In-formar

 

¿Es libre un periodismo que viola sistemáticamente garantías constitucionales, interviniendo teléfonos, grabando y divulgando situaciones protegidas por el derecho a la privacidad, engañando al interlocutor respecto de la identidad y propósitos de quien aparenta solicitarle un servicio?

26/07/11 12:35 PM


 

David Cameron leyó bien el efecto más relevante del escándalo “News of the World”: urge redefinir una Ética y Cultura del Periodismo en el Reino Unido.

¿Cuál es la función específica de los medios de comunicación social? La respuesta tradicional es: informar – entretener – comunicar. ¿Cualquier cosa? ¿De cualquier manera? ¿Sin importar la calidad de los contenidos y la licitud, ética y jurídica, de los métodos? Es notoria, por ejemplo, su actual predilección por un periodismo de “investigación y denuncia”. Sienten que su derecho y deber es develar verdades ocultas y reparar injusticias que claman al cielo. Enhorabuena. Una prensa libre es un balón de oxígeno para la sociedad. A condición de que sea libre no sólo del control administrativo del Estado, de grupos económicos e ideologías reduccionistas de la realidad, sino también y especialmente del maquiavelismo ético.

¿Es libre un periodismo que viola sistemáticamente garantías constitucionales, interviniendo teléfonos, grabando y divulgando situaciones protegidas por el derecho a la privacidad, engañando al interlocutor respecto de la identidad y propósitos de quien aparenta solicitarle un servicio? En Chile hay periodistas que se introducen a un confesionario y fingen arrepentimiento de sus pecados, con el perverso objeto de contrastar y publicar lo que ante un mismo caso dijeron los confesores: en sede secular es un delito, y en sede canónica está penado con excomunión automática. ¿Es libre un periodismo que se auto-arroga funciones de investigación y sanción reservadas en exclusiva al Poder Judicial, pero auto-dispensándose de las limitaciones que la ley impone a fiscales y jueces? ¿Es libre un periodismo que planifica y ejecuta fríamente linchamientos mediáticos, exponiendo a sus víctimas –sean culpables o inocentes– a una brutal estigmatización y deshonra pública, no contenida ni pretendida en las sanciones que contempla nuestro sistema punitivo?

Cameron tiene razón: urge redefinir una Ética y Cultura de la Información. Comenzando por lo que ese término significa: formar el interior, darles alma e inteligibilidad a hechos que aparecen confusos, enterar, perfeccionar. Que los medios ejerzan su autorregulación ética. Que los Tribunales resguarden el equilibrio entre la libertad y la honra. Que los padres de familia, educadores y consumidores reclamen lo que tienen que reclamar. Que los avisadores retiren su patrocinio y complicidad a un periodismo espurio. News of the World es también nuestro problema. Necesitamos vitalmente una Ética y Cultura de Medios de In-formación.

 

P. Raúl Hasbún, sacerdote

Este artículo fue publicado originalmente por Revista Humanitas, www.humanitas.cl.