mayor que ella, por las agustinas de Mont-Cornillon, cerca de Lieja. Como las religiosas se dedicaban a cuidar leprosos, ellas fueron alojadas al principio en una granja. Pero a los catorce años, Juliana fue admitida entre las monjas.

Una visión, con la que ella fue favorecida dos años más tarde, está en el origen de sus esfuerzos por hacer instituir el Corpus Christi en honor del Santo Sacramento.

Sin embargo, al convertirse en priora, Juliana se encontró con crueles incomprensiones: fue tratada de falsa visionaria. Sus visiones, y su interpretación rigurosa de la regla agustiniana, provocaron su expulsión por dos veces del monasterio.

La primera vez, el obispo la volvió a llamar. La segunda, en 1248, se refugió en Namur, en un monasterio cisterciense, antes de abrazar la vida de eremita reclusa, en Fosses.

La abadía cisterciense de Villers, entre Bruselas y Namur, le ofreció sepultura, por ello la iconografía la representa vestida con el hábito de los cistercienses.

Mientras tanto, transmitido por la beata Eva de Lieja (+ v. 1266), sus esfuerzos no fueron en vanos, pues la fiesta del Santo Sacramento fue introducida en la diócesis. Y fue extendida a toda la Iglesia por Urbano IV, seis años después de su muerte. Fue él quien celebró el primer Corpus en Orvieto, con gran solemnidad.

La solemnidad del Corpus Domini se remonta en efecto a 1264, cuando se acogieron las devociones eucarísticas nacidas en los siglos XII y XIII, en reacción contra las dostrinas que negaban la presencia real de Cristo en el pan y el vino consagrados.

A esta época se remonta también el “milagro de Bolsena”, ciudad junto al lago que lleva su nombre, en el Lacio, al norte de Roma. Un sacerdote de Bohemia, Pedro de Praga, dudó de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, mientras celebraba la misa: vio entonces gotas de sangre manar de la hostia, manchando el lienzo del altar y la piedra. Informado del hecho, el papa pidió que se le remitieran los lienzos sagrados y se desplazó él mismo a recibirlos, acompañado por toda la corte pontificia.

Los acontecimientos se relatan en los frescos de la catedral de Orvieto. Gran parte de las reliquias se conservan allí: la hostia, el corporal y los purificadores de lino.

En Bolsena se puede ver aún el altar del milagro en la basílica de Santa Cristina, así como las piedras manchadas de sangre.

Por Anita S. Bourdin

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Benedicto XVI escribe una oración para la Retransmisión del Rosario
48 Santuarios en 35 países por los sacerdotes
NUEVA YORK, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI mismo ha escrito una oración para la II Retransmisión Mundial del Rosario, por los Sacerdotes, que tendrá lugar el día de la Solemnidad del Sagrado Corazón.

Unos 48 santuarios en 35 países de todo el mundo participarán el 1 de julio en este evento, en el que se rezará el rosario por la santificación del clero.

“Escucha nuestra oración por la santificación de nuestros sacerdotes”, escribió el Papa en la oración. También pidió que los sacerdotes “prediquen el Evangelio con pureza de corazón y conciencia clara” y que sean “ejemplos luminosos de una vida santa, sencilla y alegre”.

La retransmisión del rosario comenzará en la catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, en Los Ángeles el 30 de junio a las 5 p.m de la tarde, hora local, (00:00 GMT 1 de julio), y terminará 24 horas después en el Santuario de Nuestra Señora del Socorro en New Franken, Wisconsin, el 1 de julio a las 7 p.m (00:00 GMT, 2 de julio).

En cada lugar, se rezarán los cinco misterios del rosario y después el santuario “pasará el testigo” a otros sitios. Cada santuario tiene asignado rezar los misterios dolorosos, gloriosos, gozosos y luminosos.

Los santuarios participantes se encuentran en Australia, Nueva Zelanda, China, Singapur, Brunei, Filipinas, India, Sri Lanka, Malta, Emiratos Árabes Unidos, Líbano, Nazareth, Sudáfrica, Bosnia, Austria, Italia, Polonia, Francia, España, Gibraltar, Portugal, Alemania, Suiza, Costa de Marfil, Irlanda, Bélgica, Gran Bretaña, Brasil, Argentina, México y Canadá.

En una nota enviada a Zenit desde el Apostolado Mundial del Sacerdote, los organizadores de la retransmisión del rosario afirman que el evento será “una oportunidad de levantar nuestros corazones al Dios por todos los sacerdotes, en el ejercicio de su ministerio”.

Worldpriest es el apostolado de los laicos que intentan promover un “profundo entendimiento del sacerdocio de Jesucristo”.

La oración de Benedicto XVI por el evento es la siguiente: “Señor Jesucristo, eterno Sumo sacerdote, tú que te ofreciste al Padre en el altar de la Cruz y por la efusión del Espíritu le dio a su pueblo sacerdotal una participación en tu sacrificio redentor”.

“Escucha nuestra oración por la santificación de nuestros sacerdotes. Concede a todos los que han sido ordenados al ministerio sacerdotal que sean cada vez más conforme a Ti, Divino Maestro. Que enseñen el Evangelio con el corazón puro y la conciencia clara”.

“Que sean pastores de acuerdo con tu propio Corazón, una sola mente en el servicio a Ti y a tu Iglesia y ejemplos luminosos de una vida santa, sencilla y alegre”.

“A través de las oraciones de la beata Virgen María, tu Madre y nuestra, atrae a todos los sacerdotes y fieles a su cargo, a la plenitud de la vida eterna donde vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, un Dios, por los siglos de los siglos. Amén”.

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En la red:

Web Mundial del Sacerdote: www.worldpriestday.com

Lista de lugares y de tiempos: www.worldpriestday.com/rosary_relay_shrines.html

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La Santa Sede y Montenegro firman un Acuerdo de Base
El Papa recibió en audiencia al presidente del Gobierno del país
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Hoy viernes se ha firmado en el Palacio Apostólico Vaticano un Acuerdo de Base entre la Santa Sede y Montenegro “con el que se confirman principios y se definen posiciones sobre cuestiones de interés común”.

Por la Santa Sede firmó el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, por Montenegro Igor Lukšić, presidente del Gobierno, a quien el Papa Benedicto XVI recibió en audiencia.

