Carlos Lizariturry aporta una escultura a la JMJ

Una cruz de aire para el Papa

'Árbol de la vida' tiene 3 toneladas de peso y 2,70 metros de altura

Redacción, 28 de julio de 2011 a las 10:29

 

Una gran escultura de hierro de casi tres metros de altura y tres toneladas de peso aguarda ya en el madrileño parque del Retiro la llegada del Papa Benedicto XVI, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra del 16 al 21 de agosto. Se trata de 'Árbol de la Vida', una escultura que el artista donostiarra Carlos Lizariturry (1955) ha realizado a lo largo de seis meses por encargo de unos particulares, entre ellos, los Auditores Asociados de Galicia.Lo cuenta A. Moyano en Diario Vasco.

La intención es regalarle la obra a Benedicto XVI, aunque como reconoce el propio artista «todavía no está decidido dónde irá la escultura. La intención de la organización del JMJ es regalársela al Papa, aunque será difícil que se la lleve bajo el brazo», bromea.

Ahora mismo, la escultura permanece en el parque de El Retiro, en donde estará acompañada de los principales pasos de la imaginería española. Lizariturry, cuyo nombre en la escultura aparece vinculado, además de a su propia obra, a la de Chillida, con quien realizó doce obras en granito, asegura que el encargo le cogió de improviso. «Ya llevaba tiempo preparando un proyecto que iba a durar once años sobre el Camino de Santiago. Apenas era un esbozo, pero a partir de ahí, me llegó el encargo, con el que podría tener una cierta relación».

El resultado es 'Árbol de la Vida', una obra, en palabras de su autor,en la que «el hierro hace de contenedor de un vacío que tendría la lectura de una cruz de aire. No es una cruz obvia, pero si alguien hace el ejercicio de quitar mentalmente el contenedor, se encontraría con un positivo de ese contenedor, que sería una cruz de aire».

Lizariturry considera que la pieza trasciende los límites de la propia Jornada Mundial de la Juventud. «Entiendo la JMJ como algo plural, no exclusivo de una parte de la sociedad. Elijo el tema de 'Árbol de la Vida' como un emblema universal que no pertenece exclusivamente ni a católicos, ni a hinduístas, ni a nadie. La cruz no está conectada directamente con la religión, sino con la simbología humana. En todas las culturas, el árbol es un símbolo, lo mismo que la cruz, que no tiene 2.000 años de antigüedad, sino 20.000. Es algo que aglutina a todo el mundo».

El escultor donostiarra pretende que 'Árbol de la Vida' sirva para transmitir diferentes emociones al espectador. Así, indica que quien la contemple «debe tener muchas percepciones diferentes. La obra es tridimensional, hay que rodearla y verla desde todos los ángulos. Además, la escultura no puedes leerla, o solo verla, hay que tocarla. El tacto es importante y te da más sensación de realidad, incluso más que la propia vista».

En cuanto al material elegido, un hierro que Lizariturry ha forjado durante seis meses junto a un ayudante, asegura que «era lo que pedía» esta obra ya que es un metal que se comporta «como la plastilina».