La protestante Orden de Orange vuelve a desfilar por zonas católicas

La policía de Irlanda del Norte intentará evitar enfrentamientos entre la comunidad protestante y la católica

 

La Policía norirlandesa montará hoy un fuerte dispositivo de seguridad ante el temor de que se produzcan enfrentamientos entre católicos y protestantes durante las marchas del «12 de Julio». Miles de miembros de la Orden de Orange, como cada año, saldrán a las calles para conmemorar la victoria en 1690 del rey protestante Guillermo III de Orange sobre el católico Jaime II en la batalla del Boyne.

12/07/11 8:41 AM


 

(Efe) Los desfiles atraviesan a menudo zonas nacionalistas. Entre las más controvertidas destaca la marcha que transcurre por el norte de Belfast y que, a su paso por el barrio católico de Ardoyne, concentrará al mayor número de efectivos policiales, después de que el pasado año los enfrentamientos en esta zona de la capital dejaron un balance de 48 agentes de la Policía norirlandesa (PSNI) heridos.

Este pasado fin de semana, otros cinco policías resultaron heridos en zonas protestantes del este del condado de Antrim, al norte de la región, después de que decenas de jóvenes incendiasen varios coches y llegase, incluso, a estrellar un autobús contra un vehículo blindado de la PSNI. Según fuentes policiales, aquellos disturbios comenzaron después de que las autoridades ordenasen retirar una bandera unionista izada en un lugar próximo a una iglesia católica en la localidad de Ballyclare.

La violencia no es inevitable

El “número dos” de la PSNI, Alistair Finlay, efectuó hoy un llamamiento a la calma, al tiempo que recordó que la “violencia no tiene por qué ser inevitable”. “La gente tiene que asumir la responsabilidad para asegurarse de que todo el mundo estará seguro y a salvo durante este tenso periodo. Aquellos con influencia tienen que usarla para mantener sus zonas en calma y las cabezas frías”, afirmó el dirigente policial.

Sus peticiones han encontrado eco entre líderes religiosos, comunitarios y políticos, como el ministro principal norirlandés, el unionista Peter Robinson, y su adjunto en el Gobierno autónomo, el republicano Martin McGuinness.

Robinson reconoció hoy que los “ánimos” pueden estar caldeados, dado el recelo que despierta entre la comunidad nacionalista-católica los desfiles, pero insistió en que la “violencia no es la respuesta”. El dirigente protestante aseguró que se ha “trabajado intensamente” con líderes de las respectivas comunidades en las últimas semanas para “identificar” los posibles focos de disturbios y “calmar” la situación.

McGuinness, por su parte, insistió en que la celebración de una temporada de marchas pacífica revierte “en el interés de toda” la ciudadanía de la región. “El Gobierno está comprometido a crear un futuro mejor para todos. Algunos incidentes recientes no ayudan. Los problemas que afectan a un número reducido de controvertidas marchas tienen que solucionarse”, añadió el dirigente del Sinn Fein, antiguo brazo político del inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA).

Sin incidentes en los últimos años

En los últimos años, la mayoría de los desfiles han transcurrido pacíficamente, incluso cuando han pasado por barrios católicos. Ahora, las rutas que siguen los “orangemen” son pactadas por representantes de ambas comunidades con la Comisión de Desfiles, lo que propicia que el paso de los hombres del traje negro, bastón en mano, bombín a juego y orla naranja al cuello sea vista como una concesión y no como una imposición.

Aún así, un amplio sector nacionalista todavía considera que estas marchas celebran la supremacía de la comunidad protestante-unionista sobre la católica-nacionalista, origen de los más de cuatro siglos de conflicto en Irlanda del Norte.