Por parte eclesiástica participaron en el acto de la firma monseñor Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados; monseñor Fortunatus Nwachukwu, jefe de la Oficina de Protocolo de la Secretaría de Estado; y monseñores Henryk M. Jagodziński, Lech Piechota, Roberto Lucchini y Draen Kutleša.

Por Montenegro estaban presentes Nataša Lukšić, esposa del presidente del Gobierno; Antun Sbutega, embajador de Montenegro ante la Santa Sede; Ivana Pajević, jefe de Gabinete del presidente del Gobienro; Predrag Stamatović, y Andrijana Vukotić, consejeros del presidente del Gobierno.

El Acuerdo, “tomando acta de la independencia y autonomía de la Iglesia y del Estado y de su disponibilidad a la colaboración mutua, fija el cuadro jurídico de las relaciones mutuas”, explica la nota vaticana.

“En particular, se regulan la posición jurídica de la Iglesia católica en el ámbito civil, la libertad e independencia en la actividad apostólica y en la regulación de las materias de competencia específica y la libertad de culto y de acción en los campos cultural, educativo, pastoral y caritativo”.

El texto se refiere además a “la gestión de los seminarios, como también a la asistencia espiritual a las Fuerzas Armadas, en las prisiones y en los hospitales”. El Acuerdo entrará en vigor con el intercambio de los instrumentos de ratificación.

Etapa histórica

En su discurso al presidente del Gobierno de Montenegro, el cardenal Bertone definió el Acuerdo como “otra etapa de relevancia histórica en las relaciones entre la Santa Sede y Montenegro”.

Cinco años después de reconocimiento, por parte de la Santa Sede, de la “vuelta de Montenegro a la Comunidad Internacional” (19 de junio de 2006) y del establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre las partes (el 16 de diciembre del mismo año), se concuerdan ahora “algunas disposiciones de interés común para la vida y la comunidad católica en Montenegro”.

Estas, explicó el purpurado, “se refieren, en particular, al reconocimiento – en el ámbito civil – de la personalidad jurídica pública de la Iglesia y de sus principales instituciones; la independencia de la Iglesia católica en el culto y en el apostolado, su aportación específica en varios ámbitos de la vida del país”.

Por estas razones, observó, el Acuerdo “se une idealmente a la Convención entre León XIII y Nicolás I, Príncipe de Montenegro, del 18 de agosto de 1886, que tuvo gran importancia no sólo para el país, sino para toda la región”, y sobre el cual, en los meses pasados, la Santa Sede constató “con agrado el gran consenso político”.

“La esperanza es que ahora se pueda proceder pronto a la discusión en el Parlamento y a la ratificación”, comentó el cardenal Bertone.

El secretario de Estado vaticano añadió que “no es superfluo subrayar que, con el Acuerdo, la Iglesia católica no busca privilegios, mucho menos a costa de las demás confesiones”, sino que busca “simplemente definir el cuadro jurídico de la actividad de la Iglesia católica y de sus relaciones con la Autoridad civil, en el marco del bien común para todo el país”.

Para el cardenal, el Acuerdo “representa un avance positivo en la consolidación del Estado de derecho y de los principios democráticos sobre los que Montenegro quiere fundar su propio futuro” y “ayudará también al país a nivel internacional, confirmando que Montenegro mira con respeto a las comunidades religiosas y da la justa relevancia a los principios del derecho, reconocidos a nivel internacional, y en particular al principio de la libertad religiosa”.

Igualmente, auguró que el texto – que “es un bien para todas las instancias religiosas” – pueda “ayudar al proceso de integración europea y euro-atlántica, en el que Montenegro está trabajando intensamente en estos meses”.

Audiencia

El Acuerdo estuvo en el centro de la audiencia que Benedicto XVI concedió al presidente del Gobierno de Montenegro, Igor Lukšić, que lo firmó tras el encuentro con el Papa.

Además de hablar sobre el “reconocimiento de la personalidad jurídica pública de la Iglesia católica y de sus principales instituciones en el ámbito de la sociedad civil” y a reafirmar “las óptimas relaciones entre la Santa Sede y Montenegro, establecidas desde el inicio de la independencia del país”, el coloquio tuvo también “un fructífero intercambio de opiniones sobre algunos temas de actualidad internacional, en la perspectiva de la integración europea y euro-atlántica”.

En particular, se trató sobre “el empeño del Gobierno montenegrino de promover la paz y el equilibrio entre las poblaciones y las confesiones religiosas presentes en el país”.

También se confirmó “la voluntad de proseguir el diálogo constructivo sobre temas de interés común para la Iglesia y para el Estado”.

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¿Visitar San Juan de Letrán? Con guía virtual
Iniciativa de la Opera Romana Pellegrinaggi
ROMA, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- La agencia de peregrinos del Vaticano, Opera Romana Pellegrinaggi, está usando un nuevo dispositivo para ayudar a los peregrinos a visitar las Basílicas de Roma, un iPod.

La iniciativa fue presentada el pasado miércoles en Roma, pero un pequeño puesto situado al final de la Basílica de San Juan de Letrán ya había comenzado a ofrecer a los turistas, este iPod especialmente diseñado, esta semana.

La pantalla táctil del dispositivo interactivo funciona como una guía multimedia de la iglesia. Una “app” intuitiva, cargada en el iPod ofrece un mapa detallado, explicaciones del arte y de la historia de la iglesia, con narración y una banda sonora con ayudas visuales de alta resolución.

La iniciativa es la primera de este tipo, y la Opera Romana Pellegrinaggi espera que este proyecto piloto lanzado en la catedral de Roma se difunda.

Por ahora, los iPods pueden ser usados de forma gratuita, pero se necesita identificación para usarlos.

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Jornadas Mundiales de la Juventud


Última vigilia en el Cerro de Los Ángeles antes de la JMJ
Movimientos laicales repetirán la consagración al Corazón de Jesús
MADRID, viernes 24 junio 2011 (ZENIT.org).- Un grupo de movimientos laicales convoca la última vigilia de oración por la Jornada Mundial de la Juventud en el emblemático monumento al Corazón de Jesús que se alza en el Cerro de los Ángeles, Getafe, a la entrada de Madrid.

Conovocan a esta vigilia de oración Regnum Christi, Schoenstatt, Renovación Carismática, Franciscanos de María, Jóvenes por el Reino de Cristo, Orantes por la Paz, Congregación Mariana de la Asunción, Cursillos de Cristiandad, Milicia de Santa María, Focolares, Comunidad Jerusalem y Festival Anuncio.

En octubre de 2009, varios movimientos de Madrid decidieron crear este espacio de encuentro para orar todos juntos por la próxima Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011.

Cada mes, uno de los movimientos se encargó de organizar la adoración, de modo que han podido compartir y experimentar la riqueza de la Iglesia en sus diversos carismas.

La adoración de junio será especial, pues tendrá lugar en el Cerro de los Ángeles, como en los encuentros de junio de los dos últimos años y será la última antes de la JMJ, con lo que “nos ayudará a preparar el corazón para dirigir nuestra mirada confiada a Jesucristo y ayudarnos a vivir la JMJ ‘arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”, dicen los organizadores.

Este sábado 25 de junio, Radio María retransmitirá en directo todos los detalles de la Vigilia de Oración del Cerro de los Ángeles.

El papa Benedicto XVI dirigía estas palabras hace unos meses: “La calidad de nuestro encuentro dependerá de la preparación espiritual”.

Por ello, invitan a todos a  participar en esta noche de adoración, que ayudará a preparar el corazón para dirigir “nuestra mirada confiada al Corazón de Cristo y  ayudarnos a vivir la JMJ”.

El programa del sábado es el siguiente: 21:30, Acogida en el Cerro de los Ángeles; Instalarse y cena fraterna; 22:30 Vigilia presidida por Miguel Garrigós, de la diócesis de Toledo.

El domingo: 00:00 Inicio de los turnos de adoración eucarística: Cursillos de Cristiandad; 01:00, Peregrinos de María; 02:00 Franciscanos de María; 03:00 Orantes por la Paz; 04:00 Totus Tuus; 05:00,  Grupos de Oración del Corazón de Jesús; 06:00, Comunidad Jerusalem; 07:00, Milicia de Santa María; 08:00 Laudes; 8:30, Eucaristía presidida por el obispo de Getafe Joaquín Mª López Andújar. Renovación de la consagración de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús.

Consagración al Sagrado Corazón

Para quien no pueda asistir físicamente, este es el texto de la oración de consagración: “Jesús bueno, Redentor del mundo, míranos humildemente postrados delante de tu altar: tuyos somos y tuyos queremos ser, y a fin de vivir más estrechamente unidos contigo, todos y cada uno nos consagramos en este día a tu Sagrado Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás te han conocido: muchos, despreciando tus mandamientos, te han desechado. Jesús misericordioso, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón.

Señor, sé rey, no sólo de los hijos fieles, que jamás se han alejado de ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sé rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de ti: devuélvelos al puerto de la verdad y de la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo pastor.

Concede, Señor, libertad a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la paz en el orden; haz que del uno al otro extremo de la tierra no resuene sino esta voz: Bendito sea el Corazón que es causa de nuestra Salvación; a Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén”.

Más información: juventud@conferenciaepiscopal.es

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Mundo


Argentina: “Un turismo sólo de consumo deja a la gente vacía”
Monseñor Frassia en el Encuentro Nacional de la Pastoral del Turismo
CARLOS PAZ, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- En la ciudad de Carlos Paz, Córdoba, Argentina, del 15 al 17 de junio del 2011, se realizó el Encuentro Nacional de Pastoral de Turismo con el lema para este año "La familia en el Turismo".

Con la presidencia del obispo Avellaneda-Lanús, monseñor Ruben Frassia, presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo, participaron delegados diocesanos, agentes de pastoral del turismo y personas del turismo interesadas por el caminar de la Iglesia en esta realidad, informa a ZENIT monseñor Rubén O. Frassia.

Este año de la familia y en este contexto, la familia no sólo constituye un valor de la comunidad cristiana, sino aún más, una urgente necesidad para el bienestar del individuo y el bien de toda la sociedad.

Recuerda el obispo lo dicho por Benedicto XVI: “la familia que es ‘patrimonio de la humanidad’, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos. Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente. La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos”.

La Misión continental de la Iglesia en Argentina tiene cuatro líneas fuerza:  encuentro personal y comunitario, bíblico y sacramental con Jesucristo vivo; familia reconciliada y reconciliadora (sí a la familia, escuela de virtudes y sin violencia intrafamiliar); elevación del nivel moral nacional (sí a la ética como camino para progresar social, política y económicamente, sí a la observancia de los derechos humanos; y acentuación de la solidaridad hacia los más pobres (sí al trabajo digno, justo y estable).

Hubo saludos y bendiciones del nuncio apostólico Adriano Bernardini y del secretario del Consejo Pontificio de la Pastoral de Migrantes Joseph Kalathiparambil.

En la bienvenida, monseñor Frassia trajo el saludo de los demás obispos de la comisión episcopal, y recordó que es muy importante mantener y sostener los vínculos  familiares.

Hoy, dijo, “estamos muy informados pero poco comunicados, la familia que tiene una importancia indiscutida nos da pertenencia, relación, referencia y nos integra. El turismo no puede tener una presentación híbrida o indiferente, el turismo presenta valores o contravalores. Un turismo que sólo se orienta al consumo, deja a fin de cuentas a la gente vacía”.

Desde la Pastoral de Turismo –dijo el prelado- hay que proponer “valores que sean alcanzables y realizables, con una permanente actitud de diálogo con todas las realidades dentro y fuera de la Iglesia, con lo público y lo privado donde, en ese diálogo, vamos invitando y proponiendo calidad de vida”.

El secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal Sante Cervelín rindió un merecido homenaje a Horacio Burbridge que, durante más de veinte años, trabajó en favor de la Pastoral de Turismo en este país.

Carlos y Angela Fresz, matrimonio de Córdoba hablaron sobre “La Familia en la Argentina de Hoy”, desde la dimensión teológica y sociológica de la familia.

"Aportes para un Turismo en Familia según la visión de la Iglesia", fue presentado por Manuel Martínez OP, coordinador de la Pastoral de Turismo. Hizo una presentación del pensamiento de la Iglesia sobre el tema, especialmente se detuvo en el Magisterio de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que nos invitan vivamente a salir de vacaciones en familia y también a compartir el tiempo de descanso como vivencia privilegiada para crecer en valores.

Silvina Estévez, de la Dirección de Calidad Turística del Ministerio de Turismo,  presentó las directrices para un turismo familiar.

Marcelo Méndez OFM hizo propuestas de lugares para un turismo familiar. Recordó que “el turismo es uno de los fenómenos del mundo moderno que la Iglesia sigue con atención, especialmente en el cuidado de la familia. La Iglesia quiere servir al hombre y a la familia en aquellas realidades que son propias de la civilización actual como es el turismo. Se trata entonces de reflexionar a la luz de los criterios y de los valores evangélicos la realidad de la familia cuando hace turismo y decide su descanso, y aquellas realidades que están implicadas en los servicios a los turistas”.

Entre los lugares asequibles para un turismo familiar esta la Mariapolis Lia, que Honorio y María Rey presentaron acertadamente.

Paula Renata González y Agustín Cabezas, con un equipo de expertos, presentaron el tema “La familia al servicio de la actividad turística”, y se expuso el Programa de Desarrollo que se está implementado desde junio 2010, en el noroeste argentino, y el  resultado alcanzado con un banco de proyectos. Interesantes experiencias de las comunidades receptoras dieron sustento al trabajo realizado hasta el momento.

En ese espacio también se dio a conocer la experiencia de “Carlos Keen, un pueblo que dio sus pasos en turismo desde el compromiso de la comunidad en la generación de emprendimientos gastronómicos familiares recuperando y protegiendo el patrimonio arquitectónico del lugar y su identidad”, presentada por Leonardo Ferrari.

Los asistentes compartieron ideas con jóvenes estudiantes del colegio parroquial Remedios Escala de San Martín, de Carlos Paz, que tienen la orientación en turismo. Entre otras cosas, se dijo: Se presentan dificultades para realizar el turismo en familia, por los costos, y también cuando los hijos son adolescentes, por los diversos intereses.

Al iniciar un viaje de turismo en familia es necesario información sobre lugares y servicios que satisfagan los intereses de todos, pues las vacaciones deben ser tiempo para compartir y convivir, para el diálogo, para encontrarse y fomentar vínculos.

Hay que generar ambientes adecuados para satisfacer a todos los miembros de la familia y recoger la información en un directorio.

“Invitamos a todos los agentes de la evangelización en el turismo y a todas las familias de nuestro país para que retomemos el designio de Dios y profundicemos en esta propuesta del Turismo y la familia para que desde allí, reconfiguremos el entramado de las relaciones familiares, su identidad y su misión en la Iglesia y en el mundo. Que sea a la luz de la Palabra de Dios que nos comprometamos con la institución matrimonial y familiar para que aporte lo mejor de sí a la construcción de una nueva sociedad. Si salvamos nuestras familias, estamos redimiendo nuestra sociedad en el presente y preparando convenientemente  el futuro”, concluye monseñor Frassia.

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Entrevistas


“El hambre en el mundo no es ingobernable como una calamidad natural”
Habla monseñor Luigi Travaglino, observador de la Santa Sede en la FAO
ROMA, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Casi un mil millones de personas en el mundo sufren el hambre cuando en realidad no se trata de un fenómeno ingobernable. La falta de seguridad alimentaria no es un evento o una calamidad que está fuera del control del hombre.

Estos son algunos de los conceptos apenas expuestos a ZENIT por monseñor Luigi Travaglino, observador permanente de la Santa Sede en la FAO, FIDA y PAM, que considera que el hambre en el mundo no es ingobernable como el reciente tsunami de Japón.

Más aún, el purpurado consideró que ante el alejarse del objetivo de reducir a la mitad el hambre hasta el 2015, tenemos “todos que reflexionar”; recordar que las pesadas barreras aduaneras le impiden a los países pobres de comercializar productos locales sin ser penalizados y rever los subsidios y exportaciones agrícolas de los países más avanzados. Así como los consumos excesivos que destruyen los recursos naturales.

Todo esto sin olvidarse que los esfuerzos de la Comunidad internacional tiene que ser apoyados y que algunas nuevas estrategias de la FAO, como la creación del Comité de Seguridad Alimentaria, llamado a dar respuestas en las emergencias y prevención van en la dirección justa.

El punto central siempre es el mismo: entender los valores fundamentales de la persona humana, la convivencia, el respeto de su dignidad y que el derecho a la nutrición es parte integrante del derecho a la vida de cada ser humano.

Sin olvidarse del mundo rural, del significado de su trabajo con el rol central para la economía y la estabilidad del orden social.  Recordando también a la empresa agrícola que tanto espacio ha encontrado en las reflexiones del magisterio social de la Iglesia.

- Monseñor, ha iniciado la 37 sesión de la FAO y entre los participantes está la Santa Sede. ¿Cuál es el significado de ésta presencia?

Monseñor Travaglino: La naturaleza de la participación de la Santa Sede en la FAO y la prioridad de su acción se deben conectar a la vasta presencia de la Sede Apostólica en la actividad diplomática multilateral, en el deseo de afirmar los valores fundamentales de la convivencia humana. El respeto de la dignidad del hombre se realiza también en operarse para que a cada persona le sea garantizado el derecho a la seguridad alimentaria. Y para esto es necesario no solamente una acción técnica pero también una visión abierta a compartir, y aún más a la solidaridad concreta.

- ¿Cuándo inició el trabajo de la Santa Sede en la FAO?

Monseñor Travaglino: Desde 1948 la Santa Sede es un Observador Permanente en la FAO. La relación inició por lo tanto apenas tres años después de la institución de la Organización.

Es importante que se trata de la primera organización intergubernamental del sistema de las Naciones Unidas que tuvo una presencia de la Santa Sede. Además es emblemático que la FAO haya recibido: una vez al papa Pablo VI, el 13 de noviembre de 1970, por los 25 años de la FAO; tres veces al papa Juan Pablo II, el 12 de noviembre de 1979 en ocasión de la 21° Conferencia, y el 5 de diciembre de 1992 en ocasión de la Conferencia Internacional sobre Nutrición y el 13 de noviembre de 1996 en ocasión de la inauguración de la Cumbre Mundial sobre Alimentación.

El actual pontífice Benedicto XVI realizó una visita a la Organización el 14 de noviembre de 2009 en la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria.

- ¿Cuál es la tarea de la Santa Sede en este ente de las Naciones Unidas?

Monseñor Travaglino: La Santa Sede ha siempre trabajado en la FAO para crear ocasiones de reflexión que concurran a decisiones políticas o a concretizar intervenciones técnicas que respondan a las necesidades de quienes no tienen el pan cotidiano.

En concreto significa trabajar para el desarrollo agrícola, adecuar la producción respecto a las necesidades, a la distribución de los alimentos y especialmente con atención hacia el mundo rural con sus necesidades, sus componentes, desde la empresa familiar que encuentra espacio en las reflexiones del magisterio social de la Iglesia.

Por ésto, como para otras metas  auténticas para el servicio de la persona, la Santa Sede ofrece su apoyo moral y una disponibilidad de acción y un efectivo aporte mismo por medio de las estructuras de la Iglesia, que están presentes en modo capilar en las diversas áreas y operan con conocimiento directo de las necesidades reales de las personas.

- En 1996 la FAO había indicado un objetivo: reducir a la mitad el hambre hasta el 2015. ¿Por qué estamos tan lejos de dicho objetivo?

Monseñor Travaglino: Los datos recientes indican que aproximadamente mil millones de personas sufre hambre y la desnutrición, en diversas situaciones y gradualidad. Entretanto tenemos todos conciencia que la falta de seguridad alimentaria no es un evento o una calamidad natural que se escapa al control.

Peor aún, la disponibilidad continua de datos nos muestra que estamos delante a un fenómeno gobernable. Especialmente ahora que episodios recientes nos hicieron descubrir que el hambre tiene un efecto desestabilizador pues se coloca en el más amplio contexto de la pobreza, que es la causa que más condiciona la vida de personas y de enteras comunidades.

Para entender a fondo las causas de dicha situación y del alejarse del objetivo de reducir a la mitad el número de hambrientos hasta el 2015 estamos todos invitados a reflexionar, no solamente la FAO, pero todos los Estados miembros, la sociedad civil y todos nosotros.

Mismo delante a las crisis cíclicas determinadas por factores ambientales o causadas por el hombre, de hecho, sabemos lo importante que es actuar en la causas inmediatas y remotas.

- De acuerdo, ¿pero qué medidas en concreto?

Monseñor Travaglino: Es suficiente recordar que sería necesario actuar para evitar la falta de acceso al mercado de los alimentos que sufren los países en vía de desarrollo, o la dificultad de comercializar productos locales sin ser penalizados por fuertes barreras aduaneras; y más aún rever las tendencias de lo países avanzados a destinar subsidios a la producción y exportación de la agricultura.

El empeño contra el hambre y la malnutrición se choca por lo tanto con cierres injustificados y egoístas, con actitudes casi de indiferencia o con gestos cotidianos que llevan a consumos excesivos y que peor aún destruyen recursos. O a destinar productos agrícolas a usos no alimentarios.

Los esfuerzos de la comunidad internacional van apoyados y favorecidos de manera concreta porque como muestra la crónica cotidiana, afectan a la relación entre los pueblos, el bien común y la cooperación con los países que tienen un déficit alimentario.

El Papa el 16 de noviembre de 2009 dirigiéndose a los jefes de Estado y Gobierno presentes en la FAO para la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria indicó que no basta hablar de cooperación y ayuda, sino que es necesario activar una solidaridad concreta.

- ¿Cuáles serían las estrategias más apropiadas para combatir el hambre en el mundo de hoy?

Monseñor Travaglino: La FAO insiste en este momento sobre la necesidad de dar un nuevo vigor al significado del trabajo agrícola y a su rol central en la economía, la estabilidad y el orden social.

Obrar en esta dirección quiere decir evitar los resultados negativos del progreso, partiendo del abandono del trabajo agrícola que tiene entre sus efectos una disminución de la producción y el agravarse de la miseria de las áreas rurales. Esta creo sea la primera estrategia que debe ser seguida.

Está después la necesidad de un empeño de los gobiernos, instituciones internacionales y organizaciones de la sociedad civil para entender la importancia de un uso sostenible de los recursos naturales, iniciando por la biodiversidad, que es la multiforme riqueza de la Creación, considerada necesaria para el trabajo agrícola, a las técnicas y métodos de producción. Para preservar las diferentes especies vegetales y animales, de hecho no solo hay que evitar la extinción de algunas variedades pero también favorecer la búsqueda destinada a perfeccionar la capacidad de adaptarse a las mutaciones de tipo climático o ambiental en grado de responder a las necesidades alimentarias o a la actividad agrícola en particulares regiones.

La seguridad de los alimentos además requiere garantizar una correcta tutela de la salud humana y de evaluar atentamente los riesgos de eventuales daños derivados de agentes naturales o de contaminación determinada por la actividad humana. La búsqueda de  nuevos métodos y tipología de producción no puede separarse del “acercamiento de precaución” que no limitando ni recursos ni técnicas de elaboración conectada a las biotecnologías, exige una difusión de información y de conocimiento para evitar los riesgos de diverso tipo.

El beato Juan Pablo II, en ocasión del Jubileo del Mundo Agrícola, el 11 de noviembre del 2000 decía: “Hay que recordar un principio en la misma producción agrícola cuando se trata de promoverla con biotecnologías, las que no pueden ser evaluadas en la base de inmediatos intereses económicos. Es necesario someterlas antes a un riguroso control científico para evitar que acaben provocando desastres para la salud del hombre y el futuro de la Tierra”.

- ¿Cuáles son las previsiones o deseos para el futuro de la FAO?

Monseñor Travaglino: Entre los primeros derechos fundamentales se coloca el derecho a la nutrición que no solamente es parte integrante del derecho a al vida propia de cada ser humano, sino que es una condición esencial que no puede ser limitada por consideraciones demográficas según las cuales el aumento de la población provocaría la falta de alimentos. Es inútil afirmar que “ser numerosos significa ser pobres”, es necesario en cambio hacer los esfuerzos necesarios para garantizar una adecuada distribución, reglas compartidas y mecanismos de comercio justo.

Esta perspectiva me parece percibida por la acción de la FAO. Lo muestran sus estrategias para el futuro, los primeros cambios en la estructura determinados por la aplicación de la reforma, y específicamente en la emergencia hambre, el rol asumido por el Comité de Seguridad Alimentaria llamado a dar respuestas en términos de prevención y de políticas, como de asistencia, con la participación de las diversas instituciones gubernativas y no gubernativas que operan para garantizar el derecho a la alimentación, tomando a pecho el futuro de la familia humana.

Estas son las líneas que deberían guiar también el futuro de la Organización para que esté en grado de responder a las expectativas de los Estados miembros y de actuar soluciones en favor de quienes sufren el hambre y la desnutrición

Por H. Sergio Mora

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Espiritualidad


Evangelio del domingo: Hambre de Dios, hambre de hermano
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm,
OVIEDO, jueves 23 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario al Evangelio del domingo del Corpus Christi en muchos países (Juan 6, 51-59), que ha redactado monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo.

* * *

Volvemos a la procesión de la vida, por la que procesiona Dios frecuentando nuestras calles y plazas. Un Dios encarnado que se hace compañía de nuestra soledad, Pan de nuestras hambres y gesto vivo del amor que empieza en Dios, abraza al hermano, para volver a Dios. La fiesta del Corpus Christi pertenece a esa quintaesencia del Cristianismo como lo atestigua la historia de nuestro pueblo creyente, que de tantas formas ha recordado, honrado y agradecido el sacra­mento de la Presencia del Señor entre nosotros: la santísima Eucaristía. Hasta en los pueblos más humildes donde se celebra la procesión del Corpus, se engalanan balco­nes, se esparcen tomillos por las calles, porque el que viene es bendito, santo, Dios.

El evangelio de esta fiesta nos presenta el célebre discurso de Jesús sobre el Pan de Vida que tanto escandalizó a los jefes de Israel, y que dejará un tanto perplejos in­cluso a las personas que empezaban a seguir con creciente entusiasmo. Tanto será el asombro de sus discípulos que tendrá que pre­guntar a los Doce: “¿También vosotros queréis abandonarme?”, a lo que res­ponderá Pedro espléndidamente aquello de “Señor, ¿a quién iremos?”.

Jesús se presenta como el pan bajado del cielo, pero con tal cualidad que a dife­rencia del maná que también bajó del cielo, el que Jesús ofrece no vale para quitar el hambre fugaz y momentánea, sino el hambre más honda: la del corazón. Jesús viene como el Pan definitivo que el Padre envía, para saciar el hambre más profunda y decisiva: el hambre de vivir y de ser feliz. La carne y la san­gre de la que habla Jesús no es una invitación a una extraña antropofagia, sino un modo plástico de indicar que Él no es un fantasma, mas alguien vivo. Y su Persona viva es el Pan que el Padre da. Comer este Pan que sacia todas las hambres significa adherirse a Jesús, entrar en comunión de vida con Él, compartiendo su destino y su afán, ser discípulo, vivir con Él y seguirle.

Pero seguir a Jesús, nutrirse en Él, no significa desatender y abando­nar a los demás. Torpe coartada sería ésa de no amar a los prójimos porque estamos “ocupados” en amar a Dios. Jamás los verdaderos cristianos y nunca los auténticos discípulos que han saciado las hambres de su corazón en el Pan de Jesús, se han de­sentendido de las otras hambres de sus hermanos los hombres. Comulgar a Jesús no es posible sin comulgar también a los hermanos. No son la misma comunión, pero son inseparables. Y esto lo ha entendido muy bien la Iglesia cuando al presen­tarnos hoy la fiesta del Corpus Christi en la cual adoramos a Jesús en la Eucaristía, nos presenta también a los pobres e indigentes, en el día de Cáritas. Difícil es co­mulgar a Jesús, ignorando la comunión con los hombres. Difícil es saciar el hambre de nuestro corazón en su Pan vivo, sin atender el hambre de los hermanos: tantas hambres en tantos hermanos.

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Documentación


Audiencia del Papa a la ROACO
Con motivo de su reunión celebrada en Roma
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa dirigió hoy a los participantes en la Asamblea de la Riunione delle Opere in Aiuto alle Chiese Orientali (ROACO), a quienes recibió hoy en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

* * * * *

Señor cardenal,

Beatitud,

venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio.

Queridos miembros y amigos de la ROACO,

Deseo expresaros a cada uno de vosotros la más cordial bienvenida y devuelvo de buen grado, con el mejor augurio las corteses palabras de saludo que me ha dirigido el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación de las Iglesias Orientales y presidente de la Riunione delle Opere in Aiuto alle Chiese Orientali (Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales, n.d.t.), acompañado por el arzobispo secretario, por el subsecretario y por los colaboradores eclesiásticos y laicos del dicasterio. Dirijo un saludo fraterno al nuevo patriarca maronita, Su Beatitud Bechara Boutros Rai, y extiendo mi pensamiento a los demás prelados, a los representantes de las Agencias Internacionales y de la Universidad de Belén, como también a los benefactores aquí presentes. Doy las gracias a todos por la cooperación generosa con el mandato de caridad universal que el Señor Jesús confía incesantemente al Obispo de Roma como Sucesor del beato Apóstol Pedro.

Ayer celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor. La procesión eucarística, que yo presidí desde la catedral Lateranense hasta la basílica de Santa María la Mayor, constituye siempre un llamamiento a la amada Ciudad de Roma y a toda la comunidad católica de permanecer y caminar por los caminos no fáciles de la historia, entre las grandes pobrezas espirituales y materiales del mundo, para ofrecer la caridad de Cristo y de la Iglesia, que brota del Misterio Pascual, misterio de amor, de don total que engendra la vida. La caridad “nunca terminará” (1Cor 13,8), dice el Apóstol Paolo, y es capaz de cambiar los corazones y el mundo con la fuerza de Dios, sembrando y despertando en todas partes la solidaridad, la comunión y la paz. Son dones confiados a nuestras frágiles manos, pero su desarrollo es seguro, porque el poder de Dios actúa precisamente en la debilidad, si sabemos abrirnos a su acción, si somos verdaderos discípulos que intentan serle fieles (cfr 2Cor 12,10).

[En francés]

Queridos amigos de la ROACO, no olvidéis jamás la dimensión eucarística de vuestro objetivo para manteneros constantemente en el movimiento de la caridad eclesial. Deseo que éste llegue de forma especial a Tierra Santa y también a todo Oriente Medio, para sostener allí la presencia cristiana. Os pido que hagáis todo lo posible, incluso interesando a las Instancias Públicas con las que estáis en contacto a nivel internacional, para que el Oriente, donde nacieron, los pastores y los fieles de Cristo puedan permanecer “no como extranjeros” sino como “conciudadanos” (Ef 2, 19), dando testimonio de Jesús, como los Santos del pasado, hijos también ellos de las Iglesias orientales. Oriente es con todo derecho su patria terrena. Allí precisamente son llamados también hoy a construir el bien de todos, indistintamente, gracias a su fe. Deberán ser reconocidas una igual dignidad y una libertad real a todos aquellos que profesan esta fe, permitiendo así una más fructífera colaboración ecumñenica e interreligiosa.

[En inglés]

Os estoy agradecido por haber reflexionado sobre los cambios que se están produciendo en los países del norte de África y del Cercano Oriente, que mantienen aún al mundo preocupado. Gracias también a la aportación ofrecida en estos días por el cardenal patriarca copto-católico y por el patriarca maronita, como por el representante pontificio en Jerusalén y por el custodio franciscano de Tierra Santa, la Congregación y las agencias podrán darse cuenta de las condiciones concretas en las que viven la Iglesia y las poblaciones en una región de suma importancia para el equilibrio y la paz mundiales. El Papa quiere hacerse cercano, a través vuestro, a cuantos están sufriendo y a cuantos intentan desesperadamente huir de ella incrementando flujos migratorios a veces sin esperanza. Auguro al respecto la necesaria asistencia inmediata, pero sobre todo cualquier mediación posible, para que cesen las violencias y, en el respeto de los derechos de los individuos y de las comunidades, se restablezcan en todas partes la concordia social y la convivencia pacífica. La ferviente oración y la reflexión nos ayudarán, mientras tanto, a leer las perspectivas emergentes en la presente época de fatiga y de lágrimas: que el Señor de la historia las dirija siempre al bien común.

[En alemán]

La Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos celebrada el pasado octubre en el Vaticano y en la que habéis participado algunos de vosotros, ha traído a los hermanos y hermanas de Oriente de modo aún más decidido al corazón de la Iglesia y nos ha preparado para distinguir los signos de novedad del tiempo actual. Pero inmediatamente después de aquella cumbre, la violencia absurda golpeó ferozmente a personas inermes (cfr. Angelus del 1 de noviembre de 2010) en la catedral siro-católica de Bagdad y, en los meses sucesivos, en otros lugares diversos. Este dolor sufrido por Cristo puede ser de ayuda para el crecimiento de la buena semilla y para dar frutos aún más fecundos, si Dios quiere. Confío, por tanto, a la buena voluntad de los miembros de la ROACO cuanto surgió en el Sínodo y también el precioso patrimonio espiritual constituido por el cáliz de la pasión de muchos cristianos como referencia para un servicio inteligente y generoso, que parta desde los últimos y que no excluya a nadie, y que siempre mida su autenticidad en referencia al Misterio Eucarístico.

[En italiano]

Queridos amigos, bajo la guía de sus generosos pastores y también con vuestro apoyo insustituible, las Iglesias orientales católicas sabrán siempre confirmar la comunión con la Sede Apostólica, celosamente custodiada durante los siglos, y dar una contribución original a la nueva evangelización tanto en la madre patria, como en la creciente diáspora. Pongo estos auspicios bajo la protección de la Santísima Madre de Dios y del precursor de Cristo, san Juan Bautista, en la solemnidad litúrgica de su nacimiento. Se acerca también la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo: en ese día daré gracias al Buen Pastor, como ha recordado el cardenal Sandri, en el 60° aniversario de mi Ordenación sacerdotal. Os estoy muy reconocido por la oración y el augurio, del que me habéis hecho grato don. Os pido que compartáis mi súplica al "Dueño de la mies” (Mt 9,38) para que conceda a la Iglesia y al mundo numerosos y ardientes trabajadores del Evangelio. Y como signo de mi afecto, estoy muy contento de impartir a cada uno de vosotros, a cuantos os son queridos y a las comunidades confiadas a vosotros la confortadora Bendición Apostólica.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Homilía del Papa en la procesión del Corpus Christi
Ayer en San Juan de Letrán
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía que el Papa Benedicto XVI pronunció ayer durante la Misa celebrada en San Juan de Letrán, en la solemnidad del Corpus Christi Corpus Domini, antes de la procesión que recorrió la Vía Merulana hasta Santa María la Mayor.

* * * * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

La fiesta del Corpus Domini es inseparable a la del Jueves Santo, de la Misa de Caena Domini, en la que celebramos solemnemente la institución de la Eucaristía. Mientras que en la noche del Jueves Santo se revive el misterio de Cristo que se ofrece a nosotros en el pan partido o en el vino derramado, hoy, en la celebración del Corpus Domini, este misterio se ofrece a la adoración y a la meditación del Pueblo de Dios, y el Santísimo Sacramento es llevado en procesión por las calles de las ciudades y de los pueblos, para manifestar que Cristo resucitado camina en medio de nosotros y nos guía hacia el Reino de los Cielos.

Lo que Jesús nos ha dado en la intimidad del Cenáculo, hoy lo manifestamos abiertamente, porque el amor de Cristo no está reservado a algunos pocos, sino que está destinado a todos. En la Misa en Caena Domini del pasado Jueves Santo destaqué que en la Eucaristía sucede la transformación de los dones de esta tierra -el pan y el vino- con el fin de transformar nuestra vida e inaugurar así la transformación del mundo. Esta tarde quisiera retomar este perspectiva.

Todo parte, se podría decir, del corazón de Cristo, que en la Última Cena, en la vigilia de su pasión, agradeció y alabó a Dios y, de esta manera, con la potencia de su amor, transformó el sentido de la muerte a la que iba a enfrentarse. El hecho de que el Sacramento del altar haya asumido el nombre de “Eucaristía” -“acción de gracias”- expresa exactamente esto: que la transformación de la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, es fruto del don que Cristo ha hecho de sí mismo, don de un Amor más fuerte que la muerte, Amor Divino que lo ha hecho resucitar de entre los muertos. Esta es la razón por la que la Eucaristía es alimento de vida eterna, Pan de la vida. Del corazón de Cristo, desde su “oración eucarística” hasta la vigilia de la pasión, viene este dinamismo que transforma la realidad en sus dimensiones cósmicas, humanas e históricas. Todo procede de Dios, de la omnipotencia de su Amor Uno y Trino, encarnado en Jesús. En este Amor está inmerso el corazón de Cristo; por esto sabe agradecer y alabar a Dios incluso frente a la traición y a la violencia, y en este modo cambia las cosas, las personas y el mundo.

Esta transformación es posible gracias a una comunión más fuerte que la división, la comunión de Dios mismo. La palabra “comunión”, que nosotros usamos para designar la Eucaristía, reasume en sí mismo la dimensión vertical y la horizontal del don de Cristo. Es muy bella y elocuente la expresión “recibir la comunión” referida al hecho de comer el Pan eucarístico. En efecto, cuando realizamos este acto, entramos en comunión con la vida misma de Jesús, en el dinamismo de esta vida que se da a nosotros y por nosotros. Desde Dios, a través de Jesús, hasta llegar a nosotros: una única comunión se transmite en la Santa Eucaristía. Lo hemos escuchado hace poco, en la Segunda Lectura, de las palabras del apóstol Pablo dirigidas a los cristianos de Corinto: “ La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.(1 Cor 10,16-17).

San Agustín nos ayuda a comprender la dinámica de la comunión eucarística cuando hace referencia a una especie de visión que tuvo, en la que Jesús le dice: “Yo soy el alimento de los fuertes. Crece y me tendrás. Tú no me transformarás en ti, como el alimento del cuerpo, sino que será tú el transformado en mí” (Conf. VII, 10, 18). Mientras que el alimento corporal es asimilado por nuestro organismo y contribuye a su sustento, en el caso de la Eucaristía se trata de un Pan diferente: no somos nosotros los que lo asimilamos, sino que nos asimila a sí, así nos convertimos conforme a Jesucristo, miembros de su cuerpo, una sola cosa con Él. Esta fase es decisiva. De hecho, exactamente porque es Cristo el que, en la comunión eucarística, nos transforma a sí, nuestra individualidad , en este encuentro, se abre, liberada de su egocentrismo y inscrita en la Persona de Jesús, que a su vez está inmerso en la comunión trinitaria. Así la eucaristía, mientras que nos une a Cristo, nos abre a los demás, nos hace miembros los unos de los otros: ya no estamos divididos, sino que somo una sola cosa en Él. La comunión eucarística me une a la persona que tengo al lado, y con la que, quizás, ni siquiera tengo una buena relación, y también nos une a los hermanos que están lejos, en todas las partes del mundo. De aquí, de la Eucaristía, deriva, por tanto, el sentido profundo de la presencia social de la Iglesia, como testifican los grandes Santos sociales, que fueron siempre grandes almas eucarísticas. Quien reconoce a Jesús en la Hostia Santa, lo reconoce en el hermano que sufre, que tiene hambre y sed, que es forastero, desnudo, enfermo, encarcelado; y está atento a todas las personas, se compromete, de modo concreto, por todos los que tienen necesidad. Del don del amor de Cristo proviene, por tanto, nuestra especial responsabilidad de cristianos en la construcción de una sociedad solidaria, justa y fraterna. Especialmente en nuestra época, en la que la globalización nos hace, cada vez más, dependientes los unos de los otros, el Cristianismo puede y debe hacer que esta unidad no se construya sin Dios, es decir, si en el Verdadero Amor, lo que daría lugar a la confusión, al individualismo, y la opresión de todos contra todos. El Evangelio mira desde siempre a la unidad de la familia humana, una unidad no impuesta por las alturas, ni por intereses ideológico o económicos, sino a partir del sentido de responsabilidad de los unos hacia los otros, porque nos reconocemos miembros de un mismo cuerpo, del cuerpo de Cristo, porque hemos aprendido y aprendemos constantemente por el Sacramento del Altar que la comunión, el amor es la vía de la verdadera justicia.

Volvemos ahora al acto de Jesús en la Última Cena. ¿Qué sucedió en ese momento? Cuando Él dijo: Este es mi cuerpo que he dado por vosotros, esta es mi sangre derramada por vosotros y por todos los hombres, ¿Qué sucede? Jesús en este gesto anticipa el suceso del Calvario. Él acepta por amor toda la pasión, con su sufrimiento y su violencia, hasta la muerte de cruz; aceptándola de este modo, la transforma en una acto de donación. Esta es la transformación que el mundo necesita, porque lo redime desde el interior, lo abre a las dimensiones del Reino de los cielos.. Pero esta renovación del mundo, Dios quiere realizarla siempre a través de la misma vía seguida por Cristo, este camino, que es Él mismo. No hay nada de mágico en el Cristianismo. No hay atajos, sino que todo pasa a través de la lógica humilde y paciente de la semilla de grano que se parte para dar la vida, la lógica de la fe que mueve las montañas con el suave poder de Dios. Por esto quiere continuar renovando la humanidad, la historia y el cosmos, a través de esta cadena de transformaciones, de la que la Eucaristía es el sacramento. Mediante el pan y el vino consagrados, en los que están realmente presentes su Cuerpo y su Sangre, Cristo nos transforma, asimilándonos a Él: nos implica en su obra de redención, haciéndonos capaces, por la gracia del Espíritu Santo, de vivir según su misma lógica de donación, como semillas de grano unidos a Él y en Él. Así se siembran y van madurando en los surcos de la historia, la unidad y la paz, que son el fin al que tendemos, según el diseño de Dios.

Sin ilusiones, sin utopías ideológicas, nosotros caminamos por los caminos del mundo, llevando dentro de nosotros el Cuerpo del Señor, como la Virgen María en el misterio de la Visitación. Con la humildad de sabernos simples semillas de grano, custodiamos la firme certeza de que el amor de Dios, encarnado en Cristo, es más fuerte que el mal, que la violencia y que la muerte. Sabemos que Dios prepara para todos los hombres, cielos nuevos y tierra nueva, en la que reinan la paz y la justicia, y en la fe entrevemos el mundo nuevo, que es nuestra verdadera patria. También esta tarde, mientras se pone el sol sobre nuestra amada ciudad de Roma, nosotros nos ponemos en camino: con nosotros está Jesús Eucaristía, el Resucitado, que dijo “yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). ¡Gracias, Señor Jesús! Gracias por tu fidelidad, que sostiene nuestra esperanza. Quédate con nosotros, porque se hace de noche. “Buen Pastor, verdadero Pan, ¡Oh Jesús! ¡Piedad de nosotros; aliméntanos, defiéndenos, llévanos a los bienes eternos, en la tierra de los vivos! Amén.

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Verbum Domini + Biblia Conferencia Episcopal (Para profundizar y vivir la Palabra de Dios
Sobre la Verbum Domini dijo Benedicto XVI: Con esta Exhortación, cumplo con agra­do la petición de los Padres de dar a conocer a todo el Pueblo de Dios la riqueza surgida en la reunión vaticana y las indicaciones propuestas, como fruto del trabajo en común».

Sobre la Sagrada Biblia - Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. Persigue, entre otras cosas, la unificacion de los textos en la Liturgia. Realizada por encargo de la CEE y bajo su supervisión. Editada por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC).

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