Su moto fue hallada en un acantilado de Es Soto

Buscan en Ibiza a un cura cántabro desaparecido

Adolfo Linares Sáiz es el párroco de Ampuero

Redacción, 15 de julio de 2011 a las 17:10
 

El párroco de Ampuero, Adolfo Linares Sáiz (Caranceja, 1946), ha desaparecido en Ibiza dejando, como único rastro, la moto que había alquilado aparcada en un acantilado. El pasado 1 de julio viajó solo a la isla pitiusa para pasar unas vacaciones de diez días, pero este domingo, día de su regreso a Cantabria, cuando un amigo fue a buscarle al aeropuerto no se bajó del avión. Lo cuenta I.Bajo y M. Álvarez en el Diario Montañés.

El sacerdote debía incorporarse el lunes a sus labores pastorales y, al ver que no aparecía, la sacristana de la iglesia de Ampuero, Isabel González, que guarda una estrecha relación con el cura, se puso en contacto con un hermano suyo, que interpuso la denuncia por desaparición el pasado miércoles en la Comisaría de la Policía Nacional de Torrelavega. La familia, de momento, ha eludido pronunciarse sobre este extraño suceso, y se remite a los agentes encargados de la investigación.

Tanto el cura de Cerviago (Ampuero), Germán Sánchez, que estos días sustituye a Adolfo Linares en sus funciones eclesiásticas, como Isabel González, se extrañaron mucho por la ausencia de éste, pues aseguran que se trata de un hombre «muy riguroso con la puntualidad» y, además, tenía prevista una cita médica en el hospital de Valdecilla el pasado martes, «y no se las salta jamás».

No se descarta nada

Tras alertar de su desaparición en Torrelavega, y remitir la denuncia a la Policía de Ibiza, la búsqueda comenzó a realizarse en la mañana de ayer, sin que se sepa aún el paradero del párroco. Según el inspector jefe Fernando Gómez, el rastreo comenzó en la zona donde se encontró la moto, aunque se extenderá «por toda la isla». No se descarta nada, ni de momento se maneja ninguna hipótesis sobre la causa de esta desaparición, «nuestra prioridad ahora es encontrarlo», dijo Gómez.

La investigación fecha su desaparición el 9 de julio (sábado), cuando Linares debía haber devuelto una motocicleta que alquiló el día anterior para hacer desplazamientos turísticos por la isla. La moto apareció aparcada correctamente en Es Soto, una famosa zona de acantilados frente a las costas de Formentera, situada detrás de la ciudad amurallada.

Pero, junto a la moto, no había rastro alguno de Linares ni de sus objetos personales. Se da la circunstancia de que esta zona está muy cerca del Palacio Episcopal de Ibiza, al que se puede acceder por una entrada en la muralla, pero desde el Obispado de Ibiza dijeron ayer que ni el cura cántabro había estado por allí y que, en cualquier caso, desconocían la noticia sobre esta desaparición.

Distribuyen su foto por Ibiza

La policía ibicenca ha intensificado el operativo divulgando fotografías del párroco, esperando obtener alguna respuesta o encontrar alguna persona que le haya visto para poder seguir las pistas que lleven a su paradero y permitan hacer un seguimiento del recorrido realizado por el sacerdote en la isla.

La investigación se ha ampliado a Ampuero, donde reside el cura desde que se hizo cargo de las laborales pastorales del municipio hace 18 años. Durante la mañana de ayer, un hermano del desaparecido estuvo en la localidad con miembros del cuerpo de la Guardia Civil y, al parecer, otros hermanos de Adolfo Linares viajaron a Ibiza para seguir de cerca las labores de búsqueda.

Paralelamente a las investigaciones policiales, familiares y amigos del cura han intentado ponerse en contacto con él desde el lunes por vía telefónica, sin que hayan obtenido respuesta al encontrarse el terminal apagado o fuera de cobertura. Sin embargo, ayer por la mañana su teléfono móvil volvió a dar señal, aunque tampoco contestó nadie a las llamadas realizadas por todos los que intentaron contactar con él.

Por el momento, los allegados del párroco han dejado de realizar llamadas a su teléfono personal por orden policial.
El ambiente que se respira en los círculos cercanos a Linares es de pesimismo, por los días que han pasado desde su desaparición, que se sitúa el 9 de julio, y por la escrupulosa puntualidad de la que, dicen, hacía gala el sacerdote. Desde que se dio a conocer la noticia anteayer no han parado de dispararse las suposiciones en torno a la desaparición del cura, sin que se sepa nada.