Católicos
07/07/2011

La otra cara de los que acuden a Cáritas: van a otro barrio para que no les vean los vecinos y preguntan discretamente para beneficiarse de las ayudas

La crisis ha modificado el perfil de las personas que acuden a Cáritas a pedir ayuda. Uno de los obstáculos con los que se han detectado es la vergüenza a que sus vecinos o conocidos conozcan que necesitan alimentos o ropa.


 

Don Sebastián Mora, secretario general de Cáritas España, ha explicado a Religión Confidencial que lo más duro para una persona necesitada es comprender que su situación ha cambiado y le sitúa en un margen de vulnerabilidad real.

En una parte importante de las ocasiones, la vergüenza a depender de la caridad paraliza a la persona y la obliga a buscar ayuda en barrios distintos al suyo, para evitar ser reconocido por vecinos, explica Mora.

Otros, ante el temor a que se conozca su situación, prefieren preguntar discretamente qué haría falta para beneficiarse de ayudas. El boca a boca, en este caso, es el instrumento fundamental para que conozcan organizaciones como Cáritas

Quien acude hoy a Cáritas, alertan desde la organización, sufre el colapso de ver que no puede mantener el nivel de vida que tenía. La "compañía" psicológica y el seguimiento personal es fundamental en estos casos.

Las organizaciones benéficas alertan de la cantidad de personas en situación precaria e incluso en riesgo de exclusión social que aún no han dado el paso de acudir a estas asociaciones. Quién años atrás se sentía alejado del mundo de la beneficencia; se identifica hoy con quienes buscan una salida.

Don Sebastián Mora, secretario general de Cáritas España, explica a religión Confidencial que lo más duro para la persona necesitada es entender que su situación ha cambiado y le sitúa en un margen de vulnerabilidad real. Quien acude hoy a Cáritas sufre el colapso de ver que no puede mantener su nivel de vida. La "compañía" psicológica, y el seguimiento personal es fundamental en estos casos. En muchas ocasiones la vergüenza a depender de la caridad paraliza a la persona y la obliga a buscar ayuda en barrios distintos al suyo, para evitar ser reconocido por vecinos.

El boca a boca es el instrumento fundamental para que estas personas "recién llegadas" a la situación precaria conozcan organizaciones como Cáritas; ya que de forma más visible a la sociedad no acudirían a informarse a los centros.

Las listas de espera para acceder a proyectos de ayuda social católica son abrumadoras; y aún así las cifras oficiales no son suficientes para obtener una idea real de las consecuencias sociales de la crisis.

Los servicios sociales que ofrecen las Administraciones Públicas  son insuficientes, lentos, despersonalizados y llenos de lagunas burocráticas. El tiempo para recibir una respuesta efectiva del servicio público es de casi un mes; dos más para la tramitación de la respuesta y 132 días como media antes del cobro efectivo de una renta mínima; según el VI Informe de Cáritas.

La organización ha recibido en 2010 casi 2 millones de solicitudes de ayuda para el acceso a las necesidades más básicas. En primer lugar alimentación, seguido de vivienda y empleo. Hay una notable reducción en asuntos de extranjería, lo que indica que, cada vez más, son ciudadanos españoles e inmigrantes legales los que acuden a este tipo de servicios.

Alrededor de 300.000 personas que se encontraban en una buena situación económica y social, acudieron en el año 2010 por primera vez a Cáritas, como consecuencia directa del desempleo y la pérdida de ayudas de protección social pública. El 74% de los demandantes son familias; en su mayoría jóvenes (entre 20 y 40 años) y con hijos a su cargo. Acuden un buen número de parados cuya situación de precariedad aumenta debido a la extensión temporal del desempleo. Y mujeres, generalmente con cargas familiares no compartidas.

Cáritas destaca que no sólo acuden a la organización personas en riesgo de grave exclusión social, sino que cada vez un mayor sector de población se hace vulnerable a la precariedad. La principal diferencia con estudios anteriores realizados por Cáritas es la incidencia de la crisis en los sustentadores principales de la familia; lo que provoca un desempleo más estructural y dañino. Las cifras se hacen más significativas teniendo en cuenta el breve espacio de tiempo (apenas dos años) en que la recesión ha afectado al consumo básico de bienes.

La crisis y el abandono de los servicios sociales públicos impulsan a los necesitados a desarrollar nuevas estrategias de subsistencia. Lo más valorado es el apoyo familiar; seguido de las organizaciones sociales y la búsqueda de trabajo en actividades de economía sumergida Y sólo en cuarto lugar encontramos las ayudas del Estado. Cada vez más aumentan las familias monomarentales, las reagrupaciones familiares o la vuelta al hogar paterno.

D. Francisco J. Lorenzo, Coordinador de Estudios de Cáritas España y D. Sebastián Mora Rosado, Secretario General, hacen una llamada a los agentes económicos y sociales a la cooperación y piden la colaboración ciudadana  tanto a nivel económico como de voluntariado. Advierten que Cáritas es un servicio complementario a las administraciones públicas, y nunca suplementario.

El plan que proponen las distintas diócesis es: Aumentar los recursos económicos, que en 2010 llegaron a los 30 millones de euros, desarrollar las acciones formativas para el empleo, y trabajar en nuevas campañas para la sensibilización social y captación de voluntarios y recursos económicos